—Entonces, ¿por qué decidiste entrar a la escuela a tan solo dos semanas de las vacaciones de verano? —preguntó Anthony, colgándose la mochila en la espalda y dirigiendo el camino hasta su casa.
Jesse lo pensó durante un momento.
Sabía la respuesta, pero no era una que pueda darle a Anthony.
Oh, ya sabés. Necesitaba acercarme a tí y la única manera en que no sea completamente raro -más raro de lo que fue cuándo nos conocimos- era si te veía primero en la escuela y no hacer algo ridículo como chocarte en la calle y pedirte ser amigos.
No, él no podía decir eso porque entonces tendría que admitir un par de cosas que Jesse no estaba alegre de admitir ni siquiera para sí mismo.
Entonces Jesse se encogió de hombros, siendo toda la respuesta que podía dar, bueno, tal vez podría elaborar algo rápido—. Nos mudamos y Gabe insistió en que sería una buena idea conocer a alguien para no pasar todo el verano solo.
En realidad, eso era en parte verdad.
No lo de pasar su verano solo, si no que Gabe pretendía que Jesse haga verdaderos amigos en el lapso de dos semanas porque al parecer Jesse no podría conseguirlos por su cuenta sin tener antes instrucciones exactas de alguno de sus hermanos.
—A veces parece que odias a tus hermanos y otras veces que los amas. ¿Cómo es eso? —preguntó Anthony, tomándolo de la manga de su abrigo para detenerlo de cruzar una calle en donde el semáforo ya había cambiado y los autos comenzaron a pasar con velocidad—. Eres un peligro andante, ¿no miras las señales?
—Uh... Siempre alguien lo hace por mí. —se encogió de hombros Jesse, observando como Anthony aún tenía su mano sosteniendo el abrigo.
—Cierto, niño mimado. —se burló Anthony, mirando atentamente el semáforo y cómo los autos seguían pasando, dándole a Jesse una increíble vista de su perfil.
—Oh, cállate. También eres un niño mimado. —se quejó Jesse, bufando.
El semáforo cambió pero aún así Anthony no soltó la manga de su campera, en cambio comenzó a dirigirlo, cruzando la calle con Jesse a rastras.
—Y aún así sé como cruzar las calles sin ser atropellado. —dijo Anthony, Jesse observó de reojo los brillantes dientes de LaRusso asomándose en una sonrisa divertida, mientras agregaba—. No necesito que me lleven de la mano como si fuera un niño pequeño.
Jesse se tensó durante un segundo más de lo que debería ser apropiado mientras sentía cómo la mano de Anthony se movía desde su antebrazo, serpenteando hasta abajo y tomándola sin cuidado, volviendo a tirar de la mano de Jesse cuando llegaron a una esquina y el rubio intentó seguir caminando con el semáforo en contra una vez más.
En defensa de Jesse...
Anthony me está tomando la mano.
LaRusso mano. La mano de Anthony sostiene la mía y- Nuestras manos.
¿Toda la tarde hizo tanto calor? Tengo mucho calor ahora mismo, debería abanicarse con algo.
Observó con sorpresa sus manos unidas, asegurándose se que no se lo había imaginado, Anthony LaRusso tomó su mano de camino a casa con una excusa que hasta Jesse podía admitir que era absurda, pero poco importaba Anthony LaRusso está tomando mi mano.
Todos los planes de Jesse de ignorar su platónico interés en su nuevo amigo quedan abandonados en el fondo de su mente porqué, eso debía significar algo, ¿Cierto?
Los amigos no tomaban las manos de sus amigos para ayudarlos a cruzar la calle, principalmente porque no eran tan estúpidos como Jesse para seguir evitando mirar los semáforos en cada oportunidad y caminar por las calles como si fuese inmortal, pero aún así, eso no sucedía, ¿verdad?
¿Tal vez sucedía más de lo que él creía? Jesse no podía estar seguro, sus hermanos lo habían tomado antes de la mano para acompañarlo y caminar pero eso fue hace años, cuándo tenía unos diez años, ahora con catorce, si Andy intentaba acercar su mano recibiría un golpe mal dirigido de Jesse.
Además, Anthony podría haberlo dirigido con su mano en el antebrazo o podría haber rodeado a Jesse con un brazo en los hombros, empujarlo por la espalda o simplemente dejar que algún auto lo atropelle, pero en cambio lo tomó de la mano, y Jesse estaba deseando que signifique algo.
—¿Estás entrando en pánico o algo así? —preguntó Anthony, en parte divertido y en parte preocupado.
Jesse lo entendió, casi sintió cómo todo el color había desaparecido de su rostro, palideciendo mientras observaba boquiabierto sus manos unidas.
—No eres nada discreto, déjame decirte. —siguió LaRusso, en un intento de restarle importancia a que literalmente estaban caminando tomados de las manos.
Jesse podía sentir la piel cálida de la palma de Anthony contra la suya, el pulgar de LaRusso deslizándose perezosamente contra su palma y las manos moviéndose a la par de los pasos ya que una vez más siguieron caminando una vez que el semáforo estuvo a su favor.
—¿Podrías no sonar tan condenadamente divertido? —dijo Jesse, finalmente recuperando su voz y apretando la mano de Anthony entre la suya, solo para aclarar su punto.
LaRusso se quejó entre risas pero finalmente levantó su mano libre en són de paz—. Está bien, lo puedo intentar. Entonces, todavía no me respondiste.
—¿Qué cosa? —preguntó Jesse, desviando su vista de los ojos de Anthony nuevamente a sus manos, solo confirmando que seguían tomadas y que no se lo seguía imaginando.
—¿Por qué a veces hablas de tus hermanos como si los amaras y otras veces como si los odiaras? —repitió Anthony, Jesse tarareó en reconocimiento, recordando la pregunta en cuestión.
—Oh, bueno... ¿No es así como funcionan las relaciones familiares? —preguntó medio en broma pero medio creyéndolo.
Jesse había escuchado demasiadas anécdotas de la familia de Anthony y específicamente de su hermana, como para creer que Anthony estaría de acuerdo con él, y así fue—. Mhm, en realidad tiene sentido. Aunque últimamente no podría decir lo mismo.
—¿Seguro que tú mamá me dejó ir? —preguntó Anthony, recordando cuando él le había contado de cómo sus padres seguían un poco resentidos con él, aún cuándo no querían demostrarlo.
—Es la tercera vez que lo preguntas, ¿tan poco confías en mí? —Anthony se quejo, fingiendo más tristeza de la que Jesse creería, su labio inferior húmedo se deslizó hacia afuera formando un suave puchero que dejó atontado a Jesse durante unos segundos.
—Sabes que no se trata de eso, Tony. Solo me aseguro porque la última historia que escuché de tu padre fue como él destruyó tu tablet. —se encogió de hombros Jesse, sintiendo como la mano de Anthony se apretaba levemente contra la suya, como una suave tensión inconsciente.
—Sí, descuida. Papá no estará en casa, está con Sam en algún lado. —Anthony no puso disimular el tono amargo en su voz que pronto decidió apartar con una suave risita—. Lo que de todos modos son buenas noticias, porque tendremos la casa para nosotros solos.
Jesse sonrió divertido, intentando evitar pensar en qué sucedería una vez que realmente lleguen a la dichosa casa.
Gabe le había dicho que no se preocupe, que nadie lo reconocería y que solo debía divertirse con Anthony por la tarde y buscar información por la noche como un maldito espía, lo cuál, sonaba muy divertido para Jesse.
Lo único malo fue que sentía que estaba engañando a Anthony, como si no lo hubiera engañado la última semana para acercarse hasta él para ser su amigo con una intención oculta.
Dos intenciones ocultas.
—Y... Llegamos. —anunció Anthony, tirando de la mano de Jesse para que caminen hasta la puerta—. Deja de estar tan nervioso, todo irá bien.
—No estoy nervioso. —mintió Jesse, mirando la entrada de la casa con curiosidad y una leve pizca de temor.
Definitivamente no estoy preparado para ser agente secreto, debería haberle pedido algún consejo a Nick. ¿Será muy tarde para eso? Jesse observó la hora en su teléfono. Las dos de la tarde, a esta hora Nick debía estar salvando el mundo y derrotando criminales, que pena.
—Claro, no estás nervioso pero sigues tomando mi mano como si tuvieras miedo a entrar. —mencionó Anthony, levantando ambas manos para demostrarle a qué se refería—. Y no estás nervioso pero tu mano estuvo transpirando medio camino.
—Es porque hace calor.
—Todo el camino tuvimos el viento en la cara, no hace calor, nerviosito. Ya vamos, entra. —indicó LaRusso, tirando de su mano para hacer que Jesse pase por la puerta, finalmente cerrándola a sus espaldas—. ¿Ves? No era tan malo.
Jesse soltó la mano de Anthony y la pasó por sus jeans para secarla, Larusso copió su movimiento para después volver a tomarlo de la mano.
—¿Si te diste cuenta que ya no estamos en la calle, cierto? —Jesse no lo estaba mirando, su vista enfocada en cómo Anthony movió su muñeca para poder entrelazar sus dedos.
—Ajá, ¿y?
—Que ya no corro peligro de ser atropellado y eso...
—Ajá... —Anthony lo observó en silencio, no sonreía pero Jesse notó como estaba conteniendo una sonrisa, sus ojos brillando divertidos mientras balanceaba las manos entrelazadas—. Entonces, ¿quieres un recorrido por la casa o directo a mi habitación?
—Directo a tu habitación.
Y si Jesse había dicho demasiado rápido su respuesta, esta vez Anthony no lo comentó.
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