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Capitulo 40.

La mirada de una castaña se encontraba fija en el perfil de aquella azabache, la miraba con adoración y tristeza, pues la imagen que transmitía la joven madre era de preocupación y miedo.

Había pasado un tiempo desde que aquella mujer se había ido y ambas chicas se quedarán solas mientras Dennise abrazaba a su madre, como si de alguna forma intentará calmarla o hacerla feliz. Evangeline no sabía que hacer en un momento así por lo que decidió quedarse a lado de Marinette y esperar a que está misma se abriera a ella.

Esperaría el tiempo que hiciera falta...

Por otro lado, Marinette se encontraba sumergida en sus pensamientos y en diversos escenarios dónde aquella mujer volvía y pedía nuevamente ver o pasar tiempo con Denisse.

No iba a permitirlo, jamás permitiría que su hija pasará tiempo con aquella mujer que había intentado de forma ilógica meterla a la cárcel por la muerte de Andrew, lo cual si había provocado pero no de manera consiente e intencionada.

Las pequeñas manitas de su hija provocó que la azabache reaccionara y bajara la mirada hacia su regazo donde su pequeña hacia un adorable puchero...

-Tiste.. -la pequeña hablando Francés lo cual provocó que Marinette sonriera débilmente, su hija era muy buena notando su estado de ánimo.

-Solo un poquito mi amor.. -dijo de manera suave y acariciando la mejilla de la pequeña quien cerró sus ojitos y sonrió ante el contacto de su madre.

Evangeline veía aquella escena con adoración, y de alguna manera quería formar parte de ello. Pero primero debía saber y esperar que Marinette estuviera de acuerdo en intentar lo que tiempo atrás no se dieron la oportunidad de intentar.

Pero algunas preguntas llegaban a la castaña haciéndola tener varias dudas e inseguridades de lo que podría llegar a suceder si realmente llegaban a tener una relación, y todo resultado era negativo..

Con el paso de tiempo la actitud segura y valiente de Evangeline se había ido para dejar solo inseguridades y miedos sobre todo lo que ella creía. Nuevamente le habían roto el corazón y aunque está vez ella estaba al tanto de que podía suceder, realmente no esperaba que pasara.

Por eso en cuando poso una de sus manos sobre el brazo de la azabache mayor y está se sobresalto un poco ante el repentino tacto, rápidamente alejo su mano esperado no incomodarle o molestarla.

-Lo... siento. - dijo desviando un poco su mirada. -¿Te encuentras mejor...? -se atrevió a preguntar, ya había pasado un poco de tiempo desde lo ocurrido y sinceramente la preocupación se estaba apoderado de la castaña.

-Si, solo... No estaba preparada para encontrarme con ella... No supe cómo reaccionar. -sonrió levemente, pero ambas sabían que aquella sonrisa era forzada.

-¿Quieres que te acompañe a casa o .... ? -intento seguir con una conversación dado a qué realmente no habían tenido muchos momentos a solas desde que la azabache había llegado.

Y también se encontraba la situación con su mejor amiga quien recientemente se había alejado de ella, la castaña comprendía que Lisbeth se encontrará enojada por sus decisiones pero esperaba que entendiera que lo que hacía era por qué ella así lo quería.

Lastima que la castaña se encontrará totalmente equivocada respeto a la actitud que había tomado su mejor amiga y desconocía el dolor por el que ella se encontraba pasando al no querer reconocer sus propios sentimientos.

Por su parte Marinette miro hacia el cielo por unos segundos, sabiendo que para ella el día ya se había arruinado y si se quedaba en la calle solo terminaría con gran ansiedad ante la posibilidad de que la misma mujer regresará para seguir con aquella no deseada conversación.

-Eso estaría bien.. siendo sincera no tengo el valor de ir sola a casa. -confeso la azabache con una suave voz y Evangeline asintió mientras se ponía de pie al igual que la madre y caminaban en dirección de la casa de la última.

En otro lugar de la ciudad.

Una rubia de ojos azules camina por las calles de París en dirección a su auto donde su chofer, cuyo nombre aún desconocía, la esperaba para llevarla a su siguiente destino.

Detrás de ella se encontraban 3 empleados de aquella juguetería a la cual había acudido cuando por impulso decidió darle un "pequeño" regalo a la hija de Marinette. Los tres jóvenes llevaban varios objetos cubiertos con papel de regalo y caminaban con mucho cuidado para no tropezar con nada ya que la cantidad excesiva de regalos que tenían no les permitía ver el suelo.

Al principio ella esperaba solo comprar aquella mesa de dibujo que le había parecido perfecta para la pequeña azabache, pero también había encontrado un pequeño juego de cocina y esperaba que a la pequeña le gustará ya que las veces que había ido a casa de Marinette, la pequeña Denisse se encontraba con algún utensilios de cocina en sus manos y con una gran sonrisa al moverlos de un lado al otro.

Esperaba que con aquello los problemas que tenía Marinette al alejar a la menor de los objetos más peligrosos de la cocina terminarán y de paso, la pequeña Denisse estuviera contenta. También había comprado varios colores, libros de colorear y libretas para que la misma Dennise hiciera sus propias creaciones.

Chloe sabía que tal vez se encontraba cruzando una línea en la relación que ambas tenían y esperaba que la azabache no sintiera que intentaba ganarse a la pequeña para poder tener una oportunidad con ella. Lo último que quería era hacer algo que molestará o arruinara la amistad con la azabache.

-Aqui estará bien. -dijo con voz firme y autoritaria una vez que todos llegaron al gran auto de la rubia y su chofer de nombre desconocido abría la cajuela.

Los tres jóvenes colocaron los regalos de forma delicada y se despidieron de la rubia agradeciendo nuevamente por su gran compra.

-Vamos Alfred. -indico la rubia a su chofer quien solo realizó una mueca por el nombre que le había colocado está vez y arrancó el automóvil en dirección a la pastelería que últimamente visitaban constantemente.

Por su parte Chloe seguía repasando en su mente la mejor manera de entregar todos los regalos sin que la azabache los rechazará, y realmente no tenía una idea de que hacer. Por lo que optó por la manera más fácil, llegar con todos los regalos hasta la puerta de su casa y no darle opción de negarse a ellos.

-Bien... -Soltó un suspiro mientras su mirada caía hacia sus manos, las cuales se movían sin parar. Está nerviosa y eso lo sabía bien.

-Estamos por llegar señorita.. -comentó el chófer luego de unos largos minutos de silencio y Chloe salió de sus pensamientos para alzar la vista y encontrarse con el gran edificio al cual se dirigía.

Podía sentir su corazón latir con gran velocidad, estaba emocionada por alguna razón, pero no tanto por ver Marinette, aunque eso siempre la llenaba de felicidad y entusiasmo, sino de ver a la pequeña Denisse sonreír ante tan fantásticos regalos.

Realmente anhelaba ver a la pequeña regalarle una hermosa y enorme sonrisa, una que estuviera dedicada solamente para ella. Había algo con ese par de azabaches que la hacían perder su voluntad hasta doblegarla y Chloe lo sabía.

Cuando el auto se detuvo, la rubia no le pensó dos veces y bajo de el con rapidez y le ordenó al hombre que bajara los obsequios, claro que lo hizo con respeto y amabilidad.

Mientras el hombre hacia lo que se le había ordenado, Chloe camino hacia la entrada del local y entro con una sonrisa llena de cariño hacia la mujer de cabello azabache que se encontraba detrás de la caja registradora atendiendo a los pocos clientes que se encontraban en el lugar.

-Hola Sabine. -Saludo la rubia con un tono alegre.

-hola Chloe. -regreso el saludo la mujer mientras despedía a su cliente con una sonrisa.

-¿Está Marinette? -Pregunto volteando levemente hacia la puerta que dirigía hacia el interior del lugar.

-Ella salió a dar una vuelta con Dennise, no creo que tarden mucho en volver. -comentó con una sonrisa amable y llena de cariño hacia la rubia.

-Bien... ¿Le molesta que deje unos cuantos regalos que traje para Dennise? -se atrevió a preguntar, si Sabine le daba autorización ya tenía ganado todo.

-¿Ya hiciste que tú chófer comenzará a bajarlos verdad? -adivino la mujer mayor con una sonrisa divertida. Conocía muy bien a la joven rubia y sabía lo terca que está podía llegar a ser algunas veces.

-Me conoce muy bien. -contesto con una sonrisa ladina mientras le hacía una seña a su chofer para que comenzará a ingresar los regalos a la recidencia de Sabine.

Poco a poco la emoción de Chloe iba creciendo, no podía esperar a que madre e hija llegarán de su tranquilo paseo y la pequeña corriera a sus brazos como solía hacerlo al verla. Cosa que al parecer hacia también con Alya y Sabine, está última por ser su abuela y quién la cuido en sus primeros meses y año de vida.

Y aunque todo indicaba que sería un maravilloso momento y tiempo de calidad solas... A veces las cosas no salían como uno quería y Chloe lo había aprendido de mala manera a lo largo de su adolescencia.






















Hola, siento tanto tardarme para subir un capítulo... No daré una explicación por qué no la tengo.

Pero si quiero hacerles una pregunta..

¿Han notado que le cambio el nombre a la pequeña azabache? Jajaja a veces se me olvida como se escribe su nombre por qué una amiga se llama casi igual y me confundo.

Cómo sea.
Espero que esté capítulo sea de su agrado y esperen con asias los próximos capitulos por qué aunque no lo crean, nos acercamos a la recta final de esta historia.

Nos vemos.

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