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Cap. 17. Desmayos

Tenía mis piernas cruzadas en la cama, con mi computador abierto tratando de encontrar una nueva universidad, aunque tardaría unos meses en volver a entrar para presentar el examen de ingreso, no podía pensar en otra cosa mas que continuar cuanto antes con mis estudios, no podía hacer enojar más a mis padres.

—¿Ya decidiste enana? —se aventó en mi cama mi molesto hermano, pudo escaparse y venir a verme

—No, quiero entrar lo más pronto posible y sólo está una que iniciará clases dentro de seis meses, esto es bastante cansado y molesto —gruñí de mala gana —. Todo por tu culpa —le di un golpe en el hombro

—¡¿Qué?! Yo no tengo la culpa que insultadas a tu autoridad —rió

—¡Por eso! Comparto tu tonto carácter, mejor hubiera sido como mamá, que nunca se le sale ni un insulto —decía sin apartar la mirada de la computadora

Desde la mañana estaba esperando a que llegara la mujer que me había dicho Michael, tenía mucha curiosidad por saber quién y cómo era ella, y tenía más curiosidad porque no quiso decirme si era su hermana u alguna otra chica, estaba bastante misterioso.

—Demian, ¿dónde te estás quedando? —pregunté con miedo —. Puedes volver aquí, estaría más tranquila

—Si quisiera, pero estoy tratando de resolver el asunto de mis padres con Derian —dijo sin tomarle mucha importancia —. No te preocupes, aquí está Michael y Louis para que te cuiden, creo que hacen un buen trabajo —rió mientras tomaba su teléfono

Sobre todo eso..."cuidarme"

—Oye, adivina.

—Mmm...¿estás embarazada? —me sonrió burlón mientras lo golpeaba con la almohada —. Ya pues, lo siento. A ver, dime.

—Ya tengo novio —solté sin mirarlo

—¡¿Ya?! —abrió sus ojos como platos —. ¿Y quien es? —me miraba muy atento poniéndome nerviosa —. Espera...—se fue alejando mirándome fijamente —, no me digas que es...—sañalaba la puerta

Esperaba a que terminara de decir, pero era más que obvio que ya sabía que era Michael, su expresión lo decía todo, y su mirada lo delataba.

—¿Por qué? —susurró —, esa relación no está bien, tienes que alejarte de él

—¡Pero acabas de decirme que me cuida bien! —grité haciendo que él me tapara la boca

Me soltó de la boca mientras iba a cerrar la puerta, se miraba muy tenso y preocupado, se incorporó en la cama nuevamente para hablarme con voz baja.

—Él va a heredar el negocio de su padre —me miró con seriedad —. Hannah, si quieres salir de la vida que llevas tendrás que alejarte tarde o temprano de él, por eso no puedo estar contigo, gracias a Dios mientras el hijo del señor Joe esté contigo, los de mi bando no se atreverán a hacerte nada, pero cuando lleguen a deshacerse de su padre, irán contra él. Es ahí donde tendrás que irte

Sus palabras me habían dejado totalmente congelada, de pronto una inmensa tristeza por el significado que me estaba diciendo comenzaba a invadirme completamente, no quería separarme de Michael, lo amaba, y sin darme cuenta, estas situaciones me hacían darme cuenta que ya estaba enamorada de él.

—¡Campbell!

Escuché que me llamaban desde abajo, lo único que hice fue mirar por unos segundos a mi hermano para después levantarme sin ganas de la cama. Una nube borrosa me estaba segando, y la poca luz que había en el cuarto se estaba apagando, fue ahí cuando mis piernas me fallaron por un momento haciendo que cayera de rodillas al piso.

—¡Hannah! —escuché el grito de mi hermano —¿Estás bien?

—¿Eh? —preguntaba un poco confundida —. Ah, si tranquilo. Fue un simple mareo —trataba de sonreír pero sólo lograba hacer una mueca

—Debemos ir al doctor, ¡Por Dios estás casi en los huesos! —reclamó —, le diré a Michael para que te lleven a un doctor pronto

—¡Ah, no! Derian, ya hemos tenido esta plática antes, y no pienso ir a ningún doctor. Estoy bien, sólo fue un simple mareo, una baja de azúcar o algo —me encogí de hombros

—Pero...

—¡Pero nada! Estoy bien —terminé molesta —. Ahora si me disculpas, me hablan abajo —le dije para salir y dejarlo ahí solo

Me seguía molestando que trataran como si estuviera cometiendo un delito, nadie comprende que lo único que hago es tratar de cuidar mi cuerpo para estar bien conmigo misma, nadie se preocupaba en ponerse en mis zapatos por un minuto.

Bajé aquellas largas escaleras mientras me sujetaba de aquél barandal, al llegar hasta la sala me encontré con dos mujeres, una de ellas tenía un bulto en su estómago, al parecer ella era su hermana, y otra chica más o menos de mi edad con el pelo recogido en una coleta y muy delgada, podía ver cómo me depositaba una mirada desaprobatoria.

—¡Campbell! —se acercó a mi Michael —, te presento a Janet Jackson, mi hermana. Y ella es Lucy, una amiga suya

—Hola —saludó con una sonrisa forzada la chica de nombre Lucy

—Mucho gusto —saludé de la misma manera

—¡Tu eres mi cuñada! —se levantó su hermana a darme un gran abrazo —. Verás que nos vamos a llevar muy bien Hannah —depositó un beso en mi mejilla

No me había dado de la presencia de Louis, estaba sentado en el otro extremo del sillón, lo único que hice fue darle un breve saludo con la mano. Todos nos sentamos para platicar, lo único incómodo eran las miradas que aquella chica me daba, pero por mi mente pasaban miles de cosas aparte de preocuparme por ella, como el porqué mi hermano aún no bajaba ni se despedía.

—¿Y cuántos meses tienes de embarazo? —pregunté de pronto

—Siete meses —dijo acariciando su barriga —. Serán gemelos —sonreía más que feliz

—¿Cómo se llama su padre?

Hice la última pregunta que, al parecer fue una bastante incómoda, todos habían cambiado sus caras de felicidad para poner una de seriedad, me había arrepentido de haber dicho esa cuestión.

—No hay padre —respondió finalmente esta

Eso quería decir que había sido obra del espíritu santo

—Oh, lo...lo siento —me disculpé bastante incómoda

En ese momento sentí la mano de Michael sujetando la mía, ambos nos vimos dándome a entender que todo estaba bien y que no me preocupara.

(...)

Janet estaba a punto de irse, mi hermano seguía sin bajar y eso me estaba preocupando bastante, se suponía que ya debía haberse ido desde hace horas.

—Nos veremos luego hermanito —decía tan alegre como cuando llegó —, cuídalo mucho cuñada

—Te lo prometo —dije igual de contenta

Salieron de la casa, pensé por un momento preguntarle más acerca del papá de los gemelos a Michael, pero no me atrevía.

—Iré a tomar un baño —se quejaba Michael —¿No vienes Hannah? —me hizo un guiño

—Te voy a golpear hasta que sangres —amenacé haciendo que los tres riéramos

Ayudaba a Louis con la cocina, habían un par de platos y vasos por lavar, no me agradaba mucho la idea pero era lo menos que podía hacer, sólo le agradezco a Louis por haber preparado una ensalada especialmente para mi, espero estar progresando con eso.

—Me voy hermanita —bajó de prisa mi hermano

—¡Hey! Espera

—¿Qué pasa?

Lo tomé del brazo para alejarnos un poco de Louis

—¿Me puedes decir por qué no bajabas? —lo miré enojada —. Me tenías casi comiéndome las uñas de los nervios —susurraba

—Lo siento, es que...

—¡AppleHead! —entró en esos momentos su hermana —. Ah, Hannah no has visto mi...—paró de hablar en cuanto miró a mi hermano —. ¿T-tu...?

No sabía lo que pasaba en ese momento, era como si hubieran congelado la imagen para mi hermano y la de Michael, quienes se miraban asombrados, bastaron unos segundos para que apareciera Louis con nosotros.

Janet se había puesto bastante pálida, dio un par de suspiros ahogados y al dar un paso hacia atrás se desplomó, si no fuera porque Louis alcanzó a atraparla ella se hubiera golpeado en el piso.

—¡Janet! Hannah, trae algo de alcohol

—¡Si!

Busqué el botiquín y se lo llevé de inmediato a Louis, ella no reaccionaba y me estaba preocupando, mientras que mi hermano sólo tomaba su mano con los ojos cristalinos.

—¡¿Qué pasó?! —bajó de prisa Michael, encontrándose con su hermana en el piso tirada —. Rápido, vamos al coche, tenemos que llevarla a un hospital

—No espera. Primero checa su pulso —sugirió Demian —, yo se lo tomo.

Le hicieron espacio para que se lo tomara, no dejaba de verla, sabía que algo estaba pasando con ellos dos, tenía algunos cabos sueltos y ya se estaban acomodando solos.

—Pasa el alcohol por su nariz, ponle un poco en el ombligo y en su cuello —me ordenó

—¿Eres médico? —reprochaba Mike

—Solía estudiar para eso, pero no. No lo soy. —respondió sin siquiera mirarlo —¡Está reaccionando!

Continuará...

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