Cap. 9.¿Desde cuándo?
Me desperté muy adormilada, me di cuenta que no estaba en mi habitación, vi a mi al rededor para darme cuenta que estaba en la sala de un hospital, donde Michael yacía dormido en un pequeño sofá frente a mi cama.
Levantaba mi mano para ver aquél aparato extraño conectado a ella, ¿Por qué estoy aquí?
Me incorporé en la cama haciendo un poco de ruido, el necesario para que Michael se despertara.
— ¡Campbell! ¿Cómo estás? — preguntaba al parecer algo preocupado
Lo miraba desconcertada, no sabía exactamente el cómo y el porqué estaba aquí, me sentía tan estúpida, como si acabara de despertar después de una sobredosis de droga, aunque tampoco es como si ya la hubiera probado.
— ¿Cómo llegué aquí? — lo miré a los ojos llena de duda
— Ayer que fui con mis cosas a tu casa, no sé si te acuerdas de eso — pausó ruborizado —, cuando quisiste subir a las escaleras te desmayaste, no alcancé a sujetarte y te golpeaste la cabeza
«Joder, que bueno que aquello fue sólo un sueño»
— Menos mal...— llevé mis manos hasta mi rostro, mostrando una cara de alivio — ¿Y? Espero que ya me pueda ir
— Si, sólo estaba esperando a que despertaras, el doctor me dijo que...bueno...
— ¿Qué?
— Bueno, estás en un grado algo..."crítico" de anorexia — me miró triste —, sugirió ingresarte a...rehabilitación, tuve que mentir y decir que era tu hermano, no querían decirme nada y querían llamar a tus padres, dicen que tuviste un atracón — rió tras decir esto último —. Me tuvo que explicar ya que...pues no sabía qué significaba eso
— Gracias, no les digas nada. El doctor está loco. — me detuve un momento para perder la mirada — ¿Nos vamos?
— Si, ¿Quieres que te lleve a la universidad? Son las siete, podemos llegar
Me levanté más que molesta, sólo asentí a lo que dijo sin decir nada más, era ya de mañana, y eso podía verse a través de la ventana. Vaya que me dolía mares la cabeza, tomé mis cosas y salimos.
El teléfono de Mike comenzó a sonar, yo por mi parte sólo lo ignoraba, pero lo que no podía pasar de largo fue su tono de voz, estaba algo molesto, al parecer estaba hablando con Louis, no era que me interesara en él, pero me gustaría poder escuchar bien esa conversación.
Michael, ¿Desde cuándo me conoces realmente?
Estacionó el auto unas cinco calles antes de llegar a la universidad, miraba cómo estiraba su brazo sacando una pequeña caja de la parte trasera del auto, mientras yo esperaba a que me dijera algo.
— Tengo algo que hacer, te dejo mi auto. Por favor maneja con cuidado — me vio con una amplia sonrisa
Mis ojos se abrieron ante tal comentario: — ¿Me lo dejas así nada más? — inquirí sorprendida —, acabo de salir del hospital y estoy algo adolorida de la cabeza.
— Si tu no te preocupas por tu salud, ¿por qué he de hacerlo yo? — me miró molesto
Salió del coche como si nada y me dejó en el asiento del copiloto botada y sin poder creer lo que me dijo. Estaba por lo menos un 50% segura de que quien me había dejado a mi suerte fue Joseph y no Michael, aunque por otro lado, Mike también pudo haberse enojado.
«Gracias a Dios había tomado clases de manejo » — me dije a mi misma
(...)
Al estacionar mi coche me percaté que habían unos hombres extraños en cada esquina, con gafas de sol, vigilando algo. No fue hasta que uno hizo a un lado su chaqueta, cuando vi una pistola en su pantalón.
«Mierda»
Bajé la cabeza y busqué mi teléfono de entre mis cosas, buscando totalmente nerviosa el número de mi hermano. Después de varios intentos por llamarlo, la cuarta fue la vencida.
— ¿Hola?
— ¡Demian! ¿Debo preocuparme? Hay unos sujetos en el instituto
— ¡¿Cómo?! Dime que traes tu arma — extendía su voz del otro lado de la línea
— Aunque la tuviera, ¿en qué me beneficiaría? — reclamé
— ¿En dónde estás? — preguntaba mientras unos golpes en la ventana de mi auto hicieron que soltara un grito — ¡¿Hannah?! ¿Qué pasó?
Uno de ellos estaba frente a mi indicando que bajara la ventana, mis manos temblaban como matraca y no me quedó de otra mas que obedecer
— Po-por favor no me hagan daño — supliqué levantando los brazos
— ¿Qué? No, nosotros fuimos contratados por el señor Joe señorita — soltó con una sonrisa —. No se asuste
Me le quedé viendo con cara de pocos amigos
— Ah —suspiré aliviada — ¡¿Y por qué no me dijeron nada?! por Dios. — pausé —. ¡Estuve a punto de hacerme en los pantalones!
— Lo sentimos señorita, pensamos que ya sabía. No pudimos llegar ayer puesto que perdimos su dirección
— Maldita sea...— susurré con sudor en mi rostro —. Demian, ¿sigues ahí?
— Si, ya escuché.
— Bien, te...te hablo luego — colgué
Les di las llaves del coche de Michael, entré al instituto algo cansada, miré a Derian a lo lejos y fui casi corriendo con él.
— Hola Derian
— ¿Hannah? Hoy si que te esmeraste en lucir bien. — rió
— Si...no tuve una buena noche
— ¿Por qué?
— Por...— pensé un momento lo que estaba apunto de decir —. Nada. Oye, ¿crees que podemos hablar después de clases?
— Si, ¿Por qué, pasa algo malo?
Estaba casi segura de que Michael me conocía mucho antes de toparnos "casualmente" aquí en la universidad, no creo que las fotos en aquél cuarto sean porque de un día para otro se haya obsesionado de alguien como yo. Sabía que mi padre llevaba en el mismo negocio desde hace mucho, lo que no sabía era lo de mi hermano, necesitaba investigar un poco más sobre él y el porqué tuvo que elegir a alguien como yo.
— Es sobre...
— Señorita Campbell — se acercó uno de aquellos hombres —, ya debe entrar a clases — dijo sonando más a orden que a petición
Mis ojos desconciertos y con cierto enojo fueron a dar a sus lentes negros: —¿Disculpa? Usted no me da órdenes
— Hannah creo que es mejor que me vaya
— ¡¿Qué?! No, Derian...
— No es mi área Kim...— miró a aquél hombre
Continuará...
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