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Capítulo VIII

Pasó otra vez la mano por su pelo y agachó la cabeza. Tenía un poco de miedo; sabía que un corte de cabello cambiaría algo en él, pero que lo tiñera...

Suspiró con cansancio y se acomodó mejor el gorro de la chaqueta para que no quedara a la vista su cabello. No le gustaba. ¡Claro que no! Apenas pudiera se sacaría ese asqueroso color de la cabeza.

Ir a la casa de su madre durante el fin de semana no fue una buena idea como esperó. No pudo sacarse de la cabeza a su pequeño y sexy compañero de cuarto. Además, se dejó manipular por su hermana mayor.

Sí, lo decidió durante la estancia en su hogar. Lo intentaría y a la mierda con todos. Ya no podía controlar esos sueños eróticos donde aparecía el castaño mirándolo como aquella vez que estuvo tan cerca de él. Incluso se masturbó desvergonzadamente cerca de tres veces en la casa de su madre por esas exiguas fantasías sexuales. Por eso mismo decidió "ponerse más guapo". Sin embargo, no debió decir aquello esa mañana helada del domingo, aquel quiero parecer más atractivo mientras desayunaban, debió evitarlo a toda costa porque su hermana lo atacó como si él fuera un tipo de presa o algo así.

Lo soportó todo; al par de mujeres chillando, los desacuerdos en todos los ámbitos posibles y hasta los tirones de cabello junto a otras de sus extremidades. Soportó todo sin más consuelo que el dicho: "Para ser bella hay que ver estrellas". No obstante, lo único que quiso hacer después fue encontrar al que inventó esa mierda para meterle las estrellas por el culo.

Se quedó callado y quietecito mientras esperaba su preciado cabello color rojo, incluso buscó por internet y esperó ver su pelo de un color cercano al borgoña, pero cuando las mujeres dijeron listo y él se miró al espejo, claramente no tenía el puto color borgoña en la cabeza.

Lo descoloraron y se quedó más de una hora sentado en la dura silla que tenía su hermana en el escritorio de su habitación. Además, tuvo que soportar los regaños de su madre porque los reñía por todo, desde los ¡ChanYeol, quédate quieto! hasta los Yoora, querida... tienes que ponerle más de aquel tono para que resalte sus facciones.

ChanYeol al principio quiso ir a una linda y confiable peluquería, pero terminó con el pelo siendo cortado por una amiga de su madre, la cual no lo dejó del todo mal, y con la cabeza de color ladrillo, ¡y eso no era nada ardiente como esperaba! Estaba deprimido y molesto, especialmente porque no tuvo tiempo de ir a una peluquería mínimamente decente para que arreglaran el desastre que hizo su hermana con su madre. Es más, tuvo que correr para que no se le escapara el autobús que lo llevaría de regreso a la universidad.

No quería ni siquiera imaginarse la expresión que pondría su compañero de cuarto cuando atravesara la puerta de la habitación.

Cuando se levantó el viernes lo evitó lo más que pudo y apenas se despidió de él antes de salir en busca de los brazos de su madre y el calor hogareño, decepcionándose al encontrarse con dos mujeres locas que fueron capaces de arrancarle el cabello.

¿Era normal que quisiera llorar? Se sintió tan pequeño mientras subía por las escaleras hasta los dormitorios de su departamento. Quiso llorar porque todo se arruinó y aún no intentaba nada. Era estúpido. Además, se sentía pequeño cuando físicamente era bastante grande, otra cosa estúpida que sumaría a la lista que permanecía en su cabeza, junto con las putas estrellas, obviamente.

Suspiró antes de llegar a la puerta de su habitación. Buscó entre sus bolsillos la llave y cuando la encontró se tomó todo el tiempo del mundo antes de abrir por completo la puerta.

—¿ChanYeol? —BaekHyun estaba dentro, como se lo esperó.

Ni siquiera levantó la mirada y solo caminó con la cabeza gacha hacia su cama mientras intentaba ocultar su rostro con el grandísimo gorro de su chaqueta impermeable. En días como aquellos todos parecían mucho más anchos que de costumbre gracias al frío.

—¿ChanYeol? —repitió el contrario con un tono más preocupado mientras se acercaba a él.

El aludido suspiró y se cayó sobre el colchón boca abajo después de dejar su mochila a los pies de la cama. Para su extrañez, sintió una pequeña mano posarse sobre su espalda con delicadeza.

—¿Algo está mal?

El ahora pelirosa suspiró e intentó aguantar la frustración.

—¡Aah! —No pudo evitar gritar. Después de todo, estaba frustrado y quería darse de cabezazos contra la pared. ¿Eso podía ser sano? ¡Claro que no! ¡Estaba enfermo!

A pesar de su acto impulsivo, el castaño continúo pasando suavemente la mano por su espalda con apacibilidad, tranquilizándolo.

—¡BaekHyun...! —lloriqueó con la voz amortiguada por la almohada.

—¿Qué sucede? Puedes decirme, confía en mí. —ChanYeol se sentó de un salto en la cama para encontrarse con la mirada asustada de su compañero ante el acto repentino.

Se sacó el gorro de la chaqueta y se apuntó la cabeza con el dedo índice.

—¡Mírame! —gritó aterrado y volvió a dejarse caer en la cama boca abajo con los brazos cruzados frente al rostro.

—¿Q-Qué... te pasó?

Gimoteó al darse cuenta que impactó al más bajo. Suspiró y se sentó en la cama, esta vez dándole la espalda al contrario para sacarse la chaqueta y volverse a dejarse caer sobre el colchón, ahora con la vista perdida en el techo, ese mismo que seguía de color crema. Que bueno que aquel color no perdía la esencia... ¿Debería pegar estrellas de esas que iluminaban en la noche?

—¿Qué haré ahora, BaekHyun? La gente me molestará y me dirán miles de cosas feas...

—¿Por qué? —Volteó su vista hacia el chico, notando su rostro ceñudo. Pareció molesto—. Te ves bien.

—¡Me veo terrible! —Alzó ambas manos para cubrirse el rostro a la vez que pegaba patadas frustradas a la cama.

—Te ves guapo.

Se quedó estático ante lo que escuchó. El pequeño murmuro de BaekHyun fue casi inexistente, pero claro que lo escuchó.

¿Guapo? ¿Se veía guapo? ¿BaekHyun, el chico al que quería seducir, lo encontraba guapo?

—¿Ah? —Alejó ambas manos de su rostro y se sentó sobre el colchón.

—T-Te ves bien... —El chico giró la cabeza para que su sonrojo no se notara—. A-A mí me gusta...

Se permitió pensar una vez más en lo que sucedió la noche del jueves. BaekHyun se lo advirtió, le dijo que volvería a ser aquel chico tímido, pero eso no fue lo peor de todo... ¿Cómo se suponía que debería tratar con el gatito y el tigre?

Por un momento, por muy tonto que fuera, a ChanYeol se le vino a la cabeza el trastorno de bipolaridad. ¿Eso significaba que tenía que hacerse el loco? Al menos los dos terminarían en un psiquiátrico, y si tenía aún más suerte, quizás quedarían en la misma habitación... Si lo veía así no sería tan malo del todo...

—¿Te gusta? —preguntó ilusionado a la vez que ladeaba un poco la cabeza para encontrarse con aquellos ojos que tanto quería ver, olvidándose por completo del gatito y el tigre, era BaekHyun después de todo, simplemente BaekHyun.

—S-Sí, me gusta. N-No deberías preocuparte por algo así.

ChanYeol suspiró de alivio y se dejó caer sobre la cama con una sonrisa en los labios.

—Te parezco guapo —susurró para sí mismo sin cambiar su expresión y con la vista fija en el techo color crema, el cual le pareció inusualmente bonito.

—No me pareces guapo. Dije que te veías guapo con ese color —corrigió el castaño, haciendo que él hiciera una mueca y bajara de su esponjosa nube.

—¿No es lo mismo? —interrogó casi entre dientes.

—En realidad, tu "yo" completo no me parece guapo —comentó el castaño con una sonrisa ladina a la vez que movía las manos, como si pintara un lienzo con ambas palmas—. Solo digo que el cabello se ve guapo.

—¿Intentas decir que gracias al cabello me veo más guapo?

El mayor ladeó la cabeza con una inocencia que él no logró creer, después de todo, el tierno gatito podía llegar a ser un tigre, ¡un maldito tigre!

—Podría decirse que sí... Bueno, aunque ese es mi punto de vista.

ChanYeol arrugó la nariz. Lo único que le importaba era lo que pensaba él.

—¿Y antes qué pensabas de mí?

El castaño volvió a ruborizarse.

—Que eres un chico muy normal. O sea... —El contrario se encogió de hombros—. No llamabas demasiado mi atención. Solo eso.

—¿Qué tipos de chicos te gustan? —ChanYeol se mordió la lengua después de hablar. Si tenía suerte aquello no le sonaría tan sugerente como sonó para él.

—Uhmm... —Soltó el aire que guardó cuando BaekHyun pensó en una respuesta y no pareció cuestionarse de dónde provino su pregunta—. Los chicos que son distintos a mí... físicamente.

ChanYeol volvió a sentarse sobre la cama y cruzó las piernas mientras se volteaba para quedar frente al castaño, quien se sentó en aquella silla de su escritorio que siempre parecía teletransportarse al exiguo espacio que había entre las dos camas.

—¿A qué te refieres? —preguntó sin comprender lo que quiso decir el más bajo.

—Bueno... ¿Recuerdas el otro día que recibí la caja? —El pelirosa asintió sin entender por dónde iba el tema—. Me preguntaste si era gay, puta... —Volvió a repetir la acción, ahora más seguro.

—¿Qué quiere decir eso?

El castaño rodó los ojos y dejó escapar un suspiro frustrado—. La última palabra, ¿la recuerdas?

Movió la cabeza para contesta de forma afirmativa.

—¿Sumisa?

BaekHyun se mordió el labio inferior, avergonzado, y ChanYeol se vio obligado a mirar hacia otro lado para no saltar sobre el chico y comérselo a besos.

—Exacto... —murmuró el contrario para después apretar los labios.

—Sé que eres sumiso —dijo lentamente para no ofender al chico—. Y dijiste que te gustan los hombres que son distintos a ti. —ChanYeol se encontró con los ojos del contrario y otra vez con su labio siendo mordido—. Entonces lo contrario a sumiso es... ¿d-dominante?

BaekHyun agachó la cabeza y se removió incómodo en la silla. ChanYeol soñó secretamente que ese movimiento lo hacía sobre su entrepierna y sintió cualquier cosa menos incomodidad.

—¿Te gustan los hombres fuertes? —BaekHyun lo miró con el ceño fruncido, pero sin reflejar molestia, simplemente pareció confundido.

—No es eso, simplemente me interesa alguien que... —El castaño se calló a sí mismo, sin saber qué decir para no sentirse más avergonzado.

—Quieres que alguien te someta, que te follen... —ChanYeol se llevó ambas manos al rostro para cubrirse la boca, asustado. Sus ojos se abrieron y miró los de su compañero, los cuales lo miraron de igual manera—. N-No... fue mi intención decir eso. Lo siento —se apresuró a contestar después de alejar las manos de su cara.

—No te preocupes —murmuró BaekHyun con la cabeza gacha—. Está bien.

—Te ofendí, ¿cierto? Maldición... Baek, no sabes cuánto lo siento. Al parecer este tipo de cosas se me escapan de la boca.

Estiró una de sus manos para tocar el hombro del castaño con la intención de darle confort. Enseguida sintió una corriente eléctrica recorrerle todo el cuerpo, la cual lo hizo estremecer notablemente. ChanYeol tragó saliva dificultosamente, dispuesto a arriesgarse independiente de lo que estuviera a punto de perder.

—¿Y yo?

Todo pareció quedarse quieto donde estaba, ellos dos incluidos. Inclusive las manecillas del odioso reloj que los despertaba por las mañanas dejó de emitir ese tic-tac estresante.

—¿Tú qué? —preguntó el castaño, como sabiendo por dónde iba la cosa, pero queriendo asegurarse.

—¿Qué piensas de mí? —logró articular en una sola línea y sin trabarse.

—Ya hablamos de eso —susurró el mayor con la cabeza gacha.

—Quiero... Quiero decir... ¿Y-Yo cómo...? ¿Cómo...? —Soltó un suspiro frustrado al no poder continuar.

—No hablas en serio, ¿verdad?

Se sintió extraño. Su pecho se contrajo y se sintió avergonzado consigo mismo. ¿Qué mierda acababa de decir?

—¡JongDae! ¡Tengo que hablar con él!

Se levantó de la cama de un salto con su excusa estúpida y cutre. Tomó su gran chaqueta y corrió hacia la puerta para luego salir por esta para no detenerse hasta que llegó al primer piso, alejándose de todos los otros estudiantes. Apretó los dientes y pestañeó unas cuantas veces. Se sintió mal, se sintió horrible y no supo por qué exactamente. ¿Se ilusionó? ¿Con qué? ¿Con el gatito y el tigre?

Se colocó correctamente la chaqueta y metió las manos dentro de los bolsillos delanteros de su pantalón. Decidió vagar por entre los pasillos de su departamento sin tener ganas de hacer nada más que golpear algo hasta que le sangraran los nudillos y mejor aún si se rompía algún dedo... ¡Maldición...! Que Dios se apiade de este hombre que sigue el mal camino. Así como iba, terminaría agregando «masoquismo» a su lista de trastornos mentales.

No quería volver a su habitación, lo último que quería era encontrarse con su compañero de cuarto. ¿Cómo se suponía que lo miraría a la cara después de eso? Bueno... pudo mirarlo a la cara después de correrse mientras lo escuchaba jadear a través de la línea telefónica.

Decidió ir al cuarto de JongDae. Después de todo, no creía que su amigo se molestaría si ocupaba un poco de su cama o el sillón de la sala, incluso la alfombra estaba bien para su triste y depresiva vida.

Volvió a subir al segundo piso, pero esta vez fue por el camino opuesto al que se dirigía usualmente.

Pasó tanto tiempo desde la última vez que se sintió de esa manera. No sabía si se sentía ofendido, dolido o algún otro sinónimo de la palabra afectado con sentido negativo. BaekHyun le dio un «no» rotundo y eso pareció calar mucho más profundo de lo que esperó. Se sintió mucho más... repugnante físicamente.

Se abrazó a sí mismo mientras pestañeaba unas cuantas veces para borrar de su mente aquellas imágenes de él mismo hace unos años atrás. Sin embargo, ¿por qué...? Si le desagradaba a BaekHyun este no lo hubiera tocado aquella vez o no le sacaría una foto desnudo. No obstante, aquel chico en esa oportunidad fue un tigre.

¿Qué mierda le pasaba ahora? El tigre y el gatito eran la misma persona. BaekHyun no tenía Trastorno Bipolar. ¿Cierto? ¡¿Cierto?! De seguro, y lo más probable, fuera que el más trastornado mentalmente era él. Ni siquiera JongDae podría superarlo.

Suspiró para luego apretar los labios y agachó la cabeza, sintió que una pequeña carga se posó sobre sus hombros. Esa vez no estaba dispuesto a hundirse, no por algo tan superficial como aquello. Las palabras de BaekHyun deberían ser superficiales para él.

Asomó una sonrisa cuando encontró la puerta de su mejor amigo y tocó esta a la vez que respiraba profundamente para calmarse. Para su sorpresa lo recibió un chico pelinegro que no tenía camiseta y mantenía una mano sobre su boca al bostezar.

—Pasa —dijo el desconocido sin más y volvió a girarse para adentrarse a la habitación, dejándole la puerta abierta.

ChanYeol se quedó estático de pie en la entrada al ver que el chico se dejó caer boca abajo sobre una de las camas.

¿Se equivocó de cuarto?

La habitación era un asco y él estuvo secretamente agradecido con BaekHyun por estar al pendiente de la higiene, pero no se lo diría, obviamente que no lo haría cuando la suciedad parecía ser él.

—¡YiXing! ¡Alcánzame el champú! —Suspiró al sentir la voz de su amigo, la cual provino del baño.

El pelinegro en la cama bufo—. ¡No quiero!

El chico se giró sobre el colchón y tiró de las mantas para cubrirse, desordenándolas.

—¡Tráelo!

El desconocido pataleó en la cama y se sentó sobre el colchón aún con los ojos cerrados.

—¡¿No se supone que el champú debe estar en el baño?!

ChanYeol pestañeó unas cuantas veces y se removió incómodo. Prácticamente desapareció.

—¡No está!

El azabache gruñó y se dejó caer al suelo de rodillas y con los ojos cerrados, asustándolo a él, quien aún seguía parado en la puerta. El extraño empezó a gatear por la habitación sin abrir sus ojos y palmeó el espacio que estaba delante de él. No pasó demasiado tiempo cuando llegó a un costado de la otra cama que estaba en la habitación y metió la mano debajo de esta, casi pareció que se supiera el camino de memoria. Su sorpresa fue aún más grande cuando sacó un pote cilíndrico del oscuro lugar. Se levantó del suelo y caminó al baño para abrir la puerta de este, aún sin quitar su cara adormilada.

—¡Lo tiraré! —avisó el chico antes de lanzar el artículo dentro del baño.

Escuchó a JongDae soltar un quejido—. ¡Te equivocaste de mierda! ¡Esto es lubricante!

El desconocido se corrió a un costado para que el objeto saliera volando hacia afuera de la habitación, como si supiera que siempre podía recibir un golpe en la cabeza por parte de su compañero.

—¡Entonces búscalo tú! ¡Tengo sueño!

—¡YiXing!

El aludido gimoteó y pataleó sobre el suelo como un niño pequeño. Después de hacer su pequeña rabieta, el tal YiXing regresó a la cama que no ocupaba para volver a arrodillarse y buscar debajo de esta. ChanYeol no entendió nada y aún no cabía en que esa era la realidad de su mejor amigo.

—¡Ah, espera! —Escuchó al castaño desde el baño, haciendo que el pelinegro levantara la cabeza—. ¡YiXing...! —Se escuchó una pequeña risilla nerviosa desde el interior del baño—. ¡El champú estuvo todo el tiempo aquí! ¡Lo siento! —YiXing se levantó de un salto, pareció mucho más despierto que en cualquier otro momento, y se adentró al baño con grandes zancadas—. ¡Espera! ¡No te molestes!

ChanYeol se acercó sumamente curioso a la pequeña habitación. Se escondió detrás de la pared y solo asomó uno de sus ojos para ver. Dentro de todo aquel vapor pudo encontrarse a JongDae en la ducha con espuma en el pelo y cubriéndose la entrepierna con la cortina plástica mientras YiXing lo golpeaba con una escobilla de baño en el pecho. Eso le recordó a su extraña experiencia con BaekHyun, la cual hasta ahora parecía inolvidable para él.

—¡Espe...! ¡Ah! —Los tres saltaron del susto al escuchar el chillido de JongDae, quien apuntó hacia la puerta del baño.

ChanYeol se removió incómodo y dejó su escondite, se puso en la entrada y movió su mano derecha en lo alto para saludar a su amigo. Para su sorpresa, fue el pelinegro quien movió la mano de un lado a otro mientras mantenía una sonrisa en su rostro, recibiendo un golpe en la nuca por su compañero de habitación.

—¿Dejaste entrar a ChanYeol? —preguntó impactado el castaño, ofendiendo al susodicho.

—Pensé que era tu novio. —YiXing lo miró y ladeó la cabeza, confundido—. ¿Tu novio no es rubio?

—¡Pero él no es rubio!

—¡Oh! Tienes razón... Su cabello es rosa... —El pelinegro chasqueó los dedos y se volteó al castaño—. Las luces del pasillo —dijo como si eso arreglara todo.

Los tres volvieron a guardar silencio otra vez, aunque en esa oportunidad ChanYeol se notó del lindo hoyuelo que se le formaba al pelinegro cuando sonreía.

—¿Puedo dormir ya?

—Sí, YiXing. Ve a dormir —contestó la cansada voz del castaño.

El aludido se movió sonriente en una especie de baile, y antes de salir del baño le dedicó una amplia sonrisa para luego lanzarse a su cama, quedando visiblemente muerto.

—¿Qué haces acá? —Giró su cabeza para mirar a JongDae, quien cerró la cortina y retomó la ducha.

—¿Puedo quedarme aquí hoy?

—¡¿Qué?! —Rodó los ojos al escuchar la exclamación de su mejor amigo—. ¿BaekHyun llevó a alguien a la habitación?

—Cállate —espetó entre dientes, sorprendiendo a su amigo.

—¿Sucedió algo?

Suspiró y relajó su rostro, logrando que su ceño se frunciera con tristeza. Apoyó la espalda en el marco de la puerta.

—No es nada importante.

—Claro que lo es. —Desvió la vista hacia JongDae, quien pareció mirarlo a través del plástico—. Dime qué sucedió. Prometo que no me reiré e intentaré ayudarte.

Negó con la cabeza—. No le tomes demasiada importancia. Solo tuvimos una pequeña discusión.

—¿Pelearon? ¿Por qué? —Se asombró ante lo turbado que pareció el castaño.

—Tuvimos un desacuerdo —se excusó y giró la vista hacia la cama que estaba vacía.

—Generalmente las peleas empiezan por un desacuerdo. ¿No me dirás qué sucede? Soy tu mejor amigo —contestó JongDae un poco herido.

—De verdad no quiero hablar de eso —murmuró con semblante triste.

—¡Pero deberías decírmelo! —Se giró para ver cómo el agua de la ducha se cortaba y a los segundos JongDae salía con una toalla rodeándole la cintura mientras aún tenía un poco de espuma por el cuerpo—. ¡Somos amigos!

—¡Si somos tan amigos, ¿me podrías explicar quién es ese novio tuyo?! ¡Porque yo nunca me enteré de que te gustara un rubio!

—¡¿Así que ahora tienes curiosidad?! —Se mofó el castaño con ironía—. ¡Pasaste todos estos días con BaekHyun y no estuviste al pendiente de tus amigos! ¡¿Crees qué tienes derecho de venir a reclamarme que no te contara?!

—¡Claro que puedo! ¡Soy tu mejor amigo y lo único que hice fue pasar tiempo con mi compañero de cuarto! —Gruñó al ver que JongDae se acercó a él de forma amenazante.

—¿Ves a ese chico? —dijo el castaño entre dientes mientras apuntaba al pelinegro que aparentemente dormía en su cama—. ¿Lo conoces? ¡No lo conoces! —se respondió el otro a sí mismo—. ¡He pasado dos años con él y ninguno lo conoce porque simplemente es mi compañero de habitación!

—¿Cómo puedes pasar dos años con el mismo...?

—¡Eso no es lo que importa! —JongDae intentó controlar su respiración y chocó su intensa mirada contra la suya—. ¿Prefieres a BaekHyun? ¿Es eso?

ChanYeol suspiró con cansancio—. ¿Por qué sacas esas conclusiones?

—Solo dime la verdad.

Se quedó quieto y miró fijamente al chico. Era su mejor amigo desde que estaban en el colegio y pelearon un montón de veces, tanto verbalmente como recurriendo a la fuerza física, pero nunca... nunca se sintió tan mal como en ese momento. Quizás fuera porque BaekHyun también rondaba en su mente, agregando que JongDae parecía enojado por una razón que él no comprendía. Sumando su paranoia por poseer trastornos mentales que probablemente no tuviera y, para agregar, la «paranoia» también era un trastorno mental.

Las ganas de llorar lo invadieron y se vio obligado a desviar la mirada para que su mejor amigo no notara aquel sentimiento en él.

—¿Sucedió algo? —Apretó los labios al escuchar el murmullo—. ¿Alguien te hizo algo? ¿Qué fue? —Sintió la mano húmeda de JongDae posarse sobre su brazo desnudo—. ¿Quién fue? ¿Fue BaekHyun? Podemos hablar con él para arreglar las cosas sin necesidad de pelear.

—JongDae... —Su voz se quebró.

Todo acabó ahí. Los brazos del aludido lo envolvieron por la cintura y la cabellera castaña se apoyó sobre su pecho. Él escondió los sollozos en el cuello del contrario.

—Tranquilo, Yeol. No sé qué pasa, pero puedes contar conmigo, ¿está bien? —Asintió a modo de respuesta—. Recuerda que durante mucho tiempo fuimos golpeados por las mismas manos. No deberías sentirme lejano ahora.

Apretó los dientes para que el llanto no se intensificara y se embriagó del aroma que desprendía su mejor amigo para luego alejarlo con suavidad. Se pasó las manos con rapidez por el rostro para secarse las lágrimas.

—¿Puedo quedarme a dormir?

JongDae asintió y mostró una pequeña sonrisa—. Me cambiaré de ropa.

ChanYeol sonrió con suavidad y el chico se acercó al armario para sacar ropa de su interior. Él se quedó quieto durante unos segundos, con la mirada perdida en las baldosas blanquecinas del baño. Con un suspiro se encaminó a la cama de su amigo y tendió esta sin detenerse a pensar en aquellas cosas que rondaban en su mente; entre menos pensara en ello, mejor.

Cuando dejó todo listo se percató de que JongDae aún buscaba algo dentro de su armario a pesar de que estaba completamente vestido.

—¿Qué te falta?

El castaño se volteó para mirarlo con una media sonrisa.

—Busco algo para prestarte.

ChanYeol rio con diversión—. Dormiré así. ¿Acaso es la primera vez que dormiremos en la misma cama?

Recibió un encogimiento de hombros.

Antes de sacarse la ropa se fijó en el chico que estaba acostado en la otra cama. Se sorprendió que pareciera tener un sueño tan profundo. Se acercó al pelinegro sin hacer mucho ruido y acomodó las sábanas sobre su cuerpo, el cual se sintió helado contra sus dedos.

—¿De verdad has estado con él tanto tiempo? Nunca lo he visto en clases.

Escuchó el suspiro de JongDae desde atrás. Al voltearse se notó que este ya se acomodó debajo de las sábanas, lo que hizo que él empezara a sacarse la ropa para dejarla doblada sobre el desordenado escritorio de su amigo.

—Es del Departamento de Arte.

ChanYeol frunció el ceño, y cuando estuvo en ropa interior, se acomodó para adentrarse a la pequeña cama del castaño.

—¿Qué hace acá entonces?

JongDae suspiró y se giró sobre la cama para, prácticamente, quedar sobre su cuerpo, haciéndolo bufar.

—No me dejas espacio, así que no te quejes —regañó el otro con tono burlesco—. YiXing es extranjero. —El pelirosa elevó ambas cejas, interesado—. Es chino y, por lo que me ha contado, le ha costado un mundo llegar hasta aquí. Es becado y lo trajeron acá porque su departamento estaba lleno. Prácticamente YiXing sería llevado de un lado a otro durante toda su estadía en la universidad, así que hablé con mi padre para que le acomodara una habitación para él, por lo cual papá dijo que para pedirme eso debía compartir la habitación con él.

—Parece desordenado —comentó con simpleza mientras mirada la estancia.

—Puede ser, pero me alegra conocerlo. Creo que nunca veré a otra persona que se esfuerce tanto por conseguir sus sueños. Ese chico es una buena lección de vida.

Rio con suavidad y giró un poco el rostro para acomodarse mejor sobre la almohada.

—¿Qué hace en el Departamento de Arte? —preguntó para continuar con el tema. Sintió que el sueño lo consumía.

—Baila —susurró el castaño—. Y lo hace increíblemente bien.

—Algún día debería verlo.

—Me aseguraré de arrastrarte a la sala de presentaciones un día de estos. —Mostró una suave sonrisa mientras su vista se dirigía hacia el techo—. ¿Me dirás qué te sucede?

Cerró los ojos con suavidad y sonrió ampliamente.

—Cántame un poco —susurró con la voz quebrada.

Una mano acarició su cabello con suavidad y la armoniosa voz de JongDae empezó suave y ronca en una lenta melodía. No pudo evitar apretar los labios y sentir las lágrimas cayendo por sus sienes.

Le encantaba que JongDae cantara, lo hacía recordar aquellos momentos que fueron ridículamente duros en su vida, lo hacía sentirse mucho más vivo porque sabía que, a pesar de que esos días fueron tiempos de crisis, si no fuera por cada una de esas cosas nunca podría reflexionar ni ver el mundo como ahora lo veía. No sabía si estaba bien decirlo... pero estaba agradecido de aquel dolor, esta vez sin masoquismo ni nada por el estilo, sino porque sintió como si hubiera estado al borde.

—¿Tienes un novio? —interrumpió, recibiendo un golpe en el pecho que lo hizo reír.

—Me estás esquivando. Dime de una maldita vez qué pasa antes de que difunda uno de tus secretos.

—Tú eres quien me está esquivando —se mofó, pero luego relajó su expresión—. Quiero sexo, JongDae.

—¡Ah! —El susodicho se sentó en la cama de un salto, logrando que ChanYeol se tambaleara y casi cayera del colchón—. ¡¿Quieres qué, cochino?! ¡¿No notas que es incesto?!

Se rio con fuerza al ver que el castaño puso ambas manos sobre su propio pecho, cruzándolas como si se tratara de una momia o algo así. Independiente de cualquier cosa que pareciera, ante sus ojos se vio particularmente ridículo y no desperdició la oportunidad de burlarse de él.

—¡No te daré sexo!

ChanYeol rio con más ganas y se sentó sobre la cama, recibiendo un empujón que lo hizo irse de espalda contra el suelo y callar su risa de inmediato. Ambos se quedaron en un silencio sepulcral, las risas se acabaron por completo y el aire se sintió inusualmente denso entre los dos.

—Mierda... —susurró el castaño sin poder creérselo, sus ojos brillaron y por un momento pensó que el chico quería llorar—. Quieres tener sexo con BaekHyun.

|.......|

Color de cabello de ChanYeol:

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