Cap. 23. Heridas entre mentiras
Entre más retrocedía él avanzaba, con ojos llenos de enfado y rabia, no podía decir ni una palabra más, el miedo que me daba verlo así no me dejaba. Sentía que iba a hacerme daño en cualquier momento y mis ojos no dejaban de ver la puerta para salir despavorida.
— Te di una orden Campbell — dijo con voz gruesa —. Dame ese teléfono
Lo miraba de reojo sintiendo como si lo que tenía a la mano fuera el que me ataba al peligro, pero una parte de mi quería resistirse, era demasiado terca y realmente dudaba en que él me hiciera daño.
— ¿No me lo vas a dar? — arqueaba una ceja clavando sus ojos en los míos —. Voy a contar hasta tres — levantó la palma de su mano —. Uno...— comenzaba a contar — dos...
— ¿Entonces esto se trata de un secuestro? — me atreví a preguntar al fin —. Me tienes aquí vigilada, sin comunicación, sin decirme dónde estoy — continuaba con la voz temblorosa —, pero sé que...no me harás nada — decía con voz cada vez más débil
Él no se atrevía a decir nada, ni tampoco apartaba la vista de mi, no sabía si era exactamente lo que quería, lograr asustarme, y habían muchas cuestiones que pasaban por mi cabeza y no me dejaban hacer nada, estaba planeando defenderme por si las dudas pero no sabía con qué, lo único que tenía eran un par de armas cargadas a tan solo unos pasos de mi, pero de todas maneras no serviría de nada, era obvio que no las usaría para dañarlo.
— Él teléfono — insistía una vez más —. Por favor niña, no quiero hacerte daño
— ¿Esto? — lo levantaba con la mano temblando
Me acercaba para entregarlo pero pasó por mi cabeza otra cosa, tomé un largo suspiro de valor y lo estrelle contra la pared.
— ¿Contento? Puede que ya no exista manera de comunicarme con nadie en estos momentos, pero tengo manera de defenderme si intentas hacerme daño
Una risilla resonó por toda la habitación
— ¿Realmente piensas que te iba a lastimar?
— ¿Y tu? — respondí a la defensiva — ¿Realmente piensas que iba a perjudicarte llamando a alguien? Tal vez ya me has dado muchas respuestas a preguntas que me he estado haciendo estos días — volteó a verme de nuevo —. Como el que piensas seguir con el trabajo de tu padre — reclamé haciendo que cambiara de inmediato su expresión —, tu silencio me lo ha confirmado. Rompiste tu promesa
— Yo no hago promesas tan estúpidas — rió — ¿Enserio creíste que la cumpliría? Es un negocio familiar cariño
— Michael si lo cumpliría — dije firme —. Pero tu no eres él, no eres suficiente hombre como para hacer...
— ¡Cállate! — me tiró al piso de un golpe — No, Campbell...lo siento yo no...
— ¡No te vuelvas a acercar a mi! — gritaba mientras unas lágrimas comenzaban a salir — Ya no...ya no sé quién eres — decía muy apenas entre sollozos —. Te odio Michael ¡Te odio! — agaché la cabeza para no verlo
Ya no sabía qué me dolía más, si el golpe o su actitud que tomó para hacerlo, me dolía bastante en muchos sentidos. Escuché el sonido de la puerta cerrarse de golpe, y mi llanto comenzó a salir a flote, mientras golpeaba a la pared del enojo que tenía conmigo misma, ¿por qué lo había permitido? No tenía porqué aguantar este situación, ¿me iba a ir? Si, esta misma noche me voy, cuando todos estén dormidos, y si alguien trata de detenerme, usaré el arma.
(...)
Un pedazo de mierda, eso es lo que soy, la había perdido por mi culpa, por no haberme podido controlar, ¡Por no tomarme el maldito medicamento! Le levanté la mano a la mujer que amo debido a que había faltado a mi palabra, quería regresar y pedirle perdón de rodillas, pero sus palabras me habían matado, me odiaba, y no la culpo, yo tampoco me perdonaría por haberle hecho daño a la flor que me alegraba los días. Perdóname Hannah, perdón por haberte hecho eso.
— ¡Hermanito ya llegamos! — apareció mi hermana con bolsas en mano y a su lado Lucy — ¡Mike! — dejó caer todo lo que traía — ¿Qué tienes por qué estás así?
— La perdí Janet — la abracé para comenzar a llorar — ¡La perdí!
— Lucy...¿puedes ir con Hannah? Tranquilo hermano, ven vamos a sentarnos un rato
(...)
El sonido de la puerta llamó de nuevo mi atención, esta vez estaba preparada con la pistola en mano detrás de mi, pero toda mi paranoia se fue cuando vi entrar a Lucy con la misma cara de siempre
— ¡Hannah qué ocurrió! — se arrimó a toda prisa — ¿Por qué tienes la mejilla...? — se detuvo al percatarse del porqué — Así que lo hizo de nuevo
— ¿Qué?
— Ammm...lo siento yo...prometí no decir nada
— No vuelvas a mencionar de nuevo la palabra "promesa" por favor, porque te lleno de plomo la cabeza — bajé triste la mirada
— Es que...la verdad él se pone muy violento, su hermana me ha dicho que teme que un día la mate a ella — susurró con los ojos demasiado abiertos —, ¿quieres un consejo? Vete de aquí Hannah, y no vuelvas a acercarte a Mike, es muy...peligroso, ¿qué pasará un día llegue a hacerte algo peor? ¿Estarás dispuesta a aguantar eso siempre?
No sabía qué decir en esos momentos, estaba bastante desconcertada ante lo que me había dicho
— Mira, he visto cuando él tira sus pastillas, finge tomarlas cuando está con su hermana y contigo, no piensa en las consecuencias, si quieres puedo ayudarte a salir de aquí, ¿Qué dices? — sonrió extendiéndome la mano
La duda de si aceptar o no invadían mi mente, no confiaba del todo en ella pero tenía razón en ciertas cosas, no estaba dispuesta a estar con alguien como él a esperar que hiciera algo más que darme una bofetada.
— Está bien — acepté tomando su mano con un poco de desconfianza
— Bien, preparemos tus cosas, supongo que te sabrás el número de alguien para que venga por ti, ¿cierto? — señalaba el teléfono estrellado
— El de mi hermano
— Pues a él le hablaremos, traeré mi teléfono y en la noche saldremos para que pase por ti algo retirados de aquí, hay unos guardias y eso puede complicar las cosas
— ¿Y cómo piensas burlarlos?
— Tengo algunos somníferos — guiñó —, pero primero voy por algo de hielo para bajarte la hinchazón, en un momento vuelvo — me dejó empacando alguna de la ropa que había para mi en el ropero del cuarto
(...)
Mi hermana había logrado calmarme un poco, sabía cómo hacerme sentir bien, aunque en estos momentos nadie podía hacerme sentir un poco menos miserable, quería que la tierra me tragara para que dejara de dañar a las personas que quería.
— Ya está listo el té, tómalo ahora que está caliente Michael — me lo ofreció muy amable
— ¿Puedo pasar? — apareció de nuevo Lucy
— Adelante
— Hannah me envió por hielo, está más que molesta con Mike
— ¿Qué te dijo de mi?
— Pues...no sé si decirte...— dudaba rascándose la nuca —, no quiere verte, y...
— ¿Qué pasa Lucy? — se acercó mi hermana temerosa
— Esa chica está loca, la encontré con un arma en mano. Me dijo que piensa escapar esta noche, quiere entregarte Michael, irá con la policía para...ya sabes. Le dije que había muchos guardias aquí pero me dijo que de ser necesario te mataría
— ¡¿Qué?! — gritamos ambos al unísono
— ¡Por favor no griten! Me amenazó con un arma para que la ayudara a escaparse, tuve que decirle que si para que no me hiciera daño, tienen que hacer algo con esa chica
— ¿Michael...? — me tomaba del hombro Janet — ¿Qué piensas hacer?
— Yo...no lo sé — volteaba a todos lados nervioso —. Voy por ella
—¡No! — me detuvo del brazo Lucy —, te hará daño, ¡y a mi también si se entera que les dije!
— ¡No puedo dejar esto así!
— Michael será mejor que la escuches, tal vez tenga razón. Lucy, ¿te dijo qué hará para irse de aquí?
— S-si, llamará a su hermano, ya sabe dónde está, tuve que decírselo porque me apuntaba a las sien. — pausó —. Pero...hay algo más grave aún en todo esto, lo sabía desde hace unos días pero no encontraba la manera adecuada de decírselos
— ¿Qué cosa?
— Está ayudando a su hermano a volver a su trabajo, nos está traicionando, están con el bando equivocado, creo que por eso estaba insistiendo en que le diéramos esta dirección, para poder decírselo a los otros y que vengan por ustedes
— ¿Qué cosas estás diciendo Lucy?
— La escuché un día hablando por teléfono, quedó de verse con un tal...Demian
Ese maldito mensaje de que la quería ver...ahora todo estaba encajando
— Está bien, tendremos que actuar a mi manera — me zafé enojado de ella —. Ahora vuelvo — salí de la cocina directo a su habitación
Creo que lo del golpe había sido una excusa, quería irse desde el principio y estaba dispuesta a entregarme a mi y a mi familia a la policía, estaba dudando en si realmente ella sintió algo por mi y fui el único que amó al otro en nuestra relación.
Toqué la puerta de su habitación y al no obtener respuesta de su parte entré por la fuerza, y de inmediato al verme parado en la puerta sacó la pistola y me apuntó a la cabeza.
Al parecer era cierto...era una traidora, pero yo tenía dos ventajas en esta situación, tenía un arma bien escondida y yo a comparación de ella...si sabía usarla.
Continuará...
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Nos leemos en el próximo capítulo, ¿esto se está poniendo bueno? Dejen sus comentarios, adivinen, ya tengo el próximo capítulo escrito ❤ peeeeeero lo guardo hasta el próximo 👍
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