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Capítulo 6

—Ackerman.

Mikasa despegó la vista de sus zapatos. Llevaba al menos una media hora esperandola en la banca de un parque, que era el lugar donde se encontrarían.

Annie tomó asiento a su lado, cuando Mikasa habló.

—¿Por qué tardaste?

—Salí tarde de trabajar.

—¿Por qué?

Annie suspiró.

—Porque un cliente no se decidía y regresé a casa para cambiarme, por eso.—Rodó los ojos.

La verdad era un parque muy lindo y bien cuidado, por eso mismo, bastante transitado también.

—¿Hablaremos aquí?—Preguntó Annie, sin despegar la vista del niño que se había caído hace rato frente a ellas.

La rubia apretó su mandíbula para no reír, pero Mikasa no se molestó en disimular la gracia y soltó una risa estruendosa.

La madre del niño que ahora quitaba las hojas de su abrigo las miró mal.

—Ya basta, Ackerman.—Se levantó, con una cara de aparente seriedad, pero la verdad estaba luchando por no seguirle la risa.—Vamos a otra parte.

Metió las manos en su sudadera y se adelantó.

—Y por favor, que no sea otra cafetería, estoy harta de ellas.

—Está bien.

Caminó tras ella.























[Pornstar]






















Había perdido la noción del tiempo mirando a la pared del cuarto, Mikasa abrazaba instintivamente la espalda de la chica rubia después del acto, algo que había comenzado a hacer sin darse cuenta, pero que no le molestaba a ninguna. Acariciaba sus brazos de forma suave y aveces besaba su cuello, respirando su aroma.

Tuvieron sexo de nuevo. Un par de besos no provocarían nada malo.

Los besos en el cuello le erizaban la piel a Annie, pero debía admitir que le fascinaban y le transmitían calma. Mikasa tenía mucho cuidado y delicadeza con cada acción que hacía.

Cansada de la posición, giró para ver a A_Red y su famoso antifaz, respirando de forma tranquila. Su corto cabello estaba levemente despeinado y su frente sudando al igual que ella, pero parecía tener la mente fuera de este mundo, hasta que de la nada habló.

—¿Por qué no me dijiste que era tu primera vez cuándo colaboramos?

La miró extraño.

—¿Te diste cuenta?

—Si, ¿Por qué no me dijiste?

—¿Donde está lo raro? ¿O es que solo te gustan usadas?

Sonrió divertida.

—No es eso.

—No entiendo a dónde quieres llegar.

—Creo que...iniciar tu vida sexual debe ser algo íntimo. Era tu primera vez, eso no tenía por qué ser así, debía ser privado para ti, con otra persona, en otro lugar, en otras circunstancias.

Annie la miró extraño, ¿Qué tanto dice? ¿En qué momento se metió sustancias extrañas por la nariz?

—¿Por qué me dices todo esto?

Mikasa miró hacia el techo, como intentando evadir el tema, cosa que intrigó a Annie.

—¿Cómo fué tu primera vez?

Notó de inmediato la tensión en ella.

—En una fiesta, con una tipa que no conocía y en el cuarto de un amigo...

Podía sentir su pesadez, pero no entendía mucho por qué. Solo se limitó a escuchar.

—Vaya primera vez, ¿No?

Sonrió con amargura y Annie la miró en silencio, sin saber que decir.

—Si pudiera regresar un poco el tiempo...Creo que desearía haber tomado las cosas con calma y hacer las cosas de otra manera, con otras personas.— Suspiró.— pasaron cosas que honestamente de solo recordarlas me ponen mal, y después de eso me di cuenta sobre el tipo de persona que era.

Quitó su antifaz.

—Soy patética, lo sé.

Sonrió con tristeza.

—Ackerman.

Yo quería hacerlo con alguien que me amara, es todo.

—Y...y perdoname.

Annie le miró sorprendida.

—Perdoname, por haberte hablado de forma tan vulgar.—Se llevó las manos a la cara.

Annie la miró ahora bastante confundida, pero imaginó a que se refería a la vez que miró su trasero, y le dijo que ya había visto todo de ella. Eso le molestó un poco en su momento y le dió vergüenza pero ya lo había olvidado.

—Yo...Ahg, sé que soy imbecil pero.—La miró.— Es decir, no quiero que pienses que...soy así todo el tiempo,  discúlpame.

—Wow, oye, Mikasa.—Intentó calmarla, y se sentó a su lado.—Está bien, te perdono...

La azabache negó.

—Lamento haberte tomado...lamento ser yo la primera chica en explorar tu cuerpo, perdóname...esto...estas cosas se hacen con amor...con personas que...que quieres para toda la vida a tu lado, la persona definitiva, y perdoname si fui yo la que ya te quitó eso.

—¡Ackerman!—La tomó de la cara.

Ahora que hablaban un poco más, se dió cuenta de ciertas ideas que tenía la azabache, bastantes cursis e idealizadas. Ideas que hasta Annie también tuvo en un principio pero...bueno, pasaron cosas, al final descartó la idea y solo follaron para firmar un video porno.

Se sintió extraña al escuchar sus disculpas, un poco alagada tal vez.

—Mikasa...

La azabache la miró, muy apenada por su actitud de ahora y las anteriores.

—Gracias.—Murmuró Annie.—por pensar en mi.

En verdad, lo aprecio.

Se levantó de la cama y se colocó la ropa interior. Mikasa la veía de reojo aveces.

—Pero, yo no me arrepiento de nada.— Admitió.—No estamos aquí para arrepentirnos de lo que hacemos y de lo que no.

Mikasa suspiró.

—De nada, supongo...

Hundió la cara en la almohada y Annie terminó de vestirse. Se colocó los tenis, quitó su maquillaje y tomó su mochila.

La azabache seguía sin decir nada o mirarla, así que Annie aclaró su garganta para llamar su atención, cosa que logró de inmediato.

—Bueno, ya me voy.

La azabache asintió.

—Nos vemos.

—Adiós.



















[Pornstar]

















Un lunes, Annie decidió llegar demasiado temprano a la universidad. Al subir el primer escalón pudo sentir que alguien interrumpió la paz de sus pensamientos y, la música, cuando tiraron de su mochila.

Un chico alto, tímido y muy insistente al parecer.

Realmente no quería ser grosera con el, pero estaba comenzando fastidiar más de la cuenta.

—Hola, Annie. ¿podemos hablar?

Ya sabía para dónde iba todo, por suerte, Historia se acercaba a ellos con una cara cansada y un termo de café en sus manos.

Annie llamó su atención e Historia extrañada se acercó al par.

—En serio me gustaría hablar contigo Bertholdt, pero tengo que hablar con Historia.

Se alejaron y ambas rubias fueron a su respectiva aula, dejando al chico con las palabras en la boca.

—Annie ¿por qué siempre evitas a Bertholdt?

—No es que yo quiera, realmente no, pero es que insiste tanto que cansa y siempre habla de lo mismo.—La miró de cerca.— Por cierto ¿no dormiste anoche?

Sonrió y bajó la mirada.

—Me acosté un poco tarde. Hablé con Ymir toda la noche.

Al dar la vuelta, Historia chocó contra alguien, y accidentalmente derramó un poco de café sobre la persona.

—¡Mikasa, lo siento mucho!—Intentó limpiarla.

—Que se limpie sola.—Intervino Ymir al lado de la azabache.

—No te preocupes, pequeña. Sé que no fué tu intención.—Sonrío con algo de dolor en su rostro.

—En serio, perdóname.— Dijo Historia, avergonzada.

—Tranquila. Me quitaré esta blusa después.

Entraron al aula, y el maestro aún no llegaba, cosa que no era común, pero  que les daría tiempo a los alumnos de conversar un poco, bueno, Historia e Ymir hablaban, Mikasa y Annie fueron a sentarse en la parte de atrás.

Durante los minutos que Annie se la pasó garabateando sobre su cuaderno, sintió a la azabache mirarla fijamente.

Se giró para verla.

—¿Qué?

—¿Eh?

—¿Qué tanto miras?

Negó apenada.

—Lo siento, me fui.

Arqueó la ceja, pero lo dejó pasar.

—Está bien.

Mikasa la miró unos segundos más y suspiró.

—¿Quieres salir a cenar?

Soltó una risa. Luego de confirmar que no bromeaba, la miro aún más extraño que antes, incluso Historia e Ymir dejaron de al lado todo lo suyo para mirar lo que pasaba.

La azabache tenía una mirada muy tierna esa mañana, con un pequeño gorro y las mejillas rojas por el frío del clima.

—Yo, em, bueno.—Agitó sus manos de forma extraña.—¿Por qué? ¿Qué planeas?

La azabache se rascó la mejilla.

Ymir e Historia miraban todo muy atentas y con algo de tensión.

Mucha tensión.

—Lo siento.—Se disculpó apenada.— fue extraño, perdón.

—¡No!—Se apresuró en hablar y después maldijo en bajo.—Yo...acepto, pero más te vale no planear algo más allá de una cena, ¿Está bien?

La azabache asintió y sonriendo se fué a sentar a otra silla.

Luego de aceptar, las mejillas de la rubia también se tiñeron de un color carmesí y esta vez, el frío no fué el culpable de tal cosa.

Ymir alzó las manos y comenzó a gritar de forma exagerada, a lo que Annie se sonrojó.

Par de imbéciles.

Durante la clase, notó como Mikasa e Ymir conversaban a través de pequeños papelitos sobre "X" tema, que al parecer a Ymir le daba risa, y a Mikasa le incomodaba un poco.

O le incomodaba, o le daba vergüenza, no sabría decirlo con exactitud.



























[Pornstar]


















¿Hay algo mejor que salir a cenar?

La cena resultó tan tranquila que sinceramente no podía pensar en algo mejor. No era lujoso, pero tampoco es un lugar al que demandarías por problemas gastrointestinales.

—¿Quieres ordenar algo más?—Preguntó la azabache, quitándose el abrigo.

Annie negó.

—No quiero hacerte gastar mucho.

—No es nada.—Sonrió.

El celular de Annie, que estaba en la mesa, comenzó a sonar escandalosamente de notificaciones y mensajes.

Hola, Annie. Me preguntaba si querías cenar conmigo.

—Es Bertholdt, ¿No?—La miró.

Annie lo silenció, a la vez que le devolvía la mirada a la azabache.

—¿Cómo sabes?

La chica Ackerman, permaneció callada un momento, mientras miraba y masticaba su comida. Una vez que tragó, solo se limitó a decir que lo supuso.

—Creo que le gustas.—Rascó su mejilla.

—Lo sé, por eso lo evito. Últimamente está más insistente que antes.

—Me imagino.

















[Pornstar]


















Mikasa salió del salón junto a Ymir y el profesor Ackerman, ambas habían sido castigadas por mandarse papelitos durante la clase, y habían estado ayudando a calificar los exámenes de la semana pasada.

Tomaron pasillos separados, Ymir entonces se detuvo para comprar algo de la máquina expendedora, y la chica asiática se detuvo a esperarla, unos pocos metros adelante.

Se supone que no había nadie más además de ellas, por eso se les hizo tan raro ver a Bertholdt acercarse a ellas.

Bueno, a Mikasa.

Hola.

¿Hola?—Mikasa se cruzó los brazos.

Ellos nunca hablaban realmente.

¿Sabes? Hoy invitaré a Annie a cenar conmigo.

La azabache lo miró con sorpresa.

¿Quién...

Yo.

te preguntó?

Ymir escupió un poco de su refresco de lata mientras reía burlona y se limpiaba con su blusa.

Solo te comento.—La miró serio.

¿Intentaba intimidarla o algo así?

Como sea.

Ymir al ver la posición que la azabache estaba tomando, la empujó hacia la salida.

¡¿Qué le pasa?!

¿No es obvio? Está celoso porque has estado muy cercana a Annie.—Pateó una roca.—Todo mundo lo nota.

¿Todo el mundo?

Era cierto que habían estado un poco más "unidas" desde hace días pero, no pensó que eso fuera a llamar tanto la atención de la gente.

Por cierto, ¿Qué fué eso de salir a cenar? Preguntó Ymir.

Mikasa se encogió de hombros.

No...No lo sé ¿Es malo no entender ni mis propias acciones?

La morena la notó nerviosa.

Aunque la Ackerman tenía pinta de ser ruda y seria, era algo insegura y no comprendía mucho sus emociones o lo que hacía aveces.

Creo que mientras no hagas nada idiota está bien.

Apretó sus hombro en apoyo mientras le sonreía.

Suerte en esa cena.

Reacciónó.

—¿Por qué lo hice?—Murmuró mientras manejaba, pero por el sonido de la música, Annie no pudo escucharla, o eso espera.

Realmente no se arrepentía de nada, de hecho, todo resultó bastante bien, y tuvieron una amistosa charla.

Resulta que escuchaban las mismas bandas musicales, y tenían uno que otro pasatiempo en común, como entrenar cuando estaban aburridas o caminar mientras escuchan música, algunos gustos no coincidían pero fué divertido para ellas compartir sus opiniones del por qué creen lo que creen mientras la otra escuchaba.

Sonrío al pensar que Annie la prefirió mil veces a ella que al Peter la anguila.

Aunque, bueno, a diferencia de Bertholdt, Mikasa no se la pasaba hostigando a su compañera. Al menos no para que Annie se queje, y eso, era mucho que decir.

Ahora mismo pasaría a dejarla en su casa. Mañana tenían un nuevo video que grabar, Al menos que la deje invitarla a cenar antes.

Si, si, si. Eso debía ser.

Si harían esto, se debían llevar mejor que nunca.

Cuando llegó al departamento, se sentó en la sala y suspiró.

—No sé por qué hice lo que hice, pero...no me arrepiento.—Sonrió levemente.— Aceptó y todo salio bien...

No le dio más vuelta al asunto y fue a dormir. Ya no había nada que pensar por hoy.

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