16
Habían decidido que Jisung lo visitaría otra vez esa tarde, ya que el no podía asistir a clases y el rubio se sentía culpable por eso. Le había prometido prestarle todos sus asuntos y poner el doble de atención para que Minho no sé quedará atrás. No le creyó mucho lo último, el chico era el rey de los despistados, pasaba una mosca y su concentración iba a parar al otro continente.
—¿Cuánto crees que le falta a Jisung para llegar?— preguntó Jungkook terminando de arreglarse.
—Un par de minutos— respondió mientras dibujaba cualquier cosa que rondará por su mente.
—Me tengo que ir porque si no llegaré tarde, pero no quiero dejarte solo— murmuró Jungkook con un puchero.
—No te preocupes, no debe faltarle mucho— le dijo para tranquilizarlo.
—Bien. Me iré, pero cualquier cosa debes llamarme. Yugyeom debe regresar pronto con los niños— se acercó y dejo un beso sobre la cabeza de Minho.
—Que te vaya bien— le sonrió.
—Bien...Supongo que no debo preocuparme por dejarlos solos ¿Cierto?
Minho lo miro sabiendo muy bien a dónde iba el tema— Claro que no, nunca.
El mayor río y luego le lanzó un beso para marcharse. Sus padres habían creado una idea en su mente y parecía que no se iba a salir de ahí. Arrugó su nariz, el no tenía ese tipo de sentimientos por Jisung...hasta el momento, o eso era lo que creía.
Sintió el timbre y se puso de pie para abrirle. El rubio vestida una sudadera violeta y unos pantalones amarillos pastel. Era como ver una bolita de colores y con su cabeza rubia brillante.
—Hola, te traje los apuntes aunque en realidad no mucho...pero lo hice con todo mi esfuerzo. La profesora nos pidió hacer un experimento pero como los chicos son idiotas lo hicieron todo mal y ¡Boom! Tuvimos que salir corriendo porque el humo era insoportable— lo comenzó a bombardear con información mientras caminaba hacia adentro. Ni siquiera lo había dejado saludarlo de vuelta.
—¡Jisung! No me interesa que haya pasado en la escuela— le dijo intentando callarlo. El chico lo miro e hizo un puchero.
—¡Me siento culpable! Y pensé que querías saber todo lo que pasa mientras no estabas...— se quejo dejándose caer sobre el sofá.
—No, no me interesa. Y deja de sentirte culpable, no es tu culpa que ellos sean unos idiotas— le recordó sentándose a su lado.
—¿No me vas a dejar por esto?— preguntó. El pelinegro noto la preocupación en la voz del chico.
—¿Dejarte?
—Alejarte de mi, quizás te aburra que siempre debes defenderme o quizás te aburra que te hable mucho. Yo sé que puedo ser insoportable, ya me lo han dicho— murmuró— Las personas suelen alejarse de mi porque hablo mucho y soy muy inquieto, y por mi ropa.
Minho lo miro preguntándose si no se pondría a llorar en cualquier momento, él no quería eso, aunque tuviera mucha experiencia en calmar personas por sus hermanos no quería tener que consolar un Jisung llorón.
—Mira...te voy a ser sincero, a veces te quiero cortar la lengua— dijo, espero que Jisung se enojará pero ese solo se rió— Pero quizás es bueno que hables hasta por los codos, yo no hablo mucho. Así que lo que no hablo yo, lo complementas tu, aunque tenga que escucharte hablar todo el día. No voy alejarme de ti ni por tu boca sin freno, ni por tu manera de vestir— le aseguró.
Jisung lo miro y sonrió. Sin darle tiempo de nada lo abrazó. Sus brazos lo rodearon sin darle tiempo de alejarse o reaccionar, al tenerlo tan cerca pudo darse cuenta que el chico olía a bebé, a esos horribles perfumes de bebés. Él los odiaba pero por alguna extraña razón no le disgusto tanto como pensaba. No sabía que hacer, no estaba acostumbrado a los abrazos, solo le gustaban los de sus hermanos y los de sus padres.
—Okay, puedes soltarme— le pidió algo incómodo. El rubio le hizo caso y se alejó volviendo a su posición inicial. Luego miro la mesita de centro en la que Minho había estado dibujando y sus ojos brillaron.
—¡Me dibujaste!— grito emocionado.
—¿Qué? ¡Claro que no! Eso...eso es...una...
Garrapata amarilla.
—¡Claro que sí! Tu papá pelinegro me dice garrapata ¡Y yo soy rubio! Claramente es un dibujo mío ¿Me lo puedo quedar?— le dijo emocionado.
Minho lo miro incrédulo. En primer lugar ¿Por qué no se molestaba con el tonto apodo que Yugyeom le había dado? Y segundo, puede que quizás si estaba pensando en el mientras dibujaba tal cosa.
—Dámelo...¡Por favor!— rogó.
—No...esto no es un dibujo tuyo, además está horrible— al pelinegro le costaba admitir su gran talento para dibujar y no le gustaba que nadie viera sus dibujos. Pero a veces lo hacía inconscientemente así que sus dibujos quedaban repartidos por todo el departamento, después se enteró que Yugyeom los guarda todos y los tiene en una carpeta.
—Lo quiero, por favor— rogó como un niño pequeño que quería un juguete, un juguete horrible.
—Mira...Haré un dibujo tuyo de verdad y ese podrás quedartelo— le propuso. El pelirubio asintió varias veces mientras sonreía.
—Te lo voy a cobrar toda tu vida si no me lo das, tu muy bien sabes lo insistente que puedo ser.
Minho se arrepintió inmediatamente de eso. A él no le gustaba que vieran sus dibujos y solo los había hecho para sus padres. ¿Que lugar le estaba dando a Jisung en su vida?
Después de clases el maldito de su jefe le había avisado que debía ir a la biblioteca porque quería asignarle un nuevo trabajo. Todavía pensaba sobre la posibilidad de abandonar ese trabajo, aunque su conciencia no se lo permitía. No podía quedarse sin trabajo ahora que tenía a los niños, no podía cargarle todo ese peso a Yugyeom no importaba que este recibiera un buen sueldo. Pensaba primero buscar otro trabajo y luego renunciar a ese, pero no encontraba ninguno que le permitiera los horarios que su actual trabajo le daba. Podía trabajar desde casa y le permitía asistir a clases, también le daba tiempo para estar con sus hijos.
Era un buen trabajo, el único problema era el chico acosador y el estúpido de su jefe. Abrió la puerta de la librería y la campana sonó, miró por todos lados sin encontrarse con la persona que no quería ver.
—Jungkook, por aquí— escuchó a su jefe hablar. Al menos podría haberlo saludado, pero no, el hombre era un tonto sin remedio— Quiero que hagas una copia digital de este libro.
Y le entregó un libro de cuatrocientas hojas. ¿Él sabía que existía el escáner? Al parecer no, porque quería que Jungkook escribiera ese libro completamente. Aunque esto lo mantendría ocupado y no le pedirán ir a la biblioteca, cosa que agradeció.
—Dos semanas.
Le indico el tiempo que le daba para terminar. Maldito viejo. No dijo nada más y le hizo retirarse de su oficina. Al salir siguió mirando el libro entre sus manos.
—¡Hey, Jungkook!— esa maldita voz. Sintió unos brazos tomarlo por la cintura mientras un cuerpo se pegaba a él. Lo empujó rápidamente y lo miró enojado.
—Mingi...¿Cuántas veces debo pedirte que por favor respetes mi espacio?— preguntó cabreado. Estaba enojado con su jefe y ahora con el también.
—No te enojes, solo no te veía hace mucho tiempo— le sonrió, luego la sonrisa del chico desapareció y se vió reflejado el enojo en su cara, cosa que asustó al pelinegro— ¿Que es eso?— preguntó apuntando su cuello.
—¿Que cosa?
—Tienes un chupetón.
Jungkook llevó su mano a su cuello recordando cómo eso había llegado ahí. Yugyeom.
—¿Quién lo hizo?— preguntó entre dientes.
—No tengo porque darte explicaciones— aunque quizás mencionar que tenía pareja podría alejar al chico— Pero ya que preguntas, lo hizo mi novio, ahora déjame en paz.
Dejó al chico con la palabra en la boca y salió de la librería feliz. Primero no vería en dos semanas su insoportable rostro y también creía que sus palabras habían logrado alejar al chico.
Al llegar a su departamento escuchó la fuerte risa de Jungwon, no sabía porque su bebé se estaba riendo tan fuerte. Al entrar encontró a Yugyeom y a otro hombre, el cuál no tenía idea de quién fuera, estos se pasaban al niño de brazo en brazos como si lo arrullaran y el pequeño solo se reía por lo que hacían.
—Yugyeom...— lo llamó desconcertado. El rubio lo miro y sonrió.
—Hola, mi amor— dijo sin más, como si lo que sus ojos veían era lo más normal del mundo. Luego volvió su atención al hombre que estaba frente a él cargando a su bebé— Sostenlo bien, recuerda que tiene la cabeza abierta.
Jungkook lo miro horrorizado, rápidamente camino hacia ellos y le quitó el niño de los brazos para revisarle la cabeza mientras el pequeño reía. Cuando no encontró ninguna herida lo beso y lo apartó de los hombres.
—¿Me explicas?— exigió enojado.
—¡Ahora es mi turno!— pidió JeongIn levantando sus brazos para que el hombre lo cargará.
—No, JeongIn, ven acá— le pidió Jungkook y el niño le hizo caso.
—Amor...el es Jeno, el hijo de mi jefe— el chico hizo una reverencia y el respondió con lo mismo.
—Bueno...¿Y porque lo dejas cargar a nuestro bebé?
—Porque el será padre pronto y me pidió que le enseñará como cargar a un bebé.
Jungkook lo miro sabiendo que el rubio hablaba muy en serio, quiso reírse por la situación pero se mantuvo serio.
—Yugyeom, los bebés son más pequeños y es diferente el cuidado que deben tener—le sonrió por la carita de cachorro que hizo— Además, ¿De dónde sacaste eso de que tienen la cabeza abierta?
—¿Los bebés no vienen con la cabeza abierta?— preguntó confundido, el pelinegro río.
—No se, yo nunca he tenido un bebé— le respondió sincero.
—Yo podría hacerte uno— susurró no muy bajo, ya que todo los presentes escucharon. Sintió la risa que Minho y Jisung no pudieron contener.
—Perdón si te incomode, yo solo estoy un poco asustado y quería saber que se sentía cuidar de un niño. Te juro que no le haría daño a tus hijos— se disculpó Jeno. Jungkook le sonrió, sabía que Yugyeom nunca haría nada que dañará a sus bebés así que el chico no podría ser un asesino o algo por el estilo.
—No te preocupes. Pero creo que es mejor que pidas consejos de alguien que haya tratado con bebés recién nacidos, nosotros tenemos nuestros bebés desde que son más grandes— le aseguró.
—Bueno, cuando tú hijo tenga tres años puedes venir y pedirme consejos— Yugyeom le dió un golpecito en la espalda para reconfortarlo— O cuando tenga quince y tengas que espantarle pretendientes.
—¡Tu ni siquiera has hecho eso!— le reprochó el pelinegro— Yo todavía veo por ahí un cabellera rubia.
—¡Oye! No es mi pretendiente— escuchó a Minho quejarse.
—Señor Yugyeom...No me va a correr ¿Cierto?— Jisung le pregunto.
—No, garrapata. Hasta ya me caes bien— le dijo Yugyeom recibiendo un golpe de parte de su novio.
—No le digas así.
—Bueno...yo debo irme. Gracias por todo Yugyeom y perdón por las molestias— Jeno se despidió dejándolos solos.
—¿Cómo te ofreces ayudarlo si tú no tienes bebés?— lo regañó.
—¿Cómo que no? ¿Y este bebé?— le quitó a Jungwon de sus brazos para empezar arrullarlo mientras el niño soltaba risas.
—Bebés pequeños.
—Yo podría hacerte un bebé pequeño— le guiño un ojo.
—Eso sería muy cool— dijo JeongIn dejando que Jungkook le besara la mejilla— ¿Cómo se hacen los bebés?— preguntó curioso.
—Preguntame eso de nuevo cuando tengas catorce, por mientras sigue creyendo que los trae la cigüeña— le respondió Yugyeom.
—¿Y como los trae la cigüeña?— preguntó Jisung. Todos lo miraron— Si se cómo se hacen los bebés— dijo avergonzado— Pero me da curiosidad pensar porque una cigüeña y no otro animal ¿Por qué no podía ser un camello?
Jungkook río.
—Tiene que ser un ave así es más fácil transportarlos supongo— respondió Yugyeom pensativo— ¡Oye! Tú estás muy chiquito como para saber cómo se hacen los bebés.
—Papá...tiene quince también— le informó Minho.
—Jungkook...creo que debemos dar la charla— dijo como si se fuera a desmayar.
—No empieces— se quejó Minho.
—¡Nunca dejen que nadie toque sus cigüeñas!— les advirtió.
—¡Yugyeom!— le regañó Jungkook.
—¿Por qué todos tienen una cigüeña? ¡Yo también quiero una!— se quejó JeongIn.
Acabó de subir una nueva adaptación Yugkook por si gustan pasar a leerla, la encuentran en mi perfil como "Hot"
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