Capítulo XI
—Nos encontramos al chico de rodillas delante de su hijo mientras le tiraba de los pantalones. —Apretó los ojos con fuerza al escuchar lo mencionado por el director.
—¿Fue así?
Pestañeó unas cuantas veces y desvió la vista hacia los dos hombres, aún aturdido porque le hablaran a él cuando estuvo durante todo este tiempo en silencio, como si se tratara de otra de las armaduras medievales que tenía el director en su oficina.
—Sí, señor.
—Déjame solo con el chico y llama a mi hijo.
ChanYeol se sorprendió cuando vio que el estricto director siguió las órdenes del señor Byun sin rechistar. El hombre se levantó de la silla, se sentó detrás del escritorio del director y le hizo un ademán para que tomara asiento delante de él. Luego de eso la puerta se abrió a sus espaldas y por esta entró BaekHyun, quien se echaba viento con una mano y parecía respirar con dificultad. Eso asustó a ChanYeol.
—¿Estás bien? ¿Necesitas tu inhalador? —susurró como si con eso el mayor no lo escucharía.
BaekHyun asintió y él metió la mano dentro del bolsillo delantero de su apretado pantalón negro, de donde sacó el objeto para entregárselo.
—¿Por qué tienes el inhalador de BaekHyun?
Desvió la mirada hacia el hombre que estaba del otro lado del escritorio.
—Oh, pues... Yo... —Respiró hondo al ver el rostro serio del padre de BaekHyun. Supuso que estaría molesto porque no podía expresarse bien—. BaekHyun es mi compañero de cuarto. Un día tuvimos un accidente en el departamento y sufrió una crisis. A modo de prevención me entregaron un inhalador; es igual al de BaekHyun.
—¿Por qué te lo pasaron a ti?
—Eh... yo... —Apuntó a BaekHyun con sutileza—. Soy cercano a él.
—¿Son cercano? —ChanYeol agachó la cabeza al sentirse intimidado por el hombre.
—¡Papá, déjalo ya! —Le envió una rápida mirada al castaño, quien pareció hacer pataleta delante de su padre.
—No digas nada, cariño. Si hubiera venido tu madre golpearía al pobre con su bolso hasta que le sangrara la nariz.
Se quedó aturdido cuando vio que el hombre le sonrió a su hijo y se inclinó a un lado mientras se cubría la boca, diciéndole un secreto que no pudo escuchar.
—Lo sé, papá, pero lo estás asustando.
Pestañeó unas cuantas veces y desvió su mirada al señor Byun, aún aturdido con el suceso.
—Siento haberme comportado adusto contigo.
La mano se extendió hacia él y tuvo que pestañear varias veces para despabilarse. Tomó la extremidad con ambas manos y se levantó un poco del asiento. Se dejó caer cuando vio que era momento de alejarse.
—Tienes razón, Baek. Parece asustado.
Frunció el ceño al ver que el hombre sonrió. ¿Acaso se burló de él?
—No te preocupes. —A pesar de la palmadita que percibió en la pierna proveniente de BaekHyun, sintió muchas cosas menos despreocupación.
—Gracias, ChenYeol...
—ChanYeol —corrió con rapidez su hijo, haciendo que el señor Byun rodara los ojos, pero mantuviera una sonrisa.
—Disculpa, hagamos un reset. —El hombre extendió ambos brazos hacia los lados y respiró profundo para luego sacudir el cuerpo exageradamente.
—¡Papá!
—Baek, ¿alguna vez has acompañado a tu madre a yoga? Nunca pensé que gastar dinero en eso serviría. Se siente un peso menos en los hombros. —El hombre asintió a pesar de que su hijo rodó los ojos—. Deberías ir más seguido. Te veo un poco tenso.
—Suenas igual a mamá —gimoteó el castaño y miro al mayor con el ceño fruncido.
—Lo sé. En la oficina me lo dijeron varias veces. —El hombre chasqueó la lengua y se recostó con comodidad en la silla del director—. Por cierto, me llamó el señor Kim para referirse a este jovencito. —La próxima vez que el mayor habló se dirigió a él—. ¿Me puede decir qué clase de chico es para tener tantos amigos con poder?
—¿Disculpe...? —murmuró ChanYeol al ser notado por fin en la conversación—. ¿A qué se refiere?
—¿Cómo se llaman estos niños...? —El señor Byun tomó un lápiz cualquiera del escritorio del director, lo golpeó suavemente contra la mesa y mantuvo la mirada pensativa sobre la madera—. ¡JongJae y JoonYeon!
—JongDae y JunMyeon —corrigió el más bajo para luego dejar caer la cabeza contra el escritorio, lo cual asustó a ChanYeol por lo fuerte que sonó el golpe, sin embargo, pareció el único asustado de los tres.
—¡Sí, ellos! —El hombre se volteó hacia ChanYeol y lo miró con ambas cejas alzadas—. ¿Los conoces?
—S-Sí... Son mis mejores amigos —se apresuró a contestar y el mayor asintió lentamente para golpear el lápiz contra el escritorio otra vez.
—¿Podemos irnos? De seguro el director tiene cosas más importantes que hacer en su oficina.
El señor Byun chasqueó la lengua con fastidio.
—Todo esto es mío. Incluso yo le compré este escritorio. ¡Este lápiz! —El hombre alzó el objeto a la vista de ambos—. Con el dinero que yo le pago se compró este lápiz.
BaekHyun se llevó ambas manos al rostro para frotarse este y apoyó los codos en la mesa. Sintió la frustración poseerle el cuerpo.
—ChanYeol, ¿eres gay?
El aludido tosió al ahogarse con su propia saliva.
—¿Disculpe? —susurró y abrió los ojos con susto. Solo recibió del hombre un chasquido de lengua y una sonrisa divertida.
—Me da igual la relación que tengas con BaekHyun. —El susodicho levantó el rostro para mirar a su padre con una expresión asustada—. Sin embargo, soy su padre y debo parecer sobreprotector. No me importa mucho, ya que BaekBeom de verdad parece un grano en el culo cuando se trata de su hermano pequeño. —El mayor hizo un gesto de desinterés con la mano—. Bueno, volviendo al tema. Como BaekHyun es la única niñita de la familia...
—¡Papá! —A pesar del chillido del más bajo, su padre continuó y ChanYeol notó una pequeña sonrisa en el rostro del mayor. Ese hombre se divertía con la situación y él aún no podía creer que temió por su vida.
—Lo que quiero decir... —El hombre suspiró y su expresión se enserió, aunque no por eso se volvió menos afable—. No quiero bebés, tampoco casamientos hasta que ambos terminen sus carreras ni enfermedades sexuales. Acepto fetiches raros, pero si me llego a enterar que se están metiendo cosas raras y poco higiénicas me enfadaré con ambos.
—¡Papá!
ChanYeol asomó una sonrisa en sus labios al ver lo cansado y avergonzado que pareció BaekHyun con cada cosa que dijo su padre.
—No debe preocuparse —contestó y mantuvo su expresión amigable—. Con BaekHyun no tenemos ese tipo de relación. Solo somos compañeros de habitación.
—¿Ah? —Se quedó estático y su sonrisa se borró poco a poco al ver la mueca que se formó en el rostro del hombre—. BaekHyun...
El aludido agachó la cabeza y él lo vio de reojo con el ceño fruncido.
¿Dijo algo malo?
El hombre respiró hondo, pero luego asintió—. Lo siento, ChanYeol. Puedes irte.
—¿Cómo? —Se sintió aturdido y algo extraño le incomodó el pecho.
—No debiste seguir los juegos de BaekHyun.
Miró al castaño. No entendió qué dijo el hombre, pero el muchacho mantuvo su vista en lo bajo.
Pasaron unos segundo cuando BaekHyun levantó la cabeza y lo miró con los ojos acuosos.
—Vete. —Acompañó aquella seca palabra con un gesto de cabeza aún más tosco, algo que lo hizo sentirse confundido y un poco dolido.
Apenas levantó el trasero de la silla los dos continuaron con la conversación como si él no estuviera ahí.
—Deja la universidad, Baek. Esto es duro para ti —mencionó el mayor a sus espaldas—. Puedo llevarte al extranjero con KyungSoo. No será difícil.
Sus pasos se detuvieron y miró la puerta de manera, sin atreverse a voltearse y protestar como hubiera deseado.
—No puedo, papá. Él volverá el próximo año. Solo debo esperar y luego todo será como antes.
—¿Y ahora? ¿Cómo soportarás esto?
—¡Estoy bien!
Suspiró profundamente y abrió la puerta para salir de la oficina del director. Afuera se encontró a cinco hombres vestidos con traje negro y camisa blanca, todos exactamente iguales. ChanYeol solo atinó a hacer unas cuantas venias para saludar a los hombres, a lo que ellos respondieron un poco aturdidos y sorprendidos.
Siguió su camino por el largo pasillo y luego se detuvo para tocar el bolsillo derecho de su pantalón, encontrándolo vacío. Se volteó hacia la puerta de madera y suspiró. Terminó por acercarse a uno de los hombres de traje que se toqueteó el oído derecho.
—Disculpe —susurró, sintiéndose ligeramente avergonzado. El sujeto lo miró con ambas cejas alzadas. ¿Por qué todos parecían sorprendidos?—. ¿Sabe cuánto tiempo hablarán? —El hombre solo negó con la cabeza, ni siquiera despegó los labios. Él asintió—. ¿Puedo entrar? —El sujeto volvió a negar con la cabeza—. Se me quedó algo dentro. ¿Me puede dejar pasar?
Cuando vio el mismo gesto solo chasqueó la lengua, frustrado. Dio el primer paso para acercarse a otro hombre con la intención de obtener ayuda, pero unos brazos tomaron los suyos y su cuerpo llegó a parar delicadamente en el suelo.
—¡Hey! ¡¿Qué haces?!
Se movió con rapidez y agilidad. Se sentó en el suelo y le propinó un golpe al hombre en la nariz, ocasionando que este se fuera de espaldas al suelo con ambas manos en el rostro. Luego los demás hombres saltaron sobre él y, como práctico durante años, intentó defenderse y pelear contra todos ellos, porque "los agresores siempre atacan en grupo". Aquello era para referirse a sus compañeros del colegio, pero funcionaba en ese momento de igual manera, ¿no? No, claro que no. Los hombres eran ninjas o algo parecido y, a pesar de que golpeó a más de uno, fue el único que terminó retenido contra el suelo. Con ello llamaron la atención de los dos hombres que continuaban en la oficina del director, quienes salieron con el ceño fruncido y cambiaron sus expresiones apenas lo vieron.
—Lo siento, señor. Se volvió agresivo.
—Puedes soltarlo.
Apenas dejaron de aprisionarlo se levantó, llegó delante del hombre que dijo aquello sobre ser agresivo y lo golpeó en el rostro de tal manera que lo hizo tambalear. Maldicion... Ahora tenía mucha energía acumulada en el cuerpo. Debería seguir los consejos de JongDae y practicar boxeo de nuevo.
—ChanYeol...
Se volteó para ver al señor Byun, quien frunció las cejas. Delante de él estaba su hijo siendo una copia casi exacta, exceptuando por los años y uno que otro detalle físico.
—Lo siento. —Hizo una cuantas reverencias con aire apenado hacia todos los hombres y se detuvo en aquel último que golpeó—. Debes ladear un poco la cabeza...
Se acercó al sujeto y movió con cuidado su cabeza en la posición correcta para detener el sangrado de nariz y evitar un problema mayor.
—¿Eres médico?
—¿Disculpe? —Se giró hacia el padre de BaekHyun. Negó con la cabeza y sonrió apenado—. Estudio economía.
—Entonces, ¿cómo sabes evitar un derrame?
ChanYeol se pasó la lengua por los labios resecos—. Solía practicar boxeo.
El hombre abrió los ojos y luego sonrió.
—¿Solías? ¿Ya no lo haces? —Negó con la cabeza y mostró una sonrisa apenada—. ¿Por qué?
—Yo... tuve un problema... —susurró y se mordió el labio inferior con nerviosismo.
—¿Tuviste una lesión?
Sus ojos se encontraron velozmente con los de BaekHyun.
—Decidí dejarlo.
El hombre frunció el ceño, pero asintió y le envió una rápida mirada a su hijo.
—¿Por qué hiciste tanto alboroto? —ChanYeol suspiró y se removió intranquilo ante la pregunta del más bajo.
—Quería mi inhalador —murmuró, obteniendo el ceño fruncido del castaño.
—¿Golpeaste a todos los guardias de mi padre por el inhalador? —El rostro fruncido de BaekHyun le dio una clara idea de que estaba molesto.
—¿Eran los guardias de tu padre? —Su pregunta fue inocente, pero eso elevó el nivel de enojo del más bajo. Por eso mismo ChanYeol se vio atacado por un par de puños que lo hicieron encogerse y cubrirse con sus propios brazos.
—Esto es cómico... —BaekHyun se detuvo y ambos miraron al señor Byun, quien mantenía los brazos en jarra y los miraba a ambos con una sonrisa—. Sabe boxeo, pero deja que el flacucho de mi hijo lo golpee.
—Es peor de lo que parece —murmuró y el hombre lo apuntó con un dedo, dándole la razón.
—Lo sé, niño. Lo viví en carne propia durante veinte años.
—¡Dejen de hablar de mí! —BaekHyun suspiró y se desordenó el cabello con frustración—. ¿Puedo ir a mi cuarto, papá?
El hombre suspiró—. Sí, ya pueden irse ambos.
El más bajo se acercó a su padre para despedirse con un abrazo. ChanYeol solo se inclinó desde la lejanía y esperó a que su compañero terminara para ponerse a su lado y caminar a su departamento.
—Nuestra habitación queda muy lejos de la oficina del director, ¿no crees? —ChanYeol giró la cabeza para mirar al mayor y asintió mientras guardaba el inhalador que le entregó el chico—. Corriste todo ese trayecto para ayudarme. Eres un idiota.
—Tú también lo hiciste —murmuró y metió las manos dentro de los bolsillos delanteros de sus pantalones.
—Solo vine hasta aquí, pero tú fuiste y volviste —ChanYeol suspiró y asintió sin voltear a verlo—. Gracias.
Esta vez se detuvo, obligando al contrario a parar su caminar para girarse a mirarlo.
—¿Qué sucede con tu padre? —preguntó ceñudo y retomó el paso junto a BaekHyun.
—Mi familia sabe de los rumores y ellos son muy cariñosos conmigo. De seguro se sienten mal al ver a su hijo menor pasando por esto.
ChanYeol asintió unas cuantas veces.
—No te vayas —susurró en un diálogo casi imperceptible.
—No quiero irme. —El castaño suspiró y ambos bajaron las escaleras para salir al exterior del edificio—. Por eso le dije a mi padre que tenía un novio.
Prestó más atención y giró la cabeza hacia el mayor, quien bajó la mirada y metió las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta.
—Mis padres siempre parecen seguirme, así que no importa cuánto les mienta o les oculte las cosas, siempre terminan sabiendo todo. —BaekHyun jugó con su labio inferior y él tuvo que desviar la vista para no quedarse ensimismado con aquella imagen—. Les dije que tenía un novio y que no debían preocuparse, que él me trataba bien, que era guapo y que me defendía.
ChanYeol sintió algo incómodo crecerle en el interior del pecho, oprimiendo ahí mismo y logrando que tuviera que tragar duro para respirar con normalidad.
—¿Quién es? —Aquella pregunta pareció confundir al más bajo.
—¿Quién?
Ambos pasaron por las puertas de cristal después de tirar de estas, adentrándose a la recepción de su departamento.
—Tu novio, ¿quién es?
El silencio gobernó entre los dos, incluso en el lugar inusualmente vacío.
—Prométeme que no te reirás de mí. —Se giró hacia el contrario y asintió. A pesar de la afirmación, BaekHyun no dijo nada hasta que ambos se adentraron a su habitación—. Tú eras mi novio. He dicho las características, ¿acaso hay otro chico con ellas?
ChanYeol se quedó estático en su lugar, con la espalda a solo centímetros de la puerta recién cerrada. Delante de él, a tan solo dos metros, podía ver la espalda de BaekHyun y como sus piernas se veían más pequeñas al usar una chaqueta impermeable.
—¿Y-Yo...?
—No preguntes, me hace sentir avergonzado. —El castaño bajó la cabeza y se balanceó de adelante hacia atrás.
—¿P-Por qué te sientes avergonzado?
Lo primero que pensó fue que él tenía la culpa, que BaekHyun se sentía avergonzado de él y enojado consigo mismo por no encontrar a un chico mejor que fuera el pretendiente adecuado para mentirles a sus padres.
—Porque te cuento mi patética y primera mentira que resultó creíble. Prácticamente te hice mi novio y no lo sabías. Me siento mal por hacerte pasar por esto. Lo siento.
ChanYeol sacó las manos del interior de sus bolsillos y se dirigió hacia BaekHyun para pasar ambos brazos en torno a su cuello y propinarle un abrazo.
—Tu padre es agradable.
Escuchó la suave risa del castaño.
—Te veías muy asustado al principio. —El mayor se mofó y luego se alejó.
—Lo estaba —confesó con una sonrisa, recibiendo la suave risa del contrario que pareció detener el tiempo.
BaekHyun iba más allá de ello, era más que un gatito y un tigre. BaekHyun parecía estar al límite y él se vio aterrado al imaginarse en aquella habitación sin el contrario.
—¿Qué harás ahora?
El castaño sonrió y se bajó el cierre de la chaqueta, mostrándole aquel pecho desnudo y blanquecino. A ChanYeol se le vinieron miles de ideas a la cabeza; podía saltarle encima y tirarlo sobre la cama mientras lo besaba y lo terminaba de desnudar, lo acariciaría con sus grandes manos y tendría delicadeza al tocar cada curva, cada lunar, cada cicatriz que pudiera llegar a tener. Quería tocar su piel desnuda y ver más allá de un cuerpo sensual, quería encontrar secretos en BaekHyun que solo él sabría, secretos que no compartiría con nadie porque solo serían de ellos dos.
—Me ducharé.
El mayor pasó por su costado sin siquiera dirigirle una mirada y se adentró al baño, dejándolo parado con la vista perdida en la ventana de la habitación. BaekHyun parecía estar al alcance de su mano, pero recubierto con algún tipo de escudo. ChanYeol odiaba eso, realmente lo odiaba.
—¿Te irás? —alcanzó a preguntar antes de que su compañero se adentrara al baño, deteniéndolo.
—Haré lo posible para no irme. —El contrario sonrió sin mostrar los dientes y le alzó el pulgar para luego empezar a cerrar la puerta.
—Espera. —BaekHyun se detuvo y elevó ambas cejas para que continuara—. ¿Qué necesitas para quedarte?
—Sería bueno que los rumores pararan de una vez.
—¿Por qué pensaste en un novio?
BaekHyun abrió más la puerta y se apoyó en el marco para hablar más cómodamente con él.
—Porque papá dijo que si alguien estaba ahí para hacerme sentir mejor, de seguro todo sería más llevadero para mí. —El otro se encogió de hombros como si realmente no importara.
—Puedo ser tu novio. —Eso sorprendió al más bajo, quien abrió los ojos con asombro.
ChanYeol se acercó a él y jugó con sus propios dedos para controlar el nerviosismo, esperando una respuesta.
—¿Estás loco?
Apretó los labios e intentó no tomarse aquello como algo ofensivo. Últimamente todo parecía ser un insulto.
—Quiero estar contigo y conocer más de ti, BaekHyun, así que no puedes irte hasta que tu carrera termine. —Aquella respuesta lo sorprendió hasta a él mismo, especialmente por no tomarse las anteriores palabras del chico como algo malo.
—¿Y si te aburres de mí?
ChanYeol negó varias veces.
—No puedo. Tú... —Respiró profundamente y apoyó ambas manos en los hombros del castaño—. Me tienes hechizado.
—¿Ah? —Se mordió el labio inferior con nerviosismo al ver que el contrario pestañeó varias veces, sorprendido—. No soy un maldito hechicero, ChanYeol.
—No me burlo de ti —murmuró cuando se dio cuenta de la mueca en el rostro ajeno.
—Entonces, ¿estás jugando conmigo?
Las manos del más alto cayeron con suavidad por lo largo de los brazos del mayor, rozando sus extremidades con delicadeza y dejando una sensación hormigueante.
—¿Cómo se siente? —Su pregunta sonó ronca y le encantó ver que BaekHyun cerró los ojos después de que fue formulada.
—¿Cómo se siente qué?
Tomó las manos del castaño con fuerza y entrelazó sus dedos, logrando que el más bajo abriera los ojos de golpe.
—¿Cómo se siente? —repitió y dio un paso para acercarse a BaekHyun. La respiración del mayor se entrecortó.
—Tibio. —ChanYeol asintió y sonrió ante el susurro.
—¿Como un hogar?
El castaño apretó los labios y bajó la cabeza—. No quiero sentirte como un hogar, ChanYeol. Uno se encariña con los hogares y después cuesta dejarlos.
A pesar de la respuesta, se sintió realmente bien, su corazón saltó con emoción dentro de su pecho y su cerebro le envió miles de hipótesis.
—No tienes que dejarme.
El castaño negó con la cabeza—. Siempre tenemos que dejar ir.
No. No quería que BaekHyun pensara de aquella manera.
Elevó la mano izquierda para acunar la tibia mejilla del contrario, logrando que aquellas perlas negras lo miraran directamente.
—Los hechiceros son malos, ChanYeol.
Rio con suavidad y se acercó más al castaño. Se acercó tanto y de tal manera que sus narices se rozaron, ambos estaban ahí jugueteando con la contraria, deslizándose sobre la piel ajena para recibir el calor que emanaba del otro.
—No importa si soy un sapo o un príncipe —susurró y se sorprendió cuando vio los ojos brillantes del contrario—. No importa si soy un caballero de brillante armadura o si soy una bestia. No importa, BaekHyun. Seré lo que quieras que sea.
—No... —Su pecho se contrajo cuando el mayor negó y pareció realmente dolido.
—Puedo ayudarte. Si permanezco contigo puedo hacerlo y lográremos superar los problemas, pero primero debes dejar que me quede a tu lado.
El más bajo continúo negando con la cabeza, logrando que ambas narices se distanciaran.
—Consecuencias, ChanYeol. Hay que poner las cartas sobre la mesa.
Fue él quien negó con la cabeza. Empujó a BaekHyun y terminó por juntar sus labios con aquellos que tenían distintas tonalidades de rosado. A ChanYeol le gustaban esos labios a pesar de que no eran perfectos como otros, pero eran los labios de BaekHyun, así que no importaba nada más. Así eran lo suficientemente perfectos.
El beso fue temeroso y el único que pareció partícipe fue ChanYeol, quien logró acorralar a BaekHyun en una de las paredes del oscuro baño. Se separó de inmediato al sentir que el chico no le correspondió. Sus ojos no pudieron mirar aquellas perlas negras, así que su mirada fue al suelo y el grito que se quedó atorado en su garganta lo hizo temer de que en realidad fuera un sollozo, por lo que apretó los labios y se mordió la lengua.
ChanYeol estaba poniendo todas las cartas sobre la mesa.
—¿De verdad crees en los rumores? —BaekHyun frunció el ceño, pareció triste y herido.
La vista del mayor se ancló al espejo que tenía detrás, por lo que notó como se tensó la espalda de ChanYeol por debajo de la tela de la camiseta.
—Nunca creí en los rumores...
—Mentiroso. —Las palabras salieron secas y rudas, confundiéndolo—. Por eso intentas acercar a mí, ¿cierto? No seas cruel conmigo.
Tomó el rostro de BaekHyun con ambas manos. Mantuvo suavidad y delicadeza en sus actos.
—Mírame. —El castaño se giró y él vio aquellas perlas negras que le parecían tan fascinantes.
—Es una apuesta o algo así, ¿cierto? Lamento que tuvieras que besarme y tocarme —musitó el contrario—. Quería ser fuerte y no dejarme caer, pero, por favor, ya no sigas...
ChanYeol procesó todo de manera inmediata y supo que un beso era la única manera de callarlo y demostrarle que solo decía mentiras, puras e insensibles mentiras que lo herían, que dañaban a ambos. Mientra lo besaba pensó que había un poco de él en BaekHyun. Él siempre fue vulnerable y sensible, podría dar esas excusas cuando vieran su rostro mojado por las lágrimas que cayeron durante aquel beso tembloroso.
BaekHyun era él, maldición. BaekHyun era él y él era BaekHyun.
Lo vivió en carne propia y sabía lo que sentía el contrario: Vergüenza. BaekHyun se sentía avergonzado de sí mismo, porque también tenía una mente débil y un corazón frágil. Sin embargo, el otro contaba con menos suerte, BaekHyun no tenía un cuerpo fuerte. BaekHyun necesitaba a alguien que lo protegiera y ChanYeol estaba dispuesto a sobrellevar ese rol, lo sería todo el tiempo necesario a cambio de que el castaño le diera un poco de su fuerza mental, porque él nunca hubiera soportado todo el tormento que pasó el más bajo.
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