Capítulo 14: San Valentín
—Tal vez si hago esto... ¡Ouch! —dijo introduciendo el dedo en su boca como acto reflejo por la quemadura —Maldición... Esto se ve más fácil en la receta... No puede ser que lo haya vuelto a quemar... —suspiró pesadamente. —No... no puedo darle algo así a ella... creo que será mejor que se los compre... Después de todo tienen que estar perfectos, no puedo desperdiciar este gran día —comenzó a lavar y guardar todo lo que había ensuciado. Esa persona se encontraba muy decidida. Por fin había encontrado el valor para declararse cara a cara a la persona que tanto amaba. En su interior se moría de miedo, no quería decepcionar a su ángel, pero no podía dar marcha atrás, no podía esperar hasta el otro San Valentín para hacerlo.
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Cada día que pasaba Marinette se enamoraba cada vez más y más de aquella misteriosa persona. Ya tenía toda un rutina planeada por aquellos aviones de papel; primero, a la mañana, se despertaba ansiosa, mirando el reloj todo el tiempo, esperando el tan especial momento; a la tarde, se quedaba horas en su terraza hasta que veía aquel hermoso papel volando hasta ella, en ese instante Marinette se volvía la persona más feliz del mundo; por las noches, se dormía suspirando en cómo sería su amado o amada misterioso/a. A ella no le importaba ya el género, estaba tan profundamente enamorada que eso ya había quedado en segundo plano. Después de todo dicen que el amor es ciego y Marinette era un ejemplo viviente de eso.
Pero ella ya tenía sus sospechas de quién podría llegar a ser. Había anotado en un cuaderno todas las características que, de forma directa e indirecta, le fue dando durante todo ese tiempo su amado/a a través de las cartas. Tenía varios nombres en su lista pero había uno en especial que cumplía con todas las características.
Le había contado a su mejor amiga Alya sobre las cartas y ella le estaba ayudando a revelar la identidad secreta del "Escrit@r de cartas" o así lo llamaba la castaña. Ambas tenían sus sospechas sobre la misma persona.
—Concuerda con todo, lo del trabajo, lo de la descripción física, los dos amigos, ¡todo!
—¿T-Tú creés que sea él...? —habló Marinette sumamente sonrojada y nerviosa.
—100% segura, todos los otros nombres de tu lista no llenan todos los requisitos, sólo él —con una gran sonrisa —¡Mari! ¡Encontraste a tu príncipe azul!
—N-No no puede ser... l-lo encontré —su corazón latía a mil por hora, por fin había encontrado a su querido amado y justamente ese día tan especial.
Las clases habían terminado y la azabache fue rombo hasta la plaza que estaba frente a su casa, estaba segura de que esa persona haría algo especial por ella y quiso dejarle el camino libre para que tal sólo tuviera que acercarsele para hablarle. Pero... ¿y si no lo hacía? Después de todo él no sabía que ella ya había descubierto la verdad. Tantas dudas invadieron su cabeza que no se dio cuenta de que había alguien que estaba gritando su nombre.
—Marinette... Feliz San Valentín... —con una hermosa caja de chocolates en la mano, sonriéndole de forma cálida. En ese momento el mundo de la azabache sólo giraba en torno a él.
—Lo sabía... eras tú... — sin dejar de sonreír.
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