Capítulo 26: Celos.
"Good Omens es propiedad de Terry Pratchett y Neil Gaiman; Una serie de Amazon Prime"
Aziraphale era un ser de paz, generalmente odiaba los pleitos; se había pasado la mitad de su existencia huyendo de dichas confrontaciones, pero en el cielo eso no significaba que los ángeles no amaran las peleas, él sabía defenderse como buen principiado, él era fuerte, incluso Crowley hacía burla constante de su falta de uso de la fuerza, esa que Dios le había concedido.
Pero a pesar de la carencia de carácter, había momentos en el que rubio podía sacar su enojo, sobre todo si ellos eran sobre un pelirrojo que podía sacar sus instintos, aquellos por los cuales los suyos eran echados del cielo, el pelirrojo era el máximo exponente de las tentaciones de Aziraphale.
Crowley había pasado a invitarlo a comer, se paseó por la librería del ángel una bella tarde de agosto del dos mil, pero el rubio sutilmente había rechazado la invitación, no era propio de los ángeles salir a comer con demonios, aunque supiera que ellos eran más que adversarios, no quiso caer en la gula al menos ese día.
El pelirrojo solo alzo los hombros mientras paseaba con ese cadencioso andar de caderas y piernas largas, el rubio se permitió recorrer con la vista aquel cuerpo humano, enfundado en unos pantalones ajustados de cuero negro.
Aziraphale volteo sutilmente cuando Crowley pareció hablarle, ignorando que hace unos instantes lo devoraba con la mirada.
—Bueno, en la tarde tengo un compromiso, el infierno me mandó a una misión — comentó el demonio mientras hojeaba uno de los libros de Aziraphale, quien parecía perderse en las manos que estaban entretenidas en aquel tomo viejo, era un libro de estrellas y constelaciones.
—Puedes llevártelo, pareces muy entretenido con el — sugirió el rubio al demonio, quien parecía titubear ante la propuesta del ángel.
Crowley masculló con la lengua, y dejó el tomo en el escritorio, saliendo apenado de ahí, el ángel sonrío, y envolvió aquel libro enorme, para dejarlo en la casa del demonio en algún momento, al girarse de nuevo a sus asuntos vio un mensaje de Gabriel en su mesa de trabajo, era una carta pulcra.
La tomó delicadamente, y leyendo el contenido se dio cuenta que al parecer él tenía la misión de interferir con un acechó demoniaco, una mujer sería tentada en ser infiel, Aziraphale debía devolverla al buen camino y guiarla a casa con su esposo e hijos.
Lanzó un suspiro, iría a un restaurante por la zona, no estaba lejos de ahí, se alistó con un sombrero, y una bufanda para pasar desapercibido, decidió cambiarse por ropa más casual, opto por una camisa celeste, y una corbata de tartán, su ropa seguía siendo color caqui, pero ahora parecía un anciano de negocios, en vez de un bibliotecario.
Caminó por las calles de Soho hasta el bar, con unos cuantos milagros logró llegar a la mesa, decidió pedir un platillo mientras esperaba a la mujer, según la descripción de Gabriel, era una joven ama de casa, de algunos treinta años, rubia, alta y de cuerpo proporcionado, un alma sin pecados hasta ese día.
Se tomó una copa mientras degustaba su platillo, la comida no era del todo buena y él no necesitaba comer, pero debía ocultar su apariencia ante los humanos, mientras veía llegar a la gente y llenar las mesas, esperaba ver quien sería el demonio que necesitaba detener, así que cuando vio a Crowley casi se le escapa el corazón, no podría creer que el demonio pelirrojo tentaría a una dama.
Desde que conocía al demonio, este intentaba por todos los medios no hacer sus deberes infernales, mentía en sus reportes al infierno, no llevaba cosas que involucraran contacto directo, así que verlo sentado ahí pidiendo una botella al mesero lo descolocó de sobremanera.
Aziraphale sintió algo parecido a la decepción, pero agitó su cabeza, ese era su trabajo, y el trabajo de él era detenerlo, observó a la joven llegar, era hermosa, rubia y de cabello corto, tenía unos ojos azules grandes, casi cristalinos.
Y en ese momento sintió envidia de ella.
El pelirrojo sacó la silla, sonriéndole a la mujer.
"Es una dama casada, ¿Qué te sucede Crowley?" pensó el hombre mientras tomaba su copa con algo dándole vueltas a su cabeza, era enojo por la situación, era mala donde se le viera, o ¿le daría igual si fuera cualquier otro?
La mujer le sonreía al pelirrojo y este estaba galante hacía ella, sintió un latido en su corazón, Crowley sonreía solo con él de esa manera, no podía tolerar aquello, pero tampoco iniciaría una pelea, ¿Por qué motivo, solo necesitaba arruinar la velada?
Aziraphale chasqueo los dedos y Crowley volteó al sentir el destelló de poder del ángel antes de que el mesero tirara el plato de sopa cerca de la chica, causando que ella se pusiera de pie para no mancharse.
El pelirrojo sonrió al ver quien era el causante de tal infortunio, pero de un chasquido rápido provoco que la joven estuviera a salvo.
Al parecer alguien estaba celoso, y como buen demonio, él le daría un poco más de enojo.
N.A. Me gustó la idea de un Azira celoso, porque el demonio también puede ser un bastardo cuando quiere.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro