Bruce
Este capitulo esta dedicado a kayla-Yuumiera. Que aunque publico por error las historias que es algo común en mi. Esta al pendiente si es es error de la plataforma o mío (hasta ahora todos han sido míos :,v ) Gracias por tu apoyo.
El sonido de los pasos en la cocina al moverse al compás de la canción que suena en la radio, la luz del sol apenas puede filtrarse a través de las tablas de madera que le impiden ver el exterior.
Sin saber realmente donde está, sin saber que tan lejos está de Gotham, sin conocer que será de él.
La televisión encendida haciendo ruido de fondo, pasando caricaturas sosas que no le interesan, no les encuentra chiste, no comprende la gracia. Intenta concentrarse en el libro que se encuentra entre sus manos, intenta ignorar la voz que tararea al son de la música, intenta ignorar el calor en su vientre.
- Bruce - La tersa voz, amable y calmada le llama.
- ¿No quieres ayudar a mamá a limpiar el glaseado de las cucharas?- Se queda en silencio, intentando ignorar la voz y la presencia de la otra persona.
Los pasos se dirigen hacia él, intenta inútilmente cubrir su vista con el libro entre sus manos, no ver el rostro de su captor.
- ¿Bruce, hijo que pasa?- La figura esbelta se inca para estar a su altura, una mano quita lentamente el libro que lo esconde.
Ojos verdes, piel clara, Cabello rizado a la altura del cuello, pelo castaño que aún conservaba en las puntas el color verde del tinte pasado.
- ¿Bruce, te sientes mal amor?- Antes de que pueda negar o decir algo, la mano es depositado en su frente comprobando su temperatura, buscando algún signo de que se encuentre mal.
-Sé que estas triste porque Papá y Alfred no están en este día tan especial, pero no tienes que estarlo amor. Mamá nunca te volverá a dejar solo-
Los brazos largos se cierran a su alrededor para alzarlo, "Mamá" camina a paso calmado meciéndose al son de la canción.
-Estas creciendo muy rápido amor.
Aún recuerdo cuando eras tan pequeño que podías dormías sobre el pecho de papá. Fuiste él bebe más hermoso de todos, aún recuerdo tu carita roja y tus pequeños ojos-
Caminan por el pasillo llegando al comedor, dos únicas sillas y sobre la mesa se encuentra un pastel.
FELIZ CUMPLEAÑOS BRUCE
Escrito con glaseado color azul y una vela en forma del número nueve en el centro. Hoy no era su cumpleaños y muchos menos era su cumpleaños número nueve.
Aún no sabe qué demonios paso para terminar así, aun le cuesta creer que esto si quiera es real, que esta es su nueva realidad, algo a lo que se teme acostumbrar.
.
Era una noche bastante ajetreada.
Un jodido loco con una moneda corriendo por las calles, un grupo de hombres intentando violar a un chico de diecisiete años, tres intentos de robo, el asesinato de dos niños de doce y seis años, y un cargamento de armas.
Todos estaban en las calles, nadie tuvo un respiro, órdenes y coordenadas gritadas a través de los auriculares. Motores a toda su capacidad intentando legar al lugar donde eran requeridos.
Se encontraba corriendo hacia su motocicleta para llegar al otro lado de la ciudad después de que el cargamento del pingüino llegara a los puertos una semana antes de lo planeado. Justo cuando pasaba al lado del callejón del crimen este se ilumino abruptamente segándolo durante unos segundo, provocando en derrape perdiendo el control de su cuerpo, chocando en el proceso.
La vos de una mujer fue lo primero que escucho, seguido por una risa escalofriante característica de cierto villano.
-Batman- Es lo único que escapa de sus labios antes de ser interrumpido.
-Robín, no tengo tiempo para- y antes de que empiece con su típico y maldito sermón decide interrumpirlo de igual manera.
- Es el joker - La línea se queda en silencio, escucha un golpe de fondo, una orden que identifica que es para red robín- Estoy en camino. No te muevas, no lo enfrentes, quédate donde estas -
-Pero-
-Es una orden-
- No entiendes- intenta explicar sin encontrar las palabras correctas -Creo que es una mujer- las palabras de respuesta nunca llegan, solo puede escuchar el sonido del motor antes de que la línea quede en silencio, maldice por lo bajo.
Intenta asomar el rostro del lugar donde se encuentra cubierto. La oscuridad no lo deja ver el rostro del supuesto joker, pero lo que si puede ver con mayor detalle es el cuerpo claramente de una de una mujer.
No hace nada, camina lentamente por el extenso callejón, taciturna, perdida en sus pensamientos, tocando las paredes manchadas de suciedad, hablando entre susurros que no escucha, solo para detenerse bajo la farola que ilumina pobremente el callejón.
Y es cuando la ve.
Cabello rizado, sucio y despeinado, pintado del tan característico verde. Piel blanca que es claramente pintura, labios de un rojo intenso, mejillas rasgadas grotescamente para crear una sonrisa torcida cosida pobremente para mantenerla en su lugar.
- Bruce – Escucha el susurro lejano brotar de sus labios.
El aliento abandona sus pulmones al darse cuenta quien está parado delante de él.
Martha...
Martha Wayne.
Madre de Bruce Wayne.
Esposa de Thomas Wayne.
Su abuela.
-Batman- intenta comunicar su aterrador hallazgo, las extremidades le tiemblan, y no sabe realmente porqué. El rostro de Martha se alza, sus ojos se encuentran y la sonrisa se hace aún más grande.
Huye sin saber porque se siente tan aterrado, sin saber porque su abuela muerta se encuentra justo detrás, sin comprender el miedo que le recorre al escuchar la risa que se acerca cada vez más.
¿¡Qué diablos estaba pasando!?
¿¡Porque Martha está viva!?
¿¡Porque viste igual que el joker!?
¿¡Porque no deja de reír!?
¿¡Porque no deja de reír!?
¿¡Porque no deja de reír!?
EL sonido de los disparos en su espalda le obliga a ponerse a cubierto. La voz de su padre resuena en su oído, y no encuentra las palabras para comunicar su hallazgo.
- Ven aquí pequeño y lindo niño.
Sabes me encanta tu traje, podríamos a hacer un bello y hermoso acto juntos- La risa vuelve a resonar y es cuando la voz el sonido regresa a sus cuerdas.
-Batman... es Martha. El joker es Martha- Los disparos vuelven una vez más con mayor fuerza y junto al golpe de un martillo que apenas puede esquivar. La pelea empieza, deja el miedo atrás he intenta defenderse, mantener todo bajo control esperando que su padre llegué a tiempo.
- Te escuche niño ¡Vuelve a repetir su nombre! ¿¡Dónde está Batman!?-
En un forcejeo no reacciona lo suficiente rápido, en una jugada sucia Martha lanza acido a sus ojos. Siente como el antifaz se derrite sobre sus parpados, un golpe del martillo lo derriba mientras intenta arrancar la pieza de su rostro.
No puede ver lo que pasa, todo está oscuro y borroso, el sonido de la tela en vuelo, un grito es todo lo que puede percibir.
Hay un intercambio de palabras que no entiende, aún aturdido por el golpe y concentrado en arrancar el plástico antes de que se funda con su piel. Hasta que por fin logra sacarlo sin mayores heridas que una quemadura leve.
Batman esquivando cada uno de los golpes, sin dañar a la bizarra versión del joker.
Su padre no dice nada, Martha grita con desesperación y locura. Exigiendo por el verdadero Batman, gritando con rabia por el supuesto impostor.
En ningún momento su padre devuelve un golpe, buscando distancia, esquivado cada uno de los golpes, solo un empujón lo suficientemente fuerte para que Martha caiga al suelo.
Su padre arranca la capucha de su rostro. Las palabras de Martha mueren, la pelea se detiene, el silencio se forma, pesado, asfixiante.
Martha se acerca lentamente, cautelosa, incrédula de que ve es verdad.
- ¿Tu... có-mo es qué? – Balbuceos e son todo lo que Martha puede pronunciar.
-Ma... mamá- Es lo único que Batman puede responder.
-¿Bru-ce?- Ninguno de los dos hace el primer movimiento, las lágrima caen desesperadas del rostro de Martha, arrastrando el maquillaje blanco y desordenado de su rostro.
La mano de la mujer se acerca cautelosas al rostro de su padre. Batman no hace nada por detener el toque, dejando que su madre compruebe que esto es real.
El sonido del golpe sordo del martillo contra el cráneo de su padre es tan fuerte y rápido que su cuerpo salta del susto. La risa maniática es combinada con el llanto desesperado, la voz rota y el jadeo del aire que lucha por llegar a sus pulmones, le hace helar la sangre.
-¡Maldito imposto!- Repite una y otra vez.
¡No eres bruce, no puedes ser bruce! ¡Tú no eres mi niño! -
Lanza un botaran que se clava en la mano de Martha apuñalando la piel gravemente, ganando la completa y aterradora atención de su abuela.
Los gritos se detienen, el rostro de Martha se descompone con asombro o incredulidad, las lágrimas vuelven a sus ojos, el maquillaje corre por su rostro, provocando que su rostro solo se deforme cada vez más.
Después de ese momento todo se vuelve completamente borroso, recuerda el sonido de las armas, tal vez una explosión, gritos llenos de desesperación, un golpe sobre su cráneo, la vista borrosa de dos Batman, una luz cegadora, el grito desesperado de su padre y luego nada.
Despertó con ropa que no era suya, en un cuarto que no conocía, completamente atrapado, sin armamento, sin recursos, y una cadena pesada apresando sus pies.
Martha se encontraba sin maquillaje, completamente vestida como la había visto en las fotos de la mansión, su rostro perfecto perturbado aun con la sonrisa ahora completamente cosida y el cabello que aún no perdía el color verde.
Le obligó a colocarse pupilentes azules, fue privado del sol en un intento inútil para aclarar su piel.
Intento escapar en cada oportunidad que se le pudo presentar, pero ella siempre lo encontraba, siempre lo atrapaba antes de poder siquiera saber dónde estaba. Nunca lo daño, jamás le golpeo o alzo la voz, siempre en un tono maternal, tranquilo... Amoroso.
-Bruce- Es todo lo que decía, cuando gritaba que ella no era su Madre, cuando le grito loca hasta que perdió voz, cuando exigía que lo regresara con su padre, cuando pidió que lo regresara con su verdadera Madre.
-Bruce - Era su única respuesta, en un tono como si solo lo hubiera atrapado robando galletas y no intentando romper la jodida ventana.
La golpeo en más de una oportunidad, pero nunca obtuvo ninguna reacción más que palabras dulces. En más de una ocasión lo tomaba en brazo, sentándolo en su regazo para ver la televisión, arropándolo a la hora de dormir, besando sus nudillos sangrantes después de intentar escapa, diciéndole en cada momento lo mucho que lo amaba, cuanto lo extrañaba, lo sola que se sentía sin él.
Solo que él no era el niño muerto que ella tanto amaba.
No era el hijo que ella perdió en un callejón hace tantos años.
No era un niño que mereciera tal amor.
Inconscientemente empezó a responder al nombre de su padre, y para ser justos ese era su segundo nombre, solo que nadie jamás lo utilizaba.
Se acostumbró a los abrazos, a los besos en su mejilla, al cariño en sus palabras, en la devoción con la que lo cuidaba.
De algún modo enfermo se sintió amado, querido, en paz. De tal forma de la que jamás se había sentido con ninguno de sus padres.
Él era el hijo que le arrebataron.
Ella era madre que siempre quiso.
Pero sabía que todo era una ilusión, Batman regresaría, lo llevarían de regreso a su frio he indiferente hogar.
Sopla la vela, mientras mamá aplaude y sonríe, mientras festeja su "cumpleaños". Mamá le entrega un regalo envuelto, y al momento de ver el contenido es un juguete del zorro. La película favorita de su padre.
Comen pastel, ven una película acurrucados en el sillón, y a la hora de dormir es arropado en la cama, un beso de buenas noches es dejado en su frente.
-Buenas noches Bruce-
-Buenas noches Mamá-
Escucha los cerrojos de su habitación ser colocados, uno tras otro. El cuarto no tiene ventanas, la oscuridad es absoluta, y no puede evitar las lágrimas que corren por sus mejillas. Sabe que no tiene libertad, sabe que tal vez nunca vuelva a ver la luz del sol, no volverá a ver a Talía, a Bruce, a los idiotas. Y se odia a sí mismo, porque muy dentro de él no quiere irse.
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