Capítulo II
Tecleó sobre su computador con rapidez y revisó otra vez la hora en su reloj de muñeca. Su compañero de habitación llevaba cerca de treinta minutos metido en el baño.
Cuando entró a su cuarto junto a Don estúpido de la clase dos, se dio cuenta que BaekHyun estaba en la pequeña habitación, y que, al parecer, llenaba la bañera. ChanYeol mentiría si dijera que no le preocupó y, a pesar de que hizo el trabajo con su compañero arduamente, no pudo evitar que su mirada se dirigiera de vez en cuando hacia la puerta blanca que estaba a unos metros frente a él.
Ya para cuando el tiempo siguió avanzando y notó que a esos treinta minutos se le sumaron otros más, pensó seriamente en echar a MinHo de su habitación para asegurarse que BaekHyun estuviera bien.
Solo pudo respirar con calma cuando escuchó un sonido rítmico que no provino de ninguno de ellos dos. Su corazón se aceleró gracias a la melodía de alguien cantando. Sí, alguien cantó y lo hizo realmente bien. MinHo lo miró con las cejas alzadas y un amago de sonrisa para luego volver a concentrarse en lo que escribía. ChanYeol, quien aún no podía recuperarse de escuchar semejante voz, tuvo que esperar unos minutos y recibir un suave golpe de MinHo en el brazo para continuar.
Sí, ahora volvía a ser MinHo. Se lo merecía después de todo. ChanYeol admitía que juzgó erróneamente al amable chico. Se sorprendió que el trabajo fuera tan bien, avanzaron rápido y fue vigoroso. Estaba seguro que si seguían así podrían terminar ese mismo día.
El canto se escuchó de nuevo a través de la puerta de madera, haciendo que el más alto odiara cómo sonaban las teclas de su computador cuando las presionaba, pensó que interrumpían el tarareo de BaekHyun.
—Terminé —susurró MinHo mientras sonreía.
—Yo... —ChanYeol alargó la última letra mientras continuaba escribiendo, cuando detuvo su acción sonrió y prosiguió con su diálogo—. Ya está. Solo tenemos que imprimirlo.
Justo en ese momento la puerta del baño se abrió, lo cual llamó la atención de ambos muchachos. ChanYeol y MinHo estaban alrededor de la pequeña mesita redonda junto a sus apuntes y unos cuantos libros.
El vapor corrió por las paredes en un intento de salir del encierro de la pequeña habitación. BaekHyun salió de ahí mismo con su pijama, un pantalón de chándal grisáceo junto con una camiseta del mismo color. Su cabello estaba seco gracias al secador y desprendía un rico aroma de perfume varonil con un toque de algo un poco más suave. ChanYeol incluso pudo oler su propio perfume, pero no le molestó, para nada.
El castaño pestañeó nervioso y sonrojado cuando los vio, se inclinó hacia ambos a modo de saludo y luego se fue hacia su cama, donde se sentó a la vez que revisaba su celular.
ChanYeol, sintiéndose más relajado porque al chico no le pasó nada, ordenó las cosas al darse cuenta que el trabajo acabó.
—¿Duermes en la misma habitación que Byun BaekHyun? —MinHo se acercó hacia él para que su pregunta fuera una especie de secreto, algo que realmente no funcionó porque ChanYeol pudo notar de reojo que su compañero de habitación se tensó y luego se removió sobre el colchón con incomodidad mientras movía los dedos con nerviosismo por sobre la pantalla de su móvil.
—¿Hay algún problema? —ChanYeol ni siquiera miró a Don estúpido de la clase dos mientras formulaba la pregunta. Se aseguró de ordenar todo por si tuviera que echarlo a patadas.
—Es una pena. Eres amable y simpático. —Elevó la cabeza para mostrar su rostro ceñudo—. No te preocupes, me aseguraré de no decirle a nadie.
ChanYeol, después de quedar con la boca levemente abierta por unos segundos, logró hablar—: ¿Por qué no le dirías a nadie? ¿Qué es lo malo?
Hasta el mismo BaekHyun alzó la mirada para ver su perfil, sorprendido por lo rudas que sonaron sus palabras.
—Pues... él es...
—Vete —susurró e hizo una notable mueca con los labios mientras apuntaba hacia la puerta principal.
—¿P-Pero ni siquiera te da miedo? Digo... puede atacarte o algo.
ChanYeol se levantó de un salto y tomó a MinHo de uno de sus brazos para alzarlo de un tirón a pesar de que este pesaba notoriamente mucho más por su escultural cuerpo.
—Dije que te fueras —gruñó entre dientes—. Toma tus cosas y largo.
—Pero ChanYeol, puedes hablar con la dirección para que te cambien de habitación. No es necesario que estés con él. ¿Acaso no has pensado en lo que dirán los demás si se enteran que...?
ChanYeol, cegado por la rabia al escuchar los complejos de BaekHyun tantas veces durante tan solo un día, se encargó de empujar a Don estúpido de la clase dos por el hombro. Sí, cambió de nombre nuevamente. Debió seguir sus instintos desde el principio y no bajarle el nivel de estupidez a semejante idiota.
—Vete —repitió con voz demandante y apuntó hacia la puerta.
—¿Por qué pareces molesto? Maldición, lo que...
Empujó a MinHo lo suficientemente fuerte como para que este chocara de espaldas contra la puerta que daba con la entrada de la habitación. Estuvo dispuesto a continuar, a ver cuánto decía esa boca sobre BaekHyun antes que él lograra hacerla sangrar. No obstante, ni siquiera alcanzó a levantar la mano cuando unos delgados dedos envolvieron con delicadeza su muñeca desnuda. Miró hacia su derecha para encontrarse a BaekHyun afirmándolo con ambas manos y manteniendo la cabeza gacha. Si fuera otra situación, ChanYeol se jactaría de lo bajo que se veía el castaño a su lado.
—¿Es por eso? —Volvió a reparar en MinHo al escucharlo hablar—. Te la chupa y deja que lo folles, ¿no? ¿Es por eso...?
Le dio de lleno en la cara, un golpe seco y certero que le sacó sangre de la nariz. Y no... no levantó su mano derecha, la cual seguía sujetada cada vez más fuerte por su compañero de cuarto. A pesar de que ChanYeol era diestro, se las arregló para levantar su mano izquierda y dar en el lugar exacto para que al menos Don estúpido de la clase dos se diera cuenta de lo que podía llegar a ser capaz de convertirse cuando lo sacaban de sus casillas.
ChanYeol agradeció sus clases de boxeo y defensa personal durante la juventud, aquella etapa dura que aún el recuerdo le dejaba un mal sabor de boca. En ese entonces aprendió a dar un buen golpe basándose en la velocidad, la fuerza, el lugar a dañar, las consecuencias que podía provocar en uno mismo... Aprendió todo cuidadosamente en vez de simplemente dar patadas como desquiciado. Siendo un chico delgado y un punto blanco de burlas, no tuvo más opción que aprender a defenderse por sí mismo, aunque aquellas clases lo hicieron querer golpearse la cabeza durante todo el día con el saco de boxeo.
Incluso la pubertad fue una mejor época. Agradeció que para esos años la gente supo que no se debían meter con él. Le gustaba referirse a esa etapa de su vida como si hubiera sido tragado por una ola, revolcado en la arena y ahogado mínimamente con el agua salada para luego quedar varado en la orilla.
