Estaba sentada la muerte
en lo alto de aquel ventanal,
observando a un niño escondido
entre las ramas de un matorral.

Ho pobre niño de jade
su hora a de llegar,
pues los adultos malvados
a nada lo están de encontrar.

-Dami perdiste la apuesta
pues está yo he de ganar -
se ríe y goza la flaca
ante la alma que ganará.

-No rías aún mi querida,
mis cartas he de jugar
si yo me muero me los llevo,
todos juntos al más allá-

Un juego de tira y afloja,
es lo que la muerte a creado.
Junto al chaneque chiflado que en su hermano se ha transformado.

La pelea da rienda suelta,
el espectáculo ha comenzado,
los gritos y llantos resuenan
junto a las almas de los desgraciados.

La flaca ríe y sonríe
gritándole a los desalmados.
-Chiquito pero picoso
la cola nunca le han de jalar,
pues este pequeño bastardo
muerde sin avisar -

La pelea se ha acabado,
el demonio salió vendedor.
Pero ella se lleva el dulcero
almas multicolor.

-Otra vez me ganaste
pero un día te he de llevar
aunque sea lo último que haga
tu alma me pertenecerá -

-Sigue intentando huesuda,
sigue deseando mi amor,
hoy no es el día proclamado,
hoy jugaré sin temor -

El pequeño niño de jade,
el pequeño abandonado.
La muerte lo cuida y lo mima
en su madre se ha transformado

Hoy no se lleva a su niño
quiere que encuentre un amor,
quiere que ría y sonría,
quiere que juegue sin temor.

La muerte se encuentra contenta,
la muerte se encuentra coqueta.
El niño de ojos de jade
frágil como el cristal,
triste como el futuro,
que el mañana nos traerá.

Ho niño que triste el destino,
ho niño que bello el olvido,
busca corre y recorre
un hogar en el que amar,
un amor al cual venerar,
un sueño por el cual vivir.

Busca terminar este bucle
en el que solo ahí dolor,
intenta encontrar la salida
intenta buscar el perdón.

Dami se pierde a lo lejos
y la flaca extiende su encuentro.
Por el mañana que los aguarda,
Por el dolor que vivirán,
Que sueñe, vive y ría.
Hasta que ya no pueda más.