Pesadillas
Jon sabe perfectamente cuando Damián tiene pesadillas, no porque él se los diga, ¡por dios! es más probable que Batman se ponga tutú y regale dulces por las calles.
Su corazón es quién lo delata, el conoce ese ritmo perfectamente pues está tatuado en su mente. Esas pequeñas pulsaciones, sabe cuándo está dormido, su pulso es como un arrulló que lo tranquiliza y lo ayudándolo a dormir por las noches.
Cuando tiene pesadillas su pulso se altera, corre, se altera, suplicando en un susurro ser salvado, uno que nadie puede oír...
Solo el.
Recuerda como si fuera ayer la primera vez que lo noto.
Damián ya no se ponía tan agresivo cuanto estaban junto, cuando entrenaban, comían, estudiaban y eso le encantaba. Ser uno de las pocas personas que podían entrar en esa coraza impenetrable.
Una tarde lo encontró dormido encima de la computadora, noto sus largas pestañas, esa tés bronceada como si fuera besada por el mismo sol, una expresión expresión de paz en su rostro, su pulso tranquilo, solo descansando en completa paz .
Era la primera vez que lo veía dormir, se sentía tan irreal. Se quedó junto a él velando su sueño, encanto por la vista privilegiada que se presentaba ante él.
Rápidamente noto algo raro, su pulso aumento de un momento a otro como un susurro lastimero, una súplica de ayuda.
No sabía qué hacer realmente así que solo toma aire y canta una canción de cuna que su madre le enseño, inseguro acaricia su pelo en un roce casi inexistente y al ver que no despertó toma valor y acaricia los cabellos peinando los de arriba abajo hasta que su corazón volvió a dormir tranquilo .
Algo que se le ha hecho una costumbre que no cambiaría por nada del mundo es velar por el sueño de su amado.
Cuándo su corazón pide ayuda en una súplica solo para el, sin importar la hora o el lugar irá a besar esas mejillas rosas que tanto le encantan, acariciar sus hebras color obsidiana, cantarle canciones de cuna y diciéndole entre sueños lo mucho que lo ama.
Lo que realmente más ama de esos momentos es que Damián a veces susurra su nombre, escapando como una sinfonía de esos carnosos labios que sin duda besa, un roce para no perturbar el poco tiempo que el mayor duerme, a veces puede pasar toda la noche cuidando su sueño, a veces huye antes de que despierte por qué sabe que para Damián es una humillación hacia su persona, pero aun así sabe que el mayor está agradecido por esas pequeñas caricias. Pero sus momentos favoritos es después de hacerle el amor y poder cuidar su sueño sin miramientos apreciando cada fracción de ese mapa que sabe de memoria.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro