Querido amor, eres tan especial que llevaste a aquella camarera risueña a un hotel cinco estrellas. Mientras a mí ni un par de aretes te dignabas a comprar.

Aparqué el carro en un lugar lejos para que así no lo reconocieras, entre risas y juegos ibas bailando con aquella camarera risueña. Tranquilo querido amor, no te preocupes se paciente, aún tengo mucho que contarte.

Al subir un escalón de ese lujoso y hermoso hotel, ella tropezó, por tu preocupación observé que su pie se torció y como buen caballero la alzaste hasta aquella habitación, donde dejarían fragmentos de una traición.

Así querido Cristhian, me hice pasar por alguien que daba servicio en las habitaciones y entré, fueron quizás los segundos mas largos de mi vida, verte allí acostado envuelto en un mar de pasión, cariño, lujuria con aquella camarera y me hizo pensar que todo hubiese sido perfecto si esa camarera fuese yo. Pero me di cuenta que a pesar de lo mucho que te amé, este eras tú.

Un hombre insensible, tan lleno de amor para todo el mundo, un hombre capaz de valorar y respetar sólo a una mujer, pero que su mente juega con él un par de veces. Un hombre de pocas palabras y muchas acciones, un hombre que se convirtió en una cruel bestia, un hombre que juró serle fiel a una mujer y no cumplió su promesa, una cruel bestia que se hizo de pocas palabras para aquella mujer pero que con otras sacaba temas de conversación con tal de seguir hablando, una cruel bestia que deja heridas en donde piza en el corazón de aquella mujer que lo amó y lo peor de todo, soy yo en quien se convierte esa mujer... La mujer de la cruel bestia.

Pd: Cariño continúa leyendo, falta mucho por contar, esta historia apenas acaba de comenzar.

Att: Tu verdadero amor.

Nayely Robles.