-Damián irás con tu padre -

Nunca expresara el terror que sentía al escuchar esas palabras abandonar tus gruesos labios color carmín.

Yo no quería irme madre, quería seguir juntó a ti, ¡Quería quedarme contigo!

Me miraste con esos ojos profundos, brillantes pero a la vez tan turbios. Iguales a los del pozo de Lázaro, dejaste una caricia en mi mejilla como único consuelo, y sin dudar moviste tus labios asegurando mi condena

- Es una orden -

No pude argumentar nada, solo baje la cabeza y llevando a cabo tu orden sin rechistar

Aunque por dentro temblará de miedo y gritara de frustración. Madre no quiero ir con ese hombre, no lo conozco, nunca he visto su cara o escuchado su voz, ¿Cómo quieres que vaya a un terreno desconocido?, donde no tendré a una escolta, ningún ninja en la sombras o siguiera una arma digna con la cual defenderme , ¡Me estás entregando como cordero al matadero! .

Pero no pude llevarte la contraria seré tu fiel siervo, si tú deseo es que yo vaya con mi padre lo aré, si quieres que mate lo cumpliré, si quieres que muera así se hará.

Por qué madre para mí tú eres lo único que conozco, aunque me causa daño sé que yo lo provoque, si me insultas es por qué tienes razón, madre...
yo te amo y no sé qué hice para que me abandones con un hombre que ni siquiera conozco su nombre.

Sé que no debo de tener miedo fui entrenado para esto , para no dudar y no sentir temor alguno pero antes me reconfortaba que cuando llegaba de una misión siempre me recibías , me acariciabas el cabello en una caricia efímera y tus gruesos labios me brindaban un dulce consuelo.

-Buen trabajo-

Para mí es y será siempre la mejor recompensa, aún si tengo que manchar mis manos de sangre, romper mis huesos, desgarrar mi voz, perder algunos de mis dientes de leche. Valía la pena si podía obtener esa caricia en mi cabeza junto a esas palabras que brindaban un cálido calor en mi pecho.

Por eso madre no entiendo que hice mal, en qué te falle para que te deshagas de mi; como muchos de tus juguetes, sé que Slade no es gran amenaza yo mismo le arrebate uno de sus  ojos entonces... ¿Porque?

¿Por qué me abandonas?

¿Acaso te decepcioné?

¿Falle en alguna misión?

¿Ya no te soy de utilidad?

¿Acaso me rompí como la mayoría de tus juguetes?

Madre no entiendo tu plan pero lo llevaré acabo sin dudar, por qué si eso logra hacerte feliz yo con mucho gusto seré tu fiel sacrificio.

Por eso ahora oculto tras esta cortina, viendo al hombre vestido de murciélago, aceptando tú decisión, con miedo carcomiendo la piel, los sonidos taladrando mis oídos, mi boca seca por la ansiedad  y la mirada fija en mi verdugo.

El telón de habré ante mí, la hora de actuar a llegado.

Fingiendo soberbia, altanería y tranquilidad en mi andar, con la boca seca fuerzo a mi voz a salir. Resignado a mi final.

-No te emociones tanto padre, creí que serías más alto -