07
Era el día de la graduación de Yugyeom.
Al final si había comprado un traje negro, corbata del mismo color y una camisa negra. Lo de vestir normal no era lo suyo, sentía que no encajaba en ese traje elegante, pero Félix había insistido tanto porque llegará bien a la ceremonia que al final término cediendo.
Era un día especial o eso decían todos sus compañeros de generación.
Raramente él no se sentía así, sentía que algo le faltaba. Todos sus compañeros estaban con sus familias, sus padres orgullosos o sus novias y novios. Él no quería a nadie más que sus dos amigos, aunque la familia de estos lo quisieran como si fuera parte, aún así, se sentía vacío.
No había invitado a su mamá, la idea le había cruzado por su mente, pero nunca llegó hacerlo, en cambio solo dejo las invitaciones sobre un mueble en el departamento con la ilusión de que Jungkook o alguno de los niños la encontrará. No había sido una invitación directa, pero ni siquiera sabía si ellos habían encontrado las invitaciones.
La ceremonia había comenzado, estaba nervioso, necesitaba algún tipo de apoyo. Se giró y miró a sus dos amigos mirarse con amor ¿El algún día encontraría alguien que lo mirara así? ¿Alguien con quien compartir toda su vida? ¿Alguien que lo quisiera y soportará? Su mente solo tenía una persona rondando y él no quería asimilar la situación.
Cuando la ceremonia de entrega de título comenzó sintió algo darle vuelta el estómago mientras aplaudía a cada uno de sus compañeros. Cuando llegó el turno de Félix ambos se pararon de sus asientos para gritar y aplaudir con todas sus fuerzas. Había conocido a sus amigos desde que comenzó la carrera, fueron los primeros en hablarles y sentir una confianza loca, los dos habían estado para el los últimos años cuando no tenía a nadie, sin duda eran los mejores amigos que podía pedir.
Luego llegó el turno de Changbin al igual que el anterior aplaudieron con entusiasmo, se sentía bien poder terminar tan importante etapa de sus vidas junto a los amigos que quería conversar para todo lo que resta de la vida.
Se sintió un poco aturdido cuando llamaron su nombre, se paró de su asiento sintiendo los gritos de sus amigos, sonrió nervioso. Se subió al escenario para recibir su título en manos de un profesor, este lo abrazó.
—Excelente estudiando y se que serás un excelente profesional, felicidades Yugyeom— susurró esté en su oído.
Sonrió agradecido, estaba cumpliendo su sueño. Por fin podría restregarle en la cara a su mamá el título de la carrera que tanto ella detesto, lo había logrado, y lo había logrado sin su ayuda.
Se giró para mirar a la multitud para una foto que era obligación tomar.
Fue ahí cuando los vió, al final de todas la personas estaban, pero él podría reconocer sus caras entre miles y miles de personas.
Jungkook, Minho, JeongIn y Jungwon. Algo en su interior comenzó a revolotear, de nuevo las malditas abejas. Ellos le sonreían y aplaudían, JeongIn lo saludo a los lejos sonriendo demasiado feliz, le devolvió el saludo sonriendo de igual manera. Estaban ahí, estaban ahí para apoyarlo, estaban ahí y sonreían orgullosos mientras aplaudían.
Incluso Jungkook lo miraba así, sus ojos brillaban al verlo. Parecía que sus ojos se hubieran robado todas las estrellas del cielo, segundos en los que las abejas en el estómago de Yugyeom se multiplicaron y comenzaron a bailar breakdance.
¿Así se sentía? ¿Así era realmente esa cosa loca que aún no quería nombrar? Porque si se sentía así él estaba dispuesto a sentirse de esa manera por el resto de su vida, solo para que Jungkook lo mirara así. Que cosa más loca lo que sentía en ese momento.
No supo cuando, ni en cuanto tiempo bajo del escenario con el corazón latiendo a cien. Se sentó, pero inmediatamente se giró para mirar y buscarlos, aunque todas las personas que ahí se encontraban se lo impidieron.
—¿Que buscas? ¿Pasó algo?— preguntó Félix intentando adivinar que era lo que su amigo buscaba.
—Están aquí— respondió sonriendo.
—¿Quienes están aquí?— esta vez fue Changbin el curioso. Los tres se encontraban mirando hacia tras.
—Jungkook y los niños, están aquí.
Changbin y Félix se miraron confundidos al principio, pero luego sonrieron complices.
—¿Los invitaste?
—No, digo, algo así. Pero eso no importa, ellos están aquí...— sonrió a sus amigos. Estos lo miraron sabiendo en su interior que Yugyeom estaba perdidamente y tontamente enamorado, pero él aún no lo notaba o no lo quería aceptar.
Estaba ansioso, quería que la ceremonia terminara de una vez para poder ver a sus personas. Cuando todo lanzaron sus birretes al cielo sintió tanta emoción al darse cuenta que todo terminaba. Alguien lo jaló y sin darse cuanta se vio envuelto en un abrazo de tres, sus amigos. Él no sabía si era obra del ser divino llamado Dios o del destino, pero no importaba, estaba agradecido de tener a sus amigos, a su familia.
—Estoy muy orgulloso de ambos— les susurró Félix sin soltar el abrazo. Sonrieron. Al separarse Changbin se quedó mirando tras de su espalda mientras sonreía.
Se giró y ahí estaban ellos, sus personas. El primero en correr abrazarlo fue JeongIn que se lanzó a sus brazos ansioso, luego sintió como los demás lo rodeaban. Con un brazo sostuvo al niño y con el otro brazo apretó al resto de sus personas. Jungwon estaba en los brazos de Jungkook, sintió como pasó sus pequeños bracitos aferrándose a su cuello.
Así se sentía el amor, así se sentía rodearse de personas que lo querían. Era lo más maravilloso del mundo entero, no lo cambiaría por nada.
—¡Felicidades!— gritó JeongIn emocionado.
—Gracias, mi renacuajo— le beso la mejilla mientras el resto se separaba lentamente.
—Felicidades, Yugyeom— le sonrió Minho.
Aunque el adolescente quiso protestar Yugyeom le beso la mejilla igual.
—Yugy...felici...felicidades— habló Jungwon, aunque le costó un poco, pero logró decir lo que llevaba practicando el último tiempo.
—Muchas gracias, mi bebé— beso su mejilla igualmente. Miró a Jungkook esperando las palabras de su parte.
Las mejillas del pelinegro se pusieron de un color rojo leve— Felicidades, yo sabía que lo lograrías— habló avergonzado.
—Gracias, mi conejito— lo agarro de la cintura acercándolo para dejarle un sonoro beso en la mejilla.
—Ya, ya, no te pases— lo apartó nervioso. Yugyeom sonrió feliz, la felicidad que sentía en ese momento era tanta que pensaba que en cualquier momento explotaría.
Los padres de sus amigos se acercaron para felicitarlos. Presentó a los niños con la sonrisa más orgullosa que pudo existir, también dijo que Jungkook era su compañero y no dijo nada más, podían tomar esas palabras como fuera.
—Yugyeom, hijo ¿Vienes a cenar con nosotros?— preguntó la mamá de Changbin. No supo que responder.
—Uhm, nosotros preparamos algo— intervino Jungkook ¿Ellos le habían preparado algo?
—Comprendemos, Cariño, no hay problema— ambos se sonrieron.
¿Que le habían preparado?
Al despedirse de sus amigos y su familia, les pregunto a sus personas como habían llegado hasta ahí, Jungkook respondió que en taxi. Cómo Yugyeom había traído su auto todos se fueron en el.
—No vamos al departamento— habló Jungkook desde el asiento del copiloto.
—¿Dónde vamos entonces?— preguntó confundido.
—Es una sorpresa— dijo emocionado JeongIn.
Jungkook le indicó el camino. Al llegar al lugar se dió cuenta que era un restaurante, sonrió emocionado.
Todos siguieron a Jungkook al interior, pasaron por el salón principal para luego llegar a la terraza, una terraza iluminada con diferentes luces que colgaban alrededor. En el centro había una mesa redonda con asientos para los cinco, era simplemente hermoso.
—Es...es bellísimo. Muchas gracias— sonrió emocionado. Ellos habían hecho eso por él, ellos realmente lo habían hecho.
—Sunmi ayudo— dijo JeongIn.
— Sunmi ¿Tu amiga?— preguntó Yugyeom mirando impaciente a la respuesta de Jungkook. Este asintió, Jungkook y los niños le habían preparado una sorpresa, esto era mucho mejor de lo que podría haber imaginado.
—Vamos a sentarnos— todos tomaron asiento, quedando los más grandes frente a frente.
—Hola, buenas noches. Vengo para servirles su cena de hoy— Sunmi hizo que se girarán para mirarla mientras otros chicos colocaban la comida sobre la mesa.
—Gracias, Sunmi— le sonrió Yugyeom.
—Agrádesele a ese— apuntó a Jungkook con su boca— Él preparon todo junto a los niños, yo solo fui un refuerzo.
Después de que ellos se retiraran comenzaron a comer mientras los niños, y en gran parte JeongIn, hablaba de como habían preparado todo.
—Me costó mucho guardar el secreto— admitió JeongIn.
—Lo sabemos, casi tuvimos que colocar cinta en tu boca para que no dijeras nada— bromeó Minho, JeongIn río.
—Yo pensé que en algún momento iba a decir todo, desde hoy no le contaremos nada más a JeongIn— Jungkook también se burló.
—¡Oigan! Yo no dije nada, se guardar secretos— protesto indignado haciendo reír a todos los demás.
—Sinceramente tengo más confianza en Jungwon que en ti, parecías una bomba que explotaría en cualquier momento.
JeongIn frunció su boca, molesto, pero luego sonrió recordando algo.
—Hicimos esto para ti— levantó el envoltorio que ni siquiera había notado que traía con él. Se lo entrego a Yugyeom y este lo recibió feliz.
Abrió la envoltura de regalo y se encontró con dos cosas, primero era una pulsera con diferentes colores.
—La hicimos nosotros mismos, y todos tenemos una igual— informó rápidamente JeongIn. Jungkook río por lo entusiasmado que lucía el niño. Luego todos mostraron sus muñecas, era verdad, todos tenían la misma pulsera. Nuevamente las abejas llegaron a su estómago repitiendo una y otra vez esa coreografía que le hacía vibrar el estómago.
Luego sacó un dibujo. Un dibujo de ellos cinco, Yugyeom, JeongIn, Jungwon, Minho y Jungkook, en ese orden, tomados de la mano. La diferencia está a en que Minho y Jungkook estaban dibujados perfectamente como si lo hubiera hecho un gran pintor, y los demás estaban hechos perfectamente por niños. Era el mejor dibujo de la historia, construiría un museo solo para exhibir esa obra de arte.
—Creo que te das cuenta que dibujo hizo JeongIn y Jungwon, y cuál es la parte de Minho— murmuró Jungkook. No sabía que Minho dibujaba tan bien, era realmente bueno.
—Es el mejor dibujo de verdad, es perfecto, me encanta— sonrió felíz.
—También esto es para tí— Jungkook le entrego otro regalo.
Lo abrió ansioso y se encontró con la pieza que le faltaba para completar su colección de Pokémon. Dios, Jungkook lo conocía mejor de lo que pensaba.
—Sabía que esa te faltaba así que...espero te guste— sonrió levemente.
Se paró de su asiento emocionado para abrazarlo y luego abrazar a los niños— Muchas gracias, este día fue mucho más especial de lo que esperaba. Gracias, gracias, gracias.
Los apretó contra su pecho escuchando como se reían y quejaban, pero no le importó, los quería tener así para siempre.
—Ow, se ven tan lindos— levantaron la vista para ver a Sunmi mirándolos emocionada— Ay, yo solo venía a preguntar si necesitaban algo. Pero ahora creo que debería tomarles una foto familiar.
Sacó su celular y los apuntó con la cámara, los cinco dieron su mejor sonrisa, luego Sunmi se retiró diciendo que les enviaría la foto inmediatamente.
—Ya, vuelve a ti asiento, hay que seguir comiendo— Jungkook lo empujó levemente, aunque no quería que se alejara.
Yugyeom volvió a su asiento. Parecía que su sonrisa se quedaría grabada para siempre.
¿Así se sentía? ¿Así de loco se sentía? Porque al mirar a sus niños, al mirar a Jungkook pudo jurar que lo sintió, lo sintió en todo su cuerpo, como una corriente que le recorría y activaba cada centímetro de su cuerpo.
Sentía esa cosa loca llamada amor.
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