Epílogo
—¡Hey, Chan! —llamó Seungmin.
—¡Voy, amor!
—El abuelo nos está esperando para darnos una noticia, así que más te vale ser rápido.
—¿Más?
—Sí, por favor.
—Te juro que lo malpensé, Minnie.
—Desde anoche estás así... —dijo, rodando los ojos el mencionado.
Salieron de la casa y se dirigieron al parqueadero donde el Sr. Kim Tae Song los esperaba.
—Niños, tengo algo que decirles.
—¿Qué es, abuelo?
—Es tu hora, Seung. Es hora de que te forjes una buena reputación como tu padre y yo. No es tu hora de partir, no. Es tu hora de volver. Y Chan, tú serás su mano derecha. Yo también, como lo prometí hace un año, estaré junto a ti.
En ese momento sonó el teléfono del oficial.
—¿Aló?
—Christopher Bang. 28 años. Seúl, Corea del Sur. —Te tengo —habló la voz.
—-Dime algo que no sepa, Taeyang. —contestó, desafiándole.
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