Oscuridad es lo que ve y el arma baila entre sus manos.

Una bala, un juego, un final.

Adictivo como el solo todo al azar ¿vive o muere? todo reside en la suerte en la que no cree.
Después de todo no pierde nada en jugar una vez más.

Los días pesan cada vez más, junta al insesante parloteo de cosas insignificantes.
Muere un poco cada día más, deseoso del descanso eterno el cual le fue negado hace tiempo atrás.

¿De qué sirve luchar un día más?
¿De qué sirve esforzarse tanto solo para ser rechazado?
¿De qué sirve el dolor de su cuerpo si no recibirá una caricia por lograrlo? ¿De que sirve apreciar el alba sino le provocará nada?
Y aun así cuando por fin logra conseguir algo por lo que tanto se esforzó... La decepción lo inunda por la estupidez que tanto anhelo, por qué todo lo soñado queda más perfecto en la imaginación.

Dios no perdona y el diablo cobra

El enfoque de su vida radica en dos caminos estrictamente planteados. Bien o mal, luz u oscuridad.
Uno siempre intentando imponerse ante el otro, no hay un punto medio. No hay lugar a la duda, solo un camino el que debe tomar.

Un heredero de un imperio, genocida de masas, orgullo de su sangre, conquistador y líder. No hay lugar para la piedad, los sentimientos, la esperanza, el amor.

Hijo del murciélago, hermano de idiotas, héroe de cientos, maldecido por su sangre, error cometido, niño abandonó. Tristeza es lo que obtendrá y el anhelo de ser amado, algo que nunca conocerá.

Toda su vida le enseñaron honrar a su sangre, poner en alto su apellido.
Pero, si honra uno deshonra el otro.

Siempre amenazado con un cuchillo en el cuello, sin posibilidad de escoger realmente que es lo que quiere ser.

Todo se vuelve un bucle infinito de pesar, sabiendo que lo arruinó y solo posponer el regaño, posponer el reclamo y solo posponiendo lo hasta que simplemente no sabe cómo solucionarlo. Simplemente uno decíde vivir con esa carga antes de siquiera pensar en querer arreglarlo. Porque.... ¿Realmente vale la pena repararlo?

Un revólver, una bala, un destino

Juego de locos, liberación de cientos, condena de Miles.

Ho muerte querida rosa tus labios una vez más en una caricia sobre mi piel maltratada, concédeme el alivio eterno o condenarme a las llamas del infierno.

Quiere morir, quiere volver al cálido sueño del que fue arrebatado. Curioso el sentimiento de liberación que provoca la muerte, sin responsabilidad, sin mañana por el cual luchar, sin expectativas a las que llenar, un ser del que no se espera nada, porque nadie espera algo de un cadáver.

Arma en su cien colocada para no fallar, el pulso le tiembla por la adrenalina que recorre su sistema, solo una bala colocada en el barril dejando que la suerte fijé su destino después de todo ¿Qué más da?

No retrocede, no duda, nunca duda.

Un suspiro nace de lo más adentro de su ser, solo jalar el gatillo y todo habrá acabado una vez más y si dios lo odia más de lo que cree, seguirá luchando por ver los colores del amanecer que solo le provocan dolor. Sus ojos pesan por el cansancio.
Mucho parloteo y pocos resultados unas últimas sílabas abandonan sus labios antes de jalar el gatillo y saber su destino.

Desearía nunca haber nacido.