10 Decisiones
Vel no ha querido decirles más con a lo que él se refería sobre dejar de ser un ángel, aunque ellas le preguntaron como se deja de ser un angel pero si ella dejara de serlo ¿seria una humana? y de ser así como lo haría, solo existen leyendas sobre eso, ningún ser superior a los humanos renunciaría a un poder así por alguien o algo más ¿qué puede ser mejor que ser alguien superior con habilidades para pasar a ser un débil humano?
—¿Qué haremos ahora? El imbécil de John me ha dado la misma respuesta que ya sabía.
—¿Sabías sobre esa opción? —ella asiente— entonces supongo que sabes como hacerlo, como ser una humana.
—En efecto, lo sé.
—No lo hagas, Vel —la mira Claire— eventualmente moriremos de vejez alguna enfermedad y serás libre, mientras tanto nos ayudas a hacer exorcismos y te mantenemos a raya — ella ríe y niega.
—Él tiene razón en una cosa, vendrán a buscarme, hay muchos que desean mi puesto o simplemente eliminarme.
Vel las mira, no hay manera de decir esto, no hay alguna forma de darles paz, pero hay una decisión que puede salvarlas a todas y sobre todo a ellas. Vel sabe que está en una posición vulnerable y no solo por estar presa con sus carceleras, sino porque estar mucho tiempo cerca de ellas la hace débil, hace un tiempo atrás hubiera roto la protección de la bruja araña con una sola patada a su puerta, pero esa debilidad fue también a la inversa porque mientras ella se hace débil, ellas se hacen fuerte, en ningún otro caso podrían haber sobrevivido por días allí adentro, por muy poderosa que sea Claire, sin no tuvieran el lazo directo con Vel, hubieran muerto a la hora de estar allí adentro.
También la hace sentir cosas que hace mucho había dejado dormida, siente admiración, siente que quiere protegerlas y sobre todo siente amor. Vel las ve y ve a mujeres humanas que protegería con su propia vida.
—Pero los has ayudado a poseer muchos humanos —medio sonríe sin gracia.
—Como si eso les importara. En el cielo... —niega callándose— en el cielo —retoma—, hice tanto por ellos y por ustedes... los humanos —sus ojos carmesí la miran para luego agachar la cabeza—, no importa, nunca importa cuánto haya hecho, jamás es suficiente.
—Lo es para las personas correctas —con el pulgar acaricia el dorso de su mano, sonríe desviando la mirada y toma su mano.
«Ojalá lo sea y si llega el momento no me odien mucho por lo que tendré que hacer. Haberse encadenado ambas a mí fue una absoluta estupidez y falta de criterio, pero es lo mismo que yo haré quizás por la misma razón, por ustedes, por amor».
—Estoy en una posición vulnerable y ahora es cuando pueden deshacerse de mí. Antes quería liberarme para volver al infierno —se para y se sacude para irse.
—¿Y ahora por qué quieres liberarte?
—Para que no las lastimen —se levanta besando su frente y se va.
Se marcha y la deja ahí pensando como si esa respuesta en si misma bastara para explicar todo. Pero es cierto es cuestión de tiempo para que vengan por ella y si no es para tomar su lugar, será para asegurarse que no exista más y eliminarla.
—¿Quieres que salgamos a caminar? —llega Sofía sonriéndole desde la puerta de la habitación— bueno seguro quieres bañarte primero —Claire sonríe y asiente—. El sacerdote está por empezar la misa ¿Quieres que...?
—Sí, sí, quiero.
La ayuda a pararse, solo ahí se da cuenta de lo adolorida que está. A paso lento entran al baño con Claire siendo llevada casi sobre Sofía con su brazo por encima de sus hombros. Ambas entran bajo el agua, Sofía le acaricia cada golpe que dejó huella, cada herida que se hizo, y mientras el agua lava la suciedad que ella no pudo sacar con las toallas húmedas deja besos a su paso y se lamenta por no haber podido ser lo suficientemente fuerte para haberla defendido o ayudarla, siempre es Claire la que se interpone entre el peligro y ella para que no la dañen, lo hizo cuando Vel las ataco en la combi y lo volvió a hacer el día se encadenó con ella a ser las carceleras de Vel, también lo hizo cuando la bruja araña se transformó para ir por ellas, y es lo reciente, Claire siempre la protege poniéndose a ella misma como escudo humano.
Al voltear Claire observa la mirada culpable de Sofía, y como ella solo es capaz de ver cada herida y hematoma que tiene su cuerpo.
—Lamento ser tan débil y ser un lastre para ti siempre. Siempre me proteges —solloza entre lagrimas.
—Y siempre lo haré —le de un casto beso—. Ambas salimos lastimadas Sof, mírate —le señala sus hematomas—, ambas luchamos y sobrevivimos, ellos nos salvaron. Vel nos salvó.
—Sí, lo hizo —sonríe y la observa directo a los ojos—. Tú me dijiste algo —Claire sonríe— y no me dejaste responder, yo también te amo.
—Lo sé.
—¿Cómo nos deja esto ahora? Somos monjas exorcistas, encadenadas a un ángel caído.
—Honestamente lo estoy averiguando, pero si de algo estoy segura, es de que no puedo ni quiero ser solo tu amiga, llevo años viéndote desde lejos y desde que estamos juntas como compañeras tuve la oportunidad de ir enamorándome de ti cada día, yo no puedo, ni quiero ser tu amiga de nuevo. Con lo de Vel —suspira— tampoco quiero que nos alejemos de ella, sé que hicimos este viaje para justamente todo lo contrario, pero...
—Yo tampoco quiero. Pero sé que ella teme que algo nos pase por y temo que haga una locura.
—Lo sé, creo que solo nos queda convencerla de que se quede con nosotras y enfrentar lo que viene.
—Le demos razones para quedarse entonces —Claire sonríe y la besa y el beso escala en intensidad volviéndose profundo y necesitado, lleva a Sofía hasta la pared y se aprieta contra su cuerpo.
—Espera, espera —Sofía se separa pidiendo tregua—, no aquí —mira los ojos dilatados de Claire y la otra asiente.
—Tengo celos de esa idiota de Adele —le confiesa— y también se de Anastasia —Sofía abre grande los ojos—, no la soporto, pero que haya estado contigo, me hacia odiarla.
—¿Por eso siempre querías que nos demoráramos en llegar al priorato?
—Sí y por eso me aseguraba de llegar justo cuando ella no estuviera o se fuera yendo —la otra se ríe, sabía que no podía ser demasiada coincidencia.
—Terminé eso hace tiempo y ahora no tienes que ponerte celosa, porque solo seré tuya —le regala un corto beso y sale de la ducha—. Quiero que seamos novias —voltea a decirle segura—, casi morimos, Claire, no me hace falta estar al borde de la muerte de nuevo para saber que quiero que seamos novias y que quiero que estemos juntas.
—Y el...
—No creo que lo acepten, pero podemos trabajar de independientes como tu tío. Igual para eso tendremos tiempo. Ya vimos a John, tomémonos unos días para nosotras.
Sofía es la primera en salir y deja a Claire con una sonrisa y su corazón galopando a mil, pero con pensamientos en su cabeza sobre Vel ¿cómo encaja ella en todo esto? ¿saben que está atada a ellas, pero querrá trabajar de manera independiente con ellas? También una segunda duda y miedo la hace ir cayendo poco a poco en la realidad ¿qué tan cerca está el peligro que las acecha?
Salen a caminar y ven a Vel sentada en la fuente a la salida de la iglesia dándole la espalda, supongo que es lo justo después de todo el cielo le dio la espalda a ella también, entonces una pregunta que a rondado desde que confirmaron que eso raro que veían en ella es que es un ángel caído ¿por qué la exiliaron de la ciudad de plata?
—Nos acompañas.
Claire le extiende la mano, ella levanta la mirada sonriéndole a ellas y las toma, colocándose al medio de ambas, solo quiere experimentar lo que se siente estar en paz por primera vez en su larga vida, quizás es el único momento que van a tener de paz, ya que el peligro que las acecha está mucho más cerca de lo que creen.
Caminan tranquilas y conversan entre ellas, mientras la mayoría de la gente del pueblo está en misa, se acuestan en un campo verde lleno de flores amarillas y dientes de león ¿cuando fue la ultima vez que se tomaron el tiempo para disfrutar de algo así? ¿cuando lo hicieron alguna vez en realidad?
—Me gusta esto —exclama Vel— me gusta la tranquilidad de estar aquí con ustedes. Cuando era un ángel y bajaba a la tierra, solía visitar y admirar cosas como estas del mundo humano —suspira y las mira—. Quiero darles algo —ellas la observan—, mi nombre completo es, Velvet.
—Es un gusto al fin, Velvet—Sofía le extiende la mano y luego Claire—, hermoso nombre para alguien hermoso como tú.
—Concuerdo —dice Claire y Vel sonríe viéndola mientras le coloca una flor amarilla en el cabello.
Deciden seguir más al sur para llegar a las costas de una playa, que no queda muy lejos, le rentan una cabaña a bajo precio a uno de los contactos de los cuales sus compañeras le pasaron el número y disfrutan ver el atardecer sentadas las tres en la costa apoyando la cabeza sobre los hombros de Claire que las toma de una mano a cada una mientras el sol se pone y junto con la puesta de sol, la respuesta también llega, ya sabe que lugar ocupa con ellas Velvet, lo que no esperaban era que muy pronto tuviera que ocupar ese lugar en su nueva forma humana y que por primera vez en mucho tiempo, el cielo no le diera la espalda.
El viento frío comenzó a soplar afuera de la cabaña y una o varias presencias fue lo que alertaron a Velvet y Lucifer, ambos se miraron y el gato fue creciendo de tamaño en cuanto saltó de la ventana.
—Pase lo que pase no salgan y Claire activa la protección para ambas, también usen esto para ser indetectables —se saca y les entrega el mismo collar con el dije que le había prestado antes a Sofía, no solo las protege sino que las hace invisibles a los demonios que ahora están rondado la cabaña.
—Velvet, espera —Sofía toma su mano—, tienes que volver a nosotras, no es una opción perderte.
—Tampoco perderlas.
—Esto va a motivarte a volver por más —es Claire quien acorta la distancia y la besa primero, luego le sigue Sofía. A ella le toma un momento procesar todo—. Ahora vete y te prohibimos dejarnos ¿entiendes? Lo digo en serio Velvet no querrás que te busque en la infinidad del cosmos enojada.
—¿Es una amenaza, Constantine? —levanta una ceja divertida.
—Es una promesa, cariño —le da un beso fugaz.
—Sí, señora —besa a ambas y sale haciendo aparecer una espada, montando a Luci se pierden en la noche.
Ambas sienten el clima pesado y cielo se llena de relámpagos, se miran y saben que aunque ellas le dio una orden no pueden quedarse en la cabaña aparte las cadenas que las unen tienen un alcance y están tirando cada vez más, lo que significa que acorta los movimientos de Velvet en la batalla.
Siguen el rastro de cadenas que solo ellas pueden ver y logran divisar poco a poco a dos figuras peleando es Luci y Velvet quienes están agotados lidiando con la cantidad de demonios que salen de todas las direcciones atacarlos, ella nota las cadenas más ligeras y las ve negando con la cabeza, si intervienen las tres van a terminar muertas. Luci despedaza cuanto demonio cae en sus garras y fauces, es bastante irreal ver al lindo gatito que cargan siempre entre su brazos convertido en una bestia asesina, pero es aún más raro verlo pelear codo a codo con Velvet, aunque con el tiempo su confianza en ella creció y cuando salvó a sus amas termino de hacerla su aliada.
La protección y visibilidad comienza a ceder y pronto se dan cuenta de la terrible mala idea que fue venir al centro de la batalla, cada una toma una espada del suelo sanguinolento que ahora parece un enorme charco de vísceras y agua, por la lluvia que ha comenzado a caer, Velvet las mira desesperada.
—¡LES DIJE QUE NO SALIERAN!
—Bueno ya estamos aquí y faltan horas para el amanecer. Mira a Luci, ambos están agotados —Luci jadea y las mira con desaprobación, él tampoco está muy feliz de verlas. Ahora deben encargarse de atacar y protegerlas, es el doble de trabajo.
—Solo no se mueran —les dice enojada Vel.
Son demasiados, dijo Claire, Sofía apoyó la moción y Velvet se sonó el cuello suspirando de acuerdo, los cuatro no han parado y están agotados y agitados. Claire mira al cielo.
—Ellos no van a responder, jamás lo hacen. Tenemos que seguir —exclama Velvet.
Pero Velvet sabe que esta noche solo es el inicio de una cacería interminable que no parará hasta terminar con ella, mira a sus mujeres, mira a la quimera que se trasformó en su aliado y mira al cielo, piensa en las palabras de John la única manera de librarse es que ellas mueran o ella muera, no está dispuesta a perderlas, baja la mirada a la espada en su mano que es la única capaz de acabar con ella.
«¿Cuánto más van a poder aguantar hasta que alguna muera? Son humanas, ellas no pueden morir mucho fácil».
Las observa pelear agitadas y agotadas, el amanecer no parece estar cerca para que el sol acabe con los demonios.
«No podrán resistir esto otra noche más, ni Luci, ni yo. Que cínica de mierda fui hace unos días, les decía a ellas que era una estupidez sacrificarse por amor y aquí estoy por hacerlo yo».
Las mira y sus corazones laten raro, siente algo que jamás había experimentado, algo que los humanos llaman llorar y no se notan sus lágrimas por la lluvia, ella lo nota por el sollozo de su pecho. Mira al suelo.
«Las amo, me hubiera encantado experimentar el amor de la forma humana, sentir el calor de sus cuerpos, sus besos y sus caricias. Sé que no moriré hoy, solo un ángel puede convertirse en humano, sacrificando su gracia y vida, y yo hace tiempo que no lo soy».
Se acerca a Lucí y le dice en la lengua angelical que solo el puede entender.
—Cuidalas, yo ya no podré hacerlo.
Él la mira a intenta evitar lo que ella tiene planeado, pero una orda de demonios intenta derribarlo. Mientras los demás están ocupados se lleva la espada al pecho y recita unas últimas palabras.
—Perdóname padre, porque voy a pecar, porque cometeré suicidio con tal de no perderlas.
Entierra la espada sobre su costado atravesando sus dos corazones y los demonios desaparecen, Claire y Sofía se miran, el primero en darse cuenta es Luci que ruge y llora lamentándose para acercase a ella adoptando su forma de gato, entonces las otras dos se tiran a su alrededor haciendo lo mismo, ella se ha ido.
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