Capítulo 17
Esa mañana se levantó exhausta, pero su tarea estaba lista y tenía un fin de semana para gozar y hacer de todo menos pensar en tarea.
Se colocó los lentes de lectura con los que Mikasa solía decirle "licenciada" o "abogada" Annie cada que los usaba simplemente para molestarla.
Se sentó en el escritorio y encendió la computadora. Para su sorpresa, tenía más comentarios y vistas de las que imaginó con el video de hace una semana atrás.
Al parecer, les gustó la idea de ver a A_Red en su forma pasiva y no solo al público.
¡Felicidades, L_White_Ann!
Te tenemos una propuesta que sabemos no te puedes perder.
Te invitamos a colaborar con la siguiente persona;
Su nombre es [Inventerun_nom] y es la chica más famosa después de ti y A_Red.
¿Les interesa trabajar juntas?
Más vistas, más dinero, no necesitaba pensarlo.
Era un rotundo NO y es que, sabía a que se referían con "colaboración"
No toleraría ver a su chica ser tocada por otra persona que no fuese ella, así que, seguiría igual con Mikasa. Además, dinero no hacía falta.
Aunque sentía que debía hablarlo con ella también. Le envió un mensaje y bajó a desayunar. Ya le respondería después.
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Mikasa.
Mi celular sonaba mucho así que le quité el volumen. No podía distraerme en el trabajo. Alguien debía alimentar al gato que seguramente estaba llenando de pulgas y pelos mi cama justo ahora.
Estaba segura que alguno debía ser un mensaje de Annie, pero afortunadamente para mí, Annie no tenía problemas con que le respondiera después o me tarde un poco.
Supongo.
—Ackerman.
Me llamó el jefe. Dejé el trapeador donde no pudiera estorbarle a los verdaderos cocineros y me dirigí hasta donde estaba el.
Era duro conmigo y eso estaba muy bien. Si hacías algo mal te lo diría. Al final de cuentas, a eso vine. A aprender y hacer bien las cosas.
No cocinaba aún, pero me dejaba observar sus técnicas mientras no estorbe y trabaje.
Dejé de ir frecuentemente a la universidad para estar trabajando en un restaurante como "ayudante de limpieza" y realmente no planeo darles un mal mensaje con todo esto. Soy consciente de lo que hago y sus consecuencias.
Llegué a un punto de mi vida donde ya no quería darle el placer a otros, a mis padres, más que nada, y en vez de utilizar el dinero que ganaba en cosas de la universidad, en una carrera que, por cierto, era pésima y no me interesaba, decidí que mejor comenzaba a ahorrar para estudiar otra cosa más adelante, aunque me tome más tiempo.
Sabía que debía decirle a Annie el por qué ya no asistía tanto, pero sería después, cuando mi empleo sea estable o me sentiré como la mierda si le digo mi plan y fracaso.
—¿Me llamó?
—¿Por qué sigues aquí? Tu turno terminó hace un rato.
Revisé el reloj en la pared y tenía razón. Guardé las cosas y me dirigí a la salida. No me di cuenta de lo rápido que pasaron las horas y estaba bien con eso. Lo fastidioso sería cuando el tiempo fuera lento y mi turno muy aburrido o cansado.
—Nos vemos.
El asintió.
Lo bueno de haber convivido con Levi hace años fue que me contagió su habilidad con la limpieza, supongo que...por eso me contrataron.
La gente necesitaba mi habilidad de limpiar trastes.
Al llegar a casa, bajé del auto y vi al gato asomarse para verme desde la ventana de mi cuarto. El maullaba y movía su cola. Espero que contento...o contenta. Nunca me di a la tarea de revisar que era.
Me di cuenta de que mi imaginación era mucha, o que mi enamoramiento lo era, por que me imaginé a Annie esperarme en casa después de trabajar.
Era una de esas cosas raras que hacía mi cerebro cuando me gustaba mucho alguien, creaba películas en mi mente, pero no se lo decía a nadie. Pensarían que soy rara y no quería abrumar a Annie, y aunque sería lindo terminar así, eso lo decidiría el tiempo, y conforme avancen las cosas.
Una vez dentro, el gato se arrojó a mis pies y se puso a mordisquear mis agujetas. Lo levanté y me fui con el a la sala.
—Subiste de peso muy rápido.—Le dije.
El me diría lo mismo si pudiera hablar, creo yo.
Abrí el chat de Annie y leí el mensaje. Vendría a verme en un rato, a lo que dije si. Me quité el uniforme y la esperé.
[...]
Somos tendencia...
Es lo único que se me grabó, y nos habían invitado a colaborar con alguien más. Annie me miraba, esperando una respuesta mientras acariciaba el gato desde que descubrió de su existencia hace una media hora.
—Pareces un súper villano.
—No me cambies el tema.
Se veía seria pero yo sabia que se estaba aguantando la risa. Muchas veces me salvé de sus enojos así.
—A ti...¿Te gusta la idea de hacer un trío? —Me preguntó.
Pude notar cierta aura de amenaza en su tono de voz.
—Realmente no.— Le dije.— Ahora menos que somos novias...
Me gustaba mucho decir eso. Decir que Annie ya era mi novia oficial me producía felicidad.
Mentiría si dijera que antes no pensaba igual, por qué esa idea de tener un trío, con L_White y quizá otras mujeres era excitante en su momento y en ese entonces no tenía los mismos sentimientos por Annie como hoy.
— Me alegra, porque rechacé la oferta.— Abrazó al gato.
¿Entonces para qué me pregunta?
—¿Por qué no me dijiste que teníamos un gato?
—No es nuestro, solo lo cuido mientras le encuentro una familia.
Annie asintió.
—Pues ya lo es.
Sonreí.
—Se llamará Oreo.
La miré divertida. Bajo toda esa capa de basura y mugre en el que lo encontré, había un pequeño y peludo gato color negro con el estómago blanco, y nos ojos azules con gris verdaderamente hermosos.
—¿Realmente lo llamarás así?
Asintió.
—Oreo, Ackerman Leonhart.
Me reí divertida.
Me encanta. Me encanta como suenan nuestros apellidos juntos.
—Annie...
Me miró.
—La verdad estoy pensando en... abandonar la universidad.
Le dije. Ella me miró sorprendida y algo preocupada. Bueno, muy preocupada.
Ella suspiró. Se notaba inquieta y no la juzgo. Supongo que le preocupaba lo que fuera a pasar conmigo.
—¿Cómo se lo tomaron tus padres?
Ni siquiera saben. Guardé silencio y me rasque la nuca, estresada. Annie dejó el gato aún lado y se posicionó atrás de mi, para comenzar a darme un masaje de cuello. Cerré mis ojos y disfruté de ella.
— Bueno, no me respondas.- Suspiró. -Solo, por favor...promete me que tienes un plan y que vas a estar bien.
Me besó la mejilla. Yo asenti.
Claro que tenía un plan, la cosa es que, la vida no me quiere, pero lo voy a intentar.
—Bien.—Me abrazó por la espalda.—
Cuéntame, ¿De qué trabajas y cuándo empezaste?
Me acomodé mejor en el sillón.
Le conté todo, incluso que horarios tenía (por que ella insistió en que se los dijera). Desde el momento en el que mi tío Kenny se contactó conmigo para presentarme a un conocido suyo que trabajaba como chef, hasta como ese chef me contrató...
Como ayudante de limpieza, pero me contrató.
[Pornstar]
Narrador
Annie asintió, mientras escuchaba a su amiga hablar y hablar sobre cualquier cosa y sin algún rumbo fijo. Este mes era el último del semestre, así que estaban un poco estresadas por los trabajos finales y eso, pero después de este semestre, les quedaban otros 2 años en la universidad, 25 trabajando, y ahora si, a descansar.
Bueno, esa era la meta.
—Oye, Annie.— Historia la movió por el hombro para que reaccionara.
Un cliente se estaba acercando hacia ella, con una capucha, ojeras, una mirada apagada y severa.
—Berthold, que bueno es verte.—Dijo Historia con una sonrisa.— Hace una semana que no sabíamos de ti.
El pelinegro la ignoró y Annie se enderezó para pedir su orden.
—¿Vas a pedir algo o...
—¿Por qué?
Annie e Historia lo miraron raro. Es una cafetería, pide algo o lárgate.
—¿Eh?
—¿Por qué la prefieres a ella y no a mi?
Historia comió de su dona y apartó la vista. Annie lo miró con una sonrisa amarga y negó con la cabeza.
—¿Realmente quieres saberlo?
—Aún puedes dejarla e irte conmigo.
Annie lo miró serio y muy molesta, pero suponia que esta era la verdadera actitud de Berthold cuando se enojaba.
—¿O qué? —Se quitó la gorra del trabajo y la arrojó a cualquier parte de la barra, aunque hubiera querido darle en el rostro con ella o arrancar caja registradora y darle con con en la cabeza.
—Te vas a arrepentir.
—No, y si no vas a pedir nada mejor lárgate.
El alto la miró severo y se retiró del lugar. Algunos clientes claramente vieron la escena que le armó pero prefirieron no decir nada. Al final, ese tema a ellos no les importaba.
Historia juntó su gorra y se la colocó.
Leonhart miró el reloj en la pared y suspiró. Mikasa pasaría por ella en un rato para ir a cenar en casa de los Jeagers, que eran como su otra familia, y todo esto a que la azabache ya se sentía lo suficientemente lista para presentarla como su novia. Algo muy lindo, pero que aún la ponía nerviosa.
La última cena familiar a la que fue con Mikasa terminó mal.
Descansó la cabeza en la barra y suspiró. Ese descanso no le duró mucho, por que alguien se acercó hasta ella.
—¿A cuánto la hora?
Annie alzó la cabeza y la miró avergonzada. Historia se quedó pensando en lo que la azabache dijo.
—¿La hora de qué? No entendí.
—Mejor. —La abrazó mientras reía divertida. Ackerman tenia un humor extraño.
Se separó de ella y se metió con Annie para abrazarla a ella también. Pero al hacerlo, la sintió tensa, aunque prefirió no decir nada. Sabia que bien podía estar estresada o de mal humor.
[...]
Annie.
Al salir de bañarme, entré al cuarto para cambiarme y miré a mi novia recostada en mi cama, viendo la televisión. Ella aún tenía su uniforme de trabajo y no parecía muy dispuesta a cambiarse.
En el camino a la casa de los Jeagers, la miré conducir mientras movía su cabeza de forma alegre, lo que me causó ternura.
¿Por qué ella y no Berthold?
En ese momento no supe responder, y sigo sin poder hacerlo, por que ni yo sé que vi en ella y ahí estaba la magia de eso para mí.
[...]
Eren nos recibió en la entrada. Me dejó pasar a mi, pero a Mikasa la dejó afuera hasta que su madre lo regañó. Me causó bastante risa. Era muy parecida a Eren, pero agradable.
Me llevó hasta el comedor donde estaba su esposo, quien me recibió, igual de amable.
—Por fin te conozco.— Me dijo.— Teníamos muchas ganas de verte, Annie.
—Ella habla mucho de ti.—Dijo Carla.
—Demasiado.—Dijo Eren. Mikasa le pellizcó el costado y se quejó.
Me ofrecieron un asiento en la parte de en medio, para que todos me pudieran observar.
Mikasa se sentó junto a mi y tomó mi mano. Me sonroje por esa simple acción, además, estábamos frente a su familia.
Preguntaron de dónde venía, y que estudiaba. Quien era mi padre y que me gustaría cenar la próxima vez. Ellos querían hacerme sentir cómoda, pero les dije que no tenían por qué tomarse tanta molestia, pero no me hicieron mucho caso.
Ahí entendí el por qué Mikasa prefería estar con ellos que con los de su propia sangre.
La cena de hoy, me hizo sentir más cercana a ella y los suyos.
Tal vez más adelante, yo pueda presentarle a mi papá.
[...]
¿Por qué ella?
Enamorarme de alguien no volvió a estar en mis planes desde que corté con Hitch. Al principio solo éramos conocidas, teniendo sexo para complacer a los espectadores que nos veían, pero llegué a un punto en el que ese sexo ya no era solo eso, pues cuando no grababamos algo, conversábamos de manera agradable, y de hecho, ahora que lo pienso, yo ya hablaba y conocía un poco más de Mikasa antes de saber que ella era A_red, así que eso se sumó, supongo.
Algunas veces, mi mente la recordaba y no sabía por qué. Algunas veces la llegué a soñar. No hacíamos mucho en ellos, simplemente aparecía y cuando despertaba quería estar con ella. ¿Por qué? Ni idea.
Supongo que en ese entonces preferí decir "no sé" a todo lo que sentía e ignorarlo. Básicamente creyendo que eso sería mejor y lo olvidaría, pero...no.
Y, cuando apareció Louise, confirmé mis sospechas. Mikasa Ackerman me gustaba, pues cada que otra persona se le acercaba, me ponía celosa.
Me pongo celosa.
Sus chistes son malos, no sabe expresarse, se ríe de estupideces, y se distrae con facilidad, entre otras cosas.
—¿Te la pasaste bien esta noche? —Me sonrió.
Pero también es amable a la vez que es muy ruda. Es considerada, y recuerda detalles que aunque aveces son muy pequeños, son importantes para mí. Podría hablar con ella todo el día, o simplemente no hablar y sería igual de perfecto, lo cual, es una conexión casi rara de encontrar en alguien. Me hace sentir bien, y puedo hablar como me siento con ella.
Era ella y me encanta. Punto.
¿Y por qué no Berthold?
Solo no. Punto.
Mikasa ocupaba todo el espacio de mi corazón que era imposible que alguien más entre en el.
— La pasé muy bien.— La besé y me dejé caer en su cama para descansar. Ella se quitó los tenis y se arrojó a mi lado. Mi cuerpo rebotó un poco y volví a caer en la cama.
—¡Lo siento!—Comenzó a reír.— Casi te saco volando por la ventana.
Me reí junto a ella.
Me quitó la sudadera, y el pantalón. Ella se quitó la blusa y me abrazó por la espalda.
—Buenas noches, Annie.— Me besó la mejilla.
—Buenas noches...
Cerré mis ojos y dormí, unas 6 horas al menos, pues el frío que la lluvia estaba provocando me despertó.
Mikasa se levantó de la cama y cerró las ventanas, pero de igual forma, la habitación estaba fría y a ella no parecía afectarle, pero si a mi.
Buscó algo en su ropero y sacó una sudadera. La que solía usar cuando jugaba Básquetbol en la universidad, no hace mucho.
—Levanta los brazos.
Me la colocó. Era grande, y calientita.
—Está caliente.— la abracé.
—¿Quieres saber que más está caliente?
Bajé la vista, sonrojada.
—Mikasa son las 4:00 de la mañana.
Me arrojó una cobija enorme a la cabeza.
—Así no te dará frío.-Me dijo, volviendo a acostarse.
Quedé.
[Pornstar]
Narradora.
Unos días después, cuando Annie regresaba de la universidad, a casa. Se encontró un regalo en la puerta. Era un osito, muy lindo y en él, un papelito con algo escrito.
Lo primero que pensó fue que Mikasa se lo dió pero esa idea se descartó cuando el nombre de "Berthold" apareció en la carta, donde básicamente se disculpaba por las molestias y sus actitudes pasadas.
No lo tiró, por que el oso era lindo, pero tampoco aceptó las disculpas luego luego. Subió a su cuarto, lo colocó en el escritorio y acomodó algunas cosas.
Era viernes, y esa noche, había algo más.
[...]
Mikasa.
Creo que algo que siempre le gustó a la gente, era que Annie y yo, iniciamos los vídeos sin hacer mucho relleno, pues la verdad, uno no ve pornografía por "la historia" si no por eso, ver a dos personas coger y ya.
No teníamos ropa, pero si nuestros respectivos protectores de identidad. Yo mi antifaz y ella el maquillaje.
Sentí caliente en mi parte cuando Annie me besó el cuello con lentitud. Era una estrategia que utilizaban muchos para alargar los vídeos, pero Annie y yo no tomábamos en cuenta el tiempo, si no, que tan dispuestos estuvieran nuestros cuerpos para continuar.
Mi vista se nubló cuando ella bajó sus besos. Era difícil recordar su nombre artístico cuando mi mente falla, pues existía la posibilidad de decir su verdadero nombre entre gemidos, y no queríamos eso.
Ella me miraba desde abajo y me derretía de solo verla. Sus ojos reflejaban inocencia, mientras su boca realizaba un buen sexo oral y me sujetaba de los glúteos.
Posiblemente tengo cara de idiota en este momento, pero es difícil no ponerse mal con lo que hace y con lo que hará.
Poco antes de que yo llegara, ella se separó de mí y la miré necesitada. Se puso de pie y me besó en los labios, suave al principio, pero no duró mucho. La pegué a mi cuerpo y le besé el cuello, cuando la recoste en la cama.
Si quería jugar, lo haríamos.
Hace un tiempo compramos un juguete un tanto...curioso, y me moría de ganas por usarlo en ella.
Ella se intentó levantar para besarme y yo le negué eso. La recosté de nuevo mientras apretaba su cuello, y me miró nerviosa desde su posición. Tengo entendido que mi agarre es fuerte pero no sería capaz de hacerle daño.
Tomé el juguete que estaba en la cajita y se lo mostré a la cámara. Annie me sonrió levemente y abrió un poco sus piernas, pero hice que se diera la vuelta y se colocara en cuatro. Me miró nerviosa, y mentiría si dijera que yo no lo estaba.
Nunca antes lo había hecho por atrás y supongo que ella tampoco, pero no parecía querer apartarme o detenerme.
Pasé el juguete por su entrada mientras me miraba sonrojada y asustada.
—Nunca...me has tocado por ahí.— Murmuró.
Tragué saliva y sentía como el corazón se me saldría.
—Lo sé.— Le besé la espalda y le murmure al oído.— Pero quiero saber...
Se lamió los labios.
—¿Qué quieres saber?
La miré a los ojos.
—Cuantos centímetros de este juguete te caben ahí atrás...
Pasé el juguete por mi intimidad que se encontraba mojada y lo lubrique. Lo acerque a ella y comencé a introducirlo, mientras ella suspiraba de forma acelerada y se aferraba a las sábanas.
Cinco, Diez...quince...
—Y-Ya...¡Ah¡
Tragué saliva. Tomé su mano y la besé. Ella aún intentaba acostumbrarse a la posiblemente dolorosa pero placentera sensación.
—¿Sabes que tipo de juguete es...?
Negó, mientras dejaba salir un par de lágrimas.
—Vibra.— Sonreí inocente.
Lo encendí y procedió a hacer para lo que estaba hecho.
—¡Ah, M-Mik~!
Le tape la boca y lo saqué de ella, para después volver a meterlo y así un par de veces más hasta que no aguantó y se corrió. Estaba por sacarlo todo cuando ella volvió a correrse, y de ella, resbaló mi sabor favorito.
—E-Espera...Por favor...
Dejé el juguete aún lado y escuché lo que me tenía que decir.
—E-es todo.— Me miró cansada, y sobre todo, sudada.— No puedo más...
—Bien.— La besé.—Fuiste una buena niña...
Me sonrió.
Mis piernas duelen, mi espalda arde por los rasguños y el sudor. Mi cabello está muy desordenado, y creo que me dará un infarto.
Me senté en la cama y me quedé un rato en silencio mientras la veía. Cuando sentí que podía estar de pie, me levanté, tomé una silla y me posicione frente a la cámara.
—Creo que...después de tanto tiempo viéndome en esta plataforma, ya todos saben mi nombre.
Sección de comentarios:
—A_Red_Mik.💬
—¡A_Red!💬
—La tipa del antifaz.💬
Sonreí.
—No se los dije antes, pero este será el último video de ambas.
Sección de comentarios:
—Kha. 💬
—Nuuuu. 💬
—¿Por qué? ¿Qué pasa? 💬
—¿Tienes una enfermedad o algo? 💬
—¡No, no se vayan! 💬
Giré mi cabeza hacia donde estaba Annie y ella me miraba, con una leve sonrisa. Ella dijo que no se despediria formalmente pues no estaba obligada a hacerlo, por ello, no lo haría.
—Así que, deleiten sus ojos con esto.
Tomé el extremo de mi antifaz y sonreí.
Sección de comentarios:
—¿¡Se lo va a quitar!?💬
—¡Quitatelooooo!💬
—OMG💬
—¡Ya no nos hagas esperar!💬
—Dejanos ver💬
Más que un antifaz. Es un adorno que me ayuda a ocultar parte de mi personalidad más sucia.
—A_Red, y L_White...fuera.
Apagué la cámara y me levanté de la silla, riendo a carcajadas.
Annie me miraba asustada.
—Idiota, crei que te quitarías el antifaz.- se sentó en la cama con dolor.-Me asustaste.
—No.-Sonreí.
Tal vez me odien por eso, pero como sea, no interesa. Fue una broma de mal gusto, pero quería despedirme a mi estilo.
La grabación finalizó así que, ahora sí, me despoje de mi antifaz y lo tiré a la basura, mientras me quitaba el maquillaje de mi cicatriz.
Annie se quitó el maquillaje y nos vestimos para bajar. Le prepararía algo de cenar.
[...]
—¿Estás por terminar el tercer año?
La rubia asintió mientras cenaban. Había un par de almohadas bajo ella para disminuir su molestia.
—Veremos una película en...¿Cómo se llama la cosa esa?— Se preguntó a si misma.— Donde actúan y esas cosas, por qué mis compañeros quieren juntar dinero para hacer un viaje cuando salgamos de vacaciones.
Mikasa asintió.
—¿Quires venir? Se que ya no estudias ahí pero me gustaría que fueras, será en las últimas horas. Después de clases.
—Suena divertido.
Muy divertido.
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