Capítulo XIV
Apretó los ojos con fuerza al escuchar el sollozo casi inexistente que se dispersó a sus espaldas. BaekHyun le imploró que no apagara la luz de la mesilla de noche y él no se opuso a la petición. Sin embargo, y a pesar de la constante y fulgurante luz que estaba a sus espaldas, eso no tranquilizó a ninguno de los dos.
Se encargó de ayudar a BaekHyun con sus ropas y luego lo arropó, pero el castaño no pareció apacible. El otro no se movió ni hizo ningún otro tipo de ruido más que sollozar y aquello lo angustió. Pasaron cerca de dos horas y ChanYeol aún escuchaba al otro hipar a través de la oscuridad que emanaba desde cada rincón de la habitación, exceptuando por la molesta lamparilla.
—BaekHyun. —El aludido tosió con la intención de recomponer su vocablo y se sorbió la nariz con el propósito de no hacer mucho ruido—. ¿Quieres que duerma contigo?
Se volteó sobre el colchón para ver la espalda del mayor, quien no miró en su dirección en ningún momento desde que ambos se acostaron en sus respectivas camas.
—¿Podrías, cariño? —ChanYeol no pudo evitar sonreír por la manera en la que su compañero se refirió a él. Incluso se tomó el tiempo de hablar a pesar de que tenía la voz quebradiza. Parecía que el otro en cualquier momento se largaría a llorar con más fuerza.
Corrió sus propias mantas a un lado y se levantó para tocar con parsimonia el hombro de BaekHyun, quien se pasó las manos por la cara para que sus lágrimas no se notaran y se volteó a verlo. Él le sonrió y abrió las mantas para meterse dentro.
—Sé que soy grande, pero puedes dormir sobre mí.
El castaño negó con la cabeza—. Duerme tú sobre mí.
—¿Qué?
El brazo del más bajo pasó en torno a su cuello y lo hizo caer boca abajo. BaekHyun acomodó las mantas sobre su espalda y luego se acomodó mejor en la cama, logrando que la mitad de su cuerpo quedara sobre el colchón y la otra sobre el cuerpo del mayor.
El castaño lo miró y suspiró con alivio para luego acercar más el rostro al suyo, por lo que sus narices se rozaron y ambos cerraron los ojos con aires deleites. La mano sobrante de BaekHyun estuvo sobre su propio pecho y apretó el inhalador que el mismo ChanYeol le entregó con anterioridad. Le acarició el rostro con actos minuciosos y benignos, ante lo cual el castaño abrió los ojos y le mostró aquellas dos perlas negras que parecieron temerosas y aguadas.
—Gracias, ChanYeol. Muchas gracias.
Sonrió cálidamente y trazó lentas caricias desde la sien hasta la oreja del contrario.
—Está bien, cariño. Dije que estaría para ser lo que tú quisieras, ¿recuerdas?
BaekHyun apretó los labios para evitar que el quejido terminara el recorrido de su garganta y saliera por sus labios, así que solo asintió. Se acercó más a él para darle un plácido beso en la mejilla. El mayor giró la cabeza y soltó el inhalador para tomar con ambas manos su rostro, acercándose lo suficiente como para posar los labios sobre sus comisuras. Para mala suerte de ChanYeol, no pasó demasiado tiempo para que el más bajo se separara con un claro aspecto abochornado.
—¿Podrás dormir si apago la luz?
BaekHyun miró a su alrededor mientras tenía las manos aferradas a su camiseta y se escondió más por debajo de su gran y cálido cuerpo.
—Puedes apagarla si te molesta.
Notó que el castaño no quería quedar a oscuras en la habitación y él entendió el porqué, pero sabía que si dejaba el foco encendido ninguno de los dos podría dormir con sosiego. De igual manera, ChanYeol apagó la lámpara y de inmediato unos delgados brazos lo rodearon con fuerza por la cintura. El castaño se escondió cada vez más por debajo de las sábanas.
—Baek... —murmuró al sentir el paso del tiempo y los movimientos inquietos del mayor.
—No puedo dormir —gimoteó el castaño y extendió el brazo para encender la luz de la mesilla de noche—. Tendremos clases en cuatro horas y ninguno de los dos ha dormido aún.
—Si lo pones así... —Ladeó el rostro al hablar y se acomodó mejor sobre la cama para ver el rostro de su compañero.
—¿Me alcanzas el teléfono?
Tomó el moderno aparato y se lo pasó a BaekHyun, quien apagó la luz y encendió el móvil. La iluminación del dispositivo cegó al mayor por unos segundos, ante lo cual se cubrió el rostro con el dorso de la muñeca. ChanYeol se acomodó de costado para mirar la pantalla del aparato.
—¿Ese eres tú? —El dedo de ChanYeol obstruyó la plena visibilidad que tenía el castaño de la pantalla.
—El más alto soy yo —susurró BaekHyun, giró la cabeza y se acomodó mejor sobre el acolchado con la intensión de no obstaculizarlo.
—¿Puedo verla?
El mayor pestañeó unas cuantas veces al sentirse un poco aturdido y luego asintió.
—Tengo unas parecidas en la galería. ¿Quieres verlas?
ChanYeol asintió y el contrario pasó el dedo sobre la pantalla con agilidad para luego entregarle el teléfono.
Al ver la imagen no pudo evitar sorprenderse. En la pantalla se encontraba BaekHyun con un traje ajustado de color negro, su piel se veía mucho más lechosa con aquel cabello oscuro que peinó hacia la izquierda, parecía que cada mecha estaba cuidadosamente bien colocada sobre la otra. A un costado del apuesto chico había otro que era un poco más bajo, el cual usaba un traje gris y tenía igualmente el cabello negro, aunque con una tonalidad mucho más natural.
A pesar de lo guapo que se veía BaekHyun en la fotografía, ChanYeol se quedó maravillado al ver aquella sonrisa que provocó aún más la acentuación de lo achinado de sus ojos. Ambos se apoyaron en el otro por medio de un abrazo. BaekHyun tiraba su corbata mientras miraba a la cámara y el otro chico sonreía a la vez que con su mano sobrante tiraba de uno de los costados de la chaqueta de su traje.
—Fue durante la fiesta de fin de año.
Le envió una rápida mirada a su compañero, quien sonrió hacia el teléfono sin darse cuenta. ChanYeol no quitó la vista de aquella sonrisa paralizada y viajó los ojos por el lugar que estaba detrás de los dos muchachos. Parecía ser de noche, pero el sitio estaba bien iluminado, atrás de ambos se veía una piscina que atravesaba la fotografía de lado a lado mientras más gente bebía de unas elegantes copas.
—Te ves muy guapo con el cabello negro —comentó y volvió a entregarle el aparato.
Extendió el brazo y encendió la lámpara para ver con máxima atención la fisonomía del contrario. Notó enseguida que el mayor se inmutó.
—¿Lo crees? —El castaño lo miró retraído y se pasó inconscientemente la mano por el cabello despeinado.
ChanYeol sonrió jocoso—. Ahora no tienes el cabello negro.
—¿Intentas decir que ahora no me veo guapo?
Soltó una resonante risa jubilosa—. Esto es como un déjà vu, ¿no crees?
BaekHyun hizo una mueca con los labios, pero luego sonrió y volvió su vista al aparato.
—Creo que me cambiaré el color de cabello —comentó el otro y dirigió su atención al dispositivo.
—¿Lo dejarás negro? —El más bajo notó de inmediato su tono burlón, a lo que respondió con una ceja alzada y expulsó ambos labios hacia afuera en un puchero.
—Solo pienso oscurecérmelo un poco —murmuró el castaño.
—Yo también quiero sacarme el rosa de la cabeza. —Se pasó con frustración la mano por el pelo.
—A mí me gusta —acotó el contrario y dirigió toda su atención a ChanYeol, a quien le pasó la mano por el pelo con la vista fija en los mechones rosados.
Sintió una sensación extraña, pero agradable que le recorrió el pecho, algo semejante a la adrenalina. Sin pensárselo se apegó a BaekHyun para tomarlo por la cintura, escondió su rostro en el hueco del cuello ajeno y dejó escapar un gemido de sosiego. No pasó demasiado tiempo cuando levantó el rostro y se encontró con aquellas perlas negras que lo miraron expectantes. Nadie dijo nada mientras observaban atentamente los ojos del otro. ChanYeol no contuvo aquel inusual impulso, así que en un movimiento rápido se acercó a BaekHyun y estampó sus labios con los contrarios. El beso pareció ser rápidamente correspondido y se dio un inmediato paso a las lenguas y mordidas, las cuales fueron muy bien recibidas por ambos. Un beso desenfrenado para aquella situación cálida y acogedora.
Las manos no tardaron en moverse con rapidez con la intención urgente de acariciar el cuerpo del contrario. El pelirosa sonrió en medio del beso cuando sintió que los brazos del mayor se posaron sobre sus hombros y una de las delicadas manos contrarias se metió por debajo de su camisa, justo por el cuello de la prenda, logrando que la piel ajena le quemara de paso. Mientras tanto su cuerpo se movió casi inconscientemente sobre el otro y apretó más el agarre de sus manos en torno a las estrechas caderas de BaekHyun, aquellas que tanto lo volvían loco y deseaba seguir afirmando.
Las piernas del castaño se movieron con exasperación por debajo de su cuerpo. Al principio pensó que BaekHyun quería alejarse y lo soltó a pesar de que el mayor no tuvo ningún otro indicio de querer apartarse. No obstante, ni siquiera pudo responder a su insignificante duda cuando su concentración se inmovilizó en el menudo cuerpo que estaba sobre la cama. Se encontró con un chico despeinado, unos labios brillantes y rojizos, finalizando con unas mejillas rosáceas que daban la ilusión de que BaekHyun tuviera una piel de seda. Solo en ese momento se dio cuenta por qué su compañero se movió con tanto desenfreno por debajo de su cuerpo. BaekHyun terminó de enrollar las piernas en torno a sus caderas y, situando un poco de fuerza, hizo que cayera por completo sobre él. El mayor pareció desenfrenado, casi delirante, y eso le encantó. Ninguno de los dos pudo evitar los besos y caricias licenciosas que los llevaron al límite del abismo. Besos húmedos, dedos cálidos, gemidos y quejidos entre besos, roces y rasguños que se llevaron entre sus uñas cada uno de los pensamientos de autocontrol. No obstante, ¿debería ser así? ChanYeol no dejó de preguntárselo. Sí, le atraía BaekHyun, pero aquello no fue lo que esperó.
Aún con los pensamientos acechando su cabeza apartó al más bajo de su cuerpo, obteniendo al chico recostado en la cama con el ceño fruncido y aquellas mejillas sonrojadas por el calor de la situación.
—Deberíamos parar.
Como si tuviera un botón, el castaño volvió a ser aquel chico tímido que se cohibió sobre las sábanas.
—Claro. Lo siento. —Las piernas de su compañero dejaron de aprisionarle la cintura y cayeron sobre la cama, flexionadas, dejándolo aún entre ellas. Así, con BaekHyun mirando hacia un costado y con expresión avergonzada, a ChanYeol le pareció mala idea detener todo aquello—. ¿T-Te importa si sales? N-No creo poder moverme si estás ahí...
Por el contrario a lo pedido, se dejó caer con cuidado sobre el cuerpo del bajito, obteniendo un ceño fruncido y un quejido que expresó molestia. A pesar de todo, a ChanYeol le gustaba más ese BaekHyun.
—¿Estás molesto? —formuló con semblante burlón.
—Claro que no —respondió el contrario sin ningún cambio en su expresión.
Tomó al más bajo por la cintura y, oponiendo un poco de fuerza, logró rodar sobre la estrecha cama, consiguiendo dejar a BaekHyun sentado sobre sus caderas. ChanYeol soltó al chico y se llevó ambas manos a la cabeza para esconderlas detrás de su nuca con aires relajados, obteniendo un refunfuño por parte del castaño. El mayor apoyó ambas manos sobre su pecho y se removió sobre su regazo con la intención de acomodarse.
—¿Qué tal si dormimos? —No pudo evitar reír con suavidad después de formular la pregunta y ver la expresión de BaekHyun—. Solo quedan cuatro horas, ¿recuerdas?
—No puedo dormir —gimoteó el berrinchudo del chico.
Aún con la sonrisa en los labios tomó al otro por los brazos y el menudo cuerpo cayó sobre él, obteniendo en consecuencia un bufido.
—¿Qué haces ahora? —Las palabras de BaekHyun salieron hoscas y entre dientes.
—Solo intento que ambos podamos dormir. —Su respuesta fue sencilla, lo que hizo que el castaño se molestara aún más.
—Vete a tu cama. Dormiré solo. —El más bajo puso ambas manos sobre su pecho para levantarse, pero ChanYeol se lo impidió.
—Acuéstate aquí, conmigo.
A pesar de que pensó que el chico no le haría caso, el más pequeño se acostó sobre su pecho.
El despertador sonó como cada mañana y él estiró el brazo para que el molesto ruido no despertara al chico que seguía sobre él. Tristemente, BaekHyun se despertó y alzó la cabeza para recorrer la habitación con expresión adormilada y confundida. Cuando los ojos del castaño se encontraron con los suyos se alzó rápido sobre su cuerpo.
—¿Me quedé dormido? —preguntó sorprendido y se pasó las manos por el rostro repetidas veces.
—Creo que lo hiciste —murmuró y se atrevió a meter una de sus grandes manos por entre los cabellos del mayor.
El chico lo miró perplejo, pero se dejó acariciar; cerró los ojos cuando los dedos de ChanYeol se movieron sobre su cuero cabelludo. BaekHyun ni siquiera lo pensó demasiado cuando volvió a apoyar la cabeza sobre su pecho, obteniendo que ChanYeol pasara los brazos en torno a su cintura y lo apegara más a él.
—¿No debemos ir a clases? —preguntó el más bajo ante el silencio de la habitación.
—No quiero ir —admitió y se acomodó en el cama. El cuerpo de BaekHyun seguía sobre el suyo.
—Debemos ir. Ya faltamos demasiado.
El contrario tenía razón. Se suponía que debía conservar sus buenas notas para que la beca no se le fuera de las manos.
Dejó escapar un soplido cómico de entre sus labios y BaekHyun se levantó.
—No tengo ganas de ir —continuó protestando cuando vio que su compañero se acercó al armario.
—Deja de quejarte y vístete.
Los siguientes días pasaron así. Los roces se convirtieron en caricias y los besos ya no eran esporádicos, sino que estos remplazaron las palabras y se convirtieron en hechos asiduos, aunque no por eso menos formidables. Los «buenos días» por las mañanas fueron sustituidos, aunque ChanYeol se permitía decirlo una que otra vez, porque sabía que a su compañero le encantaba su voz por las mañanas. También cambiaron las «buenas noches», convirtiéndose en una guerra de cosquillas que siempre terminaba palpada con besos cálidos y abrazos suaves. No obstante, estos solo fueron gestos clandestinos que se llevaron a cabo entre las cuatro paredes de su habitación.
Esa semana el cuerpo de ChanYeol pasó más tiempo en la cama de BaekHyun que en la suya propia. Con ello se enteró de muchas cualidades de BaekHyun que llegaron a parecerle casi insólitas: la forma de sus labios, lo pálido de su piel, el tono de sus cejas y aquellas raíces oscurecidas que dejaban en evidencia que el cabello crecía y que se tiñó. Todo pareció estar bien entre los dos, pero eso solo era dentro de la habitación. Ellos hacia afuera...
ChanYeol notó una disminución de acosos hacia BaekHyun; menos insultos, menos paquetes con contenidos extraños, menos agresiones, menos problemas y más tranquilidad. Sin embargo, esto no se eliminó por completo. Por las redes sociales seguía encontrándose con publicaciones insultando a su compañero y más de una vez lo vio a lo lejos siendo atacado por otro cuerpo mucho más grande. En aquello casos el único que lo controlaba era JongDae diciéndole que la cagaría. ChanYeol no veía lo malo de defender al castaño. ¿Qué sucedería si le golpeaba la cara a ese idiota que se atrevió a insultarlo? Por más de una vez se puso frente a distintas personas que se propasaron con su chico, porque sí, ahora era su chico, aunque solo él lo supiera.
Cuando pasó una semana le propuso al castaño que almorzara con él en la cafetería, solo ellos dos y sentados en el fondo para que estuvieran tranquilos, especialmente porque sabía que BaekHyun se ponía histérico hasta cuando le pedía un lápiz durante la clase. El chico siempre se negaba a que salieran los dos juntos en público y ChanYeol aún no podía convencerlo, por más besos que le diera.
Por otro lado, JongDae también estuvo por ahí, aunque siendo algo altruista. Además, se metió más de una vez en su habitación para pedir ayuda con una composición que le regalaría a su preciado MinSeok, quien subía cada día en la lista de «nivel de importancia» del menor de los Kim.
JongDae también tuvo la disposición de ensamblar algún tema agradable con BaekHyun, dándole a entender indirectamente que fue aceptado, aunque la razón para ser aceptado no fue completamente íntegra. ChanYeol no pudo quitarle de la cabeza a su mejor amigo aquello de follarse a BaekHyun. No era del todo falso; sintió más de una vez un tirón en el pecho, o más bien en la entrepierna. Sin embargo, no se quejó. Durante esos días conoció bastante de BaekHyun y con eso le bastaba, aunque tampoco podía negar que las tonalidades prudentes cambiaron más de una vez para pasar a convertiste en un matiz impúdico. ChanYeol evitó esas situaciones, siempre mantuvo al margen sus manos a pesar de que el más bajo pareció dispuesto a continuar. No obstante, creía que el otro estaba cegado por la aceleración del momento.
A través de muchas reflexiones que hizo consigo mismo terminó dándose cuenta que no quería alejarse de Baekhyun, al menos no tan rápido. Pasaron meses desde la última relación seria que tuvo y ahora solo podía imaginarse a su compañero de cuarto como un rollo de fin de semana. Eso no estaba bien y él lo sabía. Encariñarse con el castaño no le molestaba, pero cada vez que se detenía a pensar en lo que pasaría si eso fuera algo de solo un momento le entraban unas náuseas que cesaban con un prolongado abaniqueo de aire o unos cuantos besos de BaekHyun.
Por eso no esperó para nada deseoso aquel fin de semana de octubre, el cual trajo consigo la fiesta de Halloween que daría la universidad. No le molestaba la festividad, en realidad nunca fue algo en lo que se detuviera a admirar. Sin embargo, Halloween lo llevó directo a aquella frase que escuchó tantas veces de la boca de JongDae durante esa semana: «Ahí te follas a BaekHyun».
Se negó, cientos de veces debatió con JongDae y le insistió que era un tema pasado, incluso mintió diciéndole que el interés por su compañero desapareció. En realidad no estaba preparado. Por muy idiota que sonara, ChanYeol podía imaginarse a BaekHyun abandonando sus sábanas como aquellas personas que fueron protagonistas de efímeros encuentros, y eso estuvo bien en el pasado porque no quiso que esos desconocidos se quedaran, pero BaekHyun... BaekHyun no era un desconocido.
A pesar de la catarsis que se ilustró en su mente, no se atrevió a hacer ninguna pataleta, al menos pública, porque más de una vez se encontró propinándole indoloros golpes a JongDae y haciendo berrinches como niño pequeño.
BaekHyun era distinto, tan atrayente y espectacular que de seguro sería alguien que marcaría su vida. Lo creía, porque lo sentía, el pecho se le cerraba y el aire se evaporaba de sus pulmones cuando el bajito lo abraza, el cosquilleo le corría por el cuerpo cuando se besaban y las manos le temblaban ante el deseo de tomarlo por la cintura. Le gustaba, BaekHyun le gustaba y mucho más de lo que imaginó en un principio. Por eso no quería dañarlo y mucho menos dañarse a sí mismo.
Terminaré enamorado, pensó en algún punto y lloró aquella noche cuando esas dos palabras resonaron en su cabeza. Se introdujo a la ducha después de reírse por algo que dijo BaekHyun desde el otro lado de la puerta y las palabras aparecieron de repente, casi como una flecha clavado en su pecho. ChanYeol nunca se enamoró. Siempre se preocupó de otras cosas en vez de las parejas. Al principio tuvo un claro interés, pero luego, cuando escuchó el primer grito de su padre y se involucró en una pelea, la madurez psicológica le llegó de sopetón y lo último que pensó fue en lo lindas que eran las piernas de su compañera de banco.
BaekHyun le asustaba y no podía hacer algo para evitarlo, cuando estaba con él ni siquiera podía pensar en algo que no fueran cosas del castaño, así que, cuando llegaba su momento a solas, se regañaba a sí mismo por besar a BaekHyun con tantas ganas cuando la noche anterior se obligó a acortar los besos. Se preguntó por cuánto tiempo sería así, poniéndose límites y olvidándose de ellos apenas BaekHyun pusiera los labios sobre los suyos o simplemente le dedicara una mirada.
—No estoy de acuerdo.
Rodó los ojos y volvió a tirar de BaekHyun—. Lo pasarás bien.
El mayor de los dos bufó y dio un manotazo para soltarse del agarre.
—La gente nos mira —susurró el castaño mientras observaba a su alrededor.
—Nos miran porque estás haciendo un escándalo.
BaekHyun lo miró con una mueca que se asemejó más a un puchero. Esa era otra de las cosas que tanto le "molestaban", la actitud única y tierna de BaekHyun. Se volvía loco de solo pensar que ese chico lo besaba solo a él, que solo dormía junto a él o incluso saber que él era el protagonista de las peleaba mañaneras que tenían por quién se duchaba primero y, aunque más de una vez le insistió con que se ducharan juntos, BaekHyun se mostró reticente y solo aceptó que ambos usaran el baño al mismo tiempo. Gracias a ello ChanYeol se dio cuenta que el bajito lo miraba muchas más veces de las que imaginó, logrando subir considerablemente su ego y tomar una posición más autoritaria delante de BaekHyun.
—¿Pueden apurarse ya? —se quejó JongDae mientras cargaba su computadora y pasaba a un costado de ellos.
BaekHyun se sonrojó de inmediato y se enderezó para mirar al castaño, quien se dirigió a la espaciosa camioneta de JunMyeon.
—¿Estás listo, BaekHyun? —El aludido se removió nervioso cuando el mayor de los Kim se acercó a ellos con una sonrisa en los labios.
—Sí, lo está —contestó ChanYeol, recibiendo la mirada ceñuda del pequeño por contestar por él.
—No iré —murmuró BaekHyun hacia JunMyeon con vergüenza—. De igual manera, agradezco mucho la invitación. —El chico hizo una pequeña venia, dispuesto a escapar.
—¿Por qué no irás?
—¿Quién no irá? —MinSeok apareció algo cohibido desde el costado de uno de los tantos vehículos que se encontraba en el estacionamiento.
—No quiero incomodar —susurró BaekHyun y agachó la cabeza, recibiendo un grito ahogado que denotaba sorpresa.
—¿No irás? —MinSeok hizo una mueca y alzó la bolsa que colgaba en una de sus manos para abrazarla—. Solo acepté venir porque tú lo harías. —El rubio hizo un puchero.
ChanYeol no entendía cómo ese niño parecía tan inocente cuando cumplió tantas fantasías sexuales con JongDae. A pesar de que le pareciera estúpido y asqueroso, se veía obligado a escuchar las penurias de su mejor amigo. Aquello era demasiado injusto. ¿Cómo podía el infeliz de JongDae tener una noche lujuriosa con aquel chico que tanto parecía odiarlo en público y él ni siquiera tenía el valor de tocar el cuerpo de BaekHyun por debajo de la camiseta?
—Baek irá —aseguró y se apegó a la espalda de su "amante" por el simple hecho de querer tener más contacto físico con él.
—¿Qué les pasa? ¿Por qué se demoran tanto? —JongDae apareció de la nada con una paleta de helado entre los dedos—. ¡Oh! Hola, hyung.
MinSeok solo lo recibió con un chirrido de dientes—. ¡Tú, maldito idiota!
JongDae soltó una estruendosa carcajada, echando la cabeza hacia atrás y todo. ChanYeol se sorprendió cuando MinSeok dio el primer paso para lanzarse sobre JongDae, pero este corrió. Al parecer su amigo pasó por esos momentos muchas veces, tanto así como para saber cuándo su "novio-no-novio" atacaría.
—¿Por qué demoran tanto? Me llega la luz y no puedo dormir.
A tan solo unos pasos se encontraron a YiXing caminando hacia ellos mientras se fregaba uno de los ojos. El chino evitó con éxito la persecución del gato y el ratón que tenían JongDae y MinSeok.
—Ya vamos —contestó ChanYeol, agarró a BaekHyun del brazo y lo obligó a caminar.
El castaño obviamente se opuso, lo que llamó la atención de aquellas personas que lo mirabaj a lo lejos, las cuales parecieron concentradas en ellos porque simplemente BaekHyun estaba ahí y eso ya era suficiente como para que todos estuvieran al pendiente.
—ChanYeol... —llamó el chico en un intento de que lo soltara—. ¡Detente!
Se detuvo y miró al otro con una expresión tan seria que incluso asustó al más bajo, aunque la verdadera sorpresa llegó cuando el pelirosa lo tomó por la cintura para posarlo sobre su hombro y así trasladarlo. Un sonoro «¡Oh...!» sonó entre la multitud a modo de coro, obligando a BaekHyun a esconder su rostro contra la espalda de ChanYeol, quien se mordió el labio para no reír por el escándalo que hicieron los demás y por cómo JongDae lo miró unos dos autos más allá con las cejas alzadas y esa cara de pervertido que ponía cada vez que se empeñaba en molestarlo con BaekHyun, o cuando hablaba de MinSeok.
—¿Ahora nos vamos? —preguntó YiXing apenas ChanYeol bajó a BaekHyun con cuidado, encontrándose con un rostro impactado que no dejó de mirarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro