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Talía

La primera vez que lo cargo entre sus brazos quedó horrorizada, por ese ser que se podría perderse fácilmente entre sus brazos, tan frágil, tan bello, tan puro.

Sintió temor por sus propias emociones, se suponía que no debía sentir nada, después de todo sería su futuro sacrificio para la guerra que se llevaría a cabo, sería su guerrero, su arma, su carta de triunfo.
No podía permitirse congeniar con ese ser, sin remordimientos lo aventó al agua para que muriera antes de que no hubiera salvación, era lo mejor.

El pequeño cuerpo hundiéndose entre las aguas color carmín, un impulso de aventarse a las aguas en busca de la criatura la inundo. Pero no, debía de matarla antes de que no hubiera vuelta atrás, ya tendría otros, podría fabricar cientos este sólo era un error.
Ante todo pronóstico el niño nado, nado en busca de ella soltando un gorgoteo como si la llamara y no pudo, por dios que no pudo evitar acunar al pequeño ser entre sus brazos y proclamar al mundo su nombre.

DAMIÁN.

El tiempo paso más rápido del que le gustaría admitir, su niño crecía fuerte, hermoso, inteligente, digno.

Lo odiaba, odiaba ver en su mirada la luz, la felicidad en su máxima experiencia solo por estar en su presencia. No importará cuánto lo golpeara, cuanto lo forzará a llegar a sus límites, los castigos que le impusiera.
Odiaba que Damián no dejaba de admirarlo con ojos llenos de amar, de esperanza he ilusión, Odiaba que fuera tan pequeño y en esos efímeros abrazos encajara perfectamente entre su pecho, odiaba verse en esos ojos idénticos a los suyos y escuchar de su boca esas dos condenadas sílabas.

MADRE

Lo odiaba, por despertar en ella esos sentimientos tan primitivos así que al cumplir cuatro años decidió deshacerse de él.

Lo abandonó sin nada más que sus manitas desnudas en lo alto de una montaña nevada, aún así ante todo pronóstico volvió a ella. Estirando esos diminutos brazos para ser cargado junto a una sonrisa en esas regordetas mejillas, aun con heridas lo primero que hizo fue buscarla y más preguntas se instalaban en su cabeza.

¿Porque estaba tan feliz de que estuviera vivo?

¿¡No sé suponía que debía morir para acabar ese círculo vicioso¡?

Damián siguió creciendo, siempre llamando su atención para enseñarle las técnicas que aprendía día con día.
Algo que un soldado normal tardaría semanas en aprender, él lo podría dominar en unos días, todo para obtener unas palabras y una caricia en la cabeza.

ACASO NO ENTENDÍA QUE ELLA TENÍA QUE SER SU VERDUGO.

ACASO NO COMPRENDÍA QUE ELLA ES QUIEN MANDABA TODOS ESOS INTENTOS DE ASESINATO HACIA SU PERSONA.

ACASO NO ENTENDÍA QUE ELLA LA CAUSANTE DE TODO SU TORTURA Y DOLOR.

No, Damián si lo entendía, por supuesto que lo comprendía, entonces.

¿Por qué buscaba el amor en donde no podía obtenerlo?

¿Acaso no entendía que no podía amarlo?

Lo qué más odia de Damián era que lo amaba, desde sus primeros latidos, desde su primera sonrisa, desde su primera sílaba dedicada a ella. No todas las madres tienen la oportunidad de ver a su hijo crecer desde un embrión, aún recuerda lo emocionada que se encontró cuando todos sus deditos se formaron, tan pequeños, tan lindo.

Por eso tenía que alejarlo de ella.

Por eso lo dejo con su padre.

Aún recuerda el dolor de su mirada al alejarse, pero era lo mejor, era lo mejor para él.

Los días pasaron y con ello los meses, la ansiedad la volvía loca, las aguas del pozo que se mezclan con su sangre la hacían errática he impredecible, ¡Quería a su hijo de vuelta!
Pero cuando regreso por el la rechazó, Damián nunca lo había rechazado, la ira y la locura la inundaron.

No pensó, solo actuó por la locura y el rencor; y cuando su mente volvió a tomar el control, se dio cuenta de lo que había provocado, su mundo quebró. Su diminuto cuerpo atravesado en el pecho por un monstruo asqueroso e inmundo que decía ser su hijo, sintió asco al escuchar la palabra madre viniendo de esa cosa.
Ese ser mato a su bebé, no ella, esa bestia inmunda mató a su pequeño y todo era culpa de Bruce de Ra's.

Mato de la forma más cruel que pudo a el mostró que le arrebató a su hijo, aun cuando se retorcía seguía llamándola madre, pidiendo perdón, pidiendo ser amado como su hermano, pidiendo aun con sus últimas fuerzas tener un nombre.

Se llevó el pequeño cuerpo de su hijo, no dejaría que nadie pudiera volverlo a tocar, nadie volvería a lastimarlo. Ra's había pensado en pequeño, usando solo las aguas del Lázaro para momentos de suma necesidad, ella ya estaba cansada de ese bucle eterno, encontraría la forma de mantener a Damián así, pequeño, hermoso y perfecto, sería su niño por toda la  eternidad.

Mataría a todos, todos los que la alejaron de la única persona que realmente la amo.
Mataría a Ra's, a sus hermanas, incluso a su amado si llegaba meterse en su camino, tal vez dejaría a la pequeña de mara, su príncipe debía tener una compañero de juegos, solo tenía que borrar y modificar sus recuerdos la convertiría en una guerrera dispuesta a dar su vida por su hijo.

Recargando a Damián en su pecho meciéndolo ligeramente, sus pies descalzos se mojan por las aguas turbias avanzando a paso ligero hasta llegar a un punto donde podía sumergir a su pequeño, peino sus oscuros cabellos y dejó un suave beso en su mejilla.

-Todo va estar bien, lo prometo.
Y si no abres esos preciosos ojos  mataré a todos.
Nadie tiene el derecho de respirar si tú no lo haces- susurro entre sus cabellos una promesa que sin duda cumplirá.

Por fin la soltó provocando que se perdiera entre las aguas verdes del Lázaro, la desesperación al perderlo de vista la inundó, los segundos le provocaron ansiedad y el minuto una eterna soledad. Grito su nombre desgarrando su voz, no podía no funcionar, no podía abandónala una vez más.

Del agua salió una diminuta mano que la tomó con fuerza casi provocando que perdiera el equilibrio.
Una tos y bocanadas de aire llegaron a sus oídos, la otra mano jalo de sus cabellos de tal forma que creyó que se quedaría calva. Damián respiraba, sus ojos se notaba desenfocados y perdidos.

Estrujo su cuerpo con desesperación, quería sentir que su cuerpo recuperará su calor, quería escuchar su respiración y las pulsaciones de su corazón, saber que estaba vivo.

-¿Madre? - dios la satisfacción de escuchar esas dos silabas la hicieron tener el mejor orgasmo de su vida

-Si Damián , mamá está aquí, ya nadie podrá volver alejarte de mí.
Solo seremos tú y yo como siempre debió ser-

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