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Nana

NOTA: se recomienda escuchar la pieza , es la que escuche mientras escribir el capitulo. Espero que lo disfruten y dejen sus comentarios

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La primera vez que se observó acababa de nacer. Un pequeño que no pesaba más de tres kilos a su parecer, siendo sumergido en una piscina para medir su determinación de vivir. Una mujer se desangraba dentro del agua bañando a la criatura del color carmín, e impregnado su piel de olor a hierro. Su instinto le pedía tomar a la criatura en brazos, pero no podía interferir en esa macabra escena que se presentaba ante ella.
Por suerte el infante fue sacado del agua y acunado en los brazos de su madre, exigiendo un remplazo de la pobre alma que flotaba en el agua.

La segunda vez que lo miro tendría dos o tres años. Un cuchillo descansaba en sus diminutas manos, sus ojos color cual jade, llenos de temor y sangre manchando esas regordetas mejillas.

Una joven se desangraba a sus pies ahogándose con su propia sangre, en una muerte lenta y dolorosa, un corte brusco en la garganta era el causante de la grotesca muerte.
La mujer de antes entro en escena admirando el cuadro que se presentaba ante ella, los ojos del niño brillaron de emoción esperanzados de ver a la mujer, pero lo único que recibió fueron unas manos estrangulando el diminuto cuello.

- ¡Damián! ella aún vive, no te ordene que la quería muerta -
el pequeño no podía responder las manos apretaban cruelmente su tráquea, sin consideración boto al niño al piso tomando el cuchillo en un movimiento rápido, levanto la camisa y corto a lo largo del estómago. El grito desgarrador del diminuto infante lleno la habitación.

- Que esto no se vuelva a repetir nunca, ¿entendiste? - sin esperar respuesta salió de la habitación dejando al pequeño en un cuarto ahora oscuro junto a un cadáver que en poco tiempo empezaría a apestar.

Así los encuentros con el niño de ojos color jade de nombre Damián fueron cada vez más frecuentes, observando cómo esas pequeñas manos se llenaban de sangre, y mirando con horror como ese Infantil cuerpo se llenaba de heridas, cortés, hematomas, contusiones, huesos rotos y diferentes tipos de traumatismos adornaban su piel bronceada. Pero para su desgracia eso no fue lo peor sino mirar como el pequeño dejo de llorar, dejó de suplicar, dejo de pelear y simplemente se rindió ante los maltratos del engendró que llamaba madre.

Siempre quiso tomarlo en brazos acurrucarlo en su regazo, besar todas esas horribles heridas que cada día no hacían más que aumentar. Pero no podía, no lo tenía permitido; solo podía observar como esa pequeña alma cada vez se rompía un poco más.

Por un tiempo dejo de verlo no mucho, a decir verdad. Varios hombres muertos, un cuerpo decapitado. Una escena habitual y su pequeño niño de ojos color cual jade, tiene la cabeza faltante de uno de los hombres  acunada entre sus brazos. Realmente no le importa la escena solo observa con detalle los nuevos cambios que presenta su pequeño. Un traje diferente del que suele usar puede apreciar menos heridas en él y eso la alegra pero sigue sin haber brillo en esos ojos, el niño sigue roto de espíritu y alma.
Con el cráneo se aleja de nuevo, siendo envuelto en la oscuridad de una noche fría y solitaria.
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-Perdóname, padre, pues he pecado -

Son las palabras que salen de si boca  con los dedos índices y medio hundidos en el cráneo de un hombre. Un tercero vestido de murciélago detrás de ellos, lo mira con horror. Observó todo desde su posición privilegiada, su pequeño se desploma sobre los brazos que se supone es su padre; y reza, reza por qué su pequeño encuentre la felicidad con ese hombre. Damián apresar de los golpes que adornaban su cuerpo irónicamente se veía más sano. Su voz era más viva que nunca, una tenue luz adornaba esos cansados ojos y en susurros lastimeros pronunciará disculpas al aire.

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Miraba con horror he impotencia la macabra danza que se formaba ante sus ojos, golpes, patadas, tajadas, flechas y disparos.
Todos teniendo como objetivo un niño de no más de diez años.
Quería llorar, suplicar que se detuvieron, era inocente ¡Ese pequeño ser era inocente! ¿Acaso nadie más lo podía ver ?

La danza sigue ante ella, las flechas son lanzadas y sin piedad atraviesan la piel del pequeño petirrojo que intenta aletear con todas sus fuerzas para vivir un día más. Cada vez se ve más cansado, el diminuto ser recibe de lleno los golpes, el aire ya no llega bien a sus pequeños pulmones, el cuerpo pesa cual plomo y el dolor inunda todo su ser.

- ... Detenlo de una vez... Madre -

La espada atraviesa cruelmente el pecho de Robín, el cuerpo cae al piso y es abandonado en un frío y mugriento suelo. Damián aún se aferra desesperado a la vida, aún con todo el dolor que eso conlleva.

-Deja de luchar, mi pequeño niño de ojos color cual jade , por fin todo el sufrimiento acabo, fuiste el mejor guerrero de todos y tu tiempo de descansar por fin a llegado , así que por favor... deja... de ...luchar - Damián por fin cierra sus preciosos ojos y en un último suspiro se entrega por fin a sus brazos.

Ya nunca nada dolerá.

Las pesadillas nunca te podrán alcanzar

Yo seré tu madre y te acunare al dormir

Los demonios nunca te podrán tocar y los ángeles impacientes por tu llegada están

Así que sueña mi pequeño sueña

Mamá velará ese sueño que ha tejido sólamente para ti.

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