"Good Omens es una serie de Amazon Prime y un libro de Terry Pratchett y Neil Gaiman"

Los libros siempre le daban una respuesta a Aziraphale, el era un devorador ávido no solo en comida si no también en conocimiento, y estos eran un medio para obtenerlo, de vez en cuando consideraba hacer espacio en su enorme librería, para poder conseguir más ejemplares a su colección.

Sin embargo, se había hecho un experto en "no vender libros", en aquella vieja casa en la calle de Soho, el ángel encontró la forma de conseguir un método de vivir entre los humanos y ganarse la vida de una manera decente, aunque era más, un espacio para almacenar, que algo que contribuyera a dinero, cuando el demonio se entero de su apasionado hobby intento primero reírse al imaginarlo como un aburrido vendedor, pero al observar el brillo de sus ojos al explicarle su nueva aventura, opto por no decir palabra alguna.

Y a pesar de que Crowley tenia una aversión a la lectura, respetaba que el rubio le gustara estar horas viendo libros nuevos para agregar a su colección de más de miles de años, no por nada Aziraphale podía presumir que tenía un numero envidiable de primeros tomos, algunos le causaban temas de discusión con el demonio.

— Aun sigo odiando que tengas ese primer ejemplar del "Retrato de Dorian Grey" — le recrimino el pelirrojo, sabiendo de antemano como era que el escritor de ese libro regalaba sus primeras obras.

— ¡Oh! Querido, sabes de antemano que, aunque Wilde era conocido por su fama de casanova, él y yo éramos buenos amigos, además tengo muchos otros libros de autores reconocidos — le confeso el rubio — tengo incluso un pergamino perdido del evangelio de Judas en mi colección.

— Ese tipo era un soberano traidor, ¿Por qué guardas eso ángel? — pregunto el demonio sorprendido, ambos habían visto cuando Jesús había muerto en la cruz, frente a una multitud enardecida que clamaba su cabeza por considerarlo un ladrón.

— Todos los humanos pueden arrepentirse, sabes que ese sentimiento que le concedió dios es parte del plan Inefable — le explicó, causando que el demonio negara con la cabeza, el rubio no insistió en seguir una discusión con él, sabia de antemano que el pelirrojo no era asiduo a discutir con él sobre temas religiosos, por obvias razones ese era un tema tabú entre los dos.

— No cambies el tema, ¿Qué le diste a Wilde por sus primeros escritos? — si Aziraphale hubiera sido un poco más malicioso, hubiera notado el matiz de reproche que contenía la voz de Crowley, sin embargo, el rubio tiro aquel comentario por la borda y continúo disfrutando su bebida en su taza favorita mientras le explicaba sin muchos detalles, como es que llegó ese ejemplar a sus manos.

Ahora aquel recuerdo se sentía agridulce, veía aquellos libros viejos con nostalgia, el crujir del piso de madera mientras daba un rondín por los pasillos de su librería, el sillón sólo de su sala de estar y el olor a vino que aun estaba impregnado en esa habitación, odiaba admitir que cada cosa de su negocio le traía pensamiento dirigidos directamente para el pelirrojo, quien diría que, a pesar de su aversión a los libros, estos le recordarían al demonio.

N.A. Uno más, creo que si podre ponerme al menos con la mitad de los capítulos.

Saludos.