2._Gatos.
-Esto es inútil- exclamó Luk rascándose la cabeza de forma ansiosa- Rox fue al bosque. Es ahí donde deberíamos estar buscando.
Ann se abrazo para darse calor. Había salido con ropa muy ligera y la brisa marida le estaba congelando. Su rubia cabellera se agitaba con el viento de forma violenta como su vestido.
Un chico disfrazado como un demonio del bosque la asustó al acercarse desde atrás, haciéndola dar un pequeño gritó. Luk empujó al sujeto y apartó a la chica de la calle por donde iba pasando un desfile. Decenas de personas vestidas como espíritus y dioses avanzaban por la principal arteria del pueblo en el festival que se festejaba cada temporada por siete días. Abundante comida y bebida había para todos y los que más disfrutaban de todo eso eran los turistas que ignorantes de las tradiciones del lugar, gozaban de lo que para ellos era un simple espectáculo.
-Volvamos a la cabaña- le dijo Luk a su amiga- Quizá Rox regreso ahí y nos estamos exponiendo a este clima por nada.
La muchacha lo siguió, pese a que no estaba muy convencida de dejar la busqueda. Al llegar a la cabaña, Ann se lamentó por haber regresado tan rápido. Rox aún no volvía. Mary estaba sola allí, pero cargando un gato de color negro que clavo sus ojos en ella de una manera algo extraña.
-¿De dónde sacaste ese animal?- le preguntó Ann a quien los gatos no le gustaban nada.
-Lo encontré en la cocina. Tal vez es de la dueña- respondió Mary que lucía muy tranquila a pesar de la situación, algo que a Ann le disgusto, sin embargo, fue la única en dormir esa jornada.
Rox no llegó en toda la noche y por la mañana la paciencia de Luk y Mary se había terminado para con la policía. Fueron al cuartel a exigir se iniciará la busqueda de su amiga desaparecida dejando a Ann dormida en el sofá. La muchacha despertó, pasado las nueve de la mañana, con un horrible dolor servicial que empeoró cuando vio a ese gato negro sentado sobre su abdomen, observándola fijamente.
-Quitate asqueroso- exclamó la chica empujando al pobre animal sobre la mesa de café para poder levantarse.
El gato brinco hacia el sillón, quedándose ahí, oyendo como Ann soltaba declaraciones nada felices y bastante molestas respecto a Rox. Básicamente responsabilizando a su amiga de arruinar esa semana de vacaciones. Con una actitud cansada, Ann se metió en la ducha cuando aquel gato negro erizo el lomo a la sombra humanoide que se proyectó en la ventana desde el exterior.
Mary y Luk consigueron se buscará a Rox en el bosque, aunque los oficiales no querían implementar un método de rastreo muy llamativo para no espantar a los turista.
-Sí tanto le preocupan los turistas debería poner más esfuerzo en encontrar a uno que esta perdido- le dijo Luk- No creo que quieran mala publicidad- agregó viendo de reojo a su compañera que tras unos segundos captó el mensaje.
-Hoy en día las redes sociales pueden hacer maravillas o catástrofes- señaló Mary sacando su teléfono celular.
Los policías les dijeron que ese tipo de amenaza no era necesaria, pues ellos estaban cumpliendo con el protocolo además que en su experiencia, la mayoría del tiempo, la gente que desaparecía un día volvía al otro. Sin embargo, aligeraron el proceso de búsqueda. Luk fue con los policías al bosque. La ineptitud de esa gente lo tenía de mal humor. Mary volvió a la cabaña para ver a Ann que se había quedado sola.
Poco antes de llegar a aquel inmueble, al pasar cerca del bosque, Mary se encontró con un zorro anaranjado en el camino. El animal parecía estar cruzando el sendero, pero de la nada se quedó parado ahí viéndola casi a los ojos. Sabiendo lo poco peligrosos que son esos animales para los humanos, Mary, después de detenerse a apreciar la belleza del ejemplar, intentó seguir su camino. El zorro no se movió de su lugar. La mujer lo vio inclinar la cabeza y luego husmear el aire para mirar hacia el bosque levantando las orejas cual si oyera algo. Mary paso por su costado como si nada. Estaba preocupada por Rox y también por Ann. Una vez pasó al zorro no volvió a ver atrás, ignorando que el animal comenzó a caminar tras ella a unos tres metros de distancia.
Al doblar en la curva que hacía una bifurcación entre el camino que llevaba a las cabañas y el que bajaba a la playa, Mary observó a un hombre de pie frente a su albergue. El tipo solo estaba parado ahí con las manos puestas en sus caderas viendo hacia la puerta de la cabaña, cual si hubiera estado llamando y esperando a que alguien respondiera. Era un hombre de estatura promedio. Alto, pero no tanto. De contextura delgada, morena piel, pero con un cuerpo bien trabajo. Al llevar puesta una bermuda azul y un pañuelo envuelto en la cabez, Mary pensó que era un turista que había subido desde la playa. Al estar más cerca notó que estaba descalzo.
-¿En qué te puedo ayudar?- le preguntó la mujer de forma algo dura. Estaba muy cansada como para lidiar con visitas desconocidas.
Él tipo la miró por encima de su hombro enseñando unos felinos ojos ambarinos y una expresión sagaz.
-¿Usted vive en esta cabaña?- le preguntó con una voz grave.
-Mis amigos y yo nos hospedamos aquí- le contestó Mary mientras él se giraba por completo a ella viéndola de los pies a la cabeza.
-Asi que son turistas- comentó como analizando las cosas y saco del bolsillo de su pantalón una manzanita roja a la que le dio una mordida- Mi gato se metió a esta cabaña. Sería tan amable de devolvermelo por favor...
-¿Se refiere a un gato negro?- le preguntó Mary recordando al animalito que se había colado en la casa durante la noche.
-No. Este tiene el pelaje rubio y entró hace unos minutos- le contestó aquel individuo.
-Espera aquí- le pidió la muchacha pasando por su lado para entrar en la cabaña en busca del gato y de su amiga Ann.
Aquel sujeto, quién quiera que fuera, la siguió con la mirada hasta que ella cerró la puerta tras de sí. No parecía una mala persona, pero la puso un poco inquieta. Tenía una mirada penetrante y una actitud altanera pese a sus buenos modales. Mary decidió buscar rápido al gato para entregárselo y que se fuera, pero antes de encontrar al animal llamó a Ann y revisó los cuartos buscándola. Las chica no estaba en la casa, sin embargo, Mary no tuvo la impresión de que hubiera salido lejos ya que su teléfono celular estaba en la mesa de café de la sala.
-¿Encontró o no mi gato?- le preguntó el tipo que estaba afuera, haciéndose escuchar al interior de la casa sin tener que forzar la voz.
-No, todavía no- contestó la mujer recordando, con eso, al animalito- ¿Está seguro de que entró aquí?
-Sí- respondió él justo cuando un gato esbelto y de color amarillento brinco de debajo de un mueble hacia la mujer.
Mary lo tomó de la piel que le sobraba de detrás de la nuca y lo levantó a la altura de su pecho tomándolo de una forma menos incómoda. El animal se mostró un poco extraño. Súbitamente estiró a ella sus patas delanteras extendiendo sus dedos como si quisiera tocarle el rostro, pero como Mary no se lo permitió comenzó a maullar de una forma desesperada. Cuando ella lo llevó fuera, para regresarlo a su dueño, la actitud del gato empeoró. Le hundió las uñas en los pechos y al tratar de hacer que la soltará casi le desgarro la camiseta.
-Es un animal muy mal enseñando. Pero es porque es muy joven- le dijo aquel individuo al tomar al gato amarillo.
-¿Está seguro que es suyo?- le cuestionó Mary.
-Sí- contestó sujetando al animalito de una manera cuidada, pero que evitaba pudiera hacer cualquier movimiento.
El tipo se despidió de forma educada y se alejó con su mascota. Mary lo siguió un momento con la mirada, pero rápido se olvidó de él para volver al interior de la cabaña y llamar a Luk para preguntar por Ann, descubriendo tenía cinco llamadas perdidas de él que no oyó por tener su teléfono en silencio. Al comunicarse con su amigo este le contó que habían encontrado a Rox.
Luk y la policía más unos guardabosque iniciaron la búsqueda un tanto tarde (al rededor de las diez de la mañana) y encontraron a Rox solo dos horas después de haber comenzado. No estaba lejos de uno de los senderos. Lo extraño y alarmante es que había sido hallada desnuda y acurrucada en uno de los viejos altares a los dioses. De inmediato fue trasladada al hospital para constatar lesiones y descartar una agresión sexual, no encontrando rastros que sugirieran tal cosa. Rox estaba bastante desorientada y no recordaba mucho. Excepto haber salido del sendero y haberse encontrado con un hombre de cabello anaranjado, ojos rasgados y actitud elegante. Después de eso todo estaba en blanco, pero Luk que la conocía muy bien, pues eran amigos de infancia, detectó que la muchacha no estaba contando algo, sin embargo, no quiso mortificarla por lo que no hizo preguntas delante de la policía.
Mary estaba contenta de que su amiga estuviera bien, pero no recuperó la calma, pues no sabía del paradero de Ann. La muchacha salió sin su teléfono. Mary le preguntó a la señora, dueña de la cabaña, si acaso su amiga había dejado para ellos un mensaje, pero esta contestó que no lo había visto salir. Pensando que Ann tal vez solo había salido a tomar aire para lidiar con la situación de la desaparición de Rox, Mary decidió descansar poco. Estaba exhausta.
Luk y Rox volvieron a casa a pie después de declarar y que consideraran su desaparición como un incidente menor, pese a que todo apuntaba que podría haberse tratado de algo bastante más serio. Es que la chica no tenía ánimos de hablar de lo que había ocurrido e insistía en querer irse de ese lugar. Era bastante entendible su conducta, pero al muchacho no dejaba de llamarle la atención el como ella constantemente miraba sus manos y tocaba sus orejas como si estuviera comprobando que fueran tal y como las estaba viendo o estuvieran allí.
-Oye, Rox- le hablo Luk- Sabes que puedes contar conmigo para cualquier cosa ¿verdad?
-Lukas...si quieres ayudarme sácame de esta isla. No importa si Mary y Ann no quieren acompañarnos o no están en la cabaña, tú solo sácame de esta isla- le pidió a la mujer abrazándose a sí misma, apretando la ropa que le había dado a la policía contra su cuerpo.
Luk la abrazo y siguieron caminando, pero poco antes de llegar a la cabaña se les cruzó un zorro anaranjado en el camino ocasionando que Rox comenzara a gritar como si hubiera visto un fantasma, para después echarse a correr cuesta abajo. Luk fue tras ella llamándola para que se detuviera, pero la muchacha no lo escuchó.
La noche cayó sobre el mundo y Mary se encontró sola en la cabaña oyendo que alguien tocaba la puerta. A medio despertar corrió a la entrada esperando encontrarse con Ann o los demás, pero solo era la mujer dueña del lugar que cargaba una cesta con alimentos.
-Sé que su amiga está perdida. Pensé que un poco de comida les caería bien. Seguramente no han tenido tiempo de preparar algo con la preocupación que deben detener- le dijo la mujer de forma muy amable.
Mary se rascó la cabeza. Todavía veía borroso y como se levantó rápido experimentaba un fuerte mareo. La dejó entrar en respuesta a su gentileza y porque era la dueña de la cabaña. Cuando la vio pasar por su costado, por un momento, le pareció tenía una esponjosa cola anaranjada bajo la falda. Al parpadear, para ver mejor, no vio nada en la retaguardia de la señora y cerró la puerta preguntándose si Luk y Rox estaban todavía con la policía. Los llamaría para averiguar su paradero.
En el bosque el gato amarillo corría entre los árboles, a toda velocidad, perseguido por lo que parecía un felino más grande, pero que se desplazaba a saltos sobre las ramas. Cuando el pequeño animalito creyó por fin haber dejado a su cazador atrás, resultó que aquella criatura se le lanzó encima desde el costado, lo atrapó entre sus manos, rodó unos metros, cuesta abajo, y acabó sentado en la ladera impidiéndole escapar de entre sus dedos.
-Casi lo logras- le dijo ese ser de púrpura piel y ojos ambarinos, con aspecto de gato y hombre a la vez-Si quieres dejar de ser mi juguete, solo tienes que traerme a alguien más...tal y como hicieron contigo- agregó sonriendo burlón- El zorro no te va ayudar. Eres mía ahora...
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