Capítulo 43.
Una rubia de encontraba revisando una gran cantidad de papeles que su asistente le había entregado. Muchos informes, reportes y solicitudes de acciones a realizar para la empresa que ella debía autorizar, leer y archivar.
Había estado encerrada dentro de su oficina durante más de 4 horas y comenzaba a sentirse abrumada, pero sabía que esto era algo que haría en cuanto se graduará de la universidad, su padre había insistido bastante para que ella tomara parte en el negocio familiar y llegado su momento, lo heredará.
Aún así Chloe no se quejaba, ni mucho menos descuidaba el trabajo. Si era sincera con ella misma, agradecía la confianza que su padre le había dado y quería hacerlo sentir orgulloso, al mismo tiempo esperaba poder ser un poco más independiente y con el salario que su padre le daba, por qué si, le pagaba, poder pagarse un piso para lograr su independencia.
Estaba tan sumergida en las grandes cantidades de papeles que tenía en sus manos que no escucho cuando su puerta fue golpeada, ni la voz de su asistente pidiendo el pase, lo que la saco de su concentración fue el suave pero inconfundible aroma de cierta azabache que conocía a la perfección.
Con rapidez separo su mirada de los papeles y clavó sus profundos ojos azules en los claros ojos de la azabache que la veía un tanto sonrojada y algo tímida.
-Hola Chloe. -saludo un poco nerviosa Marinette sin saber muy bien si había venido en un buen momento, pues la rubia se veía algo atareada en esos momentos. - Siento venir sin avisar, creo que tal vez te esté molestando con mi presencia. - Comento algo apenada mientras miraba hacia los lados buscando de alguna manera salir de ahí.
-Claro que no. Tu presencia jamás me molestaría. Más bien, diría que me trae la tranquilidad y paz que necesitaba en estos momentos. -dijo Chloe con una suave sonrisa mientras se levantaba dejando los papeles sobre su escritorio.
Chloe sabía que la azabache le costaba mucho trabajo expresar sus sentimientos o pensamientos. Sabía que la azabache aún presentaba un gran trauma por su accidente años atrás. Por lo que tenía que actuar de forma dulce y calmada, no podía alterar de alguna forma a la joven y mucho menos cuando se enteró de que tuvo que volver a sus terapias.
-¿A qué se debe tu visita? -pregunto con una sonrisa y un tono amigable.
Por su parte, Marinette se sonrojo y evitó hacer algún contacto visual con la joven mujer que se encontraba frente a ella. Se avergonzaría de por vida si revelaba que su presencia se debía a un simple capricho y el infantil deseo de verla.
-Yo... No.. -intento hablar pero sus palabras se vieron interrumpidas por el timbre de su celular. -Discúlpame un segundo. -dijo con una sonrisa nerviosa mientras veía en la pantalla el nombre de quién la llamaba. - ¿Alya..? ¿Que ocurrió? Espera... Más despacio. No, espera.. ¿Dónde estás? ¿Cómo está ella? -la conversación que la azabache mantenía con la morena a través del celular comenzó a preocupar a Chloe cuando el tono de la joven madre se oía realmente asustado. -¡Solo dime a dónde la llevaste! Okey... Bien... Si, voy para allá. -termino la llamada y fue el momento en el que Chloe decidió hablar.
-¿Que sucedió? ¿Alya se encontraba bien? ¿Denisse se encuentra bien? -pregunto algo preocupada pero conservando la calma.
-Si.. Alya... Ella está bien... Denisse... Ella... -intento explicarse pero hablaba demasiado rápido que poco se le entendía. -no entendí muy bien, pero parece que se comenzó a sentir mal.. Alya la tuvo que llevar al hospital... No entiendo.... Ella no... -pero los sollozos le hicieron imposible seguir hablando.
-Tranquila. -dijo rápidamente Chloe mientras se acercaba y colocaba ambas manos sobre los hombros de la azabache y los acaricio para transmitirle tranquilidad de alguna manera. -¿Sabes a cual hospital la llevaron? -pregunto con tranquilidad y Marinette asintió mientras la lágrimas bajaban por sus mejillas. -Bien... Yo te llevaré. - finalizo.
Ambas salieron de la oficina, Chloe rápidamente dió varias instrucciones a su asistente/secretaria de lo que debía hacer y salió del edificio donde ya las esperaba su chófer, tras darle la dirección ambas subieron al coche, Marinette mantenía comunicación constante con Alya para saber el estado de su hija, por su lado, Chloe respondía una llamada de su padre, quien se encontraba un tanto preocupado por la repentina salida de su hija.
El ambiente dentro del carro se encontraba lleno de tensión y preocupación. Marinette sentía que en cualquier momento podría sufrir alguno de sus, ya comunes, ataques de pánico pero gracias a la mano que Chloe sujetaba la mantenía algo calmada.
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-Tranquila Alya. El doctor nos acaba de decir que todo está bien. -intento tranquilizar Lila a su amiga quien permanecía sentada en una de las sillas fuera de las habitaciones de los pacientes.
-No lo entiendes Lila... -hablo la morena mientras intentaba enfocar su vista. -Tu no la viste cuando.. -cubrió su boca cuando el primer sollozo salió. -Cuando la ví tirada en el suelo... Yo... Ella estaba muy bien..... en unos minutos y al darme la vuelta... Ella no estaba...
-Tranquila Alya. -dijo Lila mientras la abrazaba e intentaba consolar a su alterada amiga.
Si así se encontraba Alya, no quería ni imaginar cómo se encontraría Marinette al enterarse por teléfono que su hija se encontraba en el hospital.
Si era sincera, las cosas entre ambas seguían algo tensas desde aquel día, la italiana sabía que todo era culpa de ella y Marinette siendo tan buena solo le estaba dando su espacio, el estar con Alya fue simplemente una casualidad y aunque era desafortunado, agradecía estar ahí para brindarle calma y tranquilidad a su angustiada amiga.
-Tranquila, todo está bien. Tu sobrina está bien. Tienes que relajarte y sonreír para la pequeña. -seguia hablando la italiana mientras los sollozos de la morena se calmaban un poco. -Andrà tutto bene, mia cara. (Todo estará bien, mi cielo.) -Susurro en su idioma natal. -Per favore, smetti di piangere, mio bellissimo giornalista. (Por favor, deja de llorar, mi hermosa periodista.)
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-Por favor. ¡¿Puede decirme dónde se encuentra mi hija..?! -fue lo primero que Marinette pregunto al entrar al hospital, seguida por Chloe quien intentaba recuperar el aliento.
-Si. ¿Podría decirme el nombre de la niña? -pregunto la recepcionista con total calma y profesionalismo.
-Denisse Dupian-Cheng. -contesto rápidamente Marinette mientras intentaba retener las lágrimas en sus ojos.
-Ella se encuentras en el segundo piso, habitación 56, el doctor Alain Cassel es quien está a cargo de la pequeña. -informe la joven con una pequeña sonrisa.
Chloe agradeció a la recepcionista mientras que Marinette ya se encontraba caminando a paso veloz hacia las escaleras para ir a encontrarse con su mejor amiga y con su hija.
Tenía que saber que había pasado, no podía pasarle nada a su hija. Ella no podía tener nada malo, jamás se lo perdonaría.
Su hija debía estar bien.
No podía perder su pequeño rayo de luz. No podía perder a quien le brindaba sentido a su vida.
-Mas despacio Marinette. -dijo Chloe mientras sujetaba a la azabache quien resbaló en uno de los escalones y haciéndola perder el equilibrio un poco. -se que estás preocupada y alterada por todo esto, pero de nada te servirá todo esto si te caes por las escaleras y te lastimas. -reprendio la rubia.
-Yo.. -intento hablar pero rápidamente sacudió su cabeza. -lo siento. Tienes razón, ella debe estar bien. -dijo un poco más tranquila y reanudando su camino hacia la habitación de su hija.
Y mientras ambas se dirigían hacía la habitación de la pequeña azabache, ninguna se imagino cual sería el estado de la menor o como podría afectar eso al estado emocional de la joven madre.
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Hola.
Ha pasado algo de tiempo ¿No?
Espero que les guste el capítulo de ahora. Y se que tienen preguntas, pero se tendrán que esperar al siguiente capítulo para que sean contestadas. Claro... Solo si son las que yo me imagino que tendrán.
Cómo sea, yo me encuentro bien.
Debido a todo está situación mundial y eso, mi trabajo ha decidió que debo permanecer en casa. Dado a mi condición médica, cosa que explique en mi muro.
乁| ・ 〰 ・ |ㄏ
Sigan las instrucciones de higiene y las que da su gobierno. Cuidense y quédense en casa, así no solo se cuidan ustedes, cuidan a su familia.
Nos estaremos leyendo.
Adiós.
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