Inocencia
Nota importante: chicos, como sabrán algunos mi teléfono valió madres, y ahí es donde escribía las historias. Por esta y otra razón las historias tardarán un poco ya que ahora no tengo donde escribir . La segunda razón es que tengo que estudiar para el examen de la universidad y a menos de que alguien me meta de palanca, pues tengo que estudiar. Así que sean pacientes, después de todo no voy a abandonar las historias.
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Su corazón se oprime dolorosa mente en su pecho, lo arruinó, lo echo todo a perder, sus manos estaban manchadas de carmín una vez más, la sangre tan espesa recorre el piso creando un espejo donde observa su reflejo. Lo mato, pero él no quería matarlo. No quería.
- Bien hecho hijo mío- esa voz, esas palabras. Sus piernas le tiemblan y su corazón galopa. Observa el final del callejón donde puede apreciar aquellos ojos que son protagonistas de sus pesadillas, tiene miedo, su respiración se acelera y su instinto le pide a gritos huir antes de ser atrapado. Un ruido fuerte lo hace reaccionar y corre, huye de aquella figura que se forma en la oscuridad. No quiere ser atrapa, será castigado, insultado y humillado. Tiene miedo de mirar hacia atrás y encontrar aquellas ropas verdes con bordados de oro, sube por cornisas y recorre callejones, muchas veces derrapo y en otras estuvo a punto de caer al vacío, pero aun así en ningún momento se detuvo. Su respiración se vuelve cada vez más pesada, el aire frío cala cruelmente sus pulmones se siente desfallecer. Escucha su nombre a lo lejos y aumenta la velocidad. Tiene miedo.
-¡DAMIAN!-
Una mano lo sostiene con firmeza de los hombros y el pánico lo aborda. Las lágrimas son derramadas en clara muestra de desesperación. Sus ojos viajan a los contrarios esperando encontrar aquellas gemas jade idénticos a los suyos, pero lo que encuentra es su lugar son unos zafiros puros que lo miran con preocupación.
Observa a su alrededor desconcertado, encontrando una carretera en medio de la nada
¿cuánto tiempo llevaba corriendo?
-Dami... mírame ¿Qué tienes?- intenta hablar pero su voz no sale, su boca está complemente seca y sus labios se encuentran partidos. Cuando intenta volver a comunicarse sus piernas seden ante el cansancio, Jonathan reacciona y lo sostiene antes de que su cuerpo colapse contra el pavimento.
Observa con preocupación a Damián entre sus brazos, se notaba exhausto y su piel fría por la hora que se encuentran. Toma entre sus brazos aquel cuerpo más pequeño, y emprende el vuelo a su casa, en aquel departamento de metrópolis, preocupado por la condición de su pequeño novio.
Cuando por fin llega a su hogar deja a Damián en el sillón para correr a la alacena en busca de aquellos sueros que su mamá suele comprar. Escoge el de sabor a moras que sabe que le gusta. Espera con paciencia a que Damián tome aquel líquido, mientras él vuelve a recordar cómo había encontrado a su novio.
Estaba lavando sus dientes para irse a dormir cuando decidió revisar las pulsaciones del mayor, una costumbre que no sabe a ciencia cierta cuando la había adquirido. Se concentró un poco para encontrar aquel ritmo cuando noto algo extraño, el corazón de Damián latía demasiado rápido, por un momento pensó que tal vez sería algo normal después de todo sabía que Dami tendría patrullaje esa noche. Intento averiguar un poco más notando como su respiración era igual de errática, eso ya no entraba en sus estándares de "normal". Damián nunca dejaba que su respiración se alterará, después él siempre repetía que fue entrenado y por eso sabía mantener su cuerpo bajo control. Entonces el miedo le inundó ¿Y si le había pasado algo? ¿Y si estaba en peligro? ¿Y si estaba al borde de la muerte?
Sin importar si estaba en su piyama de los Pawer Ranger voló lo más rápido que pudo al encuentro de Damián, solo para encontrarlo a casi 5 kilómetros de Gotham. Intento llamar su atención pero lo único que logro fue que Damián aumentará la velocidad y eso lo preocupo ¿Damián había corrido todo aquel tramo?
-Jon ¿puedo tomar una ducha?-
-¿He?- la voz de su Dami lo hizo volver a la realidad
- Estoy lleno de sudor -
- Oh, claro - Damián intento ponerse de pie pero sus piernas no respondían por el agotamiento. Su compañero soltó maldiciones en aquella lengua que él no entendía, con cuidado y sin pedir permiso lo tomo en brazos para poder llevarlo al baño. Obtuvo con diversión y alegría como las mejillas de Damián obtenían un tono carmín de lo más bonito. Sin dudar un segundo depósito un sonoro beso en el cachete logrando que aquel tono solo aumentara.
Con cuidado ayudo a Damián a ducharse, después de todo no era la primera vez que se bañaban juntos ya que ambos disfrutaban de tomar baños largos en aquella bañera que parecía piscina, donde pasaban horas jugando con las burbujas o algunas pistolas de agua que el llevaba.
Termino de cambiarlo con aquella pijama que se había vuelto de la propiedad del árabe , cuando acabo por fin pudo acomodar a Dami en su cama, tomó las cobijas cubriéndolos a ambos, y en aquella comodidad, seguros en su pequeño refugio contra los monstruos se animó a preguntar.
-¿Damián que pasó?-
-Nada-
-Dami, Mamá dice que las parejas nunca deben guardarse secretos-
-Somos novios desde hace una semana. No molestes-
-Mi mamá dice que-
- ¡Pues la mía dice que las parejas y el amor solo traen dolores y decepción! ¡Que todo es un teatro asqueroso de palabras bonitas, un día todo se irá a la mierda y todas las promesas que un día se hicieron resultaran en cruel mentira! - la voz de Damián cada vez más se deformaba, expulsando toda aquella desesperación que guardaba dentro.
-Jon, lo siento...yo-
-Shhh está bien Dami. Yo jamás podría odiarte, aún si te comieras todos mis fideos, ten pos seguro que jamás podría odiarte- acarició suavemente la espalda de su novio que saltaba ligeramente por los espasmos del llanto
-Jon ¿Porque me pediste ser tu novio?-
-¡Porqué te amo Damián!-
-¿Cómo sabes que me amas?-
- Simple Dami. Cuando te veo me siento feliz como si observara el más bello de los atardeceres. Si estoy a tu lado los monstruos dejan de dar miedo. Me gusta pasar la tardes a tu lado aún si te enojas, me gritas, o me pegas con gusto iría todos los días.
Si rompieras algo me echaría la culpa sin dudarlo para que no te castigaran. Compartiría contigo la tarta especial de mi abuela y si fuera el último pedazo con gusto te lo daría.
Por eso sé que te amo Damián, porque aún con tus defectos, tu carácter, y todo lo demás me haces la persona más feliz del mundo.
Y sé que tú también me amas Dami porque cuando tenías miedo, corriste buscándome a mí-
Las mejillas de su novio se iluminaron una vez más. Sintió la manos de Damián aferrarse a su pijama mientras su cabeza se escondía en su pecho, escuchó el primer hipido seguido de los sollozos de su amado, Damián empezó a hablar sobre aquel miedo hacia su madre y todas las cosas crueles que ella lo obligaba a hacer, junto a aquel temor de convertirse en un monstruo.
Dejo que siguiera hablando, dejo que dejara salir todos sus miedos. Acaricio sus cabellos que olían a fresar, por su champú de no más lágrimas que él utilizaba, mientras se dedicaba a besas aquellas mejillas que tanto amaba, mientras repetir una y otra vez que todo estaría bien. Cuando se dio cuenta Damián había caído dormido por el cansancio del llanto y la carrera que había emprendido.
Con cuidado y sin moverse demasiado tomó su celular de su mesita de noche mandándole un mensaje a Alfred para infórmale que Dami estaba con él.
Volvió acurrucarse asegurándose de tapar bien a su amado, dispuesto a descansar a su lado, prometiendo a si mismo que aria pagar a la perra que tenía por madre su adoración. Por culpa de esa maldita mujer su pequeño tenía miedo al amor y al cariño.
Damián era como un niño pequeño, temeroso en ese aspecto, su amado nunca había conocido el tacto de una caricia, el susurro del consuelo y la protección de un abrazo. Damián era un niño hermoso, un ser puro y sincero. No sabía distinguir cosas tan sencillas como un beso por cortesía a uno de cariño y amor, cuando le quería regalar abrazos su pequeño cuerpo solía templar o tensarse. Fue tan difícil hacer que Damián notara sus intenciones pero por fin lo tenía a su lado. Era difícil desear devorar aquellos bellos labios, anhelar mimarlo en caricias calmadas, hacerle saber que lo amaba y veneraba. Pero por ahora solo podía besar esa mejillas que tanto adoraba, estaba dispuesto a esperar, ser paciente y amarlo como dios manda, porque lo que Damián no sabe es que los kriptonianos suelen madurar con mayor rapidez, escogen una pareja para toda su vida y él ya lo había escogido.
Por eso todo aquel que osaran tocar a su pequeño amor merecían sufrir de la forma más cruel posible. Quería la cabeza de la perra qué tenía por madre su amado, deseaba ver a él estúpido de Batman vomitar sangre, al infeliz de Jasón perdido en alguna dimensión sin posibilidad de volver, anhelaba arrancarle la lengua de Tim por todas sus palabras crueles que le decía a su amado, y quería por encima de todo ver a Dick con dos agujeros donde deberían estar sus córneas, porque nadie más que él tenía el derecho de besar a su amor.
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