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15

Respiró hondo sientiendo un suave aroma a fresas. Odiaba las fresas pero amaba el shampoo de fresas de Jungkook, en realidad amaba a Jungkook. Estaba abrazándolo por la espalda, encajaban tan bien que esto le confirmaba aún más que estaban hechos el uno para el otro.

Sonrió acercándose lo más posible al cuerpo del pelinegro que dormía profundamente en sus brazos. No podía creer que el chico que tenía entre sus brazos fuera su novio, un cosquilleo le recorrió el cuerpo de tan solo pensar en la realidad. Desde que dormían juntos empezó con el ámbito de despertar antes solo para observar como el otro dormía, ver cómo su boquita se abría levemente soltando soniditos, como sus mejillas se apretaban haciéndose más grandes. Dios...amaba a Jungkook, amaba cada partícula y átomo de su ser.

¿Desde cuándo la realidad era más hermosa que un sueño? Porque así era, prefería estar despierto toda su vida con tal de observar como Jungkook dormía.

Dejó un suave beso en la frente del menor sonriendo. En eso la alarma sonó, lo que lo hizo girarse para apagarla rápidamente antes de que despertará a su conejito— Odio esa maldita alarma— lo escucho quejarse, rodó sobre la cama quedando boca abajo.

Yugyeom río por su infantil comportamiento— No tienes que levantarte, yo hago el desayuno para los niños— propuso poniéndose de pie para ir a la ducha.

—Eso suena increíble, pero me gusta despedir a los niños— lo escucho hablar contra el colchón.

Se dió una ducha para despertar, al salir Jungkook ya no estaba en la cama. Se vistió con jeans negro ajustado y una camisa de flores de manga corta. Agradecía que su jefe le dejara vestirse como le diera la gana, no podría soportar estar todos los días con un traje elegante. Cuando se terminó de arreglar salió a la cocina y los niños comían su desayuno mientras JeongIn tarareaba una canción. Luego miró a Jungkook que estaba sentado con sus manos en la mesa mientras sostenía su cabeza, totalmente adormilado. Sonrió, Jungkook nunca había sido una persona madrugadora por eso siempre había tenido clases en la tarde para poder dormir tanto como quisiera.

Se acercó y lo movió lentamente— Mi amor, ve a la cama— le susurró.

—¿Cuál llama?— respondió. Los niños rieron bajito intentando no despertarlo.

El rubio negó sonriendo para tomarlo en sus brazos y llevárselo a la cama— Espera, mi beso de despedida— se quejó bajandose de los brazos del mayor.

Los niños se pusieron de pie y caminaron hacia el pelinegro para que esté besara sus mejillas— Que tengan un buen día, los quiero con todo mi corazón— les dijo y se lanzó a los brazos de Yugyeom enrollando sus piernas alrededor de sus caderas.

—También te quiero— le dijo JeongIn volviendo hacia su desayuno. Jungwon le lanzó un beso sonriendo y Minho le sonrió mientras Yugyeom lo sacaba en sus brazos hacia la habitación.

Cuando lo quiso dejar sobre la cama este lo tomó desde su nuca y lo tiró sobre él— Que cariñoso estás hoy.

—Tu me hiciste así, me dices palabras bonitas y me pides ser tu novio...quiero darte muchos besitos— lo tomó de la cara repartiendo muchos besos sobre su cara. Yugyeom no se quejó y dejo que el otro lo besara cuando el quisiera.

—¿Que tengo que hacer para que me trates así siempre?— le preguntó devolviéndole todos los besos.

—No llegar tarde con los niños— le respondió. Yugyeom recordó que ya debían marcharse, no quería otro regalo de parte de los profesores por llegar tarde.

—Adiós bonito, descansa— le dió un besito en los labios y lo acomodo en la cama, cubriéndolo con las mantas. El pelinegro rápidamente se acomodó volviendo a dormir.

Sonrió enamorado y salió de la habitación. Los niños ya estaban listos así que solo tomó su maletín y salió con sus hijos del departamento. El viaje hasta sus respectivos colegios fue alegre, a JeongIn le gustaba poner música que despertaría hasta Jesucristo. Se despidió de Jungwon, que cada día amaba más estar en el jardín, de JeongIn casi no pudo despedirse porque este salió corriendo hacia su colegio. Minho era el que más tardaba en bajarse, al parecer sería al que más le costaría acostumbrarse a esto.

—Oye...¿Ese no es la garrapata?— preguntó mirando una cosa celeste que estaba parada fuera del colegio. Minho miró hacia fonde apuntaba y en efecto ahí estaba Jisung, vestido totalmente de celeste pastel y llevaba un gorro color durazno.

—Si, es él— asintio.

—Me gusta su estilo— sonrió mirando al chico que parecía buscar algo— Deberías bajarte e ir con él.

—¿Cómo me libero de él?— preguntó Minho dejando caer su cabeza sobre el asiento.

—Te daría algún consejo pero parece que no necesitas librarte de él— se burló un poco de su hijo.

—No insistas con eso— le advirtió el muchacho— Además, ¿Dónde quedó el padre protector que alejaría a todo el mundo de sus hijos?

—No me siento amenazado por él, es como una garrapata, inofensiva.

—¿Se te pega y te chupa la sangre?— preguntó levantando una ceja. Yugyeom río por las ocurrencias del joven.

—Ya baja, que parece que se pondrá a llorar si no te ve— Minho miró al chico y suspiró.

—Adiós papá— se despidió. Yugyeom sonrió por como lo llamo, aún no era fácil acercarse a Minho pero cada día podía decir que se hacían más cercanos, confiaba mas en ellos y abría su corazón.

Condujo hasta su trabajo llegando justo a tiempo. Su jefe lo esperaba en la oficina de juntas, a su lado estaba su hijo. Se inclinó para saludarlos y ellos hicieron lo mismo.

—¿Cómo estás?— preguntó su jefe con una sonrisa.

—Muy bien, ¿Y usted?— su jefe solo asintio en respuesta.

—Hoy quería pedirte un favor, que cuenta como trabajo, obviamente. ¿Podrías ayudar a Jeno a crear una casa?— preguntó a lo que Yugyeom asintió algo confundido.

—¿Quiere que hagamos los planos o que la construyamos?— preguntó.

—Los planos— respondió Jeno rápidamente.

—Está bien.

—Excelente, yo debo irme. Espero que sean un buen equipo de trabajo, los dejo— se despidió.

Cuando el señor salió quedó un silencio algo incómodo que no le gusto a Yugyeom— Bien...¿Tienes alguna idea de lo que quieres?

—Algo no muy grande pero si espacioso. Que tenga dos habitaciones, una cocina, dos baños, una sala de estar y un comedor— habló muy seguro. El rubio sonrió por la seguridad del chico, parecía que sabía muy bien lo que quería.

—Bien— Yugyeom sacó su cuaderno de dibujos y comenzó hacer un bosquejó sobre lo que Jeno le había dicho, mientras dibujaba el pelinegro le daba indicaciones.

—Puedo preguntar algo...— levantó su vista y notó que el chico estaba algo nervioso.

—Claro.

—¿Cómo cambias pañales?— preguntó seriamente. Yugyeom intento no reírse por la pregunta, claramente estaba asustado sobre la idea de ser padre.

—Perdón por no poder ayudar sobre eso, en realidad mis bebés ya son grandes. Cuando los adoptamos ya estaban grandes— le respondió notando la decepción en la cara de Jeno— Pero siempre y puedes ver tutoriales en Youtube.

Jeno se rió suavemente— Estoy nervioso.

—Yo estaba igual, no te preocupes. Tenía miedo de cometer errores, de no ser un buen ejemplo, de fallar— le dijo sincero— Pero las cosas se dan solas, aprendes de a poco. Aunque yo nunca tuve un bebé tan pequeño, dicen que vienen con la cabeza abierta.

Jeno abrió grande los ojos mirando asustado al rubio— Seguramente lo voy a arruinar, ¿Cómo se tiene a un bebé con la cabeza abierta?

—Vas aprender, todo lo vas aprender. No te preocupes, yo no sabía ni sostener a un niño y ahora soy un experto— le aseguro sonriendo orgulloso.

—¿Me enseñarias?— preguntó. Yugyeom asintió, el chico frente a él sonrió agradecido.

—¿La casa que estamos creando es para tu...?— sabía que el tema era complicado así que no supo cómo llamarlo.

—Sí, para mi hijo y su mamá— respondió orgulloso.

—¿Cuántos meses tiene?— preguntó curioso.

—Dos.

—¿Estás muy asustado?

—Muchísimo, no sé que hacer. No sé cargarlo, no sé cómo bañarlo ¿Y si lo ahogo? ¿Y si le doy mal la comida? ¿Y si no soy un buen ejemplo?— preguntó preocupado.

—Vas aprender, te prometo que lo harás. Además para cualquier cosa puedes hablarme y tienes a tu papá, él debe ser un buen ejemplo— le sonrió.

—Es el mejor ejemplo— aseguro— ¿Quien fue tu ejemplo?

Yugyeom le sonrio. El no había tenido a quien llamar papá, su madre siempre había sido estricta y nunca dejo que su abuelo interviniera, en realidad nunca tuvo una figura paterna así supuso que solo improviso. Iba a responder pero su celular sonó, era un número desconocido.

—¿Hola?

—Joven Yugyeom, soy la directora, necesito que venga al colegio. Minho se metió en una pelea.

Y la vieja de mierda corto. Pero su cabeza había convertido las palabras y lo único que escuchó fue: Alguien golpeó a Minho.

—Me tengo que ir— se apresuró a guardar sus cosas— Perdóname Jeno, pero alguien de atrevió a golpear a mi hijo.

—No te preocupes, yo le aviso a mi padre.

Condujo rápidamente hacia el colegio, por su cabeza pasaban miles de imágenes donde golpeaban a Minho, su enojo de hizo notorio apretando sus puños mientras caminaba hacia la dirección. Al entrar de encontró con Minho con el labio partido y eso hizo que su furia aumentara.

—¿Quien fue? Porque lo voy a matar en este momento— gruñó abrazándo a Minho.

—¡Yugyeom!— escuchó como alguien lo regañaba. Ni siquiera se dió cuenta que Jungkook también estaba ahí.

—Joven Yugyeom, esa no es la manera de enfrentar está situación— lo regalo la que suponía era la directora. Quería gritarle que el único que podía regañarlo era Jungkook, y que le diera los nombres de los malditos porque ya de estaba preparando para golpearlos.

—Necesito que se calmen para que hablemos— pidió otra mujer que no sabía quién carajos era.

—Jisung ¿Que pasa con tus padres?— preguntó la directora. Se giró para mirar al rubio y esté estaba totalmente sucio, incluso su cara estaba sucia.

—Ya le dije, no creo que vengan, ellos son doctores no pueden salir así— dijo bajando la cabeza.

—Nosotros responderemos por el— aseguro Jungkook indicándole que se acerque. El rubio algo inseguro se acercó a los chicos para dejar que Jungkook pase su mano por sus hombros, reconfortandolo.

—Minho golpeó a uno de sus compañeros e inicio una pelea— informó la directora. Miró hacia un costado y se encontró con cuatro chicos y sus respectivos padres. Los miró con odio, se habían ganado un pase al infierno.

—¿Por qué lo hiciste?— preguntó Jungkook mirando a su hijo.

—¡Porque mira como dejaron a Jisung!— gruñó enojado.

—Eso no justifica que los golpees, las cosas no de solucionan con violencia— aconsejó la otra mujer.

—Bueno, yo voy a enseñarles violentamente a qué no molesten a Jisung— respondió Minho cabreado.

—¡Eso!— apoyo Yugyeom recibiendo un codazo de parte de Jungkook.

—No justifico el actuar de mi hijo, pero creo que solo defendió a su amigo. Deberían también amonestar a quienes hicieron daño a Jisung, yo se lo exijo— reclamo Jungkook.

—¡Su hijo es un violento, eduquelo— gritó una de las madres de los chicos.

—¿Perdón? La que debe educar a su hijo a no molestar a los demás es usted, además más cuidado de como se refiere a mi chico— bufó Jungkook comenzando a enojarse.

—Hágale caso, no querrá verlo enojado— le aconsejo Yugyeom.

—Claro, por estás cosas los homosexuales no deben adoptar. Ya ven como crían a sus hijos— se quejó otra.

—¿Que dijo?— preguntó Minho— Ustedes son las que no saben criar, sus hijos son unos matones que se creen con el derecho de molestar a quien se les pegue la gana.

—¿Jisung tu que opinas?— preguntó la directora.

—Bueno...Minho solo me defendió, el no tiene la culpa— dijo.

—Como se defienden los novios— susurró uno de los chicos involucrados en la pelea.

—¿Y a ti que te importa?— le dijo Jisung— Siempre están molestando, y no solo a mí, pregúntele a cualquiera. Ellos son insoportables— se quejó.

—Sigue hablando gay de mierda, después veremos quién te defiende— lo amenazó uno de los chicos.

—¡Le tocas un pelo y te parto la cara!— le gritó Minho de vuelta.

—¡Silencio! ¿Cómo es posible que resuelvan todo a golpes? Esa no es la manera. Minho sera suspendido por dos días por iniciar la pelea, y los demás también por molestar a su compañero. Jisung tu no recibirás castigo.

Los chicos se miraron desafiantes. Al salir de la oficina se fueron por distintos lados pero al llegar a la salida se encontraron y se quedaron mirando. La directora les había dado el resto del día libre, aunque contaba como castigo.

—Les informo, ustedes vuelven a tocar a Minho o a molestar a Jisung y se las van a ver conmigo— amenazó Yugyeom.

—Usted no puede amenazar a nuestros hijos— le reclamo una de las mujeres que había hablado anteriormente.

—Si usted educara bien a su hijo yo no tendría que hacer esto. Quedan advertidos— dicho esto encaminó a su familia al auto.

Se subieron y Yugyeom empezó a conducir.

—Gracias— dijo Jisung sonriendo.

—No te preocupes— le respondió Jungkook— Me gustaría hablar con tus padres ¿Podrías darme su número?

Jisung asintio y le dió el número.

—Si lo pienso, tu solo tienes el labio partido y ellos eran cuatro— habló Yugyeom y luego sonrió— ¿Que eres? ¿Min fu panda?

—No empieces— le reprochó Jungkook. Jisung se rió.

—Cuando me enojo puedo golpaer así— respondió Minho.

—¡Mi héroe!— dijo Jisung recibiendo una mirada de odio de parte del pelinegro— Te prometo que voy aprender a defenderme para que ya no te metas en problemas.

Minho suspiro— No te preocupes. Si intentan algo se las van a ver conmigo.

—Uh, suenas tan heroico— se burló Yugyeom.

—La idea es que ninguno se vuelva a meter en peleas, no me gusta eso— pidió Jungkook mirando hacia atrás para ver a Minho.

—Es que son insoportables, te lo juro. No solo es con Jisung, molestan a muchas personas más— dijo el chico.

—Sinceramente yo también quería pegarles para que se callarán...Ni su cara la soportaba— confesó Jungkook haciendo reír a todos los demás en el auto.

—¿Que hacemos con la garrapata?— preguntó Yugyeom.

—¡No le digas así!— lo regaño su pareja.

—Pueden dejarme en mi casa— ofreció Jisung sonriendo.

—No— respondió el chico a su lado— No están tus padres, además así aprovechamos de terminar el trabajo de biología.

—Esta bien— asintió.

—Lo olvide, Yugyeom tienes que volver al trabajo— Jungkook lo miró.

—Los dejaré afuera del edificio y volveré, estaba ayudando al hijo de mi jefe en algo— informó.

—¿Y que edad tiene el hijo de tu jefe?— preguntó Jungkook intentando sonar desinteresado.

—Veintiuno, creo, no lo recuerdo muy bien— sonrió— ¿Estás celoso?

—Claro que no.

—Estás celoso— apoyo Minho.

—Ustedes son una familia muy agradable— comentó Jisung.

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