the lovetts / prologue

LA ÚLTIMA SEMANA había sido una de las peores semanas que había tenido Daphne con diferencia. Como cualquier otro año antes de ir a Hogwarts, la semana antes del primer día de clase era un dolor en el trasero ―o al menos así es como se sentía para Daphne. Desde comprar material escolar en el Callejón Diagon hasta entrar en peleas ridículas con su madre.

Hablando de su madre, Hera Lovett, la notable alumna de Hogwarts que todo el mundo parecía amar, la que nunca parecía cometer ningún error ―la Lovett perfecta. A veces Daphne odiaba que la relacionaran con el nombre Lovett, porque no importaba cuantas veces intentara complacer a su madre, siempre terminaba haciendo las cosas cien veces peor.

"Oh, no seas tan dramática ahora. Eres igual a tu padre."

Su padre. El infame Francis Lovett, notorio por sus maneras tan crueles en sus pasados años en Hogwarts. Como termino ganándose el respeto de la dulce Hera Lovett, era una pregunta que aún seguía sin respuesta hasta día de hoy. Era como una de esas comedias románticas en donde el chico malo de alguna manera encontraba una manera de hacer que la chica inteligente del instituto cayera en sus encantos ―la única diferencia era que ahora los dos eran despiadados. 

"Eres una desgracia para el apellido Lovett."

Daphne siempre encontraba extraño como su padre había estado tan dispuesto en cambiar su apellido por el de su madre. Le hacia preguntarse si de verdad alguna vez habían estado enamorados, porque por lo que había presenciado esos dieciséis años, era puro odio.

Tenían que haber estado enamorados en algún punto. Era algo que Daphne elegia creer, a pesar de todo lo que le decían los demás. Ella quería creer que el amor era real, que no era todo una historia inventada como en esos cuentos de hadas clichés.

"Aunque no lo creas, tu padre me amó una vez"

Era algo triste, ver a su madre hablar de su padre así. No era por las fotos de ellos juntos que no estaban enmarcadas, sino, porque ella no mostraba ninguna emoción cuando hablaba sobre él. Era como si ni siquiera estuviera en las fotos, pero estaba ―un poco alejado, para ser exacto, encerrado en su oficina como siempre.

Quizás se habían desenamorado con el tiempo, y eso estaba completamente bien para Daphne. Ella sabia que era inevitable algunas veces, no tenia porque necesariamente significar que no estuvieran destinados el uno para el otro. Por lo que ella sabia, podían haber tenido una relación completamente diferente de como la chica Lovett se había imaginado.

Ella recordaba haber tenido una conversación con su madre sobre el divorcio, pero rápidamente fue callada por la mujer. Debería haber sabido que no debía presionar a su madre en un aprieto del que no tenía mucho conocimiento.

"¿Mamá?"

"¿Si, cariño?"

"Sabes, que si deseas divorciarte de mi padre estas bienvenida a hacerlo. Veo lo infeliz que eres y prometo que no te tienes que preocupar sobre-"

"¿Como te atreves a cuestionar mi relación con tu padre? Niña insípida."

No importaban los esfuerzos que hacían para demostrarle a su hija que todo estaba bien, era más que obvio que todo estaba al contrario de bien. Cualquiera con ojos podía ver que no se amaban, incluso cuando pretendían hacerlo cuando ella estaba alrededor. Pero tan pronto como ella se iba, empezaban con sus peleas de siempre.

Pero había algo diferente en sus padres, algo en lo que Daphne no se podía meter. Ellos cargaban con algo, algo que esa chica no tenia ni la mas mínima idea de lo que era. Le molestaba desde el día en que empezó a sospechar de ellos, y fuera lo que fuera, sabia que tenia algo que ver con ella.

"¡Maldita sea, Francis! Te he dicho mil veces que no puede saber esto. ¡Fin de la discusión!"

"Esto será el fin de nosotros, y lo sabes muy bien."

Escuchar ese tono horrible en la voz de su madre solo la hizo querer descubrir ese secreto aún más. Era una de las muchas cosas de Daphne que su madre odiaba ― su determinación para meterse en cosas que no eran suyas.

Hasta ahora ella estaba segura de que su séptimo año iba a ser diferente, no iba a ser como sus otros años en Hogwarts. No estaba segura de si solo era un sentimiento de ella o la emoción por el primer día de clase, pero su corazón le decía que era algo bueno.

Estaba preparada para descubrirlo todo. Sin importar el precio que tuviera que pagar.