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Capítulo 4. Nuevo Contrato

Todos entramos al club. Jean va detrás de mí.

— ¿Quién va a escena?— pregunta el jefe aplaudiendo para que nos apuremos.

Emily me señala con el bolígrafo tras darme un leve vistazo y vuelve a clavar los ojos en el itinerario.

Mila vuelve andar entre las mesas. Sirviendo copas o cervezas. Jean se va a sentar en su rincón favorito. Subo a la plataforma no sin antes ponerme el antifaz de encaje negro y la música comienza (Dirty mind -Boy epic). Al igual que los chiflidos y aplausos. Animándome.

— ¡Y con ustedes! ¡Layla! — el presentador anuncia mi entrada con el seudónimo que escogí.

Miro fijamente a Jean. Como dije, necesito ver a los ojos de alguien para evitar los nervios.

Él levanta su cerveza en dirección a mí y me sonríe. Giro alrededor del tubo y sujetándome con ambas manos me elevo alzando las piernas. Las abro y me deslizo lentamente abajo pasando mi lengua entre mis labios. Una vez abajo me pongo de pie y doy varios giros sin quitarle la mirada de encima. Alza las cejas y me señala con los ojos abajo de la mesa. Las luces de colores que iluminan el lugar me dificultan un poco ver que hay pero en cuanto me doy cuenta que se está tocando por encima del pantalón me enciende. Siento que me mojo. Me hace un gesto obsceno que no hace más que aumentar mi libido.

Pego mi espalda al tubo y me arrodillo hacia delante. Lamo mis dedos y los paso por mi cuello. Sus ojos brillan. Sonrío orgullosa.

Pronto la música termina y me levanto. Todos aplauden. Me retiro al camerino cruzándome con compañeras que salen apresuradas para presentar su show.

Me siento frente al tocador y me quito el antifaz. Justo cuando unas manos grandes y masculinas suben por mi cintura y se meten debajo de mi sostén. Sé que es él. Reconozco esas manos.

—No deberías estar aquí— pega su cadera a mi espalda haciéndome saber que esta duro. Se restriega lentamente. Me mira fijamente a través del espejo. Sus ojos reflejan deseo y la lujuria me invade.

—Quiero arrancarte la ropa—ronronea. Aprieta mis senos. —Quiero follarte duro. No me importa si oyen.

—No. Ya casi salgo. —saca una mano y envuelve mi cuello para pegarme a su cuerpo. Alzo la mirada y me deleito con la vista.

Maldito adonis. ¿Los demonios son guapos? Se supone deberían dar miedo ¿Por qué son guapos? ¿Todos serán así?

Baja su mirada para verme. Esos ojos...

Aprieta los labios y vuelve a restregarse. Sé que espera que le responda pero no lo haré. Quiero ver hasta dónde llega. Aunque por dentro quiero lanzarme a sus brazos.

—Voy a cambiarme y nos vamos —sonrío cuando gruñe.

—Alza los brazos— ordena

— ¿Qué?

—Álzalos —obedezco curiosa. Saca su otra mano y me toma de las muñecas para empujarlas contra el mueble del tocador. Me apoyo y me alza de la cadera. Se pega con fuerza a mi trasero y yo muerdo mi labio.

—Tengo un apodo para ti—me muerde el lóbulo de la oreja. Las mariposas no tardan en revolotear en mi estómago. La adrenalina corre por mis venas. ¿Hacerlo en el trabajo? Nunca se me había ocurrido.

— ¿Cuál?— jadeo

—Deliciosa —susurra dejando que su aliento pegue en mi oído. Se me eriza la piel y el corazón salta emocionado.

—Hmm—gimo acariciando su rostro a mi lado. —Hazlo ya —siento que sonríe. Baja mis bragas y escucho su bragueta abrirse. Mete los dedos y sonríe arrogante cuando siente que estoy bastante húmeda. No necesita más. Se guía a mi entrada y penetra de golpe. Embiste lento mientras aprieta mi cintura aumentando el ritmo. Arqueo la espalda dándole más acceso. Gime bajo y yo ahogo mis gemidos para evitar que nos escuchen.

☆☆☆

A primera hora suena el despertador. Me arrastro con pereza hasta el baño y después de ducharme y maquillarme me pongo un vestido. Salgo de mi habitación para llegar a la cocina pero me detengo abruptamente en la puerta al ver a Jean recargado en la isleta de la cocina. Viste un traje, trae el cabello revuelto y su pícara mirada se planta sobre mí. Esta irresistiblemente sexy, hasta parece que acaba de follar por el aura que desprende.

—Te llevaré—se cruza de brazos.

—No es necesario—niego

—Dije que te llevaré—acorto la distancia entre nosotros y acaricio su torso. Quiero arrancarle los botones y palpar directamente su piel.

—Puedo tomar un taxi

— ¿Tengo que follarte para hacerte entrar en razón? —ganas no me faltan. Pero llegaré tarde.

—Bueno. Nada más desayuno y nos vamos.

—Desayúname a mí—une nuestras bocas y me rodea la cintura. Abrazo su cuello dejándome llevar. Disfrutando del apasionado beso. Hasta que se despega y me deja ver su mirada oscurecida. Sus ojos son completamente negros. Me asusto y trato de retroceder pero sus brazos me detienen. —Lo siento—sus ojos vuelven a la normalidad. Pero mi corazón sigue latiendo a máxima velocidad. —Me deje llevar—me quedo sin palabras. —háblame

—Ya...vámonos—digo y trato de zafarme. Esta vez lo logro. Gruñe enfadado.

—Ya te dije que lo siento. Aunque deberías acostumbrarte. Quiero mostrarme tal y como soy—asiento.

—Será difícil que me acostumbre...pero quiero intentarlo. Y esta vez no quiero sentimientos de por medio. Quiero ser libre. —pronuncio sin titubear

— ¿Qué?—tensa la mandíbula. Niega incrédulo. —Ahora me estas rechazando

—No. Solo ofrezco lo que hay en el menú

—Entiendo que es por lo de tu ex novio —hurga en la herida—Pero conmigo será diferente

—Eso quiero verlo—asiente

—Lo verás—sonríe con suficiencia.

Me quedo absorta pensando en todos los cambios próximos en mi vida. Me asusta pero creo que es necesario. Quiero crecer como persona. Lo merezco como cualquier otra.

Aterrizo de mi aturdimiento cuando Jean me avisa que hemos llegado. El conductor rodea la limusina para abrir la puerta. En cuanto salgo veo mucha gente voltear a verme un segundo y volver a lo suyo. Deberían estar acostumbrados a ver limusinas seguido, estos rumbos son como Los Ángeles.

—Aquí te espero—asiento y camino. Es una gran residencia rodeada de bardas cubiertas por espesas lianas verdosas. La puerta son unas rejas que permiten ver una fuente en el centro y más allá el inicio de la mansión. No puedo evitar ponerme nerviosa al llegar a la entrada. Toco el interruptor y espero. Las manos me sudan así que las restriego en mi vestido para secarlas.

—Dígame—reconozco la voz de la mujer

—Soy Tayna Azuara vengo por...

— ¡A si ya se!—responde inmediatamente con tono amable. —Te abriré la puerta

—Sí, gracias—se escucha un timbrazo y enseguida la reja se abre sola. Entro a paso lento y cuidadoso. Sé que hay cámaras por todos lados. Rodeo la fuente y llego a la puerta que enseguida es abierta y me recibe una mujer alta de cabello castaño recogido en una coleta y un vestido rojo que combina con los negros zapatos que lleva puestos. Me sonríe.

—Pasa—entro cuando se hace a un lado. Es más grande por dentro. Toda esta adornada al estilo clásico y perfectamente ordenada. No hay nadie. —Sígueme. Están grabando en este momento.

Caminamos por los pasillos hasta la parte trasera donde dos delgados hombres se están besando dentro de una piscina. No me altero, estoy acostumbrada también a escenas homosexuales.

JEAN

Mi móvil suena. Contesto sin quitar la vista de la residencia.

—Si. Diga

—Ya está hablando con el director—veo la pantalla. "Ruth"

—Bien hecho—subo el vidrio para evitar que me vean—ahora mándame una chica y avísame cuando Tayna salga

Escucho que suspira frustrada.

—Por que estoy haciendo esto...—gruñe—La mujer que mandaste no parece tener espina para estas cosas. Sabes que es el estilo más fuerte. No creo que lo soporte.

Pego la espalda al asiento y extiendo las piernas. Apoyo mis brazos en el respaldo.

—Porqué, a, solo así te perdonare un año más de vida y porqué, b, quiero. Además, Víctor me prometió que empezaría desde cero con ella para irla introduciendo poco a poco. Y ahora se buena chica y mándame una mujer de buenas curvas que nadie note. Tengo hambre.

—De acuerdo...—responde a regañadientes y termina la llamada.

Dejo caer la cabeza hacia atrás cerrando los ojos un momento. Cuando los vuelvo abrir una pelinegra cubierta con un ligero abrigo va llegando a la limusina. Toca la ventana. Abro la puerta y entra abriéndose el abrigo. Trae solo ropa interior. Sus ojos brillan cuando ve el interior.

—Bonita

—Lo sé. Ahora acércate a mí—voltea a verme y nota que hablo enserio. Se quita el abrigo y se sienta de frente a mí sobre mis muslos. Enseguida busca mi boca pero la detengo —Nada de besos. Pasa a la acción—me lanza una pícara mirada y me abre el pantalón para sacar mi polla. Escupe sobre su mano y la acaricia con delicadeza. Se levanta un poco para mover su tanga a un lado y se ensarta mi polla. Esta mojada y lista. Jadeo. Llevo mis dedos a su boca y los chupa. Se mueve de arriba abajo, de adelante hacia atrás, gimiendo alto. Saco mis dedos y acaricio su clítoris. Cierra los ojos echando la cabeza atrás. Lamo su cuello y así sé que tiene la sangre limpia. Amaso sus senos. Muerdo suavemente sus pezones y enredo su cabello en mi otra mano, jalo hacia atrás. Muevo la cadera de arriba abajo. Gimo ronco. La limusina se mece pero por aquí ya es usual. La gente es rica y vive cerca del mundo del porno. Este es el pan de cada día.

Suelto su cabello y vuelve la cabeza para verme. Sus ojos están cargados de deseo. Tiene entreabiertos los labios y pronto pasa la lengua sobre ellos. Hubiera dejado que me la chupara antes. Sus largas pestañas, que sospecho son falsas, se baten en repetidas ocasiones, su cuerpo se tensa y entonces sé que se está corriendo. Cierra los ojos. Momento que aprovecho para atrapar su mandíbula y hacerla abrir la boca. Absorbo su energía. Un pequeño destello azul pasa de su boca a la mía mientras mis ojos se hacen brillantes y ella se hunde en la semi inconciencia entre espasmos. Después convierto mis dientes en su forma original, es decir, puntiagudos y los clavo en su cuello. Le tapó la boca. Inclino su cabeza y obtengo mi bebida favorita. Su sangre es dulce y deliciosa. Paso tanto tiempo tragando que me pierdo. Quiero beberla toda pero mi móvil suena y sé que Tayna está en camino.

Me despego de ella con la boca llena de sangre. Lamo su cuello y la herida sana. Regreso mis dientes a la normalidad humana y la acomodo a mi lado. Le coloco bien la ropa y me ordeno la mía. Me limpio.

—Despierta—le doy una palmadita en la mejilla y ella entre abre los ojos—Vamos dormilona. —sonríe

—Me has dejado agotada—no sabe de lo que habla. Un rato más y hubiera terminado sin sangre o una habitación y unas horas libres y hubiera probado mis cientos de tácticas multiorgásmicas.

—Le dices a Ruth que después le agradeceré en persona—asiente sonriendo. Abre completamente los ojos y abre la puerta.

—Yo le digo bombón—me da una leve mirada traviesa y sale.

Resoplo. Me aliso el traje y me relajo. Unos minutos después entra Tayna con una sonrisa en los labios.

—Tengo el libreto. Una película será mi estreno—alza en la mano un cuadernillo.

—Felicidades

—Gracias—se levanta un poco y me planta un beso. Sonrío. Huy, esto me está gustando. —Ahora voy a darme de baja en el otro estudio.

—Hecho. Vamos allá—asiente contenta

☆☆☆

—Hey—le digo antes de que cruce la calle. Se da la vuelta para verme —te dejo aquí.

— ¿Cómo? ¿No vas a esperarme?—cuestiona confundida.

—Tengo cosas que hacer. Nos vemos mañana.

— ¿Por qué hasta mañana?—se acerca a la ventana.

— ¿Quieres verme más tarde?—le doy una sonrisa juguetona.

— ¿Y quién no?—me sigue el juego. Me gusta su reacción. Le hago seña con el dedo que se acerque y lo hace cautelosa. Aunque ese brillo divertido en sus ojos me hace saber que conoce lo que quiero. Une nuestros labios. Su traviesa lengua se abre paso. Me gusta. Joder, me gusta. Lástima que no quiera sentimientos porque estaba dispuesto a follarmela solo a ella.

—Entonces nos vemos más tarde—clava sus ojos en mis labios. Los relamo y veo como el deseo de apodera de ella. Sonrío sabiendo lo que causo.

—Si...—se aleja de la ventana y atraviesa la calle contoneando las caderas. Provoca y mucho.

☆☆☆

Me río de él pero yo estaría igual de nervioso si se acabara mi contrato y supiera que vendrán por mi alma.

Lo vemos caminar de un lado a otro, ansioso y agitado. Reparte sal con tierra de cementerio por toda la casa.

—Jo...que alguien le diga que no nos detendrá eso—se burla Venganza a mi lado.

Ira resopla y Dolor tuerce la boca.

—Yo solo quiero comérmelo—dice Cruell

—Será para todos ¿Lo recuerdas?—le recrimina Ira

—Solo entramos, jugamos, lo matamos y ya—sugiere Dolor —quiero que sufra

—Yo también quiero que sufra—Cruell se relame los labios.

Vemos como el hombre pone seguro a todas las puertas y carga un rifle. Esta muerto de miedo. Lástima que Alexander no esté aquí porque esto le encantaría.

— ¿Quién sale primero?—pregunto impaciente.

—Yo—sale Ira de la oscuridad.

— ¡Iba yo! ¡Ira!—le grita furioso Venganza pero él lo ignora.

Flota hasta donde se encuentra el hombre y sopla la mezcla para después reírse en sus narices. En cuanto el hombre lo escucha dispara hacia su dirección sin embargo la bala lo atraviesa sin problema. El hombre retrocede asustado.

—Vayan—los demás me miran extraños. —Ya comí. Solo voy por el alma. —asienten y veo como los más fieles de mi legión salen a atormentar al pobre hombre. En segundos destrozan la casa y el dueño corre a esconderse a otra habitación. Salto de un espejo a otro y lo observo apuntar a la puerta. Su boca tiembla y su corazón parece próximo a salirse. Esta sudando a mares y tiene los ojos desorbitados. Se está cagando de miedo.

El primero que entra es Cruell y le arrebata la escopeta. La lanza lejos y por fin le revela su oscura figura al hombre. Este lanza un grito horrorizado y retrocede. Llegan los demás y también se dejan ver. Lo acorralan y me clavan la mirada. Esperando.

Avanzo hacia ellos. Lo miro fijamente. Me ve.

—Dime por lo menos que lo disfrutaste Jaime—cae al piso de rodillas. Sin esperanzas.

—Por favor...—suplica

—Tu contrato se acabó...—y así. Simplemente les hago señas y Cruell no tarda en golpearlo en la cabeza. El hombre me da una última mirada de súplica y cae al piso. Los demás se le tumban encima y lo van desgarrando. Entre sollozos y gritos acaban con su vida.

—Alto—ordeno y se detienen. Abro una burbuja dimensional a mi lado y me acuclillo. Lo hago abrir la boca y absorbo el alma para depositarla en la burbuja. —Todo suyo, muchachos

Se abalanzan contra él. Su quijada se desencaja y sus ojos dejan de brillar. Sé que está muerto. Ellos se alimentan de los sentimientos y de la carne mientras que yo de la sangre y energía. El alma irá directo con Lucifer.

☆☆☆

TAYNA

—Voy por mis cosas— anuncio a mi ex jefe, el da su consentimiento no muy feliz y camino directo a los camerinos. Meto mi ropa y mi maquillaje en la bolsa.

— ¿A dónde vas, gordita? —escucho a Jazmín decir. Una de las odiosas arpías.

—Que te importa— mascullo con ira terminando de cerrar la bolsa. La pelinegra de ojos verdes me mira con asco y los brazos cruzados desde la puerta.

— ¿O será que estas escapando? ¿Has robado algo?— sigue hablando

Quiero molerla a golpes pero justo en ese momento aparece Jean detrás de ella.

— ¿Ya nos vamos?— pregunta asustándola. Cuando voltea sus ojos brillan.

—Si ya vámonos—paso por su lado. No le quita los ojos de encima a Jean y eso me está empezando a enojar. Aunque no sé si deba. Después de todo dije que sin sentimientos.

— ¿Quién es tu amigo, nena?—pregunta con fingida dulzura

—Es mi novio—sonrío satisfecha al ver como se pone seria y me mira con furia creciendo en sus ojos.

—Vámonos— Jean me abraza de la cintura y me jala para caminar a la salida.

Subimos a su auto y lo pone en marcha.

—Eso ha estado bien

— ¿Bien? ¡Ha estado genial, le cerré la boca!—festejo feliz

—Si pero...—mi sonrisa se borra —lo mejor es bajarle los humitos poco a poco hasta poder asestarle el golpe final

Me quedo callada. Cuestionando su estrategia. Me parece buena, me agradó lo que acabo de hacer. 







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