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OO9.⠀❨ Todo fue culpa de sus hermanos ❩⠀


Ya casi estaban terminando sus paletas cuándo escucharon un ruido en la planta baja de la casa.

—¿Se supone que el delivery pueda entrar por su cuenta? —se preguntó Jesse en voz alta, observando como Anthony arrugaba su nariz y fruncía el ceño.

—¿No? Hay un código en la puerta de todos modos. —dijo, aparentemente ajeno de los sutiles ruidos de movimiento en el piso de abajo.

—¿Tienes mascotas? —preguntó Jesse, estirando sus brazos por sobre su cabeza ya que sentía cómo todos sus músculos habían estado demasiado tiempo en una misma posición.

Anthony seguía sentado en su mismo lugar en la cama, con la mirada fija en el juego y moviendo el palo del dulce entre sus dientes.

Jesse se distrajo unos segundos en sus labios ahora de un suave color morado, y acostumbrado a ver el perfíl de Anthony se sorprendió cuando lo encontró de frente.

Anthony lo estaba mirando directamente, el juego había sido abandonado y Jesse tuvo que una vez más en la noche, fingir que no había estado observando descaradamente los labios de su amigo.

LaRusso soltó una risita y deslizó su lengua por su labio inferior, dejándolo un poco más morado y más humedo.

Y Jesse por favor, concéntrate.

Un nuevo ruido abajo llamó su atención y finalmente también la de Anthony, ya que este se tensó durante un segundo.

—Mierda, mamá me dijo que hoy no volverían. —murmuró Anthony, estirando su mano para alcanzar su teléfono que se encontraba sobre las almohadas allí en donde Jesse se encontraba aún estirándose e intentando con todas sus fuerzas ignorar y ocultar su sonrojo.

—No escuché la puerta abrirse. —comenta Jesse, dejándose caer una vez más sobre las almohadas y observando como Anthony tecleaba rápidamente en su teléfono, enviando un par de mensajes.

Jesse llevó una mano al rostro de Anthony, pasando su dedo índice suavemente por entre las cejas y bajando por su nariz para suavizar la expresión preocupada del castaño.

—No debería haber nadie más en casa. —dijo Anthony después de unos minutos, dejando caer el teléfono contra la cama y relajándose un poco con la mano de Jesse que había comenzado a delinear su rostro, acariciando suavemente sus mejillas y bajando por su mandíbula.

—¿Bajamos a ver? —preguntó Jesse, sumamente concentrado en cómo su mano se movía sobre el rostro de LaRusso y cómo él lo estaba dejando hacerlo.

Podría haberlo apartado de un manotazo y ambos sabían que Jesse no estaría ofendido por ello, pero aún así Anthony ni siquiera pareció querer hacer el intento, cerrando sus ojos y disfrutando del pequeño momento.

La mano de Jesse bajó por el cuello de Anthony, ahora toda su palma moviéndose por la cálida piel del contrario y sintiendo cómo LaRusso tragaba y su nuez de Adán se movía bajo su mano. Jesse parpadeó y hizo un pequeño intento por apartar su mano pero pronto cambió de idea y volvió a hacer un camino ascendente, deteniéndose para acariciar y mimar la mejilla de Anthony.

—Honestamente, si hay alguna clase de ladrón abajo o algo así, preferiría quedarme aquí arriba. Tomen lo que necesiten y nosotros a salvo. —respondió Anthony después de unos largos minutos en silencio, en donde Jesse seguía recorriendo su rostro con sus dedos.

—Definitivamente el hombre de la casa. —no pudo evitar burlarse Jesse, logrando que LaRusso abra sus ojos y lo mire con fingido enojo.

—Hey, bien que te gusta el hombre de la casa. —dijo Anthony, tomando la muñeca de Jesse ya que este estaba a punto de dejar caer su mano.

Jesse se encogió de hombros, sin comprometerse y observó con interés como Anthony frotó su mejilla contra la mano de Jesse durante unos segundos para después liberar suavemente la muñeca de Jesse, permitiendo que su mano cayera con delicadeza sobre la cama.

—¿Entonces, bajamos? —repitió Jesse, su rostro ahora permanentemente sonrojado mientras observaba los ojos oscurecidos de Anthony, quién bufó pero al final terminó asintiendo.

—Solo para que sepas, si en realidad hay alguien allí abajo te empujaré y saldré corriendo. —declaró Anthony, ambos poniéndose de pie a la par.

—Oh, mi héroe. —dijo irónico Jesse, acercándose hasta la puerta cerrada y esperando a que Anthony lo pase y se coloque adelante, pero nope, el rudo de LaRusso se detuvo detrás suyo y colocó ambas manos en los hombros de Jesse.

—¿Vas a abrir o qué?

—¿Tú no sabías karate o algo así? —Jesse no pudo reprimir el tono burlón en su voz, mientras abría la puerta y sentía como Anthony lo iba empujando suavemente para que recorra el pasillo hasta las escaleras de abajo.

—No en realidad, mi única defensa será huir.

Jesse bufó una risa pero no comentó nada más mientras se movían por el oscuro pasillo. Escuchó como Anthony decía algo como que era mejor encender las luces pero Jesse se negó, si había alguien allí abajo lo alertarían encendiendo las luces de toda la casa.

El resto de habitaciones en el pasillo tenían las puertas cerradas, y Jesse creyó que en realidad podrían intentar abrirlas o algo así para asegurarse de que no haya nadie adentro, pero Anthony se negó, excusandose de que podría salir un screamer o algo así.

Jesse intentó asegurarle que no era como en los videojuegos, pero en cambio Anthony le dió pequeñas palmaditas en los hombros para apurarlo a seguir y bajar las escaleras.

—¿Nos separamos? Tu casa es muy grande, yo puedo ir a la sala y tú a la cocina. —dijo Jesse una vez que ambos bajaron las escaleras.

—¿Separarnos? No, no. Siempre es malo cuando el grupo se separa en las películas, no planeo morir hoy Jess. —dijo Anthony, rodeando con ambos brazos el cuello de Jesse y usando su altura para apoyar su rostro sobre el cabello rubio del más bajo.

—Vamos, no seas niña. Divide y conquistarás. —Jesse dió media vuelta, sintiendo cómo los brazos de Anthony se encontraban inmóviles sobre su cuello—. Tony, vamos.

Anthony bufó, pero después de unos segundos dejó caer sus brazos y miró en la oscuridad los ojos azules de Jesse que lo observaban con determinación.

—¿Por qué tú tienes que ser el valiente? No tiene sentido. —frunció el ceño Anthony y lo observó con ojos entrecerrados.

—¿Qué se supone que significa eso? —Jesse sonrió de lado y alzó una de sus cejas esperando una respuesta de Anthony que nunca llegó.

Pequeño y tierno, tú deberías ser el que tiene miedo y no yo. Jesse se imaginó que eso era lo que Anthony quería decir, pero aún así por supuesto que no lo hizo porque cualquier prejuicio que LaRusso tendría sobre él intentaría apartarlo lo más rápido posible.

—Nada, lo siento. Tienes razón, vamos a separarnos así terminamos más rápido. —Anthony se mordió el labio inferior y lo miró en silencio hasta que Jesse asintió con la cabeza.

—Si sabes que no me voy a enojar si dices lo que piensas, ¿cierto? —preguntó curioso Jesse.

—Lo sé, pero lo que sea que creíste que iba a decir, no es lo que yo pienso. —aseguró Anthony, dejando un poco confundido a Jesse.

—¿Entonces no ibas a decir que yo era pequeño y tierno y por eso yo debería ser el que esté asustado y no tú?

—En realidad, quería decir que siendo yo el mayor debería ser yo el valiente, el que quiera protegerte, y no al revés.

—Solo nos llevamos como, seis meses. —se burló Jesse, sabiendo que era una excusa bastante mala pero aún así la iba a tomar porque sabía que Anthony no buscaba ser ofensivo.

—Bien, pero de todos modos... —Anthony se acercó un paso más a él y susurró—. No tiene nada de malo que seas tierno, deja de usarlo como un insulto contra tí mismo.

Jesse se iba a reír o a burlar, pero entonces sintió una mano acariciando su mejilla y todo lo que planeó se evaporó de su mente porque Anthony una vez más inició el contacto, y estaba acariciando con suavidad su mejilla mientras su rostro se inclinaba más cerca al de Jesse, quedando sus rostros a la misma altura y Jesse podía sentir como sus respiraciones se juntaban.

Y entonces, por sobre el hombro de Anthony y entre las sombras vió a Andy.

Jesse se sobresaltó y Anthony lo notó ya que rápidamente se alejó, su mano todavía en la mejilla de Jesse pero ahora mirándolo con atención, y ojos brillantes que segundos antes habían estado cerrados.

Anthony iba a besarlo.

Oh por Dios, Anthony realmente lo iba a hacer y Jesse acababa de arruinarlo.

No, no Jesse... Andy.

—Vamos a buscar a ese ladrón, ojos azules. —murmuró Anthony, dejando una última suave caricia sobre la mejilla de Jesse antes de apartarse y caminar directamente hasta la cocina.

Jesse se quedó en silencio, mirando justo frente a él los ojos alarmados de Andy y cómo seguía intentando esconderse detrás de un árbol pequeñito arriba de un escritorio.

—Lo sentimos mucho Jesse, se suponía que sería todo en silencio pero Andy la cagó. —un bajo susurro se escuchó a su izquierda y Jesse no tuvo que voltear la vista para reconocer esa voz como la de Gabe.

—¿Qué demonios hacen aquí? —chilló en un intento de susurro Jesse, finalmente acercándose los pasos suficientes a Andy, golpeando sin real fuerza el torso de su hermano mayor—. ¡¿Por qué lo arruinaron?!

—No lo arruinamos, tú solito te sobresaltaste y lo asustaste, ojos azules. —gruñó Andy, tomando las manos de Jesse que seguían golpeando su torso—. Y déjame recordarte que estás en una maldita misión, hermanito.

—Jesse lo sentimos, pero ya lo sabías. La única razón de esta pijamada era distraer a la familia para que nosotros podamos entrar y buscar pistas. —declaró Gabe, llegando detrás de él y colocando ambas manos en los hombros de Jesse, quién tuvo un horrible dejá vu de como momentos antes Anthony había colocado sus manos sobre Jesse en el pasillo.

—¡Por supuesto que no lo sabía! Jamás me lo dijeron. —se quejó Jesse, intentando con todas sus fuerzas no ser tan ruidoso pero sintiéndose completamente frustrado.

—Pero ya lo sabías Jesse, la única razón por la que te acercaste a Anthony fue por la misión. —le recordó Gabe, dándole suaves palmadas sobre sus hombros que no hicieron más que enojar a Jesse.

—¡No me importa! ¡Váyanse ya antes de que él los vea! —volvió a quejarse Jesse, justo en ese mismo momento el timbre sonó.

—¡Voy! —gritó Anthony desde lejos, encendiendo las luces de la casa.

Los tres hermanos se tensaron pero pronto Andy y Gabe se pusieron en movimiento, tomaron los papeles que habían dejado sobre el escritorio y el árbol pequeñito y corrieron por la sala hasta una ventana que se encontraba abierta, dejando atrás a Jesse.

El menor de los Hardaways bufó y se mordió el labio con fuerza para no gritar, observó como sus hermanos desaparecían por la ventana y pasó ambas manos por su rostro, subiendo para desordenar su cabello y bajando a frotar sus ojos para no llorar.

¿Por qué justo hoy debían hacer toda esta mierda? Todo iba tan bien, y debían arruinarlo.

Jesse caminó con pesar hasta la puerta principal para ver como Anthony se movía por la cocina para buscar dinero y pagarle probablemente al delivery.

—Descuida chico, nadie sabrá solo son dos dólares. —Jesse volvió a sobresaltarse al escuchar esa voz, y aunque sabía de quién se trataba siguió acercándose hasta pararse justo frente a la puerta.

Nick, vestido de delivery.

Lo habían planeado, todo este tiempo sus hermanos ya sabían lo que debían hacer y se lo ocultaron, le hicieron creer que todo estaba bien.

—Oh, ambos con labios morados. ¿Supongo que los jóvenes se la están pasando bien? —preguntó Nick divertido, una sonrisa amigable formándose en su rostro, aparentemente ajeno de el estado de Jesse.

El rubio fulminó a su hermano mayor y observó cómo la sonrisa de Nick dudaba en su rostro, pero finalmente volvió a estabilizarse cuando Anthony volvió a su lado.

—¿Viste el ruido que habíamos escuchado? Era el tipo del delivery, pobre, el timbre no sonaba y estuvo aquí golpeando la puerta un buen rato hasta que se decidió a arreglar el timbre. —le explicó rápidamente Anthony, extendiendole los dos dólares que faltaban.

Jesse asintió y observó en silencio como su hermano mayor le entragaba la comida a Anthony y cómo después de un corto asentimiento a modo de saludo se fue.

—¿Todo bien, Jess? —preguntó Anthony al verlo en silencio.

—¿Uhm? Sí, sí, todo bien. —Jesse cerró la puerta de entrada una vez que Anthony se había alejado del marco, dejando caer la cena sobre la mesa en la cocina.

—Oye, descuida. No hay porqué apurarlo, lo siento. —se disculpó Anthony después de que un corto silencio se vuelva a establecer entre ambos.

Y eso, sorprendió a Jesse—. ¿De qué hablas? ¿Por qué te disculpas?

—Descuida, no hace falta que lo hablemos Jess. Todo está bien, solo lo malinterpreté, supongo. —Anthony dijo, soltando risitas que Jesse sabía que eran falsas y moviéndose por la cocina para buscar platos y cubiertos que fue dejando encima de la mesa.

Jesse guardó silencio, estudiando todo lo que había sucedido y decidiendo dejar de lado por un momento la aparición de sus hermanos y oh.

Tony cree que no quería besarlo.

—¿Tony? —llamó Jesse.

—¿Sí? —pero Anthony no se detuvo, siguiendo su camino moviéndose por la cocina ahora en busca de vasos, abriendo y cerrando las puertas de las alacenas como si no fuera su propia casa y supiera en dónde estaba todo.

Jesse notó que estaba nervioso y que todo ese movimiento y ruido de fondo lo estaba distrayendo mientras pensaba algún otro tema del que puedan hablar para dejar atrás el incómodo momento, pero Jesse realmente no quería dejarlo pasar.

—¿Tony? —volvió a llamar Jesse, observando como esta vez Anthony se detenía después de dejar un tercer vaso sobre la mesa.

—¿Sí, Jess? —preguntó Anthony, mirando algo detrás de Jesse para no tener que mirarlo a los ojos, Jesse notó entonces el rostro sonrojado de LaRusso y finalmente tomó una decisión.

No dejaría que sus hermanos lo arruinen todo.

Jesse caminó hasta Anthony, que ahora se había recostado contra el mostrador de la cocina, evitando la mirada de Jesse y moviendo con nerviosismo sus manos sobre sus piernas.

—¿Qué pasa, ojos azules? —pregunta Anthony, observando como Jesse lo evaluaba en silencio mientras se acercaba.

—No lo sé, no soy yo el que está todo nervioso, ¿cierto, ojos marrones? —Jesse respondió, encogiéndose de hombros y observando divertido como LaRusso entrecerraba los ojos en su dirección.

—Oye, ya pedí disculpas Jess. ¿Qué mas quieres? —se quejó Anthony después de unos segundos.

—No debes disculparte. Yo sólo creí ver algo detrás tuyo y me sobresalté. —se explicó Jesse.

Anthony se quedó en silencio durante unos segundos, tal vez repasando la situación nuevamente, y pronto el reconocimiento pasó por sus ojos—. Oh.

—Sí, oh. —repitió Jesse, divertido. Acercándose un paso más para llegar hasta dónde estaba Anthony, apoyando ambas manos en el mostrador justo a cada lado del cuerpo de LaRusso.

—¿Entonces no te alejaste porqué yo te iba a...? —la pregunta quedó flotando en el aire, las manos de Anthony subieron hasta el rostro de Jesse, acunando su rostro entre ambas manos.

—No, no me aparté por eso. —dijo Jesse humedeciendo su labio inferior con la lengua y observando atentamente cómo el efecto dominó de este simple acto recorrió a Anthony.

La tensión en su garganta, el movimiento de su pecho. El aliento de Anthony estabs en su rostro, caliente y húmedo. Si Jesse acercaba un poco más su cabeza, sus narices se rozarían.

Estaban congelados en su lugar, flotando al borde de algo, esperando a ver quién sería el que termine por acortar la distancia entre ellos. Todo lo que necesitan es un solo empujón imprudente y...

—¿Qué estás esperando? —susurra Anthony, como si de alguna manera él supiera todo en lo que Jesse está pensando en esos momentos y lo ansioso que se encuentra por ello.

Jesse estudia el rostro del castaño, observa cómo él también se humede loa labios, el movimiento de su boca y el temblor de sus pestañas, cómo observa sus labios con ojos brillantes y expectantes.

Espera a que Anthony levante la vista y lo vuelva a mirar a los ojos para poder decir—. Bésame, Tony.

Jesse sonrió satisfecho al ver como Anthony terminaba de acortar la distancia, acariciando la nariz de Jesse con la suya en un beso esquimal antes de unir sus labios en un corto beso que no pudieron disfrutar lo suficiente.

Jesse se separó después de un segundo, solo para asegurarse de que lo que estaba ocurriendo era real, y ambos se encontraban concientes de ello.

Pero antes de que Anthony pueda decir alguna palabra, fue esta vez Jesse quién tomó la iniciativa volviendo a plantar un beso en sus labios, apretandose juntos y sintiendo como Anthony entreabrió sus labios, acomodando el labio inferior de Jesse entre los suyos y succionando experimentalmente.

Jesse se removió, una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo y sintió como Anthony repitió la succión pero esta vez siguió sacando un poco la lengua y chupando, aquello logró que finalmente ambos se separen, ambos con los ojos cerrados y juntando sus frentes, sin intenciones de separarse pronto.

—¿Una vez más?— Anthony preguntó en un susurro, sin estar dispuesto a romper el suave ambiente, sus manos se movieron para acariciar el rostro de Jesse y las manos de Jesse se deslizaron desde el mostrador en dónde estaban apoyadas para subir hasta el cuello de Anthony, rodeándolo.

Jesse pasó su lengua por dónde había sentido la lamida de Anthony y asintió levemente a la pregunta al darse cuenta que Anthony seguía esperando una confirmación.

Y con eso, Anthony volvió a chocar sus labios juntos, esta vez sin tomarse demasiado tiempo antes de volver a deslizar su lengua por el labio inferior de Jesse.

Las manos de Anthony bajan por su rostro, sus palmas encajan perfectamente sobre la mandíbula de Jesse con la fuerza perfecta y contundente, girando su cabeza hacia donde necesita ir, y así va, lo hace. De alguna manera incluso se funde con ello mientras siente como Anthony profundiza el beso.

—¡Anthony, al final regresamos hoy! —se escucha un grave grito a un par de metros, sobresaltando a ambos chicos que terminan por separarse.

Jesse se aleja un par de pasos de Anthony, tomando fuertes bocanadas de aire y ladeando la cabeza para observar a la hermana de Anthony que se encontraba justo a unos metros de ellos, mirándolos boquiabierta.

Anthony carraspeó y alzó una ceja en dirección a su hermana, desafiandola a que diga una sola palabra mientras su padre entra con un par de cajas pesadas sobre sus manos que le imposibilitan ver la situación.

—Hey... Anthony. —saluda Samantha, quien al parecer fue la que abrió la puerta y entró primero.

Ella definitivamente nos vió besándonos. Pensó Jesse con pesar, escondiendo su rostro caliente entre sus manos.

—¿Necesitas ayuda papá? —preguntó Anthony en cambio, ignorando deliberadamente a su hermana.

—Oh, nono. Solo estoy trayendo un par de cosas de un amigo. —Daniel habla, su voz amortiguada por las cajas que finalmente deja sobre la mesa aún lado de la comida que Anothony y Jesse nunca tocaron.

—Está bien, volveremos arriba. —dijo el menor de los LaRusso, tomando la mano de Jesse y arrastrándolo escaleras arriba.

—Ella nos vió, Tony. —lloriqueó Jesse de camino, escuchando la risita de Anthony.

—Lo sé, ¿Y qué? Mejor que se acostumbre, ¿No? —Anthony dijo de camino en el pasillo.

Jesse no logró prestar atención a sus palabras y a la promesa que estás traían ya que su mirada se detuvo en una puerta entreabierta en el pasillo, recordando cómo estaban todas cerradas cuándo ellos recorrieron el pasillo más temprano esa misma noche.

Al llegar a la habitación de Anthony, Jesse volteó a observar la misma puerta y observó con atención cómo la puerta era suavemente cerrada.

Un movimiento casi imperceptible que hasta podría haber sido causada por el viento, pero no fue eso, la manija se había movido, alguien sosteniendola del otro lado y haciéndola girar para cerrarla con un sonido casi imperceptible.

No fue el viento, no.

Sus hermanos seguían dentro de la casa.

Y una vez más, arruinaron el resto de la noche para Jesse.

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