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𝒫𝓇𝑜́𝓁𝑜𝑔𝑜

Descanso las piernas sobre el banquillo humano, estirando su cuello hacia atrás mientras soltaba el humo de su abano. Esperaba pacientemente sin ninguna expectativa o emoción el inicio de los juegos, los últimos se le hicieron realmente aburridos ¿por qué este sería diferente?

Oh, claro.

Enfoco sus ojos aburridos en el hombre que hoy suplantaria al anfitrion, había escuchado un poco de ello. Il-Nam debía tener huevos de sobra para meterse a esos juegos, el mismo estaba considerando apuntarse a los siguientes debido a la última racha de decepciones que llevaba sufriendo, necesitaba algo que calentara su sangre, que bombeada su corazón hasta llevarlo al limite de su vida. Ese lugar lo ocupaban los juegos que su amigo y socio con tanto cariño había preparado para ellos, pero últimamente la muerte más trágica y violenta le parecía insulsa.

Por lo general, para no matar el ambiente por su aburrimiento y mal humor se recluia en su sitio riendose levemente de los comentarios de sus socios. Y cuando ya no podía más ni aún que le sirvieran la botella entera de whisky, Il-Nam le permitía jugar con aquel que denominaba "su mano derecha" quien le sucedería en su liderazgo cuando la hora le llegara.

In-ho era atractivo y tentador, pero también tenía una intensidad, una oscuridad que te abrumaba y esa necesidad de dominancia y control por la que siempre peleaban debajo de las sábanas, era encantadora, que buscara incluso el control en él terminando por lo opuesto, en un desorden de impulsividad y salvajismo que definía al italiano. Pero ahora In-ho tenía un nuevo estatus con nuevas responsabilidades que lo alejaban de sus manos desesperadas por una buena fuente de entretenimiento, así que lo único que podría hacer esta vez era resignarse y ver como la muerte se llevaba a los infortunados infelices.

Elevo la mano un poco con sus dedos separados, esperando que en ella pusieran un vaso de whisky, al no obtener nada su mirada cambió centrándose en el mesero de máscara negra que debía atenderlos esta noche. Su ceño fruncido en molestia porque ni con sus ojos pesados puestos en él se volteara a verlo, le presto más atención, veía fijamente los juegos, distraído sin prestarle ni el más mínima cuidado a su entorno como debería hacer.

—hey, tú—su voz resono con fuerza por fin llamando a la mirada del mesero, se acerco pero en vez de darle su familiar whisky en sus manos sostuvo una copa de vino. Rio sin gracia. Esta era una broma ¿verdad? No sólo no tenía medio de distracción sino que nisiquiera podía aguantar con su alcohol favorito en su sistema—estoy seguro que estoy hablando coreano ahora ¿entonces por qué me das vino cuando específicamente siempre pido whisky?

Su coreano no era el mejor, a leguas se notaba su acento y marcaba mucho las palabras con lentitud. Raspando las sílabas con brusquedad, dicho todo entre dientes, la máscara de leon dorada ceñida a su cabeza combinaban perfectamente con esa voz ronca y peligrosa, con esa mirada expectante a que cometieras un error para saltarte a la yugular, lo hacia más intimidante pero Jun-ho no se dejó doblegar.

Lo había escuchado murmurar hace un rato, hablaba italiano.

scusate la confusione, vi porto il whisky tra un secondo—hizo una reverencia corta levantándose despacio mirando a los ojos sorprendidos del extranjero, pronto una sonrisa interesada surco sus labios.

—no, lascialo così. Sai parlare molto bene—rio bajamente atrayendo miradas.

But what do my eyes see? Are you drinking anything other than that bitter whiskey?—el vip con máscara de venado dorado le habló al león.

I found something much more entertaining than a bottle of whiskey—sus ojos acechaban al mesero que al no recibir ninguna orden, no se retiro, sintiendo la tensión acumulada en sus hombros por la sobrante atención del vip en él.

I see—burlándose y riendose junto al resto del obvio interés despierto del depredador por el mesero, sin despegar su mirada en ningún momento.

La atención de la mayoría se fue nuevamente al juego de muerte escuchando a otro jugador caer al vacío junto a la voz neutra de la mujer anunciando su eliminación, el coreano sintió escalofrios fuera por los intensos ojos que lo contemplaban atraves de las pequeñas ranuras de la máscara o por la carencia de interés por el grotesco acto de entretenimiento.

El león hizo una seña con su mano.

—siéntate a mi lado—volvió al coreano, queriendo reservar aquel tierno acento para si mismo.

Nunca conoció a un extranjero que hablara tan bien su idioma, encima de todo era un poliglota sin olvidar la hermosa figura que escuadriñaba ese traje, al imaginarlo abajo suyo no pudo evitar que la duda surgiera en un calor ansioso ¿gemiria en coreano, en inglés o en italiano? Estaba seguro que si lo oía en su idioma natal no duraría más de un minuto, su tono y esa voz fría y sexy eran suficientes para elegirlo.

Esto sería divertido. 

—no puedo, señor. Debo atender al resto

—no creo que les importe—vio hacia ellos—Does anyone need more wine or can I keep it?—cuestiono lo suficientemente alto para que todos lo oyeran.

no

It's not for me, enjoy it

All yours, my friend

—¿los escuchaste? Ahora siéntate conmigo

Jodida mierda.

El vip cruzo las piernas palmeando su regazo, esperando paciente y divertido su respuesta. No tuvo otra opción más que complacerlo, viendo sobre su hombro como el lider se fijaba en sus acciones poniéndolo de los nervios ¿estaba sospechando? ¿Se habra dado cuenta que era un impostor? Cualquier miedo se esfumó al caer en el regazo del hombre, rígido teniendo las manos aferradas a su cintura por debajo del saco del traje. Su mano por impulso y instinto fue hasta donde estaba su arma al sentir la mano acariciar superficialmente su cuello tocando los bordes de su camisa bien arreglada, se detuvo al notar que no tocaba más allá fijándose que nadie lo haya notado.

—solo ignoralo, occhi belli—tardo en comprender a que se refería solo para mirar al líder tirando con fuerza exagerada la pieza de ajedrez que representaba a otro jugador muerto—esta celoso, antes hacia esto con él—murmuró apático como si hablara del clima y no de que se cogia al líder del juego más macabro y perverso que a conocido.

—¿y por qué no lo hace más?—del mismo modo le pregunto con falso interés.

No podia hacer nada para librarse del vip con tantas personas viendo, si lo mataba, probablemente lo seguiría y más ahora que sabia que el tipo era amante del líder. Viéndole el lado conveniente, podría sacar ventaja si jugaba bien sus cartas y eso era lo que haría.

—Oh....él se volvió aburrido

—¿yo no lo soy?

Inclino la cabeza, la máscara más acertada por lo cazado que se sentía.

—nunca conocí un coreano que hablara italiano

¿Qué?

¿Eso era todo?

¿Por eso lo aparto del resto y no le dejo salidas?

Las manos del billonario se hundieron en sus muslos internos dándole un apreten que lo tomó desprevenido, rápidamente tomandolo por las muñecas lo detuvo.

La risa ronca en su oido le erizo la piel, en un estado completamente alerta por ese tipo.

—ah, entiendo, eres tímido ¿no, carino?

Agacho la cabeza, observando las manos del vip aún sobre sus muslos acariciando la zona con sus pulgares demasiado cerca de su pene.

Quería apartarse de sus manos, ardían pero removerse solo haría que el bulto detrás de su trasero se frotara incomodamente.

—sí

—no hay problema—se deshizo fácilmente de su agarre dándole un apretón en su miembro desestabilizandolo por completo—Dear ones, I'm off to have a little bite to eat

—¡bon appétit!

That's French, idiot!

El vip lo tenía alzado entre sus brazos dirigiéndose a donde se hospedaba en el transcurso del juego supuso, ignorando las risas, una mirada pesada y el mismo susurro de "basura americana" del italiano al "confundir" su idioma. Al llegar lo recosto en la cama cirnirendose sobre él, rozando sus pelvis suavemente con la mirada endulzada en la suya.

—ahora, quiero ver ese bello rostro

—déjeme ver el suyo—contra ataco y juro que el león sonrio.

—eso no sería divertido

—¿le gusta el juego de roles?

Era hora de actuar, no tendría otra oportunidad.

—podría decirse, solo me gusta divertirme—una mano le saco el cinturón dando un empujón con su cadera seguidamente.

—¡mierda!

¿En que momento se puso duro?

Una reacción biológica del cuerpo humano, eso era todo, eso quería creer y no pensar que genuinamente se sentía sexualmente atraído a alguien tan desagradable que tomaba la vida de las personas como simple entretenimiento.

Desconcentrarse fue su mayor error, el vip había atado sus manos con el cinturón al respaldo de la cama.

Observo nervioso y asqueado consigo mismo como el hombre se retiraba la máscara dejándola en la cómoda, detrás del león había un hombre de unos treinta-tantos demasiado apuesto para su propio bien, una sonrisa pícara adornaba su rostro disfrutando del juego previo.

—creo que sería buena idea una presentación, me alegraría si pronunciaras mi nombre con ese lindo acento tuyo—se acerco a él nuevamente rozando sus cuerpos tortuosamente, sus labios besaron su oreja mientras sus manos se encargaban de desenmascararlo—soy Donatello, Donatello Bianchi y tu ahora, eres mío—lo observo con total deleite por unos segundos tomando su mandíbula con finura y delicadeza—che bellezza

Las manos de Donatello fueron a su trasero apretandolo con descaro, toda impunidad y compromiso terminó por huir de la mente del policía. Más concentrado en aferrar sus piernas a las fuertes caderas del italiano, desesperado por un toque más directo.

El italiano le bajo los pantalones y los boxers de un tirón, exponiendo su muy necesitado amigo. Cuando sintió el aliento chocar contra sus muslos se retorcio temeroso.

—¡espera!

—¿como puedo esperar cuando pareces tan ansioso, Dolcezza?

Jun-Ho se mordió el labio inferior, excitandose por la vista del Italiano entre sus piernas, a punto de devorar su pene como si de un dulce se tratara.

—es mi primera vez—suspiro por la nueva y gratificante sensacion—con un hombre

—entiendo, seré bueno contigo, carino—beso la punta de su pene pasando su lengua por toda la longitud, con una mano en su trasero y la otra encargándose de sus huevos.

Donatello ya resolvió sus dudas, el lindo mesero gemia en coreano como se esperaba pero se le salían una que otra afirmación en inglés, que triste, hubiera deseado que fuera en italiano pero no dejaba de ser sexy y calentarlo enormemente.

Todo ese cuerpo era precioso, cada pequeño tramo que recorría era más hermoso que el anterior, deseando brindarle la atención necesaria a cada parte de ese esbelto cuerpo.

—eres tan erotico ¿por qué te tenían tan escondido de mi?—chupo su cuello, el infiltrado simplemente le dejo hacer lo que quisiese—nisiquiera puedo jugar bien, siento que si no la meto ahora podría morir

—me dolerá—casi reclamo gimiendo en voz baja.

—te aflojare para mi

Tal vez debió detenerlo apenas cruzaron la puerta, sacar el arma cuando estuvo entre sus brazos y desmayarlo con ella pero era tarde, estaba embriagado por un deseo que nunca antes había probado ¿los juegos? ¿Las muertes? ¿Su hermano? Todo quedó en un segundo plano cuando el primer roze comenzó, y ni hablar al juntar sus labios o cuando fue penetrado.

Solo sabía que lo habían jodido y estaba jodido porque al despertar después del mejor sexo de su vida, ya no estaba en la isla remota donde el juego del calamar se afectuaba. No. Estaba en una cómoda cama de una habitación moderna con adornos minimalistas, con un pijama costoso puesto, una magnífica vista de una ciudad y más importante aun, sin su arma ni teléfono a la vista.

—veo que ya despertaste, Dolcezza

Su guardia salio disparada, irgiendose por la presencia juguetona del italiano vip entrando a la habitación.

Era el único que podría darle una respuesta decente.

—¿donde estoy?

Portofino, Italia—tomo su menton—donde perteneceras hasta tu muerte, il mio dolce amante

Un beso amargo fue dejado en sus labios absorbiendo tal vez su último suspiro de libertad, de esos labios que lo embriagaron con su aroma y textura, esos labios que serian su condena.

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