Capítulo VII
Suspiró pausadamente y terminó de adentrarse a la habitación con lentitud para encontrarse con su compañero de cuarto, quien le daba la espalda y parecía buscar algo dentro del armario.
—Hola. —Intentó imitar una sonrisa cuando vio que el chico se volteó asustado.
Cerró la puerta detrás de sí y de reojo observó que el más bajo se sacó la camiseta, dejando su espalda desnuda. ChanYeol se volteó para quedar de cara a la puerta de madera. Se pasó la lengua por los labios resecos repetidas veces.
¿Era posible que un chico fuera tan blanco...? ¡No! Eso no fue lo más impresionante de todo, sino aquellos lunares que parecían flotar por toda su espalda. Era una constelación, una linda constelación propia de BaekHyun.
—¿Sucede algo con la puerta?
—¡¿Ah?! —Estaba alterado, lo supo cuando se volteó y se encontró con el rostro fruncido de su compañero—. No es nada.
A pesar de que estaba nervioso caminó hacia su cama para dejar la mochila ahí y luego fue al baño. Necesitaba una ducha refrescante para bajar todo ese estrés que tenía acumulado. Sumando que necesitaba tiempo para pensar bien las cosas.
Dejó abierta la puerta de la pequeña habitación y solo se concentró en cerrar la cortina plástica de la ducha y abrir la llave del agua caliente. Estaba acostumbrado a buscar la temperatura que más le acomodara sin necesidad de mojarse todo el cuerpo.
—¿Usarás el baño? —Se volteó hacia BaekHyun, quien se apoyó en el marco de la puerta, donde pareció mucho más provocativo de lo normal, ya que no había nada más excitante que aquellas clavículas mojadas por las pequeñas gotas que caían de su cabello recién lavado.
—Cambiaste tu camiseta de pijama —comentó en un murmuro cuando se dio cuenta que lo miró por mucho tiempo.
—¿Ah? ¡Oh, sí! —El castaño tiró de la tela y volvió a mirarlo—. Ya sabes... La otra la rompieron cuando tuve el accidente.
Asintió y dio una pequeña sonrisa. Los dos se quedaron en silencio unos segundos hasta que ChanYeol salió de la habitación un tanto apresurado, como si se le olvidara algo. Caminó al armario para sacar una toalla limpia. Recién entonces se percató que casi llevaban una semana compartiendo habitación.
—Debemos lavar la ropa —avisó y se volteó hacia el contrario.
—Vamos después de que te duches, ¿te parece?
Asintió y volvió a adentrarse al baño.
—¿Sucede algo? —preguntó cuando vio que BaekHyun volvió a recostarse en el marco de la puerta.
—Es que... —El chico soltó un suspiro—. Tengo algo que hacer en el baño.
—A-Ah, ¿sí...? —Tosió un poco para arreglar su tono—. ¿Qué es?
—Solo son cosas simples. Las puedo hacer después. —Vio claramente la mueca que hizo el castaño.
—¿Qué cosas? —El más bajo se volteó a mirarlo—. Puedo ducharme mientras tú haces lo que necesitas.
Era estúpido, lo sabía. Su compañero de cuarto perfectamente podía esperar unos minutos a que él terminara de bañarse para hacer sus cosas. Sin embargo, si lo hacían de aquella manera quizás no alcanzarían a lavar la ropa ese día por el toque de queda.
—Solo usaré el lavamanos. Lo prometo.
Imitó la gran sonrisa del castaño y asintió. La puerta se cerró y el mayor entró al baño para sacar unas cuantas cosas que había en el mueble que estaba a un costado del espejo. ChanYeol le dio la espalda y se pasó la camiseta por la cabeza, tirándola por el cuello, luego volteó para lanzarla al cesto de la ropa sucia, el cual estaba a un costado del lavamanos. Ya para cuando se llevó las manos al cinturón entró en pánico, pudo ver de reojo el gran espejo del baño y cómo su cuerpo larguirucho se reflejaba en él, también tuvo una clara vista de los ojos de BaekHyun fijos en su cuerpo.
—¿Quieres que salga?
—¿Ah? —Estaba lerdo, definitivamente.
Negó con la cabeza y suspiró para luego bajar su mirada al suelo. Estaba frustrado y enfadado consigo mismo. Además, sentía vergüenza y estaba apenado, pero realmente estaba molesto por sentir todo aquello cuando se suponía que era un chico grande, que debería preocuparse por sus estudios y su futuro.
ChanYeol estaba enlazado con la palabra desconfianza. Su vida había sido un poco dura, pero estaba tan orgulloso de sí mismo que se encontró más de una vez sonriendo entre lágrimas. Aprendió de sí mismo, de los errores y de las malas acciones. Ahora no era más que un chico con apariencia tonta que se reía de cualquier cosa. Sin embargo, él iba más allá de lo que aparentaba, aprendió a valorar los pequeños detalles y a disfrutar de cada momento. No obstante, aun así dolía tanto...
"Tengo una mente débil y un corazón frágil. Por eso mi cuerpo debe ser fuerte".
—ChanYeol, tienes un tatuaje...
Suspiró y asintió, pero no se atrevió a levantar la cabeza. Unos delicados dedos tocaron su espalda baja y él se estremeció notablemente ante el contacto.
—¿Por qué...? —Cerró los ojos con fuerza al pensar en lo que le preguntaría su compañero—. ¿Por qué no lo noté antes?
Se sorprendió y volteó la cabeza para ver al castaño, quien estaba inclinado para observar con más detalle las letras que tintaban su piel, imagen muy provocativa si tomaba en cuenta la figura de BaekHyun a través del espejo.
—Yo... no lo sé. —Recibió la mirada atenta de su compañero—. Se oculta entre la ropa.
BaekHyun soltó una pequeña risa y, para su sorpresa, el chico se acuclilló para ver con más detalle el tatuaje. Sintió una de las manos ajenas sujetándole la cadera con timidez pero con fuerza, a la vez para que se quedara quieto mientras que la otra recorría delicadamente cada letra.
—¿Por qué? —Frunció el ceño a la vez que miraba al contrario a través del espejo. El más bajo no dijo nada por unos segundo y solo se levantó para mirarlo con una media sonrisa que le pareció un tanto decaída—. ¿Por qué te tatuaste algo tan triste?
ChanYeol sonrió y sintió su nariz picar como signo de que podría largarse a llorar. Sabía que esa pregunta llegaría en algún momento.
—Porque significa algo para mí —murmuró para luego desviar la vista a sus pies y empezar a bajarse los pantalones, dispuesto a hacer cualquier cosa por salir de la vista del mayor.
—¿Así eres tú?
A pesar de que solo estaba en ropa interior sintió a su compañero, quien estaba demasiado cerca cerca, tocando su tatuaje, y ese tipo de calor apegado al suyo hizo a su cabeza palpitar aturdida.
—Puedes conocerme y averiguarlo.
El castaño alzó la cabeza con una sonrisa y con ello se le vinieron miles de imágenes a la cabeza. Podría agarrar al chico por las mejillas y besarlo, ambos podrían caer bajo del agua tibia, incluso podría hacerle el amor debajo de aquellas tibias gotas.
Amor.
—¿Has estado enamorado? —BaekHyun pareció sorprendido por su pregunta.
—¿Te hiciste el tatuaje por una chica?
Negó con la cabeza y sonrió—. Soy yo, BaekHyun. El tatuaje soy yo.
El aludido lo miró a los ojos durante unos segundos, aquellas perlas negras lo observaron de una manera indescriptible. No supo si fue bueno o malo, solo percibió la intensidad del contacto.
—No eres débil ni frágil —se apresuró en responder el más bajo y él volvió a sonreír.
—No me conoces.
ChanYeol miró hacia la pared que se encontraba al otro lado de la ducha y cerró los ojos cuando sintió una cálida piel chocar con su hombro, luego el calor se expandió hacia su cintura y sintió que no podía respirar, no por algún tipo de fuerza que lo oprimía, sino por aquel sentimiento que creció en su estómago, el cual esta vez no se fue a su entrepierna, sino que subió a su pecho.
—Quiero conocerte.
ChanYeol suspiró con gusto ante las palabras del mayor y giró un poco el cuerpo, deshaciendo el abrazo. Cuando quedó delante de BaekHyun estuvo tentado a lanzársele encima, a tomarlo por la cintura y besarlo hasta que la saliva de ambos se agotara. Sin embargo, no lo hizo. No sería capaz de hacerlo sabiendo que podía recibir un posible rechazo. Odiaba los rechazos, tuvo demasiados a lo largo de su vida.
—Continuaré con mi ducha. —Su voz sonó más alegre y eso lo alivió. No quiso parecer melancólico ante el más bajo.
—¡Oh, claro! Continúa. —El castaño hizo un extraño mohín con los labios que lo hizo reír.
ChanYeol se volteó hacia la ducha y se mordió el labio inferior para bajarse la ropa interior de un tirón antes de patearla para que salieran del enredo que mantenían en torno a sus pies y se metió a la ducha.
Sintió un extraño sentimiento en el pecho que se mezcló con alivio. De nuevo se sintió cálido. De nuevo se sintió en un hogar.
El sonido del bullicioso secador lo hizo abrir los ojos y miró por la cortina de plástico, donde vio a su compañero secarse el pelo frente al espejo. Su cabeza se giró otra vez hacia las llaves de la ducha y tomó aquella esponja que compartían ambos para ducharse. También uso el mismo jabón, lo que lo hizo sonreír porque era como si estuvieran casados. Simplemente estúpido.
Los champús variaban, estaba el suyo en el lado derecho de la bañera mientras que los tres del castaño estaban del otro lado. Quizás por eso mantenía su pelo tan bonito.
—BaekHyun, ¿me recomiendas algo para el cabello? —preguntó sin voltear a ver al chico mientras le daba una mirada a las distintas cosas que habían en la tina.
—Aquel champú. —Saltó asustado al sentir la voz tan cerca.
—¡¿Qué haces?! ¡Sal!
El chico rio con inocencia y apuntó hacia la hilera de cosas que eran suyas. El mayor permaneció a un costado de la ducha por donde él anteriormente entró y asomó solo la cabeza por entre el plástico.
—¿Ves aquel que es verde?
ChanYeol se cubrió la entrepierna con ambas manos a pesar de que el chico estaba a sus espaldas.
—¡Sal! —gritó con vergüenza y agonía, pero el otro solo rio.
—El de tapa verde —continuó BaekHyun con una voz divertida, como si simplemente quisiera fastidiarlo.
—¡Bien! ¡Bien! ¡El de tapa verde! —Tomó el champú con brusquedad y lo alzó mientras giraba la cabeza para ver al contrario reírse.
—Ok. —Rodó los ojos al ver que el chico imitó el gesto que él solía hacer.
A pesar de lo incómodo que se sintió, no pudo evitar carcajearse después de escucharlo reír. Sonrió para sí mismo mientras leía la etiqueta del famoso champú de tapa verde, el cual le terminaría tirando por la cabeza a su compañero si este no terminaba por salir de la habitación.
Se untó en la mano un poco del líquido verdoso para pasárselo por el pelo. Sus dedos se movieron de un lado a otro mientras alzaba ligeramente la cabeza para que el champú no le entrara a los ojos. Después de aquella acción miró hacia BaekHyun, quien veía algo en su celular mientras se apoyaba en el lavamanos, aún con un montón de cosas dentro de este.
—¿Qué haces? —preguntó mientras se volteaba para ponerse debajo del agua y que esta se llevara la espuma consigo.
—Solo veía algo —murmuró el otro con tono distraído y sin quitarle la mirada a su móvil.
—¿Terminaste de hacer tus cosas? Recuerda que tenemos que lavar la ropa y en poco será el toque de queda.
BaekHyun dirigió la mirada hacia la ducha y él cerró los ojos para volver a meterse debajo del chorro de agua.
—Aún me faltan algunas cosas.
Al abrir los ojos notó que el chico ordenaba la variedad de productos que tenía sobre el lavamanos.
—¿Haces eso cada vez que te duchas? —preguntó sorprendido al ver que BaekHyun se pasó las manos por las mejillas con una crema.
—De vez en cuando lo hago. —ChanYeol alzó una ceja y se imaginó miles de cosas, como, por ejemplo, que el chico puso una excusa para verlo desnudo—. Deben pasar ciertos días para que tenga que repetir el tratamiento.
Resopló al darse cuenta que sus ideas fueron equívocas, otra vez.
Se pasó las manos por el pelo para quitar el exceso de champú y contorneó su propio cuerpo para quitar la espuma que resbaló. Soltó un suspiro cuando apagó la llave de la ducha y se acercó hasta la entrada de esta para tomar la toalla limpia que previamente colgó, la cual enrolló en torno a su cintura y abrió la cortina de plástico para salir de la ducha con cuidado. Se pasó la mano por el pelo con rapidez para dejar caer las gotas que le hicieron cosquilla en el pecho y la espalda, para luego salir por la puerta del baño sin siquiera dirigirle una mirada a su compañero de habitación. Ya vivió bastante vergüenza y no necesitaba más.
Se acercó al armario para sacar su ropa interior y se la puso por debajo de la toalla. Volvió a meter la mano al interior del mueble para sacar el conjunto de pijama y lo lanzó sobre la cama.
—ChanYeol.
Levantó la cabeza hacia BaekHyun para luego volver a bajarla y se quitó la toalla que se afirmó a su cintura. Necesitaba secarse el cuerpo antes de ponerse la ropa, si no lo hacía después la sentía incómoda.
—¿Qué sucede? —preguntó después de ponerse los pantalones al notar que su compañero no habló.
Alzó la mirada y eso lo hizo encontrarse con un BaekHyun sonrojado que miraba el suelo. Sintió su celular vibrar, así que se acercó a este mientras veía al castaño con sospecha al percatarse que este se mordía el labio inferior reiteradas veces y lo miraba de vez en cuando. ChanYeol hizo muchas conjeturas para aquel momento, por lo cual era preferible que se distrajera con cualquier otra cosa. Cuando vio aquella imagen del castaño no pudo frenar su cerebro, el cual le envió distintas ilustraciones para hacer más cruel su estancia en el lugar. Primero, el cuerpo de BaekHyun parecía demasiado delicado como para ser el de un chico, ¿entonces por qué él se empeñaba en imaginárselo como un chiquillo lujurioso que dejaría que lo folle? No podía comprenderse a sí mismo. Si supuestamente quería un chico para follarlo duro ¿por qué pensaba en su compañero de cuarto? Él nunca podría follar locamente con BaekHyun siendo como era. Al menos no podía imaginárselo en ese momento, no cuando el chico parecía un niño pequeño que hizo algo malo.
Volvió a recordar su celular, así que terminó su caminata hasta este para alzarlo y desbloquearlo, lo cual lo llevó directo hasta la notificación que previamente apretó. Estaba en la mensajería gratis y se encontró con un usuario que le envió una fotografía, la cual no pudo notar por la falta de luz del aparato. Al subir la iluminación y abrir la foto lo vio perfectamente; era él, era su cuerpo desnudo siendo mojado por la ducha, donde su piel se veía reluciente por la luz artificial del baño y casi parecía que pequeñas nubes de espuma corrían por su cuerpo.
Miró al remitente y sus ojos se abrieron aún más. El giro de su cabeza fue rápido y pareció una película o algo así. El modo en cámara lenta empezó y corrió detrás de BaekHyun al notar como este soltó el labio inferior del agarre de sus propios dientes para mostrarle una sonrisilla.
Agradeció que el suelo estuviera alfombrado porque de seguro se hubiera resbalado en más de una oportunidad con sus propios pies húmedos si ese no fuera el caso.
—¡Detente! —gritó al ver que el castaño saltó de una cama a la otra y volvió a bajar para correr por la sala, con él siempre detrás intentando atraparlo.
—¡Lo siento!
—¡Mentiroso! —Obviamente no podía creerle cuando este se reía de él con tantas ganas—. ¡¿Por qué sacaste esa foto?!
—Me puede servir en algún momento, ¿no crees? —Miró con el ceño fruncido al otro chico, quien estaba frente a él y se escondía detrás del sofá.
—¡¿Piensas chantajearme?!
El más bajo rio con ganas. ¿Se suponía que ahora veía un poco de la verdadera personalidad de BaekHyun?
—Puede...
Ni siquiera dejó que el chico continuara. Saltó sobre el sofá para llegar delante del castaño y lo apegó a la pared que estaba detrás de él. Casualmente quedó demasiado cerca, sus dos manos a un costado de la cabeza del chico mientras que su pierna derecha permanecía apoyada en la pared, entre las dos del castaño.
ChanYeol lo tenía cerca, sus narices se estaban tocando y el aliento a pasta de dientes le golpeaba el rostro, haciéndolo delirar. Quiso besarlo, quiso comérselo a besos. Quiso tomarlo de la cadera y hacer que el más bajo enrollara ambas piernas en torno a su cintura para así estamparlo contra la pared mientras le mordía el cuello. Quiso atacarlo y devorarlo. Quiso...
—ChanYeol... —Reaccionó al escuchar el tenue murmullo del contrario.
Su cabeza se desvió de inmediato hacia el cuello de su compañero y apretó con fuerza los ojos. ¿Qué mierda pensaba hacer? Estuvo a punto de hacerlo, a punto de besarlo... ¿Estaba loco?
Sintió una cálida mano en su espalda desnuda, que lo hizo arquearse y apegarse más al menudo cuerpo del chico, con ello pudo escucharlo gemir y eso fue todo. Desde ahora podían castigarlo de la manera que quisieran.
Arrastró la mano derecha lentamente por la pared hasta lo más abajo que pudo alcanzar sin llegar a inclinarse y apegó sus caderas contra las del chico, haciendo que este volviera a jadear. Su mano se posó en la cintura del contrario para después bajar con lentitud por su pierna.
Se humedeció los labios con la lengua, aún con la cabeza enterrada en el cuello del castaño. Incluso pudo sentir que la pesada respiración de BaekHyun golpeó su hombro desnudo, el que quedaba a la vista del rostro del mayor. Cuando el recorrido de su mano acabó en la rodilla esta volvió a subir solo un poco para afirmar con fuerza y levantar la pierna del chico, logrando que este se alzara. Su otra mano se dirigió casi por inercia a la pierna contraria para tomar a BaekHyun. Por fin pasó, después de haberlo deseado tanto; el chico enrolló ambas piernas en torno a su cintura para no caerse y la cara de ChanYeol fue al otro lado del cuello ajeno, aún sin dejar ninguna marca o signo visible de que lo tocó.
Las suaves manos del contrario acariciaron sus hombros y bajaron por su espalda, haciendo que él se acomodara y que ambos gimieran al sentir el roce de sus cuerpos. Levantó la cabeza para verlo y sus ojos se encontraron de inmediato, esperando por verse. El mundo dio vuelta gracias a esas dos perlas negras, nunca antes las vio así, tan oscuras y penetrantes, tan dominantes.
Casi se rio en voz alta ahí mismo, recordando que a tan solo unos minutos se dijo a sí mismo que nunca podría follar a BaekHyun fuerte y duro como deseaba. Claro que podría. Se acababa de dar cuenta que el chico no era ninguna bolita de cristal. Pudo comprender aquellos sé que quieres conocer mi verdadera forma de actuar, pero temo que no te guste del todo o suelo alejar a las personas con mi arrogancia y altanería. BaekHyun era fuerte y comprendió algo sumamente importante en aquel momento.
—Estás sorprendido, ¿no?
ChanYeol amplió más su sonrisa y negó con la cabeza hacia el castaño, sorprendiendo a él.
—Para nada, cariño.
BaekHyun frunció el ceño, pero luego sonrió de medio lado y le envió una mirada que nunca antes vio en él; era sensual y lujuriosa, pero iba mucho más allá de eso. Ante sus ojos, BaekHyun siempre fue un felino, y al principio se equivocó tanto al pensar que solo era uno simple y lindo.
Error. BaekHyun era un tigre o algo por el estilo. Estaba dispuesto a rasguñarlo y despedazarlo.
Viéndolo de aquella manera, pensó si los rumores eran verdad o no. Quedó aún más confundido cuando vio una sonrisa lasciva que se perdió entre el costado de su propia cabeza y hombro. Sin embargo, ChanYeol no estaba ahí, se perdió y por primera vez no veía cada pequeño y deslumbrante detalle del castaño.
Dejó al chico en el suelo con precaución, pero con brusquedad al mismo tiempo, asustando al contrario que lo miró con el ceño fruncido.
—Estuviste con todos esos chicos, ¿verdad? —No supo por qué lo dijo, quizás por darse cuenta de aquellas características en el otro o simplemente por celos, quizás.
Los ojos de BaekHyun cambiaron, era un gatito de nuevo. Eso no le gustó para nada, lo detestó.
—Te metiste con todos ellos, maldición.
Sintió un golpe en la mejilla que hizo girar levemente su rostro, dejándolo totalmente sorprendido, pero eso no fue lo que causó mayor impacto. El pequeño y tierno gatito le dio un golpe, un fuerte golpe en la mejilla y no una cachetada con uñas y todo femenil como se imaginó.
ChanYeol miró el suelo durante unos segundos y ninguno de los dos dijo ni hizo nada, no hasta que él se agachó un poco para abrazarse a sus propias piernas mientras miraba hacia la pared que estaba frente a él. De reojo notó que el castaño se arrastró por la pared con ambas manos cubriéndole el rostro.
—Te dije. —El susurro del mayor fue casi inexistente, pero él lo escuchó perfectamente.
Dejó caer el trasero en el suelo y se volteó para quedar frente al contrario, notando que este quitó las manos de su rostro y suspiró sin atreverse a mirarlo aún.
—Bien... —susurró, llamando la atención del otro chico—. Ambos la cagamos.
El contrario sonrió mínimamente y asintió, logrando que él también devolviera el gesto.
—Los dos escondemos cosas... —El más alto volvió a hablar y se sintió estremecer ante aquellas perlas negras que lo observaban—. ¿Qué tal si dejamos que el otro las descubra? No sé si tú estás tan interesado en mí como yo en ti, pero quiero saber quién es el verdadero BaekHyun.
—¿Eres capaz de soportarlo?
Se encogió de hombros mientras viajaba su mirada por el lugar, solo para no observar a su compañero.
—¿Acaso crees que no soy capaz?
La sonrisa del castaño se amplió más—. También quiero saber más de ti.
ChanYeol ladeó la cabeza a un lado y sonrió al escuchar el suave murmuro.
—¿Eres capaz de soportarlo?
El chico rio y cruzó las piernas aún sentado para poder acercarse más a él.
—¿Qué escondes, ChanYeol? Dame una pista y yo te daré una.
Rio con fuerza y acomodó la cabeza confianzudamente sobre las piernas del más bajo. Para su sorpresa, el chico ni siquiera pareció ponerle atención a la acción, incluso pasó con calma los dedos por su cabello.
¡Un momento! Le tocaba el cabello. Soñó con aquello desde el primer día, desde la primera vez en que el contrario lo tocó.
Cerró los ojos para permitirse disfrutar del momento mientras recordaba qué le dijo el chico. Fue una pregunta, ¿no? ¿Qué debería responder? ¿Cuál fue la pregunta siquiera?
—Una pista... —volvió a repetir el mayor al ver que no contestó.
—¡Ah! —Abrió los ojos para encontrarse con aquel techo color crema—. Mi historia es... triste.
El castaño asintió—. No sé cómo definir mi historia, pero creo que es... distinta a este BaekHyun.
—¿Eso es bueno o malo?
—Pensé que eso querías descubrirlo tú. —Sonrió ante las palabras astutas del mayor.
—Vamos a dormir. —El más bajo asintió ante su pedido.
—Creo que no podremos lavar la ropa hoy.
Hizo una mueca al percatarse que el contrario tenía razón. Ambos se levantaron del suelo y BaekHyun fue el primero en alejarse hacia su cama. ChanYeol, quien lo vio levantarse, se asombró ante algo que nunca antes se tomó el tiempo de admirar con tanto detenimiento: Su compañero de habitación tenía un buen trasero. Y un buen trasero era excelente, especialmente si él sería quien lo mordería y rasguñaría mientras se enterraba en el...
Cerró los ojos y suspiró. Se asustaba a sí mismo con cada cosa que pensaba, especialmente si se trataba del castaño. De seguro al final terminaría con algún trastorno sexual más otro mental, los cuales los podrían llevar a tres lugares; una iglesia junto a un padre que le tatuaría el crucifijo en el pecho, un hospital psiquiátrico donde no podría ni ver a su madre, o a la cárcel, donde se lo violarían independiente de sus técnicas de boxeo y defensa personal. ¿Cuál era la mejor opción? Debía pensárselo desde ya para actuar como tal; un poseído, un loco o un depravado...
—¿Qué haces ahí parado? Acuéstate. Te enfermarás.
Se abrazó a sí mismo para rozar sus brazos, sintiéndose avergonzado otra vez de su cuerpo, pensando en si podría dormir con el paso de los días si seguía pensando en aquellas cosas.
Se dirigió a su colchón, donde dejó la camiseta del pijama y se la puso con rapidez para luego abrir la cama, se metió dentro de esta con lentitud y escuchó la lluvia por primera vez desde que entró al cuarto.
—ChanYeol, no apagaste las luces...
Gruñó y se volteó sobre el colchón para darle la espalda al castaño, quien era un lindo y tierno gatito otra vez.
—Hoy te toca a ti.
Lo escuchó refunfuñar a sus espaldas, pero de igual manera el mayor se levantó.
Aún con los ojos cerrados pudo percibir el momento en que todo quedó a oscuras y supuso que BaekHyun se quedó a la deriva en el escalón que los separaban de la sala. Mantuvo su misma expresión adormilada y estiró la mano para prender la lamparilla de noche, donde aprovechó de abrir un solo ojo para ver que el castaño estaba a los pies de su cama y se pegaba en los muslos con las manos, como si hiciera una pequeña rabieta.
—¿Querías asustarme? —se mofó al ver que el mayor entró a su cama refunfuñando.
—Cállate, idiota.
Soltó una fuerte carcajada y se volteó para quedar frente a su compañero de cuarto.
—Eres atrevido —confesó y el otro chasqueó la lengua.
—Fuiste tú quien dijo que quería conocer al verdadero BaekHyun. Ahora no te quejes.
—Que seas atrevido no es malo. —Eso volvió a atraer la mirada del castaño.
—No esperes algo así mañana. Volveré a ser el niño indefenso.
ChanYeol sonrió al ver que la nariz de BaekHyun se arrugó a pesar de que quiso parecer rudo.
—Está bien, Baek. Ahora apaga la luz que quiero dormir.
—¡ChanYeol!
Rio al escuchar su nombre y se giró en la cama para volver a darle la espalda al castaño.
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