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|24| No se llega a las nubes sin luchar en el suelo

Los brazos de Logan abrazaron la cintura de Linda y ésta sonrió cuando el chico depositó un beso en su mejilla.

—¿Lista para regresar? —inquirió él.

Ella asintió. Sabía que debía volver a la escuela ya que las clases de la tarde estaban a punto de comenzar, pero no se movió de su lugar. Siguió contemplando la vista que ofrecía el mirador donde habían ido a almorzar. No quería terminar su cita, pues aquel había sido un buen día para ellos, uno sin sus habituales peleas, gritos o tensiones. Quería prolongar ese momento el mayor tiempo posible.

Por acto reflejo, Linda tocó el dije con forma de diente de tiburón que colgaba de su cuello y se reclinó, apoyando su espalda contra el cuerpo de su novio. Éste besó su cuello repetidas veces, provocando que la joven cerrara los ojos y disfrutara el contacto.

—¿Podemos quedarnos aquí un poco más? —suplicó.

—Te meterás en problemas si faltas a clases de nuevo —advirtió él.

—No me importa —repuso.

Abrió los párpados cuando una repentina ráfaga de viento hizo que su cabello volara hacia diferentes direcciones. Varios de sus mechones golpearon el rostro de Logan, quien tomó distancia, echándose hacia atrás, y comenzó a reír. Linda se unió a sus carcajadas, acomodando su pelo en un ajustado rodete.

Se dio la vuelta, encontrando los ojos verdes de su novio. Usualmente eran de tono oscuro, sin embargo, en ese instante brillaban de manera cautivadora, contrastando con sus oscuras pestañas. La joven sintió su corazón acelerarse a un rápido ritmo ante la visión. Él era naturalmente guapo, pero cuando tenía un buen día, uno en el que se sentía genuinamente relajado, alegre, era más que eso: era hermoso.

—Te amo, Logan —expresó.

El aludido tocó la mejilla de su novia con los dedos antes de empezar a acariciarla, observándola fijamente. Acercó sus rostros hasta que estuvieron pegados casi en su totalidad.

—Te amo, Linda —murmuró él sobre sus labios.

—Sí...

Linda oyó la voz de la psicóloga penetrar sus oídos, haciendo que parara de narrar el relato en el que estaba sumida. Parpadeó varias veces y enfocó su vista en la profesional frente a ella, quien estaba asintiendo con la cabeza.

—Suena como una buena cita, pero no estás contestando mi pregunta —prosiguió la mujer— Tómate el tiempo que necesites. Quiero que lo pienses muy bien y me respondas: ¿por qué te enamoraste de Logan Roy?

—Yo... Él es...

Linda vaciló. Sus pensamientos estaban desordenados y eran bastante difusos, no podía sacar una conclusión de ellos. Se esforzó por concentrarse y extraer algo qué decir.

» —Con Logan no tenía que guardar las apariencias. No sentía la presión de ser perfecta, sino que podía actuar libremente. Quiero decir, podía ser un completo desastre y, aun así, él no iba a juzgarme.

—Ajá. Pero piénsalo un poco más... Ya hablamos de que esa 'presión de ser perfecta' no es más que una fantasía, no está en el plano de lo real o lo racional. Sabes que podrías haber sido un completo desastre con cualquiera de tus seres queridos y ellos tampoco te hubieran juzgado, ¿por qué escogiste a Logan? ¿Por qué seguiste escogiendo a Logan aun cuando él te dañaba?

—¡No lo sé! Si lo supiera, creo que no estaría aquí, ¡¿no es así?! —exclamó Linda, sintiéndose irritada por volver al cuestionamiento en el que había estado sumida los últimos seis años de su vida—Todos me reprochan lo mismo y me encantaría tener una respuesta lógica que darles, pero no la tengo ¡No la tengo, ¿ok?! Sí, es estúpido, pero no me importaba lo mucho que Logan me mintiera, o me gritara, o me lastimara, no podía mantenerme alejada de él —lágrimas calientes comenzaron a rodar por sus mejillas mientras su boca seguía pronunciando las emociones irradiadas de su corazón— Estar a su lado era como una necesidad. Yo lo necesitaba... más que al aire. De alguna forma, era la única persona que yo tenía, dependía de su presencia en mi vida, pues me sentía completamente sola sin él. Aunque estar juntos era tortuoso, lo era también estar separados. Nos completábamos uno al otro...

—Tú eres una persona completa por ti misma, Linda, no necesitas a un hombre para eso —la interrumpió su terapeuta, tajante— La función de las parejas no es 'completar', sino complementar... ¿Realmente crees que Logan y tú se complementaban?

—¡Nadie lo conoce como yo! En su interior, él es tan dulce y buena persona... Lo es... En el fondo es muy bueno y yo solo quería obtener eso de él, aunque sea unos instantes, aun si tenía que soportar su lado más oscuro el resto del tiempo... Yo...

Los sollozos que ataban su garganta y la ahogaban le impidieron que continuara hablando. La psicóloga la tendió una servilleta para que limpiara los rastros de su llanto. Cuando pudo calmarse un poco, continuó:

» —En sus días buenos, él me hacía sentir como una princesa. Cuando nosotros estábamos bien, todo estaba bien en el mundo para mí. Todos me juzgan y lo han juzgado a él, pero no saben la verdad, no saben lo que yo sé: todo el amor que Logan es capaz de darme, lo perfecto que él es cuando quiere serlo...

—Tú misma lo dijiste, "cuando quiere serlo". Linda, estás separando el árbol del bosque. Las personas no son sus acciones aisladas, sino el conjunto de todas ellas. Estás disociando lo que Logan es, estás partiendo su lado bueno y su lado malo como si fueran dos personas diferentes. Así, intentas justificarlo a él, y a ti cuando regresas con él... Pero piénsalo con más detenimiento. No es un "lado oscuro" de Logan el que te lastima, no es otra personalidad viviendo dentro de su cuerpo, es Logan mismo el que lo hace. Él ha sido quien, por cuenta propia, te ha dañado en miles de formas, y aquí estás tú, defendiéndolo...

—¡Si no lo defiendo yo, ¿quién va a hacerlo?! Nadie nunca le dio una oportunidad. Yo solo quería ayudarlo a ser mejor...

—Linda, no importa lo que los libros y las películas intentan vender a las jovencitas hoy, esto es la vida real: el chico malo no dejará de ser malo por "amor". No estoy diciendo que no sean capaces de cambiar, sí, pueden cambiar, pero esa es una decisión y un esfuerzo que deben hacer ellos mismos, no sus parejas. Si una chica toma la carga de querer 'salvar' a su novio, terminarán hundiéndose ambos. Es una tarea desgastante, penosa, agobiante y, sobre todo, imposible. No puedes salvar a Logan, ni es tu deber hacerlo... En especial cuando él no quiere ser salvado, ni cambiado, ni ayudado. Ni siquiera está arrepentido por todo lo que te ha hecho...

—¿Cómo podrías saber eso? No lo conoces —la interrumpió su paciente con aspereza.

—¿Sabes lo que es el arrepentimiento? Quien está arrepentido por sus acciones, nunca vuelve a cometerlas, ¿acaso Logan ha parado de lastimarte? Puede que sienta culpa de vez en cuando, pero la culpa es una mera emoción que va y viene, si continua con las mismas actitudes, con los mismos comportamientos, entonces no está verdaderamente arrepentido... Y lo que él siente por ti, Linda.... Puede que te tenga algún tipo de afecto, pero... mírame...

La aludida, cuyos ojos habían estado fijos en su regazo mientras expedían decenas de lágrimas, levantó la vista y la clavó en su terapeuta, justo antes de que ésta anunciara:

» —Logan no te ama.

Linda se puso de pie de forma abrupta, provocando que su silla se arrastrara hacia atrás con violencia. Sentía mucho dolor en su corazón, tanto que se expandió por el resto de su cuerpo, como si sus emociones se hubieran trasladado al plano físico. Quería llorar a gritos, mas ya no tenía fuerzas para seguir mostrando su desconsuelo. 

—No sabes nada de nuestra relación —sentenció.

—Sé sobre amor —repuso la mujer— Y el amor no lastima, Linda. Sé que estás dolida, sé que es duro, y lamento que tengas que pasar por esto, pero tienes que aceptarlo para seguir avanzando: Logan Roy no te ama...

—¡Basta!

—Te diré cómo funcionan las parejas: el enlace que las une es inconsciente. Cuando le preguntan a una chica: "¿Por qué estás enamorada de tu novio?", ella podrá dar a lo sumo una lista de adjetivos que califiquen a esa persona, pero, en realidad, no lo sabe con certeza. Nadie sabe el verdadero motivo que genera las uniones, porque es algo que se realiza desde el inconsciente... —explayó— El enlace que une a dos personas es que una de ellas tiene algo que a la otra le falta o, mayormente, que le ha faltado en su infancia. Mientras esa persona tenga ese algo, no importa que el resto de sus personalidades no combinen en absoluto, por eso hay parejas tan disparejas, por así decirlo... Quizás Logan era un completo desastre, pero él tenía algo, aunque sea una pequeña cosita, que a ti te había hecho falta, y te volviste dependiente de que él llenara esa carencia tuya. Lo mismo le sucede a él contigo. La dependencia es una necesidad, pero está lejos de ser amor real.

—Cinco años. Hemos pasado cinco años juntos... —sollozó Linda— Él ha estado a mi lado contra todo, ha cuidado mi espalda, ¡ha dormido conmigo! ¿Cómo puedes decirme que no me ama?

—Porque tú tampoco lo amas —sentenció la psicóloga, haciendo que un pesado silencio se prolongara luego de esas palabras. Un minuto después, retomó el habla, empleando un tono suave: —Es imposible que una persona sienta amor por alguien que la lastima, pero él llena un vacío en ti y por eso no lo dejas ir... Sé sincera, Linda, ¿realmente crees que más fácil pretender sanar los vacíos de otros en vez de trabajar en ti misma para sanar tu propio vacío? Esto último va a dolerte al principio, pero luego pasará. Lo primero, en cambio, dolerá todo el tiempo. Dolerá por cinco años, tal como has dicho, y seguirá doliendo por diez años, por veinte años, por sesenta años, por siempre, ¿y qué tendremos entonces? —hizo una pausa, suspirando, antes de concluir: —Dos vidas desperdiciadas.

Linda escaló los pocos peldaños de piedra que le permitían subir al viejo puente. Una vez sobre éste, se apoyó contra la baranda y observó hacia abajo, donde antes había corrido un impetuoso río, mas el mismo se había secado y entonces la cavidad solo albergaba hierba y algunas flores. Desde su temprana adolescencia, aquel había sido su lugar predilecto para buscar paz, y en las últimas semanas lo había frecuentado mucho más de lo habitual.

Suspiró, sentándose al borde del puente, con las piernas colgando, y se mantuvo en silencio mientras oía el cantar de los pájaros que reposaban en los árboles y el ruido de la brisa que por allí se trasladaba. Miró más allá, hacia el horizonte, y divisó las siluetas de unas enormes rocas resaltadas por el sol. Aquel había sido el lugar donde había besado a Justin por primera vez.

De repente, sus oídos captaron el sonido de pasos sobre el puente a sus espaldas. Sabía que había alguien allí, no solo por ese detalle, sino porque podía sentir esa presencia cernirse sobre ella. Con lentitud, miró sobre su hombro y descubrió el rostro de Justin...

Solo que su cabello era negro y sus ojos verdes.

—¿Qué haces aquí? —preguntó, sorprendida por la inesperada aparición.

Logan no respondió. Se sentó junto a ella y enfocó su atención en el barranco, observando fijamente cada porción de tierra. Linda estaba todavía más asombrada, pero no encontró ánimos para interrogarlo. Había pasado las últimas dos semanas hablando sobre él con su psicóloga, ya estaba bastante hastiada del tema.

Se dio cuenta que, por primera vez, ver a Logan no provocaba que sus emociones se derramaran, así que ella también se centró en la fosa y guardaron silencio durante largos minutos, simplemente sentados allí, perdidos cada uno en sus propios pensamientos.

—Mira, en realidad no quería ayuda para conseguir empleo —declaró él súbitamente.

—No me digas —respondió Linda en un murmullo sarcástico.

—Sabía que esa mierda de cambiar era la única excusa que aceptarías para dejarme volver a tu vida—confesó él.

—Me manipulaste. Como siempre —rectificó ella, encogiéndose de hombros.

Una vez más, guardaron silencio. El mutismo duró varios segundos, hasta que una bandada de pájaros abandonó un roble cercano y comenzó a volar hacia las lejanías del cielo. Linda los contempló con intensidad. No mucho tiempo atrás, había deseado ser como ellos. Había añorado tener alas y volar lejos del mundo, tan ligera como el viento. Pero en ese momento, la idea le parecía absurda. Había entendido que lo correcto era afrontar los problemas con los pies sobre la tierra.

—Lo siento —escuchó que emitía la voz de Logan.

Ella volvió la cabeza para mirarlo a los ojos. Si debía guiarse por las costumbres, aquel era el instante en el que sus orbes verdes la absorbían, la atrapaban en su profundidad, y ella cedía a perdonarlo, a darle otra oportunidad... pero no sintió nada de eso. No sintió esa necesidad dentro de ella pidiéndole a gritos que se quedara con él (ya había entendido que ella sola bastaba para completarse a sí misma). No escuchó la voz de su consciencia recordándole que ellos solo se tenían uno al otro (ya había descubierto que eso era una mentira, estaba rodeada de gente que la amaba y se preocupaba por ella).

Sin embargo, sí sintió el arrastre de la compasión. Logan era un producto del dolor que había sufrido en su pasado, del descuido de su padre, de la carencia total de infancia a la que había sido sometido. Un debate se desató en el interior de Linda: se había dado cuenta que no era su deber salvarlo, y que no podía hacerlo aunque quisiera, pero ¿cómo podía darle la espalda? Si realmente no era culpa de él...

¿o sí?

De imprevisto, acudieron a su mente las palabras que Justin le dijo cuando se vieron por última vez:

Yo también tuve una vida horrible, Linda, y no a causa de eso ando por ahí haciendo miserables a otros.

Entonces, en ese momento, en ese preciso momento, Linda lo entendió... Por fin, lo entendió.

—No lo sientes, Logan —articuló, poniéndose de pie— Tú nunca lo sientes... 

El muchacho también se paró, posicionándose frente a ella.

—Sé que la jodí cuando me fui por tanto tiempo y sé que la jodí aún más cuando volví con una mentira, pero sabes que nosotros somos capaces de superar esto, Linda. Podemos solucionarlo todo. Tú y yo, juntos...

Puso su mano sobre la mejilla de la joven, mas ella se apartó de inmediato.

—No, Logan. Nunca fuimos capaces de solucionar nada. Tú y yo solo sabemos lastimarnos uno al otro. No es sano para ninguno de los dos. Lo mejor que le puede pasar a nuestras vidas es que no volvamos a unirlas.

A pesar de esas palabras, la expresión del aludido no revelaba emoción alguna, lucía tan impasible como siempre. Linda sabía que él no le creía. No lo culpaba por ello. Luego de todas sus rupturas, luego de todas las despedidas que ella había pronunciado en vano, era válido que él no la tomara en serio.

Del bolsillo de su chaqueta, Linda sacó el colgante con el dije de oro que él le había regalado. Tomó la mano de su ex novio y depositó en su palma esa cadena. Luego, cerró sus dedos y apretó su puño con fuerza, asegurándose de que él estuviera sosteniéndola bien.

Cuando volvieron a hacer contacto visual, había una profunda conmoción pintada en el semblante de Logan.

—Adiós, Logan —susurró la joven, comenzando a dar unos pasos hacia atrás.

Finalmente, soltó la mano del chico y le dio la espalda para comenzar a avanzar. La sensación que experimentaba por dentro mientras se alejaba era tan agridulce que, en medio del llanto que la asaltó, comenzó a reír. 

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