"Casi me caigo de mi ventana cuando vi que por fin pude hacer que el avión llegara a tu terraza. Por fin encontré el ángulo exacto para hacerlo, eso y la velocidad del viento. Fueron casi 10 intentos que fallaron. Gracias a mí ya hay varias parejas nuevas en el vario, como la del cartero y la florista. Ni te imaginas el problema que tuve con el policía que vive por aquí...
Lo otro que pude observar fue que te pusiste triste luego de leer mi carta, ¿por qué princesa? Perdón si me tomo el atrevimiento de llamarte así, ¿o tal vez te gustaría que te llamara ángel? De seguro te estoy molestando con todo esto. Si es así, en verdad lo lamento mucho, juro que esa nunca fue mi intención.

Atte. alguien que lo lamenta mucho..."

Marinette no sabía que hacer, por un lado se sentía sumamente feliz por saber que las cartas eran para ella, pero por el otro, se sentía mal porque aquella persona se puso triste por su culpa, por un mal entendido. Pero... ¿cómo podría decirle que sí quería que le siguiera mandando las cartas? Después de todo no tenía ni idea de quién era. Pensó y pensó, hasta que se le ocurrió una idea.