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Capítulo 6

- Aaahh... Que debería hacer? Como debería abordar toda esta situación? – Pensaba Lucy mientras viajaba. Al cabo de un rato, logra llegar al paradero de la finca, donde se percata que Francis ya estaba ahí esperándola. Esta rápidamente se agacha tras la ventana, sintiendo como su rostro se ruborizaba.

- Aaaahhh, no puedo mirarlo sin que se me venga la imagen de su miembro a la mente, maldita sea – .

Lucy se cubrió completamente con el gorro de su ramera y unos lentes oscuros y bajo del autobús, quedando cara a cara con Francis, quien la observaba con una mirada seria y turbia.

- Me va a matar, yo lo sé... Enterrara mi cuerpo en algún lugar para deshacerse de mí. Debí venir con Paty... - Pensaba.

- Sígueme – dijo Francis, Lucy sintió como un escalofrío recorría su espalda.

Ambos caminaron en silencio a orillas de la carretera, rodeando el predio de su familia y llegando al granero. Francis abrió la cerradura de este, y una vez ya adentro volvió a cerrar con seguro. Este lanzó un leve suspiro mientras que Lucy lo veía de espaldas preguntándose qué era lo que pasaba por su cabeza.

Francis se volteó y permaneció mirándola fijamente, luego, se arrodilló en el suelo y colocó su rostro en este.

-Por favor! – Un leve sollozo comenzó a escucharse. El ángel y demonio aparecieron en los hombros de Lucy.

- Un momento... Acaso está llorando? – Dice su demonio.

- Eso es tan humillante... - Dice su ángel.

- Vaya giro de acontecimientos, que decepción, yo me voy – .

- Yo también -.

Lucy no sabía cómo reaccionar ante la inesperada situación que presenciaba.

- Por favor... No le digas a nadie sobre esto, es tan vergonzoso... -.

- Emmm... Oye, tranquilo -.

- No lo digo tanto por mí... Mi familia no puede caer en ningún tipo de polémica ni nada de eso... Si no, estaremos todos acabados... - Francis levanta su rostro enrojecido y con las lágrimas brotando de sus ojos. A Lucy aquella mirada le parecía lo más adorable que había visto en su vida, su sensibilidad enternecía su corazón.

- Eh... Jeje, que locura, no? – dice Lucy.

- Qué? -.

- Ay que tonta, como puedes decir algo así – Pensó.

Francis se levantó del suelo mientras secaba las lágrimas de su rostro.

- Puedes... Puedes eliminar la foto, por favor? -.

- Ok Lucy, es hora de tomar la decisión importante, debes sacar provecho de esta situación sea como sea o tu vida seguirá estancada- Pensó.

- Lo... Lo siento Francis, no voy a hacerlo. Aún no... - Lucy parecía segura de sus palabras.

- Vaya que ruda! – Su demonio aparece.

- Lucy esto no es lo correcto! – Dice su ángel.

- Ustedes no se habían ido? -.

Francis se sienta en uno de los fardos de paja con su mirada perdida, y al cabo de unos segundos comienza a llorar desconsoladamente.

- Uy, ya me voy – dice el demonio, y ambas criaturas desaparecen.

- Lucy, eres tan cruel! Porque me haces esto? Porque fui desagradable? Fui un tonto, si? Y lo siento!-

- Uhg, esto será más difícil de lo que creí-. Pensó.

- Escucha Francis, eliminaré la imagen pero necesito que me hagas un favor... -.

- Favor? Yo no hago favores – Francis la miró con desconfianza.

- Ah? Oye, tú no estás en posición de no obedecer – Lucy se cruzó de brazos.

- Obedecer? Olvídalo, a mí nadie me da órdenes -.

- Este tipo... Acaso es bipolar – pensó.

- Dame tu teléfono o te lo quitaré con mis propias manos – dijo este.

- Ah, sí? Pues inténtalo! – Lucy introdujo el teléfono entre sus pechos. – Vaya, no puedo creer que haya hecho eso, es tan vergonzoso -.Pensó.

Francis quiso ir hacia ella, sin embargo, al ver lo que había hecho, su rostro se ruborizó y solo se cruzó de brazos volteando su mirada.

- Aahh, que adorable! Esta faceta de él me gusta igual o más que su faceta ruda – pensó Lucy.

- Que quieres que haga – Dijo Francis con resignación.

- Bueno, primero quiero un aumento de sueldo -.

- Eh? Pero si haces lo mismo que tus compañeros! -.

- Pero mis compañeros no tienen una foto del hijo del dueño desnudo! -.

Francis guardo silencio mientras su rostro se ruborizaba.

- Solo eso? -.

- También quiero que el trato hacia mi mejore, estoy harta de Alex. Podrías despedirlo? -.

- Olvídalo -.

- Oh... -.

- Él ha trabajado en la finca toda su vida, prefiero perder mi dignidad que a uno de los gemelos o a Cloe – Francis parecía muy serio con respecto a su personal de trabajo.

- Jeje... Pues, entonces no eliminemos a nadie, sería una locura – Lucy parecía insegura con seguir en aquella situación.

- Haré lo posible para que nadie te moleste, te parece? -.

- Si! -.

- Algo más? -.

- Bueno... Esto ya es un poco más personal... -. Lucy parecía indecisa, a lo que Francis miraba con curiosidad. – Podrías... Hacerte pasar por mi novio? -.

- Que!?-.

16 DE FEBRERO

Lucy despertaba temprano en la mañana. Estiró sus brazos con total libertad, mientras una sonrisa iluminaba su rostro. Se vistió para trabajar y bajo las escaleras hacia el comedor de su casa, donde su madre la esperaba con el desayuno listo.

- Buenos días pichoncita – Dijo esta, sin embargo, notó que su hija estaba más feliz de lo normal. Era extraño ya que hace poco había estaba en una especie de fuerte depresión por su ruptura, pero ahora estaba vivaz y más activa que nunca.

- Buenos días madre, no crees que hace un día hermoso? – El día aún era madrugada y el cielo poseía unas densas nubes grises que daban un panorama bastante deprimente.

- Que bicho le picó – pensó su madre.

Luego de un rato, Lucy comenzó a caminar hacia el paradero donde tomaría el autobús a su trabajo. Su felicidad parecía que nunca acabaría al saber que todas las cosas saldrían como ella quería, sin embargo, Justin estaba en el paradero, abrigado con su suéter y mirando hacia la carretera. Lucy sintió como su corazón comenzó a acelerarse al tener la presencia del chico frente a ella. Que debía hacer luego de lo que había sucedido en el bar? Caminó nerviosa hacia donde se encontraba. Justin la miró mientras esta se acercaba y se detenía a su lado a esperar el autobús.

- Lucy... Buenos días – Dijo este, mirándola con una triste pero tenue sonrisa en su rostro.

- Buenos... Días – respondió Lucy, manteniendo su mirada fija en el pavimento de la carretera. Ambos guardaron silencio hasta que llegase el autobús.

Al subir al autobús, Lucy se sentó a un lado de la ventanilla y Justin al lado del pasillo, junto a ella. Al cabo de un rato, este quiso romper el silencio entre ambos.

- Lucy... Sobre lo de la otra noche... -.

- No quiero hablar de eso -.

- Oh... Está bien, lo siento -.

Lucy quiso llorar en ese momento, se presionó a sí misma para no hacerlo, mientras veía reflejado el rostro entristecido de Justin a través de la ventanilla. A los pocos minutos llegaron a la finca, donde se encontraban Cloe, Alan y Alex sentados en unas bancas charlando.

- Ah! Hola chicos! – Cloe los saludó a ambos a lo lejos de manera animada.

- Oh... Buenos días – Justin saludó con una leve sonrisa, mientras que Lucy solo seguía de largo sin saludar a nadie.

- Eh... Le pasa algo a Lucy? – Preguntó Cloe.

- Yo... No lo sé – Respondió Justin.

- A quién le importa, yo quiero volver a mi cama – dice Alex.

- Alex... Eres un idiota... - dice Alan – Seguro se siente mal por tu culpa. Has sido demasiado cruel con ella estos días-.

- Sí... Luego del turno te irás a disculpar con ella, oíste? -. Dice Cloe de manera amenazante.

- Oye que te pasa, no eres mi mama!-.

- Vas a hacerlo! – La mirada de Cloe era fulminante, esto espanto en cierta forma a Alex.

- E-está bien...-.

Lucy llega al establo. Rápidamente entra en uno de los corrales donde se encontraba su yegua preferida, Tamara. Se arrincona entre el fardo y comienza a llorar. Aquel encuentro con Justin la había afectado más de lo que imaginaba.

- Porque... Porque ahora... Luego de todo lo que pasó. Porque ahora se fijó en mí? – pensaba Lucy.

- Supongo que vienes muy motivada para trabajar – Aquella voz le era familiar. Nathaniel se encontraba frente a ella mirándola con los brazos cruzados y con ropa muy elegante para entrenar a los equinos. De uno de sus bolsillos sacó un pañuelo blanco bordado de manera delicada y lo estiró hacia donde Lucy se encontraba. – Toma, a Tamara no le gusta ver gente llorando en su corral, le incomoda demasiado-.

Lucy estiró la mano para tomar el pañuelo que Nathaniel le había entregado.

- Y tu como sabes eso?... - preguntó Lucy mientras limpiaba su nariz y sus lágrimas.

- Experiencia propia... -.

Un incómodo silencio se había formado entre ambos. Lucy no podía imaginar a Nathaniel teniendo emociones tan prístinas como el llanto y dolor. Recordó el rostro lloroso de Francis y su rostro se ruborizó.

- Gracias -.

- No hay nada que agradecer, ya ve a trabajar, hay mucho que hacer hoy y no podré acompañarte, tengo que entrenar a los caballos de competición para la siguiente jornada-.

Lucy se sentía extrañamente comprendida de alguna forma, Nathaniel le generaba sentimientos extraños, era demasiado atractivo pero extremadamente reservado, si solo se hubiese fijado en su apariencia, probablemente ella y cualquier otra chica se habría enamorado perdidamente de el. Sin embargo, había algo más, más allá de su postura fría y solemne, parecía ser un chico dulce y amable. Atento y cálido.

- Este lugar tiene más cosas interesantes de lo que creí -.

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