Alma
Su alma estaba rota y corrompida; obsoleta y herida.
No obstante ya había cometido el pecado, ya había entrado al terrero inhóspito y vi algo claro... Su alma sufría.
En gran contraste con la mía, la suya emanaba tristeza.
Pese a todo nos fusionamos, sentía imbuirme dolores, que el mas inocente confundiría con pesadillas salidas del obscuro averno.
La verdad de su alma era innegable, eramos dos constantes, ella nacida para estar rota y yo para arreglar
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