Había conseguido burlar a aquellos hombres, esos tipos que no le dejaban ni a sol ni sombra, temía un poco siendo una chica tan vulnerable, pero me asustaba más la idea estar tan cerca en el mundo de la mafia.
Había decidido irme del instituto, claro que, dejándolos a ellos ahí esperando, no tenía caso estar sentada en una clase en la que desde luego no pondría atención, era mejor salir a despejarme un rato en la calle, aunque desde luego no estaría mucho tiempo, seguía pensando en la idea de esta mañana, mis hipótesis se basaban en que alguien me había estado espiando casi toda una vida, y por otra parte está la paranoia que siempre tengo.
Estaba a unos pasos de un teléfono público, el mio ya no tenía pila, estaba pensando en hablarle a mi hermano para que me dijera dónde estaba y con quién. Aunque seguía enojada con él, debo aceptar que es mi sangre y lo quiero aunque sea un poco, y es inevitable sentir preocupación por él.
— ¡Oh! Miren quién está aquí — habló a lo lejos una voz reconocida
Aquella chica que me había casi prometido no cruzarse en mi camino ahora estaba viniendo a mi, con una típica sonrisa de oreja a oreja, podía ver el veneno a su alrededor esperando salir con ansias.
— ¿No deberías estar en la University? — detuvo su paso para ganarme el teléfono —, no tardo linda — llevó su cabello atrás dejando ver unos lindos aretes de oro
Me crucé de brazos mientras podía escuchar su plática, esperando a que terminara para poder hablar con mi hermano que viniera por mi. Todo esto seguro era para tenerme aquí parada como estúpida, porque su plática no era muy formal que digamos, su celular obviamente tenía pila porque podía verse en su bolsillo trasero encendido recibiendo mensajes.
— Listo amor — sonrió dejando el teléfono —, volviendo a la pregunta...
— Me salí, ¿no me ves? — dije obvia, evitando que volviera a preguntarme
Dejó salir una risa algo molesta: — Tranquila, puedo llevarte a casa si quieres — se ofreció muy amable
— No muchas gracias, y creo que ya habíamos dejado en claro nuestros estados para estos casos Miriam — sonreí al igual que ella
— ¡Oh, vamos! — me tomó del brazo haciendo que me doliera un poco
No tuve otra opción mas que entrar a su coche, seguía sin creer cómo la gente hipócrita quería hacerse notar en todos los ámbitos.
— Veo que te estás revelando — añadió sin dejar de ver el camino —, ¿se puede saber el motivo de tu escape?
— Digamos que hoy no tuve ganas de recibir una clase — la evité mirando por la ventana — ¿Y tu?
— Igual, no me gustan las clases — pausó sacando un paquete de maquillaje de la parte trasera
— ¡Oye! Ojos al volante — reproché
— ¡Uy! Si, perdón mamá — dejó de mala gana el maquillaje para volver los ojos al camino
Aquélla chica rubia encendió el estéreo del auto, con unas canciones que, solía escuchar cuando estaba de buen humor, no bastó mucho tiempo para que se pusiera a cantar con esa voz tan irritante.
Tenía que hacer aquella cuestión que pasaba por mi mente en estos momentos
— Miriam, ¿Qué relación tienes con Michael?
Ella frenó de golpe haciendo que me fuera hacia delante, me hubiera dado un buen golpe si no fuera porque me había puesto el cinturón de seguridad. Sin darme cuenta, ella ya tenía sus ojos clavados en los míos. Mirándome desafiante y con enojo, sabía que reaccionaria de esa manera pero tenía que hacerlo si quería salirme con la mía.
— Te estás tomando muchas libertades sólo porque me ofrecí a llevarte, ¿no crees?
— No me malentiendas, tu y yo somos enemigas — afirmé —, sólo que quiero saber qué relación tienen ustedes dos
— Nosotros — enfatizó —. Nunca fuimos nada...al parecer
Su voz se fue apagando de golpe, es como si quien sufriera de bipolaridad fuera ella y no Michael, tuve que guardar unos segundos antes de responder para que ella siguiera hablando
— No tengo porqué darte explicaciones — dijo arrancando nuevamente el coche —, por favor no vuelvas a ese tema
— Pero te gusta — afirmé —, deja las cartas en la mesa Miriam, como sé que no puedo sobornarte con dinero para que me digas todo lo que sabes de él, haré cualquier cosa que me pidas
— Mmm...¿Cualquier cosa? — arqueó una ceja
Dudé por un segundo pero terminé aceptando
— Si dices algo sobre esto yo misma te mataré
"Yo misma" ¿Ya alguien planeaba hacerlo?
— Bien, ¿puedes decirme entonces? — me dirigí obvia hacia ella, quien gracias a Dios ya no estaba la sonrisa que solía tener en la cara, por el contrario, ahora sólo tenía una cara completamente seria.
— Hablemos aquí — paró fuera de la carretera
»Todo empezó en la preparatoria, hace tres años. Sea como sea mi actitud, antes solía tener un verdadero grupo de amigos. Era mi primer día, y según parecía el de él también. El toparnos "casualmente" ese día lo volvió en uno decisivo en mi vida, era para mi un amor a primera vista, y aceptémoslo, ¿quién no se puede enamorar de alguien como él?.
Los primeros días se acercaba a mi, pensaba que yo le gustaba, pero no fue así, él comenzaba a contarme que estaba enamorado de la hija de uno de los empleados de su padre, y eso me enojó. Duré unos días en poder asimilar que él no era para mi. Pero en otras ocasiones se mostraba de diferente manera, un día podía decirme que le gustaba, y al otro apenas y me volteba a ver, como si se tratase de dos personas distintas, le gustaba darme alas, o eso era lo que yo pensaba.
Al poco tiempo Louis se acercó a mi y me explicó qué era lo que ocurría con Mike, y desde luego dadas las circunstancias le creí, pero cuando él se acercaba siendo otra persona, me pedía cosas que, no me podía resistir, realmente lo amaba, y me gustaba que me hiciera suya aunque al otro día no lo recordaba.
Cuando me platicaba de esa chica, decía con tanta seguridad que sería su mujer que hasta me preocupé, lo veía demasiado obsesivo, pero por otra parte, mientras no se tratara de mi estaba bien, no me importaba.
Ahora, hasta hace poco me voy enterando que ya cambió de chica, y por ello es que te odio, pero no puedo decir nada porque he descubierto que su familia es de armas tomar, y ni hablemos de aquella amenaza por parte de él si te llego a hacer daño.
— Pe-pero...¿entonces, con qué te amenazó? — preguntaba temerosa a su respuesta
— Me matan — me miró con los ojos cristalinos
Mi respiración se entre cortaba, nunca había estado en esta situación, no podía creer que una persona amenazada de muerte estuviera frente a mi, y mucho menos por mi, quería seguir preguntando pero mis ganas se habían ido debido al temor que me causaba tan solo de saber las respuestas, ni siquiera ella se atrevía a seguir hablando, sino por el contrario, sólo comenzaba a limpiarse las lágrimas sin siquiera verme ya.
— Yo...no sé qué decir, esperaba otro tipo de respuesta — bajé la cabeza
— Ay no...
La miré desconcertada, bastaron unos segundos para darme cuenta que Michael yacía frente a nosotros, afuera de su coche, ella se puso muy pálida, cosa que no era muy común en ella.
— No quiere que esté contigo — habló con voz entre cortada —, vete.
— ¡¿Qué?! No, yo no quiero ir con él, estás loca.
Enojada salió del coche, hice lo mismo y comenzó a ir hacia él. Con mucha duda la seguí, Michael estaba muy enojado al parecer, su cara lo mostraba, y también mostraba que me tenía los pasos contados, él y Louis quien estaba dentro del coche esperándolo.
— ¡Mike, amor! — llegó con él para recibir inesperadamente una bofetada de parte de él
Mis pasos se detuvieron al instante
— ¡No te vuelvas a acercar a ella! — la hizo a un lado para ir hacia mi
Ella se dejó caer al suelo, mientras comenzaba a llorar, ni siquiera podía decir nada, no sabía ni qué decir ni hacer, sólo lo veía acercare a mi para que luego me tomara fuertemente del brazo.
Ya se les hizo costumbre a todo el mundo sujetarme de mi pobre brazo.
— ¡Oye, suéltame! — trataba de forcejar pero era inútil.
Él era más fuerte
— ¡¿A dónde planeabas ir con ella?! Te enviaron guardaespaldas y te escapas de ellos, eres bastante rebelde
— ¡Suéltame!
Logré quitarme sus agarres, lo miraba temerosa de lo que podía hacer
— ¿Qué pretendes? ¿Quieres que te vaya siguiendo a donde te quiera dar la gana? — reprochó —. Sube al auto Campbell — ordenó
— No — me negué al instante —, yo no voy a ningún lado contigo
Él me miró fijamente, empuñando sus manos mientras mostraba cómo su mandíbula se tensaba: —Sube, y no te lo estoy preguntando.
— Yo tampoco estoy sugiriendo — defendí mi postura
Sabía que era un error hacer lo que estaba haciendo pero era lo que pensaba que era lo correcto, y no estaba dispuesta a ser una chica sumisa ante él.
— Te lo estoy pidiendo por las buenas Hannah — llevó su mano hasta sus ojos irritado —, no quiero usar la fuerza contigo
— Subiré — pausé —, sólo si aparece ante mi Michael y no Joseph — ordené ganando una mirada desaprobatoria de su parte —, estás enfermo y debes atenderte
— ¡¿Ahora yo soy el enfermo?! — abrió sus ojos riendo de manera descarada — ¿Te has visto en un espejo? ¡Tu eres la enferma!
— Retráctate — amenacé desafiante
— En-fer-ma — articuló ganándose una bofetada de mi parte —, ya está — dejó de hablar y me cargó a la fuerza —. Ya fue el colmo Campbell
— ¡Bájame! — ordenaba sin obtener respuesta
— ¡No y más vale que te calles!
— No me callo — decía mientras me metía al carro, dejando a Miriam ahí sola — ¡No me interesa estar con alguien como tu! — gritaba ya sin darme cuenta de lo que estaba diciendo
— ¿Alguien como yo?
Me miró con sus ojos completamente negros, estaba esperando a que siguiera hablando
— Termina Campbell, ¿alguien como yo?
Y finalmente lo dije
— Un enfermo mental — lo dejé salir
— Ni yo con una anoréxica — pausó —. Un costal de huesos — terminó para poner la vista al frente sin ninguna expresión
Me dejó con la mirada hacia él, había ganado aquella batalla de palabras, terminamos. Habíamos dicho las verdades de ambos.
—...un loco y una huesos — musité cerrando los ojos
Continuará...
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