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Capítulo 27: Entre ángeles y demonios te veas.


"Good Omens es propiedad de Terry Pratchett y Neil Gaiman; Una serie de Amazon Prime"

Cuando Crowley aceptó aquel trabajo que el infierno había casi obligado a realizar, esperaba mentir en otro reporte, pero al llegar al edificio donde estaba su próximo proyecto para caer en la tentación, vio a aquella joven quedándose boquiabierto de la sorpresa, ya que ante sus ojos había una mujer rubia de cuerpo voluptuoso, tenía aquellos ojos azules que lo convencieron de aceptar aquel reto de hacerla caer en una infidelidad.

Hace tiempo que no se interesaba en algún humano, al principio de los siglos, conforme la convivencia con Aziraphale y su "trato" se había formalizado, rechazó ese tipo de trabajos, no aceptaba tan fácilmente relacionarse con las personas, se sentía un tipo suficientemente genial como para engañarlos a todos. Y aunque no lo aceptara con facilidad, una parte de él rechazaba categóricamente a cualquier otro que no fuera Aziraphale.

Si bien el pecado original fue su causa, tentar jovencitas y abusar de ellas, no estaba dentro de sus mejores proezas, eso y matar niños se lo dejaba a mentes primitivas como las de Hastur y Ligur.

Intentaba alejar sin éxito el pensamiento de que aquella rubia, era idéntica a Aziraphale, le tomó algunos días de rondar la panadería donde trabajaba como la chef principal, aquello le hizo mucha gracia, otra cosa en común con el rubio, primero Crowley iba como cliente asiduo, la jovencita no podía no mostrar que aquel pelirrojo era atractivo, y el demonio sabía que su encanto podía ser bien usado en una joven humana como aquella.

Entre platicas supo que la joven estaba en un matrimonio abusivo, su esposo, es un hombre de cabello negro que se pasa menospreciando su negocio, Crowley tuvo unas enormes ganas de hacerle daño a ese sujeto, como una parte extra de aquel pecado, pero se resistió a ello, así que el exótico pelirrojo era el escape perfecto a su rutina, y el demonio estaba encantado con lo fácil que salía todo, quizá demasiado para su gusto, que estaba ya acostumbrado a la constante tira y aflojar con Aziraphale

Así que para impresionar a la chica rubia, la invito a cenar a un bar caro y alejado de la zona de su hogar, la aventura exudaba por los poros, la tentación es palpable, no contó con que Fell estaría merodeando en la zona, y menos que lo miraría con aquellos ojos color azul con reproche.

¿Por qué hacerlo sentir mal?

Acaso no fue claro hace años, él y Aziraphale solo eran enemigos hereditarios, no tenía por que ponerse así, conociendo al ángel sabría que su furia era más por la acción contra el "buen matrimonio" que, por estar con una mujer atractiva en la mesa, disfrutando una comida.

Cuando el plato de sopa cayó cerca de la joven, y esta decidió ponerse de pie para acomodar su ropa en el baño, Crowley estuvo tentado a tronar los dedos y llevarla a su departamento, pero la culpa le gano en ese momento, saber que decepcionaría a Aziraphale era demasiado para él, no soportaría ver aquel rostro bonachón con un deje de tristeza, y, a pesar de que odiaría admitirlo, no quería defraudar al rubio.

Aziraphale se acercó a él, mientras Crowley le dio una sonrisa.

— ¿Es enserio, una dama casada? — le reclamó el rubio, ganándose algunas miradas curiosas que optaron por desviar su rostro y seguir disfrutando del bar.

— Es un pecado, ¿sí? Eso es lo que hago — declaró extendiendo los brazos, quitándole importancia con su gesto, la gente murmuraba, pensaba que tal vez el rubio era la pareja de la señorita que salió al tocador de aquel bar.

Aziraphale trono los dedos, deteniendo el tiempo, ante la mirada estupefacta de Crowley, aquello era demasiado riesgoso, no podían alterar el mundo humano.

Ángel, eso es peligroso, detén esto, hablemos afuera — comentó el pelirrojo poniéndose de pie de aquella mesa del bar, el rubio volvió a la normalidad todo y ambos dejaron aquel restaurante, ante la mirada de los comensales y gente que bailaba en la zona de aquel lugar.

El rubio miró con reproche a Crowley, ambos estaban afuera con la luz de la noche envolviéndolos, la zona estaba misteriosamente desierta, y en una acto contrario a lo que esperaría el demonio, Aziraphale tomo de las solapas de la chaqueta al pelirrojo, y algo dentro de ambos se detuvo.

N.A. Dibujo de Alice Rovai. 

Se imaginan a Aziraphale perdiendo la compostura, yo si <3

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