Evolucionó muy rápido y, a pesar que él mismo se convenció que su apariencia no sería demasiado atractiva cuando tuviera diecisiete años, para cuando tuvo la edad se encontró con un chico mucho más fuerte que antes, incluso uno guapo y que escondía bastantes atractivos. Sus orejas seguían de la misma manera incluso hasta ese día, al igual que sus piernas chuecas y la forma de sus ojos. Sin embargo, y a pesar de que hubieron cosas que no cambiaron, el mismo se dio cuenta que estaba distinto, y al final comprendió que todo se trata de un «cree en ti». Se emocionó y enorgulleció de sí mismo, primero odiando sus orejas y luego aceptándolas. Después hizo presencia el desnivel de su voz para ahora tenerlo como una adoración, sabiendo que para parecer a simple vista un chico torpe podía imaginarse reforzándose con alguna especie de armadura, sacando sus atractivos para defenderse.
Y quizás, solo quizás... vio un poco de sí en BaekHyun. Podía recordar e imaginarse un chico que mantenía la cabeza gacha para no ver el rostro de aquellas personas que se reían de él, un chico que deseaba que dejaran de perseguirlo las burlas y rumores.
Le molestaba a tal punto toda esa situación que casi pasaría por alto que aparentemente BaekHyun estuvo en una orgia de homosexuales o algo por el estilo. Lo que le carcomía la cabeza era ver cómo los demás se burlaban de su situación como si el castaño hubiera hecho algo malo. Porque, bueno... A ojos de ChanYeol... ¿Qué más daba si tenía sexo?
—¿Aún no te vas? —Elevó ambas cejas en modo insinuante.
MinHo recogió sus cosas con velocidad y ni siquiera logró meter todo a su mochila cuando abrió la puerta para escapar.
—Asegúrate de imprimir el trabajo.
Don estúpido de la clase dos asintió y se encaminó por el pasillo a pasos rápidos. Cuando el idiota de su compañero de clases estuvo fuera de su vista cerró la puerta, dándose cuenta que BaekHyun aún no se despegaba de él. No solo se percató por el hecho de que mantuvo las manos aferradas a su muñeca, sino porque pareció estar escondido debajo de su brazo, tan pegado a él que no pudo evitar estremecerse cuando se detuvo a sentir el calor que creció a su costado gracias a la presencia del castaño. A su vez, ChanYeol pareció hipnotizado, pues permaneció con la vista fija en la puerta y con el chico a su lado, aún sin soltarlo.
De un momento a otro una música popular sonó en la habitación, logrando que BaekHyun se alejara y ChanYeol se mareara, como si se hubiera caído de la cama durante un sueño.
Ya saliendo de su delirio, se volteó para ver que el castaño tomó el teléfono que estaba sobre su cama y se lo llevó a la oreja.
—¡Hola!
Miró atentamente aquella sonrisa que mostró el más bajo al contestar, dándose cuenta que nunca antes la había visto. Con ella pareció mucho más radiante.
ChanYeol tomó asiento en la mesilla de madera en la que estudiaba para ver las expresiones del chico.
—¡¿En serio?! Estoy muy feliz por ti, felicidades. Ojalá estuviera allá ahora mismo. —BaekHyun se sentó en su cama para luego cruzar las piernas y jugar con las coceduras del cobertor—. ¿Mamá?
La expresión del chico cambió y ChanYeol ni siquiera se percató cuando se puso de pie y dio un paso hacia el más bajo.
—¿En serio? —El chico tomó una pequeña pausa antes de continuar, evidenciando un endeble tono de voz casi imperceptible—. Arreglaré las cosas, BaekBeom. No te preocupes demasiado por mí. Está bien... Yo también te quiero, los quiero mucho a todos.
Cuando BaekHyun cortó la llamada tomó una gran bocanada de aire mientras mantenía la cabeza gacha, evitando que ChanYeol pudiera ver su expresión.
—¿Estás bien? —Dio otro paso hacia la cama. Esperó no sorprenderlo y se sintió inusualmente inquieto.
—No es nada. —El chico elevó la cabeza y le sonrió—. Sin embargo... lo que le hiciste a tu compañero...
ChanYeol suspiró—. Estaba molesto. ¿No escuchaste lo que dijo? Se merecía mucho más que un golpe en la nariz.
BaekHyun rio suavemente.
—ChanYeol... —llamó el otro en un murmuro mientras bajaba la mirada—. Sé que no debo, p-pero... ¿Podría tomarme lo que acabas de hacer como una defensa hacia mí? O sea... n-no quiero malinterpretar tus acciones, si no que... por un momento... y-yo...
El más alto se sentó sobre el colchón, pero no pareció llamar la atención del castaño, quien mantuvo su misma postura. Debido a ello, ChanYeol se acostó en la cama y se acomodó sobre el contrario, dejando su cabeza sobre las piernas cruzadas de BaekHyun, por lo que se encontró con su rostro sorprendido y ruborizado. Ante ello solo sonrió, pero el más bajo pareció nervioso y con deseos de alejarse. Ambos sintieron el ambiente incómodo y fue ahí cuando ChanYeol se arrepintió de sus acciones.
—Te defendí. —Su susurro pareció llamar la atención de BaekHyun, quien bajó un poco la cabeza para escucharlo mejor—. He escuchado tantas cosas sobre ti...
—Y-Yo... de verdad...
Se enterneció ante el sonrojo que tomó el mayor y como sus ojos buscaron fijarse en otro lugar de la habitación para no encontrarse con los suyos.
—Debes sentirte muy mal... —ChanYeol dejó escapar un suspiro—. Estás acorralado.
Esta vez el que se puso nervioso y se estremeció fue él. Tuvo que tragar con dificultad al percatarse de la intensidad con la que lo miró su compañero de habitación.
—Gracias. —El murmuro de BaekHyun sonó aterciopelado y suave, como si lo acariciara.
Se sorprendió a sí mismo y estuvo tentado a reírse como un idiota cuando una de las uñas del chico se posó sobre su frente, dejando una caricia casi inexistente. Cerró los ojos como si gracias a eso pudiera obtener un poco más de contacto. ¿Qué le pasó? ¿Acaso deseó más contacto...?
Sí, lo deseó. Quiso que BaekHyun lo tocara con las yemas de los dedos y estos se movieran por sobre su piel. Se imaginó ardiendo, quemándose bajo su tacto. Si soñaba un poco más, tan solo un poquito más... podía sentir cómo los dedos del contrario se perdían por entre su cabello, intentando atravesar esa selva anudada que nunca cepillaba, porque siempre se decía a sí mismo que no tenía tiempo y era sumamente contradictorio, porque no le costaba nada cepillarse por las mañanas como hizo BaekHyun aquel día.
Solo un día. Pasó solo un día desde que lo conoció. Considerando eso, ¿por qué se sintió así? ¿Qué era aquello? Sintió... sintió como si encontrara lo que era en BaekHyun más que en sí mismo, como si el castaño tuviera algo que le perteneciera. Nunca antes se dio cuenta que tenía una necesidad como aquella o que perdió algo. Por ello, tuvo la mínima idea, casi como un rápido destello, que si no hubiera conocido a BaekHyun nunca podría volver a sentir ese sentimiento en algún otro lugar, con algún otro cuerpo.
Calor, bastante calor. Sin embargo, no era exactamente eso... ahora ya no ardía, simplemente estaba cálido y familiar, como un hogar.
Se dijo a sí mismo que era idiota, que se asemejaba a aquellos escritores de hace años que se expresaban con tanta emoción, como si cada letra tuviera su propia poesía. Definitivamente debieron ser muy buenos artistas como para conformar tales estructuras con todas esas palabras, poniendo cada una con cuidado y donde correspondía. Como si se estuviera creando un robot con pequeñísimas piezas.
Respiró con profundidad y se embriagó del aroma de BaekHyun, se percató que el contrario siguió ahí a pesar de que lo sintió lejano. Después de todo, estaba fuera de su alcance.
Abrió los ojos con lentitud y pensó en la expresión burlesca que podía tener su compañero de habitación por quedarse aparentemente dormido sobre sus piernas.
Ya para cuando sus ojos vieron con claridad se le paró el corazón, los pulmones parecieron dejar de procesar el aire y pensó que moriría, pero dentro de sí pudo sentir a su cerebro al tanto de todo, como si tomara nota de cada detalle y le enviara sus propias conclusiones a la velocidad de la luz.
Sus manos sudaron y picaron, sus ojos ardieron por no pestañear y su cerebro siguió enviándole post-it fluorescentes donde estaba escrito con letra apresurada y desordenada: Está cerca. Muy cerca.
Su respiración... Su respiración te está golpeando el rostro.
Labios...
ChanYeol por fin se dignó a parpadear, viéndolo todo con claridad desde abajo. Sí, estaba muy cerca y la respiración del contrario chocaba con su barbilla. ¿Labios...? Unos labios carnosos y rosáceo que permanecían secos y él notó unas partes más oscuras que otras, así que dedujo que el chico acostumbraba a mordérselos con continuidad.
Escaneó con mayor detalle al contrario, sus ojos cerrados y aquel rostro cerca del suyo, el cual bajaba con una lentitud sumamente exagerada ante sus ojos. Por ello, fue él quien se atrevió a acercarse de la forma más tarda que se le fue posible. Estuvo a punto de rozar sus labios secos con los del contrario. Necesitaba mojarlos. Ambas bocas merecían conocerse, ¡deberían!
Justo cuando ChanYeol empezó a cerrar lentamente sus ojos fue cuando vio que los del contrario se abrieron, grandes y resplandecientes, dos perlas negras mirándolo desde arriba. Brillaban, brillaban con tanta intensidad que el mismo ChanYeol se vio reflejado en ellas. Se sorprendió aún más cuando notó que, aunque los dos parecieron estar en la oscuridad, deslumbraban. No pudo evitar gemir de puro deleite. Sí, lo hizo y cayó en cuenta solo unos dos segundos después, cuando la vergüenza recorrió su cuerpo. Y, cuando la vergüenza los apodera, la estupidez y la mala sincronización hacen juego para arruinarlo todo.
Pensó que fue por eso, porque cuando se levantó, dispuesto a correr y encerrarse donde cupiera su larguirucho cuerpo, cometió el primer error de todos: Lo golpeó, lo supo porque el dolor también lo sintió él. Solo le llevó unos segundos sentarse en la cama para girar su cuerpo y ver como BaekHyun se apoyaba en el cabecero y echaba la cabeza ligeramente hacia atrás con una mano cubriéndole la nariz y los labios.
Un poco asustado por la posibilidad de haberle hecho algún mayor daño, ChanYeol se encaramó hasta el castaño para acercársele lo que más pudo, encontrándose con los ojos cerrados y apretados de su compañero.
Tomó con delicadeza la mano que cubría su rostro y la quitó con lentitud para luego tomar con sus propias manos el rostro de BaekHyun. Lo afirmó por la quijada con sus largos dedos, aunque fue bastante delicado en sus acciones.
El más bajo abrió los ojos con morosidad y luego los agrandó con asombro, aunque ChanYeol no le tomó demasiada atención e inspeccionó su rostro para detectar algún daño. Cuando no vio ninguna herida visible, miró los ojos del castaño y se sintió estremecer otra vez. Aquellas perlas relucientes lo miraron de manera inquieta y se dio cuenta que se parecían a un lago oscuro, un lago que era presencia de la noche y de cómo la luna se montaba sobre él, dejando ese circulillo brillante y centelleante.
Volvió a bajar la mirada hacia sus labios, otra mala idea. Sin embargo, en ese momento vio en el rostro del contrario correr con ligereza la primera lágrima, lo cual lo alarmó.
—¿Qué pasa? ¿Dónde te golpeé? —ChanYeol estaba asustado y alterado, se le notó en su expresión y en lo rápido que se transmitieron sus palabras.
—La nariz —susurró el otro para luego restregarse la palma contra la punta de esta misma, buscando alivio al aparente dolor.
Mientras hacía eso sus ojos se mantuvieron apretados y luego uno se abrió, pareció divertido y carismático, especialmente por esa sonrisa que se asomó por sus labios, la cual se convirtió en una risa que hizo ofender al más alto.
—¡Hey! ¿De qué te ríes?
BaekHyun carcajeó aún más y soltó su nariz para apoyar la palma abierta sobre su frente. Solo en ese momento ChanYeol se dio cuenta de que se encaramó sobre el chico y que permanecían muy juntos.
—Tienes la frente roja —murmuró el contrario cuando pudo aguantar la risa.
ChanYeol bufó y miró hacia otro lado, pero no pudo evitar sonreír al ver que al más bajo le costaba respirar por lo atrapada que están las carcajadas en su garganta.
—Hey, ChanYeol. —Le prestó atención y vio de nuevo como se sobaba la nariz—. Apagaron las luces del pasillo, lo que significa que ya pasó el toque de queda.
Se volteó un poco para darse cuenta que, efectivamente, por debajo de la puerta principal no se asomó ninguna luz artificial como horas antes. Suspiró y se levantó de la cama para apagar la primera luz que estaba en la entrada, a un costado de la puerta, y luego se dirigió hacia el armario para buscar su pijama.
—¿Tú hiciste las camas? —preguntó a la vez que se volteaba para ver a BaekHyun, quien levantó las sábanas para meterse bajo estas.
—¿Ah...? Oh, sí —contestó el otro con torpeza a la vez que se acomodaba y se tapaba hasta los hombros.
ChanYeol se apresuró en tomar su pijama y lo dejó sobre la cama para luego sentarse sobre esta. Le dio la espalda a BaekHyun y se sintió ligeramente avergonzado porque tendría que desvestirse.
Se apresuró en sacarse la sudadera que llevó por todo el día para luego quitarse la camiseta, la cual terminó tirada en el suelo gracias a su nerviosismo.
—ChanYeol. —Se sorprendió al pensar que aquello sonó como un ronroneo.
Volteó solo la cabeza para mirar a BaekHyun, quien desvió su mirada hacia él para continuar con su diálogo. El castaño se puso nervioso apenas sus ojos se encontraron.
—¡Ah! N-No es nada... Y-Yo...
—¿Me dirás o no?
BaekHyun apretó los labios y negó con la cabeza, haciéndolo suspirar mientras se volteaba y se pasaba la camiseta del pijama por la cabeza. Cuando fue el momento de bajar sus pantalones entró levemente en pánico; se dio cuenta que tendría que levantarse para bajar la ceñida prenda.
ChanYeol maldijo aquellos pantalones negros mientras se paraba y desabotonaba el único botón. Le gustaban, pero en ese momento los aborreció, no fue hasta ese instante que se dio cuenta que todos sus pantalones eran de ese estilo ajustado. No le apretaban de forma excesiva, pero aquella prenda jamás caería por su propio peso, por lo que se obligó a mover las caderas para bajarlos hasta las rodillas y luego se sentó en la cama para terminar de tirar de ellos y así sacarlos por completo.
Se puso el pantalón de pijama de un tirón, dejó toda su ropa en el suelo y se pasó la mano por el pelo, despeinándolo mientras se levantaba para apagar la segunda luz. Quedó totalmente a oscuras y maldijo a BaekHyun en su cabeza por no encender la lámpara que estaba sobre la mesilla de noche. No fue hasta que pudo acostumbrar un poco los ojos a la oscuridad, que logró distinguir la cama del mayor, rodeó esta, evitando hacer cualquier tipo de ruido. Para cuando llegó a la cabecera se encontró con la menuda espalda de su compañero.
Lo hizo lento y cuidadoso. Las mantas se alzaron, y ya para cuando calculó que el castaño sentiría el frió en su espalda, se metió de un salto dentro de la cama. Afirmó a BaekHyun por la cintura cuando este dio un respingo y pareció colgar del borde del colchón. ChanYeol lo apegó a su cuerpo con la mayor inocencia, sin ninguna otra intención más que sujetarlo para que no cayera.
Principalmente se acercó para causarle un susto y se sintió satisfecho al ver que lo logró.
Con mucha dificultad por la escasez de espacio sobre el colchón, BaekHyun se las arregló para voltearse y quedó frente a su pecho, donde dio una cantidad de golpes suaves con sus manos hecha puños. ChanYeol, sintiéndose sumamente astuto, se quejó con gemidos lastimeros.
—Detente, duele. —Aún con el susurro pronunciado con dificultad, el castaño no se detuvo.
—No caeré. Tengo un hermano mayor y me sé estos trucos.
ChanYeol se sorprendió cuando distinguió que el más bajo le sacó la lengua con burla. Solo tendió a reírse con suavidad mientras se introducía más debajo de las mantas al notar que no hubo una expulsión inmediata.
—Deberías acostarte en tu cama. Mañana tenemos clases.
—¿Hay algún problema con que esté aquí? Puedes dormir de igual manera, ¿no? —ChanYeol terminó por cubrirse con las sábanas hasta los hombros, al igual que BaekHyun.
—No, no puedo. —El castaño hizo un puchero—. Eres grande, ChanYeol. Me quitas espacio.
Se tomó un tiempo para pensar en los hechos. BaekHyun pareció otra persona, alguien divertido que mostraba sus emociones mediante gestos casi inconscientes.
—¿Estás cómodo conmigo? —Su pregunta sonó más seria de lo que esperó, pero el mayor no pareció tomarle el verdadero peso a su interrogación.
—¡Te digo que no! Me dejarás fuera de...
—No me refiero exactamente a ahora —corrigió, logrando que el ambiente cambiara.
—Yo... estoy realmente agradecido —murmuró BaekHyun entre la oscuridad—. Ha pasado un tiempo desde que alguien me trataba tan bien.
—Tú... antes... ¿eras así?
El más bajo frunció el ceño—. ¿Así? ¿A qué te refieres?
—A la manera que actúas conmigo. ¿Tú realmente eres así?
BaekHyun rio suavemente, relajando a ChanYeol, quien pensó que tocaba terreno delicado.
—Generalmente me caracterizan por ser consentido, también burlesco, divertido y cariñoso. Bueno, no lo sé, en realidad... pero también puedo ser cruel a veces e incluso admito que tengo un carácter fuerte, siempre supe las palabras exactas para una confrontación, es solo que... esta guerra es demasiado extensa para mí... —susurró el castaño en medio de la penumbra—. Siempre donde iba podía encontrar a alguien que estuviera descontento conmigo, y cuando llegué aquí no fue sino hasta años después, cuando salió ese rumor sobre mí y yo... solo me mantuve ahí, sabía que no podrían conmigo, que era lo suficiente fuerte, pero fueron demasiada las veces que me sentía solo. Este es el primer año que mi mejor amigo no lo pasa conmigo, ya que estudia de intercambio.
—Estás solo —musitó ChanYeol y se sintió mal por el chico.
—Lo estoy y cometí el error de asustarme. Dejé que me atacaran porque desistí. Decidí que ya soporté bastante. —Mantuvo sus ojos cerrados y dejó que el susurro del más bajo le acariciara los oídos—. Luego dejé de gritar en defensa propia y simplemente esquivé los golpes, pero al cabo de un tiempo me di cuenta que todos esos sentimientos que no gritaba me los guardaba y volví a encontrarme atrapado entre mis propios miedos. Ha pasado más de un mes y tengo miedo saber por cuánto más continuará. Yo...
Esta vez abrió los ojos, asustado al sentir la temblorosa voz del contrario. Entremedio de la oscuridad buscó sus ojos, encontrándolos aguados y melancólicos, pero que no lo miraban a él. No tardó demasiado en abrazarlo y envolverlo en un amigable calor para que se diera cuenta de que no estaba solo.
—ChanYeol... ahora tengo heridas un tanto profundas. Quizás simplemente estoy exagerando mis problemas, pero duele como la mierda —susurró el otro con voz temblorosa contra su pecho—. Quiero romperles la cara, ¿sabes? —ChanYeol rio con suavidad y BaekHyun acompañó la melodía con la suya, siendo un tanto tristona—. Sé que si mi amigo hubiera pasado este año conmigo esto no sucedería, pero tampoco lo culpo, ni siquiera sé a quién debo culpar porque yo... yo creo que no tengo la culpa, lo he pensado muchas veces y tengo claro que yo no fui el que hizo mal.
ChanYeol cerró los ojos y suspiró. Apegó su nariz al cabello del más bajo para obtener su aroma, el cual parecía embriagarlo.
—BaekHyun... —susurró aún sin moverse de su posición—. Puedes contar conmigo como un amigo, ¿te parece? —Se tomó un tiempo para continuar—. Debes sentirte perdido y por eso estás tan aterrado. A mí me gustaría conocer el chico que realmente eres, el chico que está debajo de esa máscara tímida y triste.
El silencio que se formó pareció ser demasiado extenso para ambos, pero ChanYeol no pensó demasiado en ello porque, seguido de decir esas palabras, BaekHyun pasó tímidamente un brazo por su cintura y acercó más el pequeño cuerpo al suyo en un abrazo. Luego BaekHyun frotó su cabeza contra su pecho, como si fuera un tierno felino que buscaba caricias, cosa con la cual ChanYeol quedó fascinado.
—¿Debería hacerlo? —ChanYeol iba a contestar, pero se calló al notar que el castaño continuaría—. Tengo un poco de miedo, ¿sabes? Sé que quieres conocer mi verdadera forma de actuar, pero temo que no te guste del todo, y no lo digo por ser inseguro, sino porque me conozco. Suelo alejar a las personas con mi arrogancia y altanería.
—¿No crees que sería mejor que yo decidiera cómo te cuestiono? —BaekHyun guardó silencio y él suspiró, dispuesto a cambiar de tema—. Hey, ¿qué tal si dormimos? Falta poco para que sean las dos de la mañana.
—¡Ya! Eres un exagerado —exclamó el más bajo mientras giraba su cuerpo para ver el fastidioso reloj que hacía de despertador por las mañanas.
En efecto, los minutos pasaron más rápido de lo que ambos quisieron.
—Me voy a mi cama —avisó mientras quitaba las mantas que estaban sobre su cuerpo.
—¿Te vas?
Cuando giró el rostro pudo ver perfectamente a BaekHyun morderse el labio inferior de manera avergonzada por lo mencionado.
—Deja de hacer eso. —ChanYeol frunció el ceño mientras tiraba del mentón del castaño con el pulgar para que soltara su labio inferior—. Lo tienes demasiado mordisqueado.
—Es una costumbre —susurró el mayor casi sin aliento.
—Pues si sigues así quedarás sin labio y luego no podrás besar a nadie nunca más. Yo creo que debes cuidarlos, ¿no?, por lo menos hasta que des el beso de tu boda.
BaekHyun frunció el ceño con semblante divertido y burlesco para luego echarse a reír. Al final terminó empujándolo, logrando que casi cayera sentado sobre el suelo alfombrado.
—¡Ya! —alegó mientras se afirmaba de las mantas, aunque terminó por caer de igual manera.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro