Cap. 14. Decisiones
Mis manos estaban temblando, mi sudor bajaba por mi cuello mientras mi respiración se agitaba cada vez más, ya estaba agotada, pero quería seguir, no había sudado lo suficiente como para poder reducir una talla a mi pantalón.
Me había encerrado en mi habitación mientras Michael hablaba con aquellos chicos, no me había molestado en acompañarlo, lo único que me molestaba era que hiciera sus juntas aquí en mi casa.
Muriendo de la sed, quise bajar hasta que sus pláticas me detuvieron
— ¿Quieres deshacerte de ella entonces? — preguntaba uno de esos chicos —, podemos hacerlo mañana mismo
— Si, la verdad no puedo creer que me hiciera esto — respondía Michael algo molesto —, esa idiota me las va a pagar
— Fue un error muy grande por parte de Hannah — añadía Louis
Tenía en miedo de que hablaran de mi, tal vez estaban hablando de los carteles que según había hecho yo, o tal vez estaban hablando de Miriam, pero por lo que había dicho Mike me quedaban muchas dudas.
Subí de nuevo a mi habitación tomando el arma, me puse otra chaqueta y me escondí muy bien la pistola, quería salir corriendo por la ventana pero me quedaría a averiguar más sobre la situación.
Esta vez me asegure que me vieran al bajar, no me tomaron importancia y seguían hablando de cosas extrañas, fui directo a la cocina donde todavía podía escuchar de qué platicaban, quería que pensaran que sólo bajaba para tomar agua.
— Hola Hannah — entró uno de esos chicos — ¿Así que eres la novia de Michael? — me miró divertido —, pobre de ti — rió —, a ver si lo aguantas
— Eso espero — reí también — ¿Cómo te llamas?
— Dime Dylan — pasó de largo para abrir el refrigerador
Miraba mas acciones de aquél rubio que tenía ante mi, su mirada llena de misterio me ponía la piel de gallina, se miraba bastante serio mientras tomaba un gran vaso de jugo.
— Y...¿de qué tanto hablan? — pregunté temiendo la respuesta
Me miró con media sonrisa en su rostro, como si tratara de adivinar lo que pasaba por mi mente, me había arrepentido de haber hecho la pregunta, pero por las dudas, ya tenía mis dedos listos en aquella arma en mi bolsillo.
— ¿Qué tienes ahí? — miraba mi mano en la bolsa — Oh...—carcajeó —, ¿sabes usarla bien? — arqueó una ceja
Había adivinado que tenía un arma conmigo, si antes tenia miedo ahora me encontraba aterrada, mientras más retrocedía él más avanzaba hasta mi. Le di la espalda y salí justo cuando todos ellos venían con nosotros.
— ¿Estás bien, Hannah? — preguntó Michael —. Estás muy pálida
— ¿Yo? No, es que...tengo un poco de sueño
— La niña tiene un arma en el bolsillo — informó el rubio de mirada retadora
Todos voltearon a verme sorprendidos, compartieron varias miradas desconcertantes y yo sólo temblaba sin saber qué hacer.
— Hannah, ¿por qué traes un arma contigo? — se acercó Louis extendiendo su mano para que se la entregara —. Por favor — amenazó con la mirada — ¿Tienes miedo de algo?
—Us-ustedes quieren deshacerse de...¿de mi?
Todos soltaron una carcajada y Louis sólo escondía su rostro con sus manos algo apenado, podía escuchar unas cuantas risas de ellos.
— Amor — se acercaba Michael para abrazarme —. Jamás lo haría — depositó un beso en mi mejilla —, nos referimos a quien hizo que te expulsaran — me abrazó de la cintura
— ¿Hablan de Miriam? — volteé a mirarlo soltándome de su agarre
No me gustan los abrazos
— ¿Miriam? — abrió los ojos sorprendido —, nosotros hablamos de quien pegó aquellos papeles, Zoey.
Puse una cara de sorpresa que no había puesto en ya hace mucho tiempo, no podía comprender a qué se refería.
— P-pero fue Miriam — alegué
— No amor — intervino Michael —. Fue Zoey, en primer lugar porque Miriam y tu estaban fuera cuando todo pasó, en segunda porque ella siendo la presidenta de tu clase tiene poder para portar siempre las llaves de las instituciones, y en tercera porque nuestros guardaespaldas que llegan antes, pudieron verla con una peluca y ropa parecida a la tuya.
— ¿Y porqué lo hizo?
Un chico castaño se puso en medio y comenzó a hablar
— Ella escuchó una plática de Miriam en el baño sobre Michael, y también dijo algo sobre tener cuidado de ti, lo que aún no se sabe es el porqué te quiso perjudicar a ti
No sabía qué decir en estos momentos. Me sentía algo estúpida por mil y una razones, y la mayor porque traía un arma pensando que ellos querían hacerme daño. La segunda fue porque casi golpeo a Miriam injustamente.
— ¿Qué le van a hacer?
— Mike la quiere desaparecer, pensamos que es la mejor opción, ya que por su culpa te expulsaron — añadió el rubio
— Si...yo creo que no...— dije torpemente —, es que...sólo me habían suspendido por una semana, y...terminé por ser expulsada por mi culpa
— ¿Qué? No entiendo — me contestó confuso Michael
Las palabras que le había dicho a la rectora no eran exactamente las de una buena alumna comprometida con su institución
— Ya te había dicho que insulté a la rectora
— ¡Ah si! Se me había olvidado, pero sea como sea ella fue la causante de todo — profundizó su voz — ¡Y la quiero muerta! — gritó más que enojado
— Michael...¿no estarás hablando en serio?
— Si, muy enserio. Ya saben chicos — los miró con furia —, le compran el ataúd a su familia de una vez
— ¡¿Qué?! — grité sorprendida ante las palabras — ¡Estás loco!
— Hannah, mantente al margen — intervino Louis —. Sabes que nosotros somos personas de cuidado.
— Oye Louis, creo que aquí estamos sobrando...
— Descuida Pendars, dejemos que ellos hablen un momento — dijo para después salir de la casa
Esperaba que empezara a hablar pero no decía nada, cruzada de brazos me acerqué más a él con los ojos llenos de dudas y miedos.
— Michael Joseph Jackson, ¿eres como tu padre? — lo miré con enojo
— ¿De qué hablas?
— Tu padre, uno de los más grandes gánsters, ya lo sé todo. Y también sé que mi padre es la mano derecha del tuyo, ¿quieres seguir con el negocio de tu padre? ¿Un asesino por dinero?
Él seguía sin decirme nada, no sabía si quería conocer la respuesta o si la quería saber
— Michael te estoy hablando y quisiera una respuesta
— Es un simple negocio — respondió cortante —, no es para tanto — se apartó de mi
— ¿No es para tanto? — reí sin poder creer lo que escuchaba —, estás mentalmente inestable y ahora quieres ser como tu padre, realmente me enfermas — escupí molesta
— Mide tus palabras, bien que podrías trabajar para tu hermano — susurró, pero había escuchado cada palabra — ¿No es así? Creo que debería tener cuidado con mi novia que tare consigo un arma cargada escondida, hermana de un sujeto del bando contrario
— No metas a mi hermano en esto — amenacé —. Es verdad que sin querer, estoy dentro de la mafia — hice una pausa —. Pero esa no fue mi elección, tu yo tenemos elecciones, y tu estás tomando una equivocada
— No me vengas con tu moral Campbell, tu no eres nadie para mandarme
— ¡Lo hago porque me preocupo! — grité entre lágrimas —, ahí o matas o te matan, y no quiero verte muerto en una caja ¿me entiendes?
Bajó la mirada triste sin decir nada más, perdía la mirada en el piso evitando verme, y yo mientras trataba de que las lágrimas no salieran más, no quería que se involucrara más de lo que estaba en ese mundo tan peligroso. Debía admitirlo, no quería que le pasara nada porque me importaba demasiado.
— No quiero ver a mi novio tras las rejas o muerto, ya sabes. Y si quieres tomar ese camino será mejor que no me arrastres a ti. Si quieres tómalo pero tendremos que alejarnos, no quiero tomarte más cariño para que al final termines por matarte.
Lo dejé ahí sólo y salí de la casa, ahí estaban los chicos quienes me veían con duda. Pasé de largo sin tomarles importancia y comencé a caminar.
Estaba herida, me lastimaba mucho lo que estaba por hacer Mike, no quería que escogiera ese camino, aceptaba que lo quería demasiado. No estaba dispuesta a seguirlo y aguantarlo por cosas que no me correspondían preocuparme. Le había dicho mi novio por primera vez porque me había gustado ese término para nosotros.
(...)
había comenzado a llover, y yo no paraba de llorar, estaba segura que ya no era por Michael, sino por mi misma, estaba triste por la vida, por pensar de más en mi futuro, tendría que pensar en otra universidad, los regaños de mis padres, estudiar para un nuevo examen, entrar un trabajo para pagar mis estudios porque seguro que mis padres dejarían de apoyarme, el accidente que estaban planeando los ex jefes de mi hermano, él en peligro de muerte y yo sin saber ya dónde estaba por caminar demasiado.
A veces era mejor la muerte, no pasaba nada en un suicidio, nada de eso ya me afectaría si estuviera muerta, quisiera poder ya estar dormida para siempre, pero no. Creía mucho en Dios, y el suicidio es imperdonable para mi, iría al infierno, odiaba no tener una buena opción a la mano para terminar con todo. Menor debería pedirle a alguien que me mate, así no cometería pecado por suicidarme y le haría un favor a la humanidad.
«¿Dónde estoy?» — hablé para mi misma
Ya era algo tarde y tenía mucho sueño, me daban ganas de tirarme debajo de un árbol y dormirme ahí toda la noche.
Me hubiera traído mi teléfono, pero para mi torpeza no lo había metido a mi bolsa, ¿es algo lógico? Asegurarse primero una pistola en lugar del teléfono, aunque yo siempre cargaba a Luk, mi preciosa navaja que estaba conmigo en las buenas y en las malas. Bueno, más en las malas que en las buenas.
Un bostezo salió de mi y con ello, unas lágrimas.
«Estoy cansada»
En todos los ámbitos, ¿cómo es que una persona de 18 años se pierde?
Continuará...
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