11
Su mente quedó en blanco. Yugyeom había soltado una bomba y ni siquiera le había dado tiempo para estar listo, solo lo había dicho, así sin más. Se quedó mirando a la nada mientras las palabras daban vuelta en su mente;
Me gustas.
¿Había escuchado bien? ¿Estaba acaso aún soñando? ¿Era broma? Que estaba pasando en la cabeza de Yugyeom como para confesarle eso así sin más, pero bueno, entre los dos el rubio siempre había sido el más directo, no se andaba con rodeos.
—Si me vas a rechazar hazlo amablemente, porque tengo corazón de pollo— Yugyeom escondió su cabeza entre sus manos avergonzado.
—No te voy a rechazar— dijo rápidamente Jungkook. El rubio levantó su cabeza rápidamente y lo miró ilusionado.
—¿Entonces...?
—Aun lo estoy procesando ¡Cómo me dices esas cosas así nada más!
—¿Y como quieres que te lo diga?— cuestionó.
—Que se yo, con indirectas quizás— se encogió de hombros avergonzado.
—¡Pero si me pasó diciéndote indirectas! Y tú nunca las entiendes— los dos se miraron.
—No es que no las entienda, solo las ignoró. Nunca se si me estás jugando una broma— bufó Jungkook desviando su vista. No podía creer que estaba teniendo una conversación así con el chico del que está, secretamente, enamorado.
—No estoy jugando, ya te dije, esto que siento es de verdad— Jungkook sabía que era así, el conocía muy bien al rubio y este era muy notorio con sus sentimientos, era muy transparente. Sabía que lo que estaba diciendo no era una broma, pero quería que así fuera.
Aunque él también sintiera cosas por Yugyeom, no sabía cómo manejar la situación, para él era mejor sentir el amor unilateral.
—¿Me vas a rechazar? Digo para empezar a llorar— Jungkook lo miró mal. Cómo podía bromear con cosas así, aunque en su voz de podía notar el temblor.
—Ya te dije que no lo haré.
Yugyeom dejó escapar un suspiro demasiado exagerado. Así era el rubio y esas pequeñas cosas eran las que volvían loco a Jungkook, no sabía si estaba loco de amor o loco de fastidio, quizás era una mezcla de las dos. El chico siempre sabía cómo hacer que una situación dejara de ser incómoda, hacia comentarios que podían interpretarse de mil maneras. Si, lo volvía loco su sarcasmo, sus bromas, su comportamiento, sus risas, sus gestos, exagerados, sus imitaciones, sus comentarios, todo Yugyeom lo volvía loco, pero estaba comenzando aceptar que todo eso que lo volvía loco también lo tenía profundamente enamorado.
—Te odio tanto— murmuró tirando su cabeza hacia atrás mirando hacia el cielo.
—¡Oye! Dijiste que me aceptabas como novio, y ahora me dices que me odias. ¡Que tóxico!— se quejó Yugyeom alzando un poco la voz.
—¡Hey! Tú nunca me pediste ser tu novio así que no me salgas con esas cosas— le reprochó Jungkook— Además no te odio en ese sentido, odio que me gustes también. Odio que tú gustes de mi ¿Sabes? Yo estaba bien teniendo solo un crush contigo, esto me complica.
Yugyeom lo miró sorprendido por lo que acababa de decir, Jungkook sin levantar su cabeza también lo miró.
—Si somos novios, acabas de decir que te gustó— el rubio sonrió victorioso.
—¡Que no!— se quejó nuevamente Jungkook. Iba a volverse loco, un loco enamorado.
—Jungkook y Yugyeom novios— canturreo el chico sin prestarle atención.
—¡Yugyeom! Si no me lo pides formalmente no te dejare decir que somos novios— el pelinegro se cruzó de brazos. Iba hacerse el difícil por unos minutos, este era su papel.
—Pero no quiero pedirte lo así, quiero hacerlo más romántico— murmuró— Pero por mientras tienes que decir igual que somos novios, no quiero que alguien me intente hacer competencia.
—Nadie es tu competencia— le aseguro sincero.
Yugyeom sonrió feliz— ¿Osea que no te gusta nadie más?
—¿Si me gustará alguien más te aceptaría?— preguntó obvio el pelinegro.
El rubio negó. Ambos se quedaron mirando fijamente, se sentía como si el tiempo se detuviera y en el mundo solo existieran ellos dos. Las abejas comenzaron a danzar como ya estaban acostumbradas, pinchando por aquí y por allá, dándoles cosquillas que mandaban corrientes por todo su cuerpo. ¿Estaba bien la decisión que estaban tomando? ¿Era acaso lo que siempre debieron hacer? Porque ahora que lo miraba fijamente se olvida completamente porque lo fastidiaba, se olvidaba el porque de sus peleas, se olvidaba de porque a veces quería estrangularlo.
—¿Me vas a dejar darte besos?— preguntó el rubio sin dejar de mirarlo.
—Nop. Esos son exclusivos, si me pides ser tu novio te los daré— sonrió.
—Malditos requisitos— murmuró.
—¡Mierda!— Jungkook se puso rápidamente de pie recordando algo importante.
—¿Que pasa?—Yugyeom se puso de pie igualmente. Jungkook le tomo la mano y comenzó a correr por el parque sin importar que la gente se les quedará mirando.
—¡Les prometí a los nos que celebraríamos este día! ¡Tenemos que conseguir un pastel!— casi gritó. Yugyeom abrió los ojos recordando el suceso importante, además él quería comprar decoración de esos dibujos horribles que a Jungwon le gustaban.
Entrelazaron sus dedos tomando fuertemente sus manos mientras seguían corriendo.
—¡Te extrañé mucho!— Jungkook abrazo fuertemente al bebé que sostenía en sus brazos.
Jungwon sonrió y dejo que sus padres le besaran la mejilla. Había superado exitosamente su primer día de jardín, ambos se sentían inmensamente orgullosos por los avances del pequeño.
—Nos vemos mañana, Jungwon— se despidió su maestra sonriendo. Jungwon se dejó cargar por Yugyeom mientras caminaba al auto para ir por JeongIn y Minho.
El rubio lo dejo en su asiento y le colocó el cinturón para luego ponerse en marcha para buscar sus otros dos bebés. Había sido un milagro lograr que sus escuelas estuvieran cerca.
JeongIn entró al auto sonriente como siempre, inmediatamente les comenzó a contar todo lo que había hecho, sus tareas,nsus compañeros, les comento que matemáticas se había vuelto su materia favorita. Los mayores estaban felices de ver lo ilusionado que estaba JeongIn con su vida escolar. Jungkook rezo para que tuviera esa misma motivación toda su vida, porque el había sido muy flojo siendo escolar, le había hecho pasar bastante malos ratos a sus padres.
Al final llegaron por Minho quien estaba esperando en la salida, sorprendentemente había un chico a su lado. El chico tenía el cabello negro y era un poco más alto que Minho, este le hablaba animadamente y aunque Minho no le respondía no de notaba incómodo.
—¿Debería bajarme y decirle que tenga cuidado con mi hijo?— preguntó Yugyeom tocando la bocina para que Minho se diera cuenta que estaban ahí. El adolescente los miró, se despidió rápidamente de su "amigo" y camino hacia el auto.
—No le digas nada, lo puedes espantar— le dijo Jungkook sonriendo hacia Minho.
—¿Y ese quién era?— preguntó Yugyeom inmediatamente después de que Minho entro al auto.
—Se llama Beomgyu— respondió encogiendo sus hombros restándole importancia.
—¿Es tu amigo?
—Déjalo en paz, sea lo que sea no debes meterte— le regaño Jungkook.
—¿Cómo que no? ¿Y si ese mocoso tiene otras intenciones con nuestro Minho?— dijo frunciendo el ceño.
Jungkook rodó los ojos— Ustedes cuatro son iguales de celosos.
—No creo que tenga otras intenciones— respondió Minho sonriendo.
—Estate atento— le advirtió Yugyeom— ¿Debería comprarme un arma para amenazar a futuros pretendientes?
—Yugyeom no seas idiota. Además, no asegures que serán hombres. ¿Que pasa si son mujeres?— preguntó Jungkook.
—Ah, si son mujeres no hay problema. No confío en los hombres.
—Tu eres hombre— le recordó Minho.
—Por eso te lo digo— el rubio le guiño un ojo ganándose un manotazo de parte de su copiloto —¡Más cuidado! Acuérdate que ahora no puedes maltratarme, los novios deben ser cariñosos.
—¿Novios?— preguntaron los tres menores mirándolos ilusionados.
—¡Esas son las buenas nuevas! Ahora somos novios de verdad— sonrió Yugyeom orgulloso.
—¿Está diciendo la verdad?— le preguntó Minho a Jungkook, ya que no le creía mucho al rubio.
—Algo así, digamos que estamos en proceso de serlo— le respondió el pelinegro.
Los niños se miraron felices por la noticia.
—¡Yugyeom y Jungkook novios!— gritó emocionado Jungwon.
—¡Ese es mi bebé— gritó orgulloso Yugyeom.
—¡Está muy rico!— dijo JeongIn emocionado por el pastel de chocolate y frutillas que los chicos habían comprado para ellos.
Estaban los cinco sentados comiendo pastel con gorros de vaqueros que Yugyeom había insistido en comprar. Habían hablado de su primer día y todo lo que habían vivido, los mayores escuchan atentamente mientras sus corazones se hinchaban de orgullo. Sus niños, esos niños temerosos que habían conocido poco a poco quedaban atrás, estos eran sus hijos felices y dispuestos a vivir nuevas experiencias.
—Entonces...¿El tal Beomgyu es tu amigo?— preguntó Yugyeom intentando no sonar interesado.
—Que no te entrometas— le reprendió su novio en proceso.
—Supongo que es un conocido— respondió Minho— ¿Porque te interesa tanto?
—Tengo que estar preparado para mí papel de padre protector— le respondió.
—Si, si, padre celoso. Ya te quiero ver cuándo de verdad tengas a alguien llamándote suegro— se burló Jungkook.
—¡Primero muerto!
Jungkook rodó los ojos riendo. ¿Cómo se había llegado a enamorar tanto de ese tonto?
—Voy a ir comprando un arma— habló señalando a la nada con su cuchara sucia de pastel— ¡Para los amigos abrazo, para los enemigos balazo!
Todos rieron por los comentarios de Yugyeom.
Sip, estaba perdidamente enamorado de ese tonto.
Después de limpiar y todos preparados para un nuevo día, dejaron a los niños en sus camas besando sus cabezas para irse a dormir.
Se acostaron mirándose, aunque la oscuridad no les permitía hacerlo bien, lo único que podía escucharse en la habitación eran sus lentas respiraciones. Así era como quería estar por el resto de su vida, aunque le costará admitirlo, eso era lo que quería. Quería estar en una cama junto a Yugyeom, descansando, sabiendo que en la otra habitación dormían sus niños y que nada les hacía daño, así quería estar para siempre.
—Jungkook...
—Duérmete.
Lo sintió moverse un poco en la cama y cuando menos se dió cuenta sintió su respiración demasiado cerca, tanto que su nariz tocaba levemente la del rubio. Contuvo la respiración y cerró sus ojos, aunque no pudiera ver nada con ellos abiertos. Yugyeom acortó la distancia y esta vez eran sus labios los que se rozaban sin llegar a tocarse plenamente. En un impulso Jungkook terminó con la distancia sintiendo por completo los labios del rubio, este comenzó a mover sus labios lentamente. El beso se sentía irreal, se sentía como si flotarán, como si en realidad no fueran solo sus labios conectados, era mucho más, se sentía como si fuera mucho más. Se sentía como si sus almas hicieran clic, como si las abejas en su interior hubieran hecho un pacto y que hubieran jurado que solo bailarían cuando fuera por el otro.
Las abejas sabiamente habían decidido que se querían uno al otro y que no querían que nadie más fuera su miel.
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