Capítulo 1: Recuerdos
"Good Omens es una serie de Amazon Prime y un libro de Terry Pratchett y Neil Gaiman"
La música estaba en el punto más alto que el reproductor musical le permitía, las notas rápidas de "body language" de Queen sonaban mientras conducía su auto, él meditaba aquella escena que aún se paseaba por su mente, tamborileando los dedos en el manubrio, Crowley no dejaba de sentirse ansioso, sus emociones podían ser comparadas con las de un adolescente.
Sus manos aún quemaban, y la huella de fuego en su sangre estaba acompañada de un sentimiento que él quería omitir, al menos tratándose de esa persona, no quería nombrar aquella sensación como puro y llano deseo, era inaudito manchar con algo tan impropio un ser tan puro como era su ángel.
Su mano peino el cabello color rojo oscuro, mientras contaba del uno al cien, intentando centrar su mente en el camino y la música que el por propia voluntad no podía cambiar.
La letra no ayudaba en lo absoluto a olvidar por un segundo lo que pasó en aquella librería de la calle Soho, como entre bromas, Aziraphale le confesó que sólo sabía bailar un tipo de danza que ya los siglos la habían dejado en el olvido.
— ¡Vamos! ¿Cómo que los ángeles no bailan? — sonrió Crowley quitándose la gafas para mirarlo con sus penetrantes ojos color amarillo.
— Pues no, no sabemos bailar en el cielo — confesó algo apenado, ya antes el demonio se había burlado de los aburrido que eran sus colegas, y su método de entretenimiento en el paraíso.
Y Crowley no supo si era el alcohol en su sangre, la cara de pesar de Aziraphale, quien rehuía a su mirada mientras cerraba aquellos hermosos ojos azules, o el hecho que desde el día que lo vio en la muralla oriente en el Edén deseara conocer más a ese torpe ángel.
— Ángel, ¿Me concedes este baile? — murmuró extendiendo su mano, mientras en el fondo un vals de Schubert sonaba en el tocadiscos de Aziraphale, envolviendo todo en una atmosfera tan confortable, que causaría envidia de observarla.
El rubio le dedicó una mirada de duda, y un rubor color carmín cubrió su rostro, estaban ambos solos, no había clientes ni menos gente que pudiera interrumpir aquella danza al sonido del vals "Serenade".
Aziraphale tomo la mano cálida, y un choque de energía recorrió la espina de Crowley, como si los hilos se unieran, y si en ese instante seis mil años tuvieran sentido.
La mano fue llevada a la cintura del rubio, quien estaba avergonzado, pero aun así dejo que el demonio guiará la danza que se efectúan por el salón. Tal vez fuera la confianza que había entre ambos, o el hecho que Aziraphale podía ser el mismo si estaba Crowley, pero ambas miradas se cruzaron en un instante que parecía eterno.
Entonces el recuerdo se rompió, causando que Crowley se sintiera el mayor de los imbéciles por lo que había causado a continuación.
— ¡Eres un idiota! — se regañó, mientras la canción de "somebody to love" de Queen lo hacia sentirse miserable.
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