Capítulo XIII
Cerró la puerta con cuidado y caminó en dirección al baño. Sacó de su bolso la ropa sucia y la dejó dentro del cesto. Suspiró, se despojó del bolso vacío y lo dejó a los pies de su cama mientras se sentaba sobre el colchón con la mirada fija en la puerta.
—BaekHyun —llamó, aunque sabía que el chico no lo escucharía por tener los auriculares puestos y conectados a su reproductor de música.
Se levantó de la cama y fue al baño para secarse aquel horroroso pelo rosa, el cual cambiaría lo antes posible.
—¿Lavaremos la ropa?
Dio un salto por el susto y apagó el secador para mirar a su derecha. BaekHyun se apoyó en la puerta del baño y mantuvo una expresión neutra.
—Es preferible que vayamos ahora —opinó al ver el canasto atestado de ropa.
—Está bien. Apúrate.
El castaño tomó el canasto y salió de la pequeña habitación. Desconectó el secador y acomodó el cable para dejarlo en el mueble que estaba debajo del lavamanos junto a la plancha de pelo de BaekHyun.
—Queda poco para el toque de queda —murmuró después de chequear la hora en el reloj que siempre llevaba amarrado a la muñeca. También se aseguró de meter el inhalador de BaekHyun en uno de los bolsillos de sus pantalones; desde ahora en más se lo colgaría al cuello si fuera necesario.
—Lo sé. No debemos tardar demasiado. —El castaño abrió la puerta y ambos salieron al pasillo.
No le gustó la actitud de BaekHyun, era cortante y nunca lo miraba directo a los ojos. Eso lo frustró. ¿Acaso había algo peor que no ver aquellas perlas negras que tanto le encantaban?
Sumando las cosas malas, ChanYeol odiaba ir a la lavandería. El lugar se ubicaba en el sótano y había habitaciones diferentes para hombre y mujeres. Simplemente ridículo. Bueno, lo comprendía un poco. Habían chicos tan inmaduros que de seguro sacarían alguna prenda femenina; como JongDae, por ejemplo.
La lavandería era odiada por todos los estudiantes porque era la misma, no importara que carrera cursaras. Para llegar a ella había que bajar las anchas escaleras que llevaban al recibidor y debajo de estas estaba la puerta que daba al sótano. Horroroso, simplemente horroroso. Las paredes no estaban pintadas, así que se veían directamente el color del concreto. Las escaleras eran anchas y en forma de caracol, de forma que dos personas podían bajar codo a codo sin problema.
—No tardes. —BaekHyun se detuvo y alzó la mirada hacia él.
De seguro estaba asustado... ¡¿Y cómo no?! No se podía ver la habitación hasta que se llegara a los últimos cincos escalones, donde se observaban muchas lavadoras de distintos tipos. Todo estaba perfectamente ordenado y con unos electrodomésticos modernos. Al final de la habitación, apegado a la pared, había un gran mueble que tenía diferentes tipos de detergentes y variedades; ChanYeol usaba aquel que se parecía al que utilizaba su madre en casa. Las luces eran antiguas, amarillentas y colgaban del techo cada cuantos metros, dejando el lugar casi en penumbra, al menos cuando era de noche, porque el lugar también tenían unas pequeñas ventanillas por las que entraba el sol cuando era de día y así todo parecía amigable.
—Nunca he venido aquí de noche —comentó y siguió a su compañero, quien se acercó a los detergentes.
—Yo tampoco. Es casi ley que no se debe bajar cuando está oscuro.
Sí, ChanYeol también sabía eso. Habían tantas historias de fantasmas como alumnos en la universidad y también le encontró razón a aquellas personas que inventaban cosas de aquel lugar con apariencia aciaga y aterradora.
—¿Usáremos el mismo detergente?
BaekHyun se volteó a verlo con el recipiente en las manos y él le prestó atención, pero, más allá de ellos dos, pudo ver de reojo que una de las luces osciló. El mayor también lo notó, ya que sus ojos se abrieron asustados y apretó con fuerza el canasto que sostenía con la otra mano.
—Tranquilo, no pasa nada —dijo para atemperar la situación. Quitó el producto de las manos de BaekHyun y leyó la etiqueta, aunque esa solo fue una excusa para no entrar en pánico—. ¿Quieres poner toda la ropa junta?
Miró al castaño, pero este tenía la mirada perdida en el otro lado de la gran habitación. Eso lo asustó.
El más bajo salió de su ensoñación y lo miró—. Lo prefiero así. Creo que terminaremos más rápido.
—Está bien. A mí no me molesta.
BaekHyun asintió y tomó el canasto con la ropa—. ¿Sabes cuál debemos usar primero?
ChanYeol arrugó la nariz y vio las máquinas en el desolado lugar en busca de una respuesta.
—A un lado de las escaleras hay instrucciones. —Dio el primer paso para alejarse, pero la pequeña mano de BaekHyun se cerró alrededor de su muñeca. Se volteó a mirarlo y el chico se mordió el labio inferior—. ¿Te dan miedo estas cosas?
El mayor agachó la cabeza y asintió. BaekHyun lo soltó y dejó caer la mano de manera inerte a un lado de su cuerpo. ChanYeol se acercó lo suficiente y agarró la mano del más bajo, haciendo que este levantara la mirada, sorprendido.
—Tranquilo, estoy contigo.
BaekHyun asintió y él tomó con fuerza el detergente con la mano desocupada. Cuando llegaron a un costado de la escalera agradeció que dentro de aquellas paredes también desprendiera un poco más de luz.
—Esa es la primera. —Apuntó a la que estaba a unos dos metros de ellos.
—Debemos echar el detergente en esta, ¿cierto? —BaekHyun soltó su mano y caminó por donde antes apuntó.
Asintió y se acercó al contrario después de darle una última mirada al cartel. El mayor estaba en cuclillas delante de la lavadora mientras echaba la ropa adentro y él se quedó a un costado después de dejar el detergente sobre esta misma.
ChanYeol era miedoso, tan miedoso que no supo cómo tuvo la cara para intentar convencer a BaekHyun de que con él estaría seguro.
Miró a su alrededor sin saber qué hacer. Todo estaba tan oscuro y su mente pareció imaginarse miles de horribles espectros con expresiones tétricas que se asomaban desde cada pasillo que hacían las filas de lavadoras.
Saltó asustado cuando chocó con algo, dándose cuenta que solo se trataba de BaekHyun, aunque eso no lo hizo sentir más tranquilo. Ni siquiera notó cuando este se alzó, cerró la lavadora y se inclinó para ver si esta funcionaba. Entonces, ahí estaba él, chocando su entrepierna contra el trasero alzado del contrario. BaekHyun no lo miró de mala manera, pero pareció sorprendido y sonrojado. ChanYeol solo atinó a tomar al chico por la cadera para correrse a un costado y sintió su cara arder de la vergüenza.
—Lo siento... —susurró y el mayor, quien ya confirmó que todo estaba correcto, asintió con la cabeza gacha y la vista perdida en una de las paredes de concreto.
El ambiente se tornó en uno incómodo y silencioso, convirtiendo a ambos en unos chicos tímidos y vergonzosos.
Se apoyó en la lavadora vecina, casi sentándose sobre esta, mientras BaekHyun jugaba con sus propios dedos en la lavadora de enfrente. Un ruidoso sonido resonó en el lugar, haciéndolos saltar a ambos y logrando que ChanYeol recibiera gustoso el menudo cuerpo de BaekHyun entre sus brazos. Se largó a llover en ese justo momento. El castaño no despegó el rostro de su pecho y él tampoco aflojó el agarre que tenía en torno a la cintura del más bajo.
—Nunca más haremos esto.
Bajó la mirada para ver al mayor y asintió. La lluvia los asustó a ambos, porque esta se detuvo por unos segundos para luego continuar de forma ensordecedora. Ante aquello el más bajo cerró con fuerza los ojos y se aferró con firmeza a su chaqueta.
—BaekHyun, mírame —pidió para no sentirse tan solo en aquel lugar.
El aludido obedeció y lo miró con las cejas fruncidas con preocupación. El otro se mordió el labio inferior con movimientos rápidos y fuertes.
—Hey, detente... —susurró y tiró del mentón del mayor para que este soltara su labio inferior.
El castaño pestañeó unas cuantas veces y bajó la cabeza con vergüenza para luego levantarla con la vista desviada, encontrándose otra vez con sus blancos dientes atacando al rosáceo trozo de carne. ChanYeol repitió la acción anterior, soltando otra vez el labio inferior, el cual ya sangraba superficialmente por el mordisqueo.
Tomó a BaekHyun por las mejillas y lo obligó a que lo mirara. Maldición, esas perlas negras lo volverían loco. Casi previó repetirse otra vez la acción y, para evitar que el castaño se mordiera el labio, fue ChanYeol quien lo mordió, pero de inmediato se separó. Con ello quedaron sumamente cerca. Ambos tenían sus ojos abiertos y miraban los contrarios casi con anhelo.
ChanYeol soltó el agarre, pero no se movió ni un centímetro, logrando que el vaho tibio que salía de entre sus dientes hiciera temblar aún más el labio inferior del contrario. Luego a él le mordieron con suavidad el labio superior y se encontró con los ojos negros de su compañero. Este hizo lo mismo que él, soltó el delicado trozo de carne, pero se mantuvo cerca. BaekHyun volvió a probar sus labios, cerró los ojos y succionó con mesura. ChanYeol aprovechó el momento para aferrarse al descolorido labio, el cual tomó con suavidad, luego lo cambió por el de arriba y después lo soltó para rozar sus labios. Llevó la lengua con nerviosismo a la boca contraria y esta chocó con el cuerpo ajeno, luego recorrió de un costado a otro y volvió a distanciarse después de una leve succión del labio superior. Separó su boca de la del mayor y se encontró con aquellas perlas negras que lo miraron sorprendido. ChanYeol se removió incómodo y desvió su mirada mientras se alejaba del cálido cuerpo de BaekHyun.
—Repítelo... —Observó al chico, quien estaba delante de él con una actitud decisiva—. Repítelo, ChanYeol. Me gustó...
El susurro fue tan delicado, sumándole aquellos ojos que lo miraron con intensidad, por los cuales ChanYeol se dijo que llegaría a hacer cualquier cosa.
Se acercó un tanto cohibido y se preguntó por qué se comportaba de aquella manera tan reservaba si esa no era la primera vez que se besaban. Se inclinó con más confianza y ni siquiera lo tocó con algo más que no fueran los labios, los cuales temblaron y agarraron con miedo el labio inferior del contrario, solo rozándolo con suavidad para luego apretar levemente. Fue BaekHyun quien acercó a su rostro una mano temerosa que le acarició la mejilla y lo incitó a acercarse un poco más. Su labio inferior fue tomado delicadamente por los contrarios y, cuando estos se separaron, él aprovecho para introducir la lengua y acariciarle los dientes a BaekHyun. La lengua del mayor se quedó quieta y ChanYeol aprovechó para pasar la suya de manera rápida y superficial para luego alejarla, fallando en el intento de sacarla de la boca del más bajo al sentir como dos pequeñas manos lo empujaban por la nuca y su lengua chocó con la contraria. A pesar de la cercanía los dos quisieron tocar un poco más, por lo que que sus rostros se ladearon y él acarició con la lengua una de las mejillas internas del contrario. La lengua de BaekHyun pasó con rapidez desde su labio inferior al superior y él intentó inútilmente atraparla con sus labios, logrando una pequeña sonrisa en los labios del castaño.
Una mano tiró de su chaqueta y él se acercó, por lo que aprisionó a BaekHyun contra una de las lavadoras. No quería tocarlo, no quería tenerlo entre sus brazos para que luego se fuera, no quería que sucediera aquello otra vez. Sin embargo, no pudo evitarlo, después de todo, luchaba contra BaekHyun. Sus manos fueron a la estrecha cintura del contrario mientras el beso aún perduraba. Lo afirmó con delicadeza y lo acarició con los pulgares en movimientos circulares, asegurándose de plasmar figuras abstractas en cada tacto. No quiso tocarlo demasiado para que luego la desilusión no fuera tan grande, pero se encontró a sí mismo apegando su cuerpo por completo al contrario, deseando sentir el calor ajeno como el suyo propio.
BaekHyun ahora lo afirmaba por los hombros y estaba en puntitas para besarlo con más vehemencia, logrando que él actuara por impulso y decidiera agarrar con más fuerza la cadera del contrario para alzarlo y subirlo sobre la lavadora que tenía por detrás. Lamentablemente, rompió el beso con tal acto. Ambos estaban jadeantes y se preguntó cuándo tiempos estuvieron besándose. La lluvia seguía cayendo afuera y la lavadora ya se apagó. Se separaron y agacharon para sacar las cosas del interior del aparato y echarlas al canasto vacío.
No quiso mirar a BaekHyun, porque temió de la expresión que acompañarían sus palabras hirientes que parecían dañarlo cada vez más, como si estas fueran cortadas en su piel que cada vez se hacían más profundas. Fue esa la razón por la que ni siquiera le dedicó una mirada al castaño y caminó por el tenebroso lugar hasta la secadora, quedando a unas tres filas de diferencia.
Después de dejar la ropa dentro de la máquina esta se puso a trabajar de inmediato. Solo pasaron unos cortos segundos cuando quedaron completamente a oscuras. Sintió el terror correr por sus venas, por lo que se agachó y se cubrió con las lavadoras como si eso le pudiera ayudar en algo, específicamente si este adversario se trataba de un ánima con contextura incorpórea.
—C-ChanYeol...
Alzó la cabeza para buscar a su compañero de habitación, quien debía estar mucho más asustado que él.
—Baek... —llamó y el aludido gimió con miedo—. Tranquilo, estoy aquí contigo.
Toqueteó sus bolsillos para buscar algo que le ayudara, agradeciendo que llevara su teléfono consigo. Desbloqueó el aparato con rapidez y apuntó hacia donde supuestamente estaba el castaño, pero ni lo encontró.
—¿Ves la luz? —preguntó temeroso, pero tampoco se atrevió a mover el celular hacia otro lado, porque ya podía imaginar que alguien con expresión horrible saltaba sobre él.
—Sí, la veo. —Suspiró aliviado cuando reconoció aquella voz un tanto lejana—. No la muevas de dirección. Iré hacia allá.
—Acércate a mi pasillo. Estoy en el suelo.
Algo se arrastró y deseó con todo su ser que aquello fuera BaekHyun.
—Voy hacia allá —murmuró el contrario y él se preguntó si de verdad era el castaño.
Se suponía que su compañero de cuarto le tenía miedo a esas cosas, incluso cuando dijo su nombre sonó titubeante y nervioso, pero las otras veces que le contestó sonó mucho más decidido.
—Estoy detrás de ti. No te voltees ni te asustes. Te tocaré.
Su respiración se detuvo y cerró los ojos con fuerza. En efecto, una pequeña mano tocó su espalda, por lo que se sobresaltó y mandó a volar el teléfono. Con ello pasó algo extraño porque todos se volvió un griterío de ellos dos mientras se pegaban ligeros manotazos. ChanYeol no se detuvo hasta que BaekHyun terminó debajo suyo mientras era tenuemente iluminado por su celular, el cual quedó boca arriba aún en el suelo.
Lo miró detenidamente y confirmó que era BaekHyun, tenía sus ojos cerrados con fuerza y volvió a morderse el labio inferior. Suspiró aliviado y el castaño relajó su expresión para luego abrir lentamente los ojos. Cuando sus miradas se encontraron el más bajo abrió la boca y soltó todo el aire que retuvo.
—Que susto —susurró el mayor y se tapó el rostro con ambas manos.
—Estoy asustado —admitió y el contrario se sacó las manos del rostro para mirarlo por unos segundos.
—Quiero irme de aquí, ChanYeol. —La voz desesperada del más bajo lo atemorizó aún más—. Vámonos ya.
—Debemos recoger la ropa. —Le envió una rápida mirada a la secadora y notó el botón apagado—. Iré a buscar el canasto.
Baekhyun enseguida lo agarró de la chaqueta—. Voy contigo.
—Si vienes conmigo perderemos la secadora con la ropa. Iré a buscar el canasto y tú quédate aquí. —El castaño negó repetidas veces con la cabeza—. Volveré enseguida.
—Por favor, no me dejes solo.
Se levantó con dificultad por el agarre y tomó su teléfono para alumbrarlos a ambos desde un costado.
—Tranquilo, estarás bien. Volveré enseguida.
El mayor se apegó a la secadora donde estaba la ropa y se abrazó a sus rodillas.
—Me dejaras solo... —murmuró el contrario con voz quebrada y ojos llorosos.
—No... —Negó y dejó el teléfono en el suelo boca arriba. Tomó al más bajo por las mejillas—. Cariño, nunca haría eso.
El labio inferior de BaekHyun tembló y ChanYeol se sintió más aterrado por dejar al chico solo en vez de asustarse por buscar el canasto.
—¿Lo prometes?
Asintió varias veces y se metió la mano al bolsillo para sacar el inhalador, se lo pasó a Baekhyun y cerró la mano de este en torno al objeto.
—Hazlo sonar si tienes mucho miedo, ¿está bien? —BaekHyun miró el inhalador y luego asintió con lentitud—. Solo en una emergencia. Estaré aquí enseguida. —Acercó su rostro al contrario y no lo pensó demasiado para empezar a besar lentamente a BaekHyun sin ir más allá del roce de labios—. Vuelvo de inmediato.
El castaño asintió aún con el rostro a tan solo centímetros. ChanYeol se alejó del mayor y este lentamente soltó el agarre que formó para que no se alejara. Tomó su teléfono del suelo y se puso de pie. Las uñas de BaekHyun chocaron contra el objeto en movimientos temblorosos.
Se volteó hacia donde anteriormente estaban y se tragó todo el miedo. Avanzó con lentitud, apretó los dientes y evitó desviar la mirada hacia otros lados que no fueran aquella lavadora donde antes BaekHyun se sentó. Para cuando estuvo a un pasillo de llegar escuchó el batido del inhalador, así que se apresuró a tomar el canasto y volvió con castaño a grandes zancadas. Dejó el celular en el suelo como antes y notó que BaekHyun se abrazaba a sí mismo a la vez que escondía la cabeza entre las piernas.
Se arrodilló delante de él, pero no lo tocó—. Estoy aquí, cariño, delante de ti.
El contrario alzó la cabeza lentamente, como si temiese con qué se encontraría. Cuando los ojos ajenos se encontraron con los suyos suspiró aliviado.
—ChanYeol, sácame de aquí.
Asintió con efusividad y fue apresado por los brazos del mayor en torno a su cintura.
—Ayúdame a sacar la ropa.
El castaño se despegó de la secadora, pero no de su cuerpo, y lo ayudó a dejar las prendas dentro del canasto. ChanYeol elevó el teléfono del suelo y lo dejó sobre la lavadora, iluminando el lugar. Horrible, la maldita lavandería era horrible.
Tomó con fuerza la mano de BaekHyun y lo alzó del suelo. Apenas el contrario estuvo de pie se abrazó a él.
—¿Qué hacemos ahora? —susurró el más bajo, quien levantó la cabeza para verlo—. No quiero alejarme de ti.
—¿Qué tal si vamos de la mano?
El castaño negó rápidamente con la cabeza.
—¿Puedo abrazarte? —Frunció el ceño, sin entender el plan de su compañero—. Te abrazaré por el cuello y me enrollaré a tus caderas. No es necesario que me... —El chico se interrumpió a sí mismo—. No, espera. De seguro seré muy pesado para ti.
ChanYeol negó—. ¿Qué tal si subes a mi espalda?
BaekHyun arrugó la frente, como si no le gustara del todo la idea, pero luego asintió.
—Llevaré el celular y tú el canasto.
Asintió y el contrario se separó a duras penas de él. Ni siquiera tuvo que inclinarse para que BaekHyun se encaramara en su espalda. Le entregó el teléfono y con uno de sus brazos agarró una pierna del castaño mientras que con la otra tomaba el canasto.
—Las escaleras no quedan lejos. Ilumina hacia donde están.
A pesar de que el mayor no se equivocó en la dirección, la luz no era estable al estar en la mano temblorosa del más bajo. Sus pasos al principio fueron titubeantes, pero se acercó a la escalera más rápido de lo que esperó y, cuando estuvo de pie en el primer escalón, sintió el miedo voltearle el corazón. La cabeza de BaekHyun se escondió detrás de su espalda cuando subió el segundo escalón y entendió la razón. Las escaleras eran en forma de caracol, por lo que ellos no podían saber qué habría cuando avanzaran.
Cerró los ojos y suspiró con suavidad para luego abrirlos lentamente, por si le aparecía un fantasma frente a las narices. Sus pasos fueron decididos y pisó duro. Necesitaba sacar a BaekHyun de ahí. Prometió que sería lo que BaekHyun quisiera y ahora este le pedía a gritos mudos que fuera su héroe y lo sacara de ese lugar. Si lo pensaba, el papel que le quedaba mejor en su relación con BaekHyun era ser un héroe.
Sonrió de alivio cuando se encontró delante de la puerta de madera que los llevarían a la planta principal del departamento, alivio que se esfumó al instante cuando tomó la manilla y se encontró con que la puerta estaba cerrada.
—¿ChanYeol? —Cerró los ojos con pesar y maldijo su mala suerte—. ¿Qué pasa, Channie?
El corazón se le paró al escuchar el quedo murmullo que le acarició los vellos del cuello.
Tenía que ser el héroe de BaekHyun, costara lo que costara.
—Bájate, Baek.
—¿Por qué?
Apretó los dientes al escuchar lo aterrado que sonó el contrario.
—Bájate, cariño. Lo arreglaré de inmediato.
A pesar de que pensó que tendría que insistir mucho más, el chico se bajó de su espalda y se apegó a la pared donde prácticamente quedó invisible en la oscuridad.
—Está cerrada, ¿no? —Miró al castaño, quien iluminó lo alto de la puerta para que la luz no molestara en el reducido espacio—. Puedes empujarla, la puerta se abre hacia afuera.
Suspiró de alivio y movió la manilla por si había alguna posibilidad de que esta se abriera, al ver que no resultó, apoyó el hombro sobre esta para luego volver a golpear la madera. Respiró con dificultad, se enderezó y ladeó la cabeza de izquierda a derecha, sintiéndose atrapado.
—Cariño... —Miró a BaekHyun, quien se sonrojó al decir aquellas palabras—. Puedes hacerlo, ¿sí?
Asintió, enternecido, y tomó la mano del mayor para darle un suave apretón. Cuando soltó al más bajo apretó ambos puños con fuerza y se alejó hasta que su espalda tocó contra la pared que estaba detrás. Deseó que sirvieran sus clases de boxeo y defensa personal.
Al estar en un espacio reducido y tener piernas largas, no tuvo la necesidad de avanzar, por lo que simplemente puso ambas manos sobre la pared que estaba a sus espaldas y levantó la pierna derecha para golpear la madera con fuerza. Con asombro vio que su pie golpeó la manilla, por lo que botó la oxidada cerradura y la puerta se abrió lentamente.
—Vamos. —Tomó la mano del castaño y tiró de él para salir del lugar. Se aliviaron cuando vieron el departamento a oscuras.
—El toque de queda —susurró el castaño entre dientes después de tomar con rapidez el canasto que dejó en el suelo.
No le prestó demasiada atención y se concentró en tirar a su compañero por el brazo para que avanzara. Las escaleras las subieron rápidamente a pesar de que estuvieran en la oscuridad y el camino por el pasillo fue mucho más agradable de lo que esperaron. Abrió la puerta de su habitación y se encontró con la luz encendida, logrando que su corazón latiera en paz. Cerró la puerta después de que BaekHyun entró al cuarto y lo abrazó, haciendo que este dejara caer la ropa limpia.
—Vamos a dormir. —El castaño asintió ante su murmuro y ambos se dirigieron a las camas aún tomados de la mano.
ChanYeol encendió la lamparilla que estaba sobre el velador y obligó a BaekHyun a que se sentara en su cama. Al ver que sus ojos asustados miraban un punto fijo se aseguró de cerrar las cortinas. Soltó la mano del castaño y este no opuso resistencia. También cerró la puerta del baño, apagó las luces y se aseguró de que el armario no tuviera las puertas deslizadas. Volvió a las camas y se sentó en la suya para quedar frente al mayor, con sus rodillas rozándose.
—¿Estás bien?
El más bajo negó y eso lo preocupó, especialmente porque el contrario no enfocaba la mirada. Tomó a BaekHyun por la barbilla y este lo miró, se acercó con lentitud y posó suavemente los labios en el hueco que dejaban los contrarios. Esa leve presión dio paso a otra, donde bajó un poco su cara para apresar el labio inferior del castaño, quien entreabrió los labios como si hubiera reaccionado, haciendo que él lo besara con más ganas. Se separó del chico y lo miró con una sonrisa que el contrario imitó.
—¿Te pondrás el pijama?
El más bajo asintió, así que él bajó el cierre de su chaqueta, se levantó de la cama y se acercó al armario para sacar la ropa de ambos. Dejó las cosas de BaekHyun a su lado y se desvistió. El contrario lo imitó con letargo unos segundos después.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro