🌹.Treintidos.🌹
Ambos se miraban a los ojos, pero realmente ninguno de los dos tenía su atención puesta en el contrario, Jungkook mantenía una mirada completamente vacía, su cuerpo estaba presente pero claramente él no lo estaba. Se veía completamente desaliñado, no había comido o dormido en días, estaba sucio y la culpa era la única emoción que invadía su mirada.
Pero ¿acaso alguien podría culparlo por eso?
El hospital en el que estaban en aquel instante no era tan bueno como el anterior, pero el hecho de que el otro hubiese quedado casi hecho cenizas gracias a Yang no les había dado precisamente muchas opciones de buenos hospitales que pudieran encargarse de todo el desastre y pacientes necesitados de atención.
Yang por su parte había cumplido su promesa, no se había aparecido por allí desde el día del desastre, aunque se había comunicado unos cuantos días después, a su manera, por supuesto.
Al parecer el profesor sin alma se sentía mal por lo que había pasado con Jimin debido a toda aquella situación, por lo que depositó algo de dinero con lo Seokjin pudiera sostenerse el tiempo suficiente en lo que podía rehacer su vida.
Además, le había recordado que el Dr. Kim no sería más un problema en sus vidas.
¿Qué irónico no? Al final Seokjin estaba realmente viviendo de ese dinero, mientras toda la locura pasaba y podía largarse de la ciudad, también, tenía que lograr asimilar que ya no serían Jimin y él como los inseparables.
Ahora tendría que enfrentar estos nuevos retos solo, pero de algún modo tendría que conseguirlo.
En cuanto a él.
Fuera del dinero que Yang había consignado, se encontraba totalmente sin nada. Sin hogar, sin amigo, sin madre, sin NamJoon, bueno, NamJoon estaba en aquel mismo hospital, pero su situación no era ni por asomo tan delicada, por lo cual al día siguiente ya le estaban dando de alta, volviendo a su vida normal, una vida sin adolescentes que le engañaran y arruinaran.
La voz de la enfermera llamó su atención interrumpiendo por completo el hilo perdido de sus pensamientos, Jungkook igualmente levanto la mirada, pero a diferencia de él mismo, su mirada continuaba siendo vacía, casi como si actuara por inercia.
__Señor, Jeon. El acta de defunción está lista, necesitamos que venga para que firme algunos últimos papeles y cuadremos la fecha para hacer el funeral.
Eso fue todo lo que Seokjin necesitó escuchar para levantarse e irse de aquel lugar, desde pequeño siempre había odiado la idea de la muerte, era curioso que Jimin siempre fuera tan adepto a ella.
En muchas ocasiones incluso se había burlado de su cobardía, incluso le había dicho que entre más intentaras huirle, más rápido ella te terminaría alcanzando. Pero Seokjin siempre había sido optimista al respecto, pensó que la muerte no le tocaría hasta que fuera un anciano.
SeokJin había perdido aquel optimismo en esos últimos días.
Dió un ultimo suspiro y miró aquel hospital que ahora había quedado atrás antes de subir a su motocicleta e irse hacía la casa de NamJoon, solía vigilarle sin que el otro lo notara, le gustaba asegurarse que sus heridas estuvieran bien y que pudiera seguir adelante.
Sabía que le habían prohibido bailar por algún tiempo, solo en lo que la herida perdía el riesgo de abrirse de nuevo, pero había notado la mirada de NamJoon. No poder hacer lo que amaba, aunque fuera por un corto período de tiempo, le había destrozado.
Sin embargo, al momento de llegar a aquel lugar y notar todo tan quieto y silencioso le extrañó, conocía la rutina de NamJoon. Sabía que no tenía familia a la cual visitar, sabía que a esa hora la música debía estar a todo volumen, mientras NamJoon veía viejos videos de coreografías, planeando aquellas nuevas que armaría una vez pudiera bailar de nuevo.
Pero no había nada de ello, no parecía sonar nada, como si la casa estuviera desolada, por lo que decidió acercarse más. Ya no le importaba si su madre lo veía, ya no le importaba si NamJoon le veía, solo quería asegurarse de que estuviera bien.
__Oh...tú debes ser el joven SeokJin. ¿No es cierto?__estaba cerca de una de las ventanas cuando escuchó repentinamente aquella voz, por lo que no pudo evitar saltar asustado, mientras volteaba a mirarle, haciendo reír a la anciana__Tranquilo joven. NamJoon me dijo que probablemente vendrías a esta hora, también me comentó tu situación.
SeokJin se encontraba impresionado, no entendía que estaba pasando o de que hablaba la mujer exactamente, pero al escuchar el nombre de NamJoon no pudo evitar prestar atención con cierto grado de interés.
__Sí, soy yo. ¿Qué dice qué NamJoon le dijo de mí?__le mira con duda, pero con interés, esperando que la mujer fuera rápida en darle la información que necesitaba.
__Bueno, me gustaría explicarte, pero mi tiempo es realmente limitado, tengo un restaurante que atender__le sonríe tranquilamente y le pasa un papel fino y perfectamente doblado__Esto lo dejó NamJoon, allí de seguro el te explica todo lo que necesitas saber, me tomé la molestia de anotar al reverso la dirección del restaurante para cuando decidas ir. Pasa un lindo día.
Y sin mediar una palabra más o esperar una respuesta la mujer se fue del lugar, dejando a Seokjin con el papel en la mano y mil dudas en su mente.
Por esto no lo pensó dos veces antes de abrir aquella nota y leer cada una de las palabras de manera cuidadosa, no queriendo que se le escapara absolutamente nada, pero al final solo pudo maldecir por lo que estaba allí escrito.
NamJoon se había ido.
Había decidido continuar su vida en otro país, un amigo llevaba invitándolo a irse desde hace años y ahora había tomado la decisión de aceptar. Se había ido, y al parecer Seokjin no había sido tan sigiloso como lo había imaginado. NamJoon había notado sus visitas cada tarde y había decidido perdonarle.
Claro, si es que perdonarle se podía llamar a irse sin siquiera despedirse.
Y junto a su perdón había decidido que SeokJin merecía una segunda oportunidad y lo había recomendado con aquella mujer anciana para que le ayudara con trabajo en su restaurante.
Seokjin se sentía ofendido, él no necesitaba la lástima de NamJoon, tampoco necesitaba palabras bonitas escritas en un papel si el maldito igual había decidido irse.
Quiso botar el papel al suelo, quiso tomar esa como la oportunidad perfecta para olvidar a Kim NamJoon, pero al final simplemente guardó el papel en su bolsillo, subió a su moto y se largó de allí.
...
Todo había sido extremadamente confuso desde aquel día, cuando se llevaron a Jimin lejos de él estaba seguro de que iban a salvarlo. No había otra opción en su mente, no podían alejarlo si no iban a realmente poder verse y estar juntos de nuevo.
El ver los ojitos de su niño cerrarse mientras iba perdiendo la consciencia fue doloroso, pero el hecho de no volverlos a ver abiertos después de ello fue aquello que terminó por destruir el alma del pobre Jungkook.
Después de que lo alejaran, lo llevaron inmediatamente hacia una ambulancia ya que era malditamente imposible atenderle en aquel lugar, todo fue demasiado rápido. Quería acompañarlo, pero al parecer la estúpida enfermera consideró pertinente revisar que Jungkook se encontrara bien antes de que fuera con su hijo.
Peleó, gruñó y casi se lanza encima de la ambulancia, pero cuando le amenazaron informándole que no le dejarían ver a su hijo si no lograba calmarse y se dejaba hacer los chequeos pertinentes terminó permitiendo, cual máquina, que la enfermera hiciera todo lo que quisiera hacer para poder irse rápido de allí.
Curiosamente, fue SeokJin, el amigo de su hijo, quien le esperó pacientemente y luego se fue con él hacía el hospital donde ahora se encontraba Jimin.
Todo había sido un caos, miles de pacientes trasladados por aquí y por allá, los médicos y enfermeras no dando abasto con tanto paciente que estaba llegando.
Y ellos sin saber nada del menor por casi más de dos horas.
No fue sino hasta que las malas noticias llegaron que supieron algo acerca de su pequeño. Jimin había perdido demasiada sangre y en el maldito hospital no tenían la suficiente para realizarle la trasfusión pertinente.
Estaban buscando donantes, pero el mismo doctor casi afirmaba que sería un desperdicio de sangre dársela a un paciente que ya se encontraba prácticamente muerto.
Cuando Seokjin prácticamente saltó informando que podía donar la sangre necesaria fue que Jungkook cayó malditamente en cuenta, él era su jodido padre, por supuesto que él podría donarle a Jimin sin ningún problema.
O al menos eso era lo que él había creído en ese momento.
La donación de Seokjin fue rápida, el chico había logrado realmente ser compatible y ayudar a Jimin, aunque fuera con lo poco que podía ofrecerle en ese momento. Pero Jungkook no pudo.
No solo el tipo de sangre no era el mismo, sino que era jodidamente incompatible, cuando a Jungkook le entregaron los resultados fue casi imposible de creer para él, tuvo que sentarse para no caer y poder asimilar todo.
Jungkook solo tenía el maldito 1% de compatibilidad con Jimin, solo había el 1% de probabilidad de que él fuera su padre.
El mundo de Jungkook cayó en todas las mentiras que había vivido hasta ese momento, la maldita mujer le había engañado durante todo ese tiempo, se había acostado con otro, le había hecho creer que Jimin era su hijo cuando realmente no lo era.
Y peor aún, cuando supo que la relación entre Jimin y Jungkook no era algo precisamente normal, le amenazó con denunciarlo y hacer que su hijo le odiara, hasta tal punto que prácticamente le había hecho salir corriendo detrás de Taehyung. Alguien que si pudiera tener sin ningún maldito problema.
La relación de ambos, esos recuerdos habían prácticamente martirizado la vida de Jungkook desde siempre, y es que todo había cambiado desde esa noche, esa noche en la que Jimin con sus simples doce años y creyendo que ya se encontraba dormido había dejado un casto beso en sus labios.
Había intentado convencerse por días, semanas enteras de que aquel acto solo había salido de la inocencia de su hijo, decidió ignorarlo, olvidarse de aquella situación y el hecho de que ya estuviera en una especie de "Algo sin nombre" con Taehyung era perfecto para ignorar aquellas cosas que empezaban a ocurrir.
Pero fue en aquel cumpleaños número trece, en que aquella mujer estaba desaparecida quien sabe dónde, mientras Jimin y Jungkook celebraban de manera tranquila que se dió cuenta que no podía seguir ignorando aquella situación. No cuando Jimin decidió besarlo justo después de apagar la velita del pastel diciendo que aquel había sido su deseo.
Las cosas nunca fueron más allá, Jungkook seguía intentando convencerse de que estaba mal y continuaba empujando aún más la relación con Taehyung a algo más serio, algo que le ayudara a frenar el revoltijo en su mete y corazón.
Aunque no ayudaba el hecho de que prácticamente todas las noches llegaba a compartir una sesión de besos tiernos e inocentes con su hijo.
Nunca entendió como la mujer terminó descubriéndolo todo, pero recuerda muy bien como le insultó, aunque realmente poco le importaba que una mujer como ella le tratara de enfermo o de pervertido, a pesar de que aquellas mismas palabras él solía repetírselas en las noches, mientras pensaba en lo que hacía con su hijo.
Y, cuando el cumpleaños número catorce llegó y Jimin quiso ir más allá, fue que Jungkook se dió cuenta de que debía parar, la mujer les encontró en una situación no tan agradable para ella, aunque Jungkook realmente intentaba, sin mucho esfuerzo, detener a su pequeño.
Todo eso fue suficiente, las amenazas de la mujer, los problemas y confusiones que eso traería a Jimin, él aprovechándose de su hijo y la propuesta de Taehyung para irse a vivir juntos.
Allí fue cuando decidió que era lo mejor que podía haber hecho.
Ahora, viendo todo lo que había pasado, lo que Jimin había vivido con su madre y Taehyung, su relación, el hecho de que no eran realmente padre e hijo, era que se preguntaba si realmente había sido una acción inteligente.
Pero ya era demasiado tarde para cambiar, a pesar de que todo aquello le había estado destrozando la cabeza por aquellos días.
El amigo de Jimin igualmente había estado por ahí, dando vueltas por un lado y otro, curiosamente pendiente de Jungkook y que estuviera bien, al parecer el consideraba que esa había sido la peor noticia que le hubiesen podido dar a un padre.
Tal vez era así, tal vez cualquier padre estaría molesto al enterarse de aquello, pero ese sin duda no había sido su caso, se había enojado si, por la clara mentira y manipulación de la mujer, pero de alguna manera aquel resultado hubiese sido positivo para ambos, al menos en otras circunstancias.
Cuando escuchó la voz de la enfermera hablarle le siguió de forma tranquila, ignorando por completo el hecho de que el adolescente estuviese yéndose de nuevo, siempre a la misma hora.
Le entregaron el acta y suspiró mientras firmaba los papeles correspondientes que acreditaban la muerte de Kim Taehyung, Suk, el policía que le había perseguido mientras había intentado huir y que vio como fue consumido por las llamas había firmado como oficial, a él le tocaba el papel del familiar, aunque de alguna manera odiaba la idea de ser tratado como tal ahora.
Cuando terminó con aquel molesto papeleo se dirigió a la habitación donde se encontraba su hijo, no tenía idea de cómo, pero SeokJin había conseguido que un montón de malditos desconocidos quisieran ayudar y donar, así como varios de sus compañeros oficiales, y todo había sido lo suficientemente rápido como para que su hijo pudiese salvarse.
Sin embargo, varios días después aún no había despertado, el médico, tan optimista como siempre, afirmaba que era posible que la falta de sangre hubiese logrado que Jimin se indujera en un coma del que podría jamás despertar.
Pero a diferencia de lo que el hombre sonrisas decía constantemente, él tenía fe en que su pequeño despertaría.
Y no dejaba su lado ni un solo instante, a pesar de que las enfermeras o doctores le pedían que se fuera a duchar y dormir, que si algo ocurría le llamarían.
Para Jungkook era un claro y rotundo no, el quería estar allí, quería ser lo primero que Jimin viera al despertar, quería que supiera que no estaba solo, quería que supiera que le amaba y que sin importar que siempre podría contar con él.
Incluso podría afirmar que el propio SeokJin le miraba extraño, podría jurar que el chico había perdido completamente la esperanza de que su amigo despertara, gracias al amable y comprensivo doctor que les había tocado para Jimin, pero de algún modo no lo culpaba, aunque él jamás fuera a perder la esperanza.
__¿Dónde... dónde estoy?__la voz le sobresaltó y le hizo bajar su mirada, notando la algo soñolienta, cansada, pero a la vez burlona mirada de Jimin, y no pudo evitar quedar en shock__¿Qué? Por cierto... Jungkook ¿Sabes que te ves horrible? Parece que no te has bañado en...
No lo pensó dos veces, simplemente interrumpió a Jimin dándole un simple y tierno beso en sus labios, estaba feliz, estaba dichoso, se sentía lleno de vida, después de todo su hijo estaba ahí, estaba con él, estaba parloteando como siempre intentando burlarse de él, estaba bien.
__Uhg, Jeon. Aléjate, hueles inmundo__dice intentando alejarlo, aún sin mucha fuerza que poder hacer.
__Lo siento, lo siento...__ríe suavemente sintiendo como las lágrimas se acumulaban en sus ojos__Es que estas aquí, estas conmigo... Y ahora estarás castigado por darme el susto de mi vida, oíste jovencito.
__¿De qué mierda hablas ahora, papá?__le mira con una ceja alzada y lanza la última palabra más como una burla que cualquier otra cosa, pero los labios de Jungkook vuelven a dejarlo perdido.
__Jungkook, solo Jungkook.
Fin.
"Un final para la historia, Un nuevo comienzo para ellos."
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