Desde aquel incidente,
mi cabeza juró
que sería para siempre.

La preocupación
era palpable
y mi corazón
se sentía acogido,
pero mi cerebro
responsable.

Mis neuronas no lo captan
y mis párpados tiemblan,
¿cómo es posible
que quien lloró
porque pensó que te perdería
sigue respirando
aunque tú ya no le miras?

El orgullo
construyó muros
inexorables,
pero a diferencia de ti
yo si los hubiera destruido
y volado
para encontrarme contigo
¿hubieras hecho lo mismo
teniendo en cuenta
que eso te tacharía de vulnerable?

¿Por qué te importa más
esas cosas banales
que solucionar las cosas
antes de que la muerte nos separe?

¿Por qué no eres capaz
de dejar todo tu egoísmo atrás
y enfrentarte a tus sentimientos,
aunque sean montañas rusas
y arcadas insoportables?

¿Por qué al final
todos los que te prometen
amor eterno
se van
sin anestesia,
sin remordimientos
y eres tú el que debe superar?

El que debe entender,
el que debe sanar,
el que le debe escupir
a la realidad.

La naturaleza
nos hizo imperfectos,
pero ¿eso nos da derecho
a quebrantar la confianza,
a mentir sobre emociones,
a fracturar corazones,
a dañar relaciones...
y mucho más?

Nos dieron el privilegio
de poder sentir
y comunicarnos,
pero ¿hasta qué punto
lo estamos tomando
como si fuese un martirio...
en vez de un lazo
que nos permite unirnos?

•••
¿Captarás la indirecta?
•••

Destinatario:
Ambas sabemos
quién es
¿hace falta
que te lo ponga?
Puedes hacerte
la aludida.

— Janny.