—¿Cómo te sientes?— se sienta. La pelirroja se aleja de mi pero se come con la mirada a mi nuevo acompañante. Debo ponerle un nombre. Me lo preguntara pronto.
—bien...creo.— frunce el ceño. —¿Dónde estoy?, ¿Quiénes son ustedes?
Camino a el mordiéndome la muñeca. Debe comer.
—¿¡Qué haces!?— exclama sorprendido.
—bebe —me hinco a su lado y lo abrazo para acercarle mi muñeca a la boca. —todo estará bien —retrocede alarmado. —tranquilo— susurro haciendo uso de mi poder. Se queda quieto y bebe despacio. Me separo y veo sus labios manchados de mi sangre y ojos confundidos mirarme fijamente.
"¿Donde mierda estas?, tenemos un trato"
La voz de Jean irrumpe en mi cabeza.
Le pongo dos dedos sobre la frente y cae inconsciente.
—chicas, ¿Donde esta la puerta principal?, ¿Por donde salimos a tierra?— les pregunto. Se miran entre si.
—a unos metros de aquí. —señala la castaña.
—¿Podrían llevarlo?, Déjenlo en mi habitación, no despertara hasta mañana, su cuerpo se acostumbrara primero.
—claro, pero...¿nosotras que ganamos? —sonríen.
—las invitaré a mi club— me río por dentro. No solo a consumir, se quedaran.
—trato hecho
"¡Tayna!"
"¡Ya voy!, ¡Sabes que no conozco por aquí!"
—vamos ya— lo hago flotar de nuevo. Las sigo mientras van al lado contrario de donde entramos.
—pist pist— escucho al pasar por un acantilado de fuego al que no le veo fondo.
Volteo hacia las rocas donde descansan dos mujeres con garras y colmillos, con cola de sirenas y poses amenazantes. Una de ella me señala al otro lado donde hay un árbol de grandes hojas azules brillosas, muy bonitas. Alguien se esconde detrás de el. Solo alcanzo a ver una porción de cabello rubio.
—Hey, ¿Podrían llevarlo desde aquí?
—esta bien— dice la pelirroja alzándose de hombros. —pero nosotras no tenemos ese poder, tendrás que llevárnoslo hasta la puerta.
—Alguien dijo, ¿Puerta? —es ella. La mujer en la que pase a la Diosa del olimpo. Nos mira esperanzada. A mi lado.
Las súcubos me lanzan una mirada de "¿Y ahora que?"
—ahorita las alcanzo chicas, avancen.
Asienten y dejo caer a mi nuevo muchacho al piso. Lo sujetan de los brazos y piernas y lo levantan. Siguen su camino.
—yo también iré— dice señalándolas.
—no, tu no iras— me cruzo de brazos— ellos te están buscando y yo no quiero problemas.
"Jean, esta casi llegando a la puerta, corran"
—¡Vamos!, ¡Ayúdame a salir!— me toma de los brazos y me agita, desesperada. —necesito que alguien me abra la puerta —su voz se quiebra —no quiero regresar con ellos, no sabes todo lo que me han hecho, son malvados, ¡Son crueles! —baja la cabeza y se cubre la cara para llorar.
—lo siento, he hecho un trato. —trago saliva.
Alza la cabeza y me muestra una expresión fría y rencorosa. Me dedica una oscura sonrisa ladina que hace que me tiemblen las piernas.
—yo te ofrezco uno mejor. Te concederé tu mayor deseo.
—¡Sujétala!— Jean viene corriendo y a unos metros atrás viene Alexander con un séquito de demonios.
—¿No te gustaría volver a ver a tus padres y a tu hermano?
Entonces le presto atención. Dejo de ver a los hermanos y fijo mi vista en ella.
Por mi mente pasa la sonrisa cálida de mi mamá al prepararnos el desayuno todas las mañanas, las risas de mi padre y mi hermano viniendo por el pasillo mientras se arreglan la corbata para irse al trabajo.
Mi hermano apoyándome en mis audiciones para ser una actriz. Mis padres esperando afuera de casa con comida para irnos al parque y les cuente como me fue.
—¿No crees que a tu familia le gustaría ver a su queridísima hijita? —se acerca a mi con gesto amenazante. —ayúdame a encontrar mi cuerpo, ayúdame a escapar de esos demonios locos o de lo contrario hare que vean como su hijita se deja follar por el demonio que los atormenta.
—Pero... ¿¡Que!?
—ellos saben donde esta mi cuerpo...encuéntralo y llévalo a mi reino.
—¿¡Como es él el que los atormenta!?— sonríe mientras asiente despacio.
—¿No te dijo?— niego.
Están a punto de llegar, pero no me voy a quedar con dudas.
—¡Alto!— me pongo frente de ella.
—¿¡Que mierda haces!?— se detienen a unos metros.
En un par de segundos ya tengo a mi séquito de convertidos haciendo una barrera en contra de los demonios. Jeny, una de mis sacerdotisas me sonríe antes de pasar entre nosotras y pararse hasta adelante, en posición de ataque. Alishka, otra de mis sacerdotisas me mueve del brazo para llamar mi atención.
—yo no las llame— susurro
—es el vinculo que nos une. —Alishka resuelve mi duda.
—Vámonos —la Diosa señala la puerta con la cabeza.
—¡ella solo busca meterse a tu cabeza, Tayna!—grita Jean. —lo que sea que te prometa, ¡no es real!— niega.
—No le hagas caso, iremos a mi reino, ahí estarán tus padres y tu hermano esperándote.
—¿Tu reino? ¿Cual?
—mi reino, ¿has escuchado hablar de Lilith?
—¡Tayna, maldición! ¡NO ES REAL! —brama Alexander.
—Usted ordena, mi señora— Alishka me hace una reverencia.
—¡Vamos, Tayna, no tengo puto tu tiempo!—vuelve a vociferar Alexander.
—¡Ya cierra la maldita boca, Belial!— sus ojos se abren grandes, con sorpresa. —¡no puedo pensar con tantos hablándome al mismo tiempo!
—¡Ella no te conviene! ¡Lo que te diga es mentira!— codea a Jean para que diga algo pero, él simplemente se limita a mirarme fijamente, trata de hacer conexión conmigo solo que no lo quiero en mi mente ahora.
—¡tu eres peor, me hiciste creer que eras bueno y resultaste la misma basura!—mis ojos se vuelven negros, mis colmillos y garras saltan a relucir al sentir la ira invadiéndome. —¡y tu! —observo a Jean— ¡prometiste que no me harían daño, lo prometiste!— desvía la mirada— ¡mírame!— se rasca el cuello volteando a otros lados —¡mírame, maldito cobarde!— clava sus ojos en mi, estos se van volviendo negros.
—¿¡y tu, Tayna!?, ¡no te hagas la santa, Te metiste con mi familia, en mi empresa, bajo mi piel, me sedujiste para chantajearme a tu antojo! jugaste perfecto...—susurra lo último.
—¿¡Hablas en serio, Asmodai!?— me río con sátira. Comparte mirada con Alexander. —oh, pobre de ti, fingiendo ser bueno de nuevo solo para volver a clavarme una espada en la espalda, maldito traidor. —me burlo— ¡Pero se te olvida que todo eso lo aprendí de ti, lo obtuve al convertirme en este asqueroso monstro!—rugo furiosa.
—¡La tengo!— alguien rodea mi cintura y hombros, me lanzan atrás hasta caer al piso. La asfixiante sensación de calor calienta el aire que respiro quemando mis pulmones. Esto no esta pasando, no de nuevo. —¿te gusta la sensación?— es la voz de Killdrem. Pataleo y manoteo, trato de golpearlo. Enseguida tengo a Jean sobre mi sujetandome las manos. Alcanzo a ver a como Alexander envuelve a la Diosa en una cuerda empapada en algo que huele asqueroso. Ella grita mientras el liquido de la cuerda le quema la piel. Se retuerce. Escucho como la insulta, los demonios los rodean mientras otros tantos luchan contra mis hombres. Los cuales al ser principiantes, van perdiendo.
—¡Basta!— grito. Un halo de luz rojo sale de mi y se propaga a hasta las gruesas paredes de piedra por unos segundos. Todos se quedan quietos y sorprendidos, al igual que yo. —¡no quiero que los toquen!— veo como un demonio de piel azulada suelta el brazo de uno de mis hombres y este se levanta, su cuerpo esta desgarrado pero permanece de pie. —¡quiero que me suelten, grandísimos hijos de...!— no puedo terminar de decirlo porque Jean me besa y me agarra de la cabeza para profundizar. Lo pateo en el estomago y aun así no me suelta. Es incomodo hacer esto cuando aun estoy sobre el torso de su hermano. Muerdo sus labios y gruñe haciéndose atrás.
—¡Mátalo!— me grita la Diosa pero Alexander le cubre la boca con la mano y ordena llevársela.
—¡suéltenla, ahora mismo! —pero me ignoran y los demonios la arrastran entre jalones. —¡Alexander! —y el maldito sigue ignorándome.
Killdrem me suelta, Jean me abraza y me pone de pie. Me trato de zafar de su agarre, alcanzo a patearle la entrepierna y cuando me suelta haciéndose atrás con un gesto de dolor le doy una bofetada.
—no es real, Tayna. Nada de lo que te dijo es real. Solo quiere ponerte en nuestra contra. Créeme, yo no te mentiría a tal grado.
—¡quiero que la suelten maldita sea!
—Tayna, escúchame— me toma de las mejillas y me obliga a mirarlo a los ojos.
—no es real. Ella te engaña. —y termina dándome un beso rápido. Lo vuelvo a abofetear.
—puedes hacerlo —Jean extiende los brazos. —pégame, anda. Pero después será mi turno— me toma del cabello y acerca su rostro al mío. Con seriedad.
—como rayos te mato...—espeto con el deseo de herirlo de alguna manera.
—es imposible. —una sonrisa divertida le atraviesa el rostro. Se lame mis labios. —a menos que follemos demasiado y me mates pero de cansancio— se alza de hombros.
—idiota—lo empujo pero me estruja contra su cuerpo.
—¡anda si!, idiota, pero solo tuyo— se ríe, ¡se ríe!
—¡suéltame ya!—lo empujo y lo empujo y nada que consigo librarme de el.
—¿como mierda te hago entender que quiero que estemos bien, eh?, quiero que empecemos de nuevo
—¿para que? ¿para que seas la misma basura conmigo cuando menos lo espere?— gruño entre dientes.
—prometo no serlo— alza la palma de la mano —a menos que tu me lo pidas— sonríe de lado.
—no hagas promesas que no cumplirás
—lo juro, no volveré a comportarme así contigo, no volveré a tratar de hacerte daño, no volveré a mentirte...—esas palabras...me estaban partiendo el corazón. Me estaban trayendo bonitos recuerdos, esperanzas y asquerosas mariposas al estomago. No se porque me estaban invadiendo los sentimientos y las lagrimas se estaban agrupando en mis ojos—...no volveré a ocultarte cosas, no volveré a dejar que otros te hagan daño ni que lo intenten, no volveré a dejarte ir...
Solo podía ver sus ojos derrotados y brillosos suplicarme una oportunidad de escucharlo, sus labios expresarse con tanto anhelo, con tanta franqueza.
Las lagrimas bajan por mis mejillas, mientras nos quedamos viendo fijamente. Yo con el corazón destrozado y el con sus sentimientos y palabras tratando de reconstruirlo. Esto es tan difícil.
Por primera vez sentía que hablábamos con la verdad, exponiendo nuestros verdaderos sentimientos ante el otro. Y eso, eso me estaba matando por dentro.
—como sé que es verdad...
—te dejare matarme si no es así, te dejare ocupar mi trono, te dejare mis poderes, mi energía, mi ser y mis sentimientos, todo a cambio de que regreses, a cambio de que regrese Tayna, mi Tayna. —su voz se quebraba a ratos, carraspeaba para ocultarlo.
—Demuestramelo, Jean.
Rompo a llorar y me abraza. Acomodo la cabeza en su cuello y rodeo su torso atrayéndolo a mi. Ahí esta, ahí esta la Tayna chillona y débil, toda para el.
—deseo concedido— me libera. Nos quedamos viendo sin saber que decir por unos segundos. Finge toser y aprieta los labios.
—Hola, me llamo Jean pero mi verdadero nombre es Asmodeus, bueno Asmodai pero odio ese nombre, no me trae buenos recuerdos —no puedo dejar de llorar al escucharlo hablar con tanta sinceridad. Él limpia mis lagrimas con los pulgares — no soy un simple humano, no puedo ofrecerte las aventuras de un mortal pero si las desventuras de un demonio. —toma mi mano y besa el dorso inclinándose un poco, asi como saludaban en las películas de la edad media. —¿Aceptas unirte a la aventura?
Un nudo en la garganta no me deja hablar, por lo que solo asiento y el vuelve a abrazarme.
— te ves deliciosa enojada. —alzo la cabeza para verlo. Se lame los labios. —¿sabias que el mejor sexo es estando enojados? Aparte del de reconciliación, claro.
Muerdo mi labios con la mente trabajando a mil. ¿Por que es difícil mantenerse enojada cuando menciona esas palabras?
—oh , por cierto. toma— Me entrega un sobre amarillo rodeado tenuemente de una luz blanca. —es tu nueva identidad, tu nuevo nombre es Eilenka, solo que debes dejar la apariencia de Laura, estudiaste actuación y te mudaste aquí porque tienes problemas con tu familia, te reunirás con la que te contacto para que entres de nuevo a PorningHot. Tendrás que empezar de cero. Pero conociéndote escalarás rápido —me delinea con los ojos cargados de deseo.
Tomo el sobre. Roza mi mano a propósito y sonrío como puberta.
Volteo a mi alrededor. No hay más que mis sacerdotisas ayudando y limpiando las heridas de mis hombres.
—estarán bien. —dice rápido.
—¿¡estarán bien!?, ¡casi los matan!— los señalo y se rie. —¿¡de que te ríes!?
—ya sabes, deliciosa— su risa me contagia.
—tu los ayudarás— asiente
—cuando salgan estarán como nuevos
—¿Como salimos de aquí?
—Alexander te abrirá un portal— y el nombrado va cruzando el puente. Se nota que viene enojado.
—Nos matara si se entera, no nos quiere juntos— susurra haciendo que solo lo escuche yo. Se cruza de brazos.
—¿como cambio eso?
—recuerda que no acepta a nadie que no haga sacrificios en su nombre
Alexander llega a nosotros con el ceño fruncido y lanzándome miradas de odio. Hace un circulo con la mano a mi lado y se abre un agujero negro de mi tamaño.
—solo recuerda no acercarte más a la familia o te las verás conmigo— dice con seriedad. —salta dentro, ahora— señala el portal con la cabeza. Jean solo nos observa y las comisuras de sus labios amenazan con alzarse y reirse.
"Nos veremos pronto, aun me debes algo",
Menciona en mi cabeza.
Ahi estan las mariposas me vuelan en mi estomago de nuevo.
"Ya sabes donde encontrarme"
Entro al portal y aparezco en la sala de mi casa. Todo me da vueltas por unos segundos. Me siento en el sofá. Sonrío al ver en la mesita de en medio el juego de llaves de mi casa.
...
Todo vuelve a la normalidad. Aun así llevo días en la cabeza lo que dijo Jean, su juramento y esas palabras que tanta falta me hacían escuchar.
Como lo extraño.
—Eilenka— todavía no me acostumbro a mi nuevo nombre. Por lo que tardo en reaccionar cuando Devon me llama—así le puse al alma de Sinner en el cuerpo del pelinegro—
La chica debajo de el pierde la conciencia y el sale de ella para cercarse a mi con la energía de la chica en la boca. Me besa y así me la traspasa. Nuestros ojos se ponen azules en lo que nos alimentamos.
Me mantengo sentada en la orilla de la cama viendo como se levanta para acomodarla y taparla con las cobijas. Camina a la ducha sin importar mostrarse desnudo frente a mi.
—no tardes— le digo antes de que entre al cuarto de baño.
—no— Responde y cierra la puerta. Escucho la ducha encenderse y el agua correr
Yo ya estoy lista. Llevo puesto mi conjunto de encaje negro y encima una blusa escotada color lila, falda negra junto con unos zapatos de tacón que combinan a la perfección con el conjunto.
—¡recuerda esta noche llevar a por lo menos tres más!— le grito para que me escuche a través del ruido del agua choca contra el piso.
—¡lo se, lo he anotado!— no puedo evitar sonreír. Este nuevo Sinner a veces me causa ternura. A veces es demasiado despistado que me recuerda a mi cuando recién comenzaba la carrera. Me pide mil disculpas cuando olvida hacer algo, incluso me trae chicos jóvenes para alimentarme como recompensa. Y de repente lo veo con su libretita o los brazos rayados con las tareas que le encomiendo. Es tan tierno aunque se vista y actúe como chico rudo.
—¡te veo en la noche!
—¡si!
Camino hasta mi auto. Acaricio el asiento al acomodarme en el, me recuerda a él. Me dirijo al estudio. Las salas están llenas, graban o planean escenas.
—Tu próxima escena es en menos de cinco minutos— llega a mi lado mi asistente, Dana.
—lo se, ya estoy lista. —caminamos por el pasillo. Me guía a la sala seis donde me toca grabar. Busca en la agenda que siempre carga en el el brazo.
—esta vez será con Jason. —señala un apartado en una hoja. —no se grabará, solo se ensayara. Tienes sesión de fotos mañana por la mañana así que hoy no habrá mucho trabajo.
—esta bien. —abro la puerta y me encuentro a Jason arreglándose el cabello frente al espejo, con el torso desnudo y aceitado, con un pantalón de mezclilla azul marino que marca su entrepierna y descalzo. Ya no es raro que se esté viendo en un espejo, me estoy acostumbrando y eso que solo llevo apenas tres días de conocerlo.
—hola, guapa— entro dejando a Dana afuera. Ella ira detrás del director. Jason rodea mi cintura y descubre mis hombros. —¿Estas lista?— besa mi cuello y baja lentamente repartiendo besos por mi pecho. Me estruja contra su cuerpo.
—si. —afirmo divertida. Lo empujo de los hombros y me arreglo la ropa. Se aleja lanzándome una sonrisa ladina.
—bien muchachos. —comienza a decir el director al otro lado de la habitación. Es un hombre llenito, un poco mas alto que yo, lleva gorra y bigote poco poblado. —esto es simple — señala la cama en el centro con el bolígrafo que lleva en la mano. Parece que a cada rato se le ocurren ideas nuevas — es una tarde asoleada, tu marido llega de trabajar, tu apareces semi desnuda y lo consientes, tu entiendes —me dice. —y tu— voltea hacia Jason— solo follatela bien duro— le guiña el ojo y Jason sonríe. Ambos me miran y asiento. —venga, a darle. —aplaude para que todos vayamos a nuestras posiciones. Estoy a punto de desvestirme cuando vuelve a hablar— por cierto, ya tengo tu contrato, cuando termines, vamos a firmarlo.
—claro. —por fin sale y me puedo quitar la ropa quedando solo en ropa interior. Dejo la demás ropa en el pequeño sofá. Espero en la cama arreglándome el cabello con los dedos.
—¡Acción!— grita y se sienta en la esquina en una silla de esas de tela que atrás dicen la típica leyenda de "director".
Jason abre la puerta. Esta vez lo veo de traje gris oscuro. Entra abriéndose el saco. Se desata la corbata.
—¿Como te fue, amor?— me levanto y meneando la cadera llego a él para ayudarlo a desvestirse. Empiezo por el saco, termino de quitárselo y lo dejo caer a un lado.
—ahora, excelente. Pero puede mejorar. —me toma del trasero y me hace rodearle la cadera con las piernas. Esta duro. Nos devoramos la boca mientras camina a la cama. Se posiciona en medio y me da vuelta para que quede arriba de el. Le abro los botones de la camisa y lamo su torso. Cuando vuelvo a subir la vista veo el rostro y cuerpo de Jean. Presiento que estoy alucinando pero dice:
—te dije que aun me debías algo— y sonríe de lado —deliciosa.
....
Nota:
Hey, Hey. ¿Cómo están amantes de demonios traicioneros?
Pregunta seria.
Si hiciéramos dinámicas, ¿Qué les gustaría ganar?
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