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Mi Ra's

Nota : Este capítulo se me ocurrió al ver justicia joven temporada 3 capítulo 6.
Por si aún no lo ven.

...

La batalla terminó.
El chico de nombre Grayson sube a la nave con los demás abandonando el lugar de la batalla. Intenta recordar, ¿Quién es el chico de traje azul? ¿Por qué sabe su nombre?  ¿Por qué lo siente tan familiar? ¿Por qué quiere acompañarlo al lugar a donde va?

-Por fin recuperas la memoria, excelente - la vos de Ra's fuerte e imponente como siempre resuena. 

Todos en cuestión de segundos vuelven a sus lugares designados, pero sus ojos viajan fugazmente al pequeño bulto en los brazos de lady Talía. Un bebé regordete y pequeño a lo que puede apreciar, soltado ligeros gorgoteos en nuestra de su dulce soñar.
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Semanas o tal vez meses pasaron desde el altercado , realmente no sabía a ciencia cierta que había pasado. Su cabeza estaba echa un caos, a veces podía recordar momentos con una lividez impresionante y en otras ocasiones desconocía hasta su propio nombre.

-Jasón - una voz lo hizo salir de los delirios de su mente. Lady Talía junto a Ra's estaban ante él, automáticamente se postro de arrodilló indicando su respeto y suministro ante ellos.
- Desde el día de hoy se te dará el honor de ser el protector y guardián personal de la futura cabeza del demonio. Si algo llega a pasarle se te dará casa y muerte automáticamente- Talía le presento al pequeño ser que lo observo con unos ojos color azul cielo tan puros y hermosos, una mata de pelo oscuro como la noche sin luna y su piel bronceada que combina perfectamente con el bello atardecer.

Sin previo aviso se le tendió al niño en brazos, Talía y Ra's lo abandonaron a su suerte con el diminuto ser. Nunca había cargado un niño, o bueno, no recordaba haber tenido siquiera un niño cerca de él. Por suerte el pequeño solo se dedicaba a observarlo, sus pequeñas manitas jalando la máscara con insistencia decidido a arrebatarla de su rostro, mientras la bolita de carne estaba entretenida en su mortal tarea busco un lugar donde descansar con el niño en brazos. La ventaja de vivir en Murjeno eran los extensos jardines llenos de frondosos árboles que proporcionaban una exquisita sombra.

Después de un rato y mucha persistencia de parte del menor por fin la máscara cedió. Sus ojos chocaron y por unos minutos que le resultaron eternos, su mirada aun siendo un bebé era pesada como si descifrara todos y cada uno de sus secretos incluso los que él ni siquiera sabía que tenía.

De un momento a otro un olor desagradable llegó a sus nariz, una sonrisa divertida iluminó el pequeño rostro.
Oh el bastardo lo tenía que estar jodiendo
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Ibn al xu'fasch como lo nombró su abuelo o Damián cómo le puso su madre, en lo personal prefería el segundo nombre el primero le recordaba al altercado de las torres gemelas.

Aunque al principio hubiera aborrecido ser la niñera del pequeño parásito de Talía es estos momentos no podía dejar de ver con amor al pequeño ángel ante él.
Sus piernas regordetas daban pequeños pasitos hacia su persona y no podía creerlo, ese ser tan pequeño estaba dando sus primeros pasos dedicados a él y solo él. Sus ojos que ahora eran de un color verde aqua llenos de alegría y la sonrisa de un bebé en sus mejillas regordetas.
Quería quedarse así, con el pequeño ser entre sus brazos, protegerlo de los intentos de asesinato tan insistentes a un ser inocente que su único pecado fue nacer en el seno de los Al'ghul.

El tiempo pasó, las misiones multiplicaron, gritos de agonía taladraban sus oídos, sollozos de bastardos que pedían piedad por sus miserables vidas, peleas constantes entre otros soldados de la liga. Su cuerpo no sufrió cambios tan notorios como los de su mente. Rostros, figuras, sombras, risas, gritos, callejones, peleas, un hombre vestido de murciélago. Recuerdos difusos inundaban su mente rostros que reconocía a la perfección, pero nombres que no sabía a quién diablos pertenecían.

Un grito agudo lo saco de sus pensamientos, ¿¡Donde estaba Damián!?

En movimientos rápidos se dirigió al lugar donde provenían los gritos y para su desagrado la causante del dolor no era a alguien a quien pudiera matar y torturas por atreverse a tocar al ángel caído en este infierno.

-LEVANTATE Y PELEA, NO DEJES DE LUCHAR HASTA ESTAR MUERTO - era la perra de Talía

Damián intentó volver a ponerse de pie pero el hueso que sobresalía de su pierna izquierda lo hace caer de bruces al suelo, las lágrimas de dolor y rabias no le dejaban ver el arma frente a él. Talía en un movimiento certero y cruel lo noqueó, sin siquiera voltear a ver a su propio hijo salió de la habitación. 

-Cura sus heridas y encierra lo en las mazmorras, sin alimento o bebida por una semana. Que entienda que en este lugar no se le tiene permitido fallar - solo asintió. Hasta cree que llevara al pie de la letra esa orden.

Con cuidado lo tomo en brazos, acunándolo contra su pecho dirigiéndose a paso lento a su cuarto. No lo llevaría a la enfermería, solo él podía curar las heridas de ese hermoso ángel caído.

Aun inconsciente lavo su cuerpo, desinfecto, suturo y vendó todas las heridas de ese diminuto ser.
Sin poder hacer mucho acomodo el hueso lo que provocó que Damián gritara y se retorciera de dolor, con sus diminutas manos aferrándose con desesperación a las sábanas y mordiendo un trozo de su camisa en un intento de no gritar, cuando terminó lo alimento con la cena de un pobre desgraciado que esa noche pasaría hambre. Era momento de dirigiéndose a las mazmorras, Damián no pronunció palabras durante todo el recorrido estaba entretenido jalando, peinando y revolviendo sus cabellos.

Las mazmorras son oscuras, frías y tienen un olor de lo lindo, como un orinal que nunca se ha limpiado. Si recostaba a su ángel en ese lugar lo más seguro es que sus heridas se infectarían. Con cuidado se sentó en la celda recargándose en la pared, movimiento lentos para no provocar más dolor en el cuerpo ajeno lo acomodo en su pecho y piernas.

-Jasón- su nombre pronunciado en un tono infantil pero cansado le hacía doler - Cuéntame más del mundo lejos de las paredes-

-Como desees enano - le contó de la gárgola que era su mejor amigo, de él viento de la noche golpeando su rostro al balancearse a gran velocidad, el tacto de una cara contra su puño y la figura de un murciélago iluminación los cielos tan importante tan hermosa, pero aun sin saber porque la repudiaba.
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El tiempo se escapa como arena entre sus dedos. Los recuerdos vuelven a él, la cueva, su vida en Gotham , los traidores y la maldita risa desquiciada del Joker , el dolor tan palpable de la ganzúa arremetiendo contra su cuerpo una y otra vez .

Que duele más A o B, Derecho, o RE...VEZ.

-He terminado la misión, Llévame a mis aposentos ahora - Damián le extendía sus brazos una orden muda por ser alzado en brazos. Su pequeño cada vez se volvía más bello, como un hermoso y divino ser. Era el ángel de lucifer " Príncipe de los demonios"

El único ser que podía borrar los pensamientos psicópatas de su mente echa mierda como los cadáveres cercenados en el piso. Ignorando la sangre que fácilmente podía cubrir el 70 % del cuerpo del infante, lo tomo en brazos como era costumbre y a paso calmado lo llevo al lugar ordenado, tendría que darle un baño y si tenía suerte encontraría algo para darle de comer.

-Jasón, vuélveme a contar sobre el hombre con fetiches de murciélagos, al anciano amable y el niño estúpido-

-¿Porque quieres saber de ellos? Ya te he dicho todo lo que recuerdo - el silencio duro mientras retiraba las ropas ensangrentadas y preparaba la tina para quitar el sudor, sangre y cualquier mierda que tuviera encima

-No, los extrañas...
¿No quisieras volver con ellos?- aunque no quisiera admitirlo; claro que los extrañaba. Extrañaba las comidas calientes de Alfred, las estúpidas peleas con Dick, Incluso los reclamos absurdos del bastardo de Bruce. Pero ellos siguieron con su vida ya tenían un remplazo para él, mejor dicho toda una maldita organización. Y así como ellos siguieron sin él, el seguiría sin ellos.

-No, no los extraño.
Porque te tengo a ti -

Damián Al'gul, un ser precioso y puro así como maldito por su sangre. Un ángel que nació en el infierno que aún con todo conservaba ese brillo de pureza. Un ángel caído, el ángel de lucifer y por asombroso que pareciera él no era el único bastardo que amaba a ese niño.
Damián era especial, mostrando dotes no solo en el campo de batalla sino para el arte en general, a sus cortos 5 años podía crear obras preciosas. Van Gogh y su puñetera noche estrellada eran garabatos comparado a las hermosas obras, escenarios, rostros que plasmaba en cuadros con carbón, acuarela, óleo, pasteles, lápiz etc...

Ni que decir de su voz, un melodioso canto, el coro de Dios debía de sentir envidia del ángel que cantaba para apaciguar a los demonios y que día con día perdía más plumas de las que debería. Su bello canto solo podía ser escuchado en el ocaso para despedir a todos los soldados caídos ese día y como consuelo para los que aun vivían.

Con el tiempo una nueva misión se le fue impuesta y en el peor lugar posible, Gotham.
Hacer de payaso para que Talía y Ra's hicieran de las suyas.

-Tengo que irme -

-Jasón, volverás a mí, eres mi guardián. Me perteneces, así que volverás a mí o yo mismo iré por ti -
Esos ojos color jade idénticos al pozo de Lázaro al que fue sumergido, aún recuerda cuando el bastado era solo una bolita de carne, tenía unos ojos azules preciosos lástima que a los niños al crecer suelen cambiar su calor de ojos obteniendo ese mismo tono del agua que lo condenó.

-Entendido y anotado enano. Sobrevive mientras no estoy -

-"tt. y tú no vulvas a morir o yo mismo me aseguraré de arrojar te al pozo.
Ten por seguro que te sumergiré durante un minuto entero antes de dejar tomar tu primera bocanada de aire -

Un beso en la frente como despedida, mochila en mano, máscara puesta. Volvería al lugar que lo vio morir teniendo como objetivo volver al lugar donde lo condenaron. Cadenas invisibles le unían a ese horrible lugar y su carcelero era un niño que no le llegaba ni a los huevos
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Era un estúpido, un completo estúpido. Como no lo vio antes, por dios eran como dos malditas gotas de agua. Bruce el puñetero Wayne era el padre de Damián, el bastardo de Batman era padre del ángel de los asesinos.

Batman no se merecía tener ni siquiera un pez dorado y mucho menos un niño, él lo recuerda a la perfección siempre tiene pretexto para todo. Es el tipo de persona que piensas que te ama, tapas los agujeros emocionales con migajas de caricias y te dices a ti mismo que si tal vez golpeado a todos los villanos que puedas y resuelves todos los crímenes ganarás el derecho de ser su hijo, solo que nunca lo serás, solo te convertirás en un peón más en su guerra.

Él no lo permitiría, Damián era suyo y solo suyo.
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-Jasón, te libero de toda atadura. Tu deuda con los Al'ghul quedan saldadas, eres libre de volver con tu familia o lo que quieras, realmente no me importa -

¿¡Qué mierda estaba diciendo el engendro!?, ser libre, ¿pero, libre de qué?, no tenía a dónde regresar y sinceramente no quería irse, no solo.

-¿¡Qué mierda estás hablando mocoso!? -

-"TT " lo que escuchaste, dije eres libre puedes irte a la mierda o lo que sea -

-Tu no me ordenas engendro de mierda, me quedaré a tu lado te guste o no-

-Entonces has el juramento, conviérteme en tu Ra's. Solo podrás vivir para mí, pensar en mí y morir por mí. Me pertenecerás en cuerpo y alma Jasón Todd - estaba de coña, el maldito engendro lo estaba jodiendo.

-y al cumplir la mayoría de edad me despojaras como tu consorte -

- No sé si sepas pero soy mayor que tú por unos 14 años -

Sus palabras fueron cortadas abruptamente y de un momento a otro se encontró contra el piso. El tierno y caliente cuerpo de su ángel sobre su pecho podía apreciar a la perfección como su torso subía y bajaba al respirar, sus manos agarrando con fuerza sus cabellos y sus bocas tan cerca que sus alientos se mezclan al hablar.

- ¿y quién dice que ahora Habibi? Tenemos toda una vida para complacer tus bajos instintos y mis mayores demandas.

Soy el próximo Ra's, Jasón. 14 años se verán opacados por los cientos que vivirás a mi lado -

Ahora lo veía el maldito engendro dejo de ser el ángel caído en las llamas del infierno mismo, dejo de ser el ángel de lucifer príncipe de los demonios. No, se había convirtió en el mismísimo lucifer.

Que como decían las divinas escrituras, lucifer era tan bello hasta donde es posible que una criatura lo sea. Puesto que estaba lleno de sabiduría, era tan sabio como una criatura de Dios lo podía ser. De todos los ángeles del cielo, Lucifer era el más sabio, el más hermoso y el más poderoso.

Y quién era el, un simple mortal, para decirle no a tan bello ser.

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