00: Prólogo
A veces muerto es lo mejor.
Una vez muerto, dejarás de sufrir.
O eso es lo que generalmente la gente suele decir para enmascarar su propio dolor.
Sin embargo, nadie nunca piensa en aquellos que quedamos atrás.
Aquellos que seguimos aquí, atados a un sentimiento de vacío y pesar.
Mismo sentimiento que nos mantiene atrapados en un limbo eterno.
En quiénes que, por mucho que lo queramos, no podemos descansar y reunirnos con nuestros seres queridos.
Nuestra historia tiene su origen en una casa algo maltratada por el paso del tiempo pero de apariencia impotente.
En tiempos mejores, fue el hogar de una familia aparentemente perfecta y feliz de clase alta.
La madre y el padre eran personas de negocios realmente buenas en su trabajo.
La hija mayor, y próxima heredera de la empresa familiar, era una diseñadora de moda que empezaba a cosechar sus primeros éxitos y muy hábil tocando el piano.
El hijo del medio, más enérgico y atrevido que su hermana, tenía una banda bastante éxitosa que seguía siendo popular hasta el día de hoy.
Y finalmente, el hijo menor, cuya diferencia de edad con sus hermanos mayores era de cinco años. Más calmado y reservado, y que aún no estaba seguro de lo que haría con su futuro.
Pesé a su estatus social, los padres apoyaban a sus hijos con sinceridad, sin ejercer ningún tipo de presión sobre ellos para ser exitosos, permitiendoles forjar su propio destino.
Todo parecía perfecto, sin embargo, dónde hay felicidad y prosperidad, siempre habrá alguien que querrá destruirla por completo.
La tragedia llegó el día en que el hijo menor llegó a casa temprano desde la escuela. Sus padres y hermanos trabajaban y no regresarían hasta la noche, por lo que tenía la casa para él solo.
Ese pensamiento hizo que mantuviera la guardia baja y, por ende, cometería su primer y último gran error.
Y el sonido de un único y certero disparo directo al cuello fue suficiente para silenciar un grito de horroe que nadie escucho.
La hermana mayor fue la primera en llegar a la casa y, por consecuencia, la primera en encontrarlo.
Los padres fueron los segundos en enterarse, apresurandose a regresar al hogar, rogando que todo fuera una broma de muy mal gusto.
Y el hermano del medio, quién se estaba preparando para otra de sus exitosas giras por el mundo, dejó todo sin pensarlo y se apresuró a ir a casa.
Para cuando todos llegaron al lugar, la policía y los forenses ya estaban en el lugar, lo que les demostró que esto no era ninguna broma.
Pero la realidad les golpeó con mayor fuerza cuando les pidieron reconocer el cuerpo.
Su hijo...
Su hermano...
Su bebé...
Se había ido para siempre.
--- La prematura muerte del jóven Sonic The Hedgehog fue un golpe mortal para su familia... ---. Explicaba una eriza de púas rosadas. --- Cada uno intento lidiar con el dolor lo mejor que pudo pero... Al final todos acabaron siendo consumidos por este... ---. Suspiro.
--- ¿Por eso este lugar lleva tanto tiempo en venta? ---. Preguntó un erizo de púas negras y betas rojizas, quién cargaba a un erizo bebé de púas plateadas.
--- Bueno... Son solo rumores pero, los posteriores inquilinos del lugar dijeron ser testigos de eventos paranormales... Ruidos raros durante la noche, dibujos o mensajes críticos apareciendo en lugares aleatorios, cambios constantes en la temperatura e incluso, hay quienes afirman haberlo visto deambulando por la casa ---. Explicó la eriza rosada. --- Aunque, curiosamente estos eventos eran menos frecuentes cuando habían niños o bebés en la casa ---.
El erizo de púas negras permanecía escéptico ante tales afirmaciones, nunca creyó en lo sobrenatural, para el no eran más que supersticiones o cosas sacadas del imaginario colectivo masivo.
Lo único que quería era un nuevo comienzo para él y su hijo.
--- De todas formas, será algo temporal en lo que nos estabilizamos... ---. Susurro para si mismo, volteando a ver a la eriza rosada. --- Estoy intentando... ---.
